¿Existe
la Filosofía Masónica?
Sebastián Jans
En
general, se entiende como filosofía a la búsqueda intelectual o intelectiva
del conocimiento por sí mismo, a través del desarrollo de una concepción
personal, que considera una forma de interpretación de la realidad, de la vida,
y de los fenómenos cognoscibles por el hombre.
En
su sentido vulgar se ha llegado a usar el concepto de filosofía también para
referirse a las actitudes y valores básicos, que las personas pueden tener
frente a lo cotidiano. El autor del trabajo, en tanto, sugiere en su desarrollo,
que el hecho de plantear que no se tiene una filosofía constituye en sí misma
una posición filosófica.
Lo
señalado demuestra que hay un amplio espacio para definir, comprender y
concebir los ámbitos de la filosofía, sus alcances y contenidos.
En
Masonería hay diferentes interpretaciones sobre lo que es la filosofía, quizás
tantas como miembros de las logias repartidas por la territorialidad y el poder
que nos regula. Aún más, tal vez tantas interpretaciones como los masones que
integran la Masonería Universal. Todo depende de lo que en los dominios de la
filosofía podemos comprender. Obviamente, la diferencia del masón respecto del
hombre vulgar, es que aquel está compelido a filosofar, en tanto, este tiene
una opción más libre, más propia de su voluntad y arbitrio. El masón, por el
contrario, iniciáticamente tiene la ineludible responsabilidad de reflexionar
filosóficamente.
Para
establecer con más certidumbre un parámetro sobre el cual se pueda hacer un
comentario al trabajo presentado, privilegiaré aquella definición más
trascendente, que entiende la filosofía como una búsqueda del saber y de la
sabiduría, en torno al análisis e interpretación de los fenómenos
cognoscibles por el hombre, es decir, una búsqueda sustentada en el estudio y
no en la simple opinión o la simple voluntad.
Ello
amerita reconocer que, algunas formas de comprensión de la vida, no
necesariamente corresponden a una forma de hacer filosofía, las que debemos
entenderlas simplemente como actitudes, conductas, percepciones, u opciones, que
obedecen a una libre determinación de los individuos, fundadas en ideas
definidas, que no necesariamente corresponden a una voluntad de búsqueda del
saber y de la sabiduría.
Luego,
si la F:.M:. propone al iniciado hacer una búsqueda de la verdad y de la
perfectibilidad, está invitándolo a filosofar y a estudiar los fenómenos
cognoscibles, no a emitir opiniones voluntariosas, sino a expresar opiniones que
reflejen ideas sustentadas en aspectos éticos, científicos, estéticos, etc.,
cognoscentes y cognoscibles. Desde luego, no le propone una dimensión o una
concepción filosófica en particular, ya que esa es una definición que solo le
compete a cada cual, según sus capacidades y arbitrios, incluyendo no optar por
ninguna escuela filosófica en particular.
La
filosofía es una forma de expresión de las ideas. Seguramente la más integral
y las más profunda, porque considera una visión más amplia. En sus ámbitos
de dominio, se distinguen innúmeras escuelas, que determinan posiciones
absolutamente definidas, sobre como entender la realidad cognoscente. Como la
razón, la cultura o la civilización, la filosofía evoluciona, se transmuta.
Su ámbito de exploración es intrínsicamente exotérico, porque ve al hombre
en su transcurrir histórico.
Pero,
también hay otras formas de percibir e interpretar la realidad, que tienen
alcances más limitados, t
Tomemos
como ejemplo a los pitagóricos. Cuando hablamos de esta escuela esotérica
griega, diremos pitagóricos cuando
nos estamos refiriendo a una comprensión filosófica de sus contenidos, y a
personas que se identificaban con esa concepción de la vida. Pero, cuando
hablamos de pitagorismo, estamos
hablando de un conjunto de ideas planteadas para la acción, es decir, de una
ideología. Lo mismo ocurre con el pensamiento de Marx, pues, es apropiado
hablar de la filosofía marxiana,
cuando nos referimos a su forma de interpretar de la realidad, y de marxismo, cuando estudiamos su ideología que nos propone cambiar
esa realidad. Podemos hablar del pensamiento socrático, pero, no podemos hablar de socratismo, en tanto, Sócrates no planteó una opción para
modificar la realidad.
Los
ismos implican siempre una opción a
concretizar, un contenido modificatorio, lo que no necesariamente tiene la
filosofía en su carácter. Los ismos corresponden a una situación de vanguardia, lo que implica un
objetivo a lograr: un efecto en la sociedad, en el transcurrir histórico, hacia
un evento tras el horizonte del momento que el pensador vive.
Frente
a lo expresado: ¿Debemos entender que la Masonería tiene una interpretación
definida sobre lo cognoscible?
Distante
de los objetivos inmediatos de la filosofía, la Masonería recoge la vertiente
esotérica del conocimiento humano. No tiene límites tempor
Si
hubiese una filosofía masónica, deberíamos reconocer que existe una masonería
acotada a un tiempo específico, al tiempo en que esa comprensión de la
realidad es posible, de acuerdo a la realidad que se vive, al grado de
conocimiento que ella expresa. Así, si hubiese una filosofía masónica, la
Masonería moriría con ella, porque no hay filosofía perenne, no hay una
filosofía que escape al episodio histórico, a las circunstancias cognoscentes
de un tiempo y un lugar.
La
Masonería no tiene ideología, ni tiene filosofía, aunque filosofe y los
masones reconozcan el valor de determinadas ideologías. Así, no podemos hablar
de “masonismo”, porque ello significaría la pérdida del carácter docente
y esotérico que ella contiene, para terminar siendo una opción más en el
mundo profano, para asumir una posición en las disputas y controversias que
dividen al hombre.
El
posible que los masones hagan una propuesta filosófica, a partir de
determinados contenidos masónicos, pero, esa filosofía no corresponderá a una
opción de la Orden, sino que será propia de aquellos masones que la puedan
sustentar.