Después de la destrucción de la Casa Masónica de Valparaíso y de la muerte del Gran Maestro Cádiz, la Gran Logia decidió trasladar su sede a Santiago, en cuya primera reunión nombró a Ewing como nuevo Gran Maestro. Producto de los cismas de la guerra civil y de la escisión de los "simbolistas", el Gran Maestro Ewing recibió la Masonería chilena con existencia solo en 7 logias, cuando tenía 38 años de edad.
Al entregar su cargo, la Gran Logia encabezaba el trabajo de 44 logias, de las cuales dos trabajaban en la República de Bolivia. En 1912, promulgó una nueva Constitución Masónica y encabezó el Primer Convento Nacional de la Masonería Chilena, realizado con motivo de los 50 años de la fundación de la Gran Logia. Después de una penosa enfermedad y con la modestia que caracterizó su vida, falleció en Villa Alemana, en 1948.
(Ver Soberanos Grandes Comendadores).