Bruma de los agrestes silencios. los dedos de los pies sangran al anochecer en la laguna dormida, donde los duendes y las hadas se ahogan en perfumes de mil colores hirientes..., pero desde la espesura hilachada, voces de flores rotas caen en silencio sobre lo que ha quedado del valle, y con sus ásperas espadas desmoronan en pedacitos las miradas que no han resignado a apagarse. Sólo al amanecer, cuando ya los niños y las golondrinas han comenzado a descomponer las ruinas, un arcoiris entumece el cielo, y no permite que las alas poderosas de los muertos aturdan el ruido endurecido que sale de lo profundo de la tierra.