LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA: CARACTERÍSTICAS DISTINTIVAS Y ASPECTOS RELEVANTES

 

Mariano César Bartolomé

 

Tal vez no exista otro término del actual repertorio político internacional empleado de manera tan ligera, y consecuentemente con alcances tan diversos, como el de globalización. De su uso cotidiano no se desprende claramente su significado concreto, como tampoco sus diferencias con otros conceptos, como internacionalización, multinacionalización o mundialización. Para aclarar esta cuestión, veamos cómo enfoca el tema el Grupo de Lisboa (01).

 

 

Pese a su utilidad, la conceptualización del Grupo de Lisboa padece de dos problemas: en primer lugar, no diferencia claramente los conceptos de multinacionalización y transnacionalización, considerándolos sinónimos, cuando en realidad (como se verá más adelante) el segundo es una subespecie específica del primero; en segundo término, no establece límites claros entre su concepto de globalización y un fenómeno distinto, el de interdependencia compleja, desarrollado en los `70 por Keohane y Nye. Pero la difusidad de los límites del fenómeno de globalización es explícitamente aceptada por el Grupo, argumentando que los mismos dependerán del campo en el cual se utilice el concepto, existiendo 7 opciones diferentes que se describen en el CUADRO Nš 1.

Cuadro Nš 1

CONCEPTOS DE GLOBALIZACION (GRUPO DE LISBOA)

CATEGORÍA

ELEMENTOS /PROCESOS

GLOBALIZACION DE LAS FINANZAS Y EL CAPITAL

Desregulación de los mercados financieros, movilidad internacional del capital, auge de las fusiones y adquisiciones.

GLOBALIZACION DE LOS MERCADOS Y DE LAS ESTRATEGIAS COMPETITIVAS

Integración de actividades empresariales a escala mundial, establecimiento de operaciones integradas en el extranjero (incluida I+D y financiación), b'usqueda de componentes y alianzas estratégicas a nivel mundial.

GLOBALIZACION DE LA TECNOLOGIA Y LA INVESTIGACION Y DESARROLLO (I+D)

Expansión de las Tecnologías de la Información y la comunicación, facilitando el desarrollo de redes mundiales intra e interempresarias

GLOBALIZACION DE LAS FORMAS DE VIDA Y LOS MODELOS DE CONSUMO

Transferencia y transplante de las formas de vida predominantes. Igualación de los modelos de consumo. Importancia de los medios de comunicación.

GLOBALIZACIÓN DE LAS COMPETENCIAS REGULADORAS Y DE LA GOBERNACIÓN

Disminución del papel de los gobiernos y parlamentos nacionales. Diseño de nuevas normas e instituciones para la gobernación del mundo.

GLOBALIZACION COMO UNIFICACION POLITICA DEL MUNDO

Integración de las sociedades mundiales en un sistema político y económico liderado por un poder central.

GLOBALIZACIÓN DE LAS PERCEPCIONES Y CONCIENCIA PLANETARIA

Procesos socioculturales centrados en torno a "una sola Tierra" y "ciudadanos del Mundo"

 

En el caso de este trabajo (02), limitado deliberadamente a lo económico, se utilizará una definición simplificada que condensa las tres primeras categorías del cuadro. Es decir, a los factores capital; mercados; estrategias competitivas; tecnología e I+D. Entonces la globalización será: "La integración internacional creciente de los mercados de bienes, servicios y capital. Impulsan esta globalización la tendencia generalizada hacia la liberalización del comercio y los mercados de capitales, la creciente internacionalización de las estrategias empresariales de producción, todo esto sustentado en un importante avance tecnológico" (03).

La globalización, de raíz tecnológica, clausura la etapa de la economía internacional que comenzó con la consolidación de la Revolución Industrial en el siglo XVIII, aunque su hito fundacional (la invención de la máquina de vapor y su aplicación al bombeo en la actividad minera, por Thomas Savery) fue en 1698. La característica general de la etapa industrial fue el incremento de la capacidad humana para producir, procesar y transportar manufacturas, posibilitando su abundancia. Lejos de ser lineal, su evolución estuvo signada por avances y retrocesos, etapas de expansión y estancamiento vinculadas estrechamente con el cambio tecnológico. El conocido teórico Immanuel Wallerstein, basándose en los conceptos de Kondratieff, subdivide al período económico internacional inaugurado con la Revolución Industrial en cuatro grandes ciclos u ondas de expansión, reconociendo como hitos tecnológicos la máquina de vapor, la expansión de los ferrocarriles y la siderurgia, de la química y la electricidad, y del sector aeroespacial y la electrónica, respectivamente (CUADRO Nš 2) (04).

Cuadro Nš 2

 

CICLOS DE EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA INTERNACIONAL

(POST REVOLUCIÓN INDUSTRIAL)

ETAPA

HITO TECNOLÓGICO

FASE DE CRECIMIENTO

FASE DE ESTANCAMIENTO

I

Máquina de vapor

1780-90

1810-17

1844-51

II

Expansión FF.CC. y siderurgia

1844-51

1870-75

1890-96

III

Química y electricidad

1890-96

1914-20

1940-45

IV

Electrónica y sector aeroespacial

1940-45

1967-73

1990-

 

El último período de la época industrial, iniciado con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, estuvo caracterizada por altos y sostenidos niveles de crecimiento de la producción, que equivalieron al 500 % en sólo cuatro décadas. Este crecimiento fue especialmente notorio en los países que actualmente constituyen el denominado mundo desarrollado: en ese período, el producto per cápita de Europa creció tanto como lo había hecho entre 1800 y 1950; Japón, en tanto, durante tres décadas logró mantener un promedio anual de crecimiento de su producto del 10 % o más, un caso que fue calificado como único en toda la historia de la humanidad (05).

Más que cualquier otro factor, parece haber incidido en los crecimiento de la posguerra la disponibilidad de recursos naturales baratos y abundantes, en especial de petróleo: con el descubrimiento de los gigantescos yacimientos de Medio Oriente la extracción y procesamiento de hidrocarburos se elevó de 164 x 1010 millones de barriles en 1946 a 966 x 1010 millones de barriles a mediados de los años `70. Por su impacto económico, ese descubrimiento fue un evento de un impacto económico tal, que se lo ha comparado con los hallazgos de plata en México en el siglo XVIl y de oro en Sudáfrica, en el siglo XIX. La repercusión de la existencia de petróleo en adecuadas condiciones de cantidad y precio fue múltiple, reduciendo los costos de una serie de actividades: la producción masiva de fibras textiles sintéticas (como el nylon); la fabricación de fertilizantes químicos, ampliando las fronteras agropecuarias y elevando la productividad del sector a tasas de hasta el 50 %; la generación de electricidad y, consecuentemente, de todos los procesos de producción industrial; la elaboración de productos artificiales que reemplazaban a manufacturas mineras, cuyos precios también cayeron, como fue el caso del aluminio respecto al cobre y al estaño; se abarataron los transportes, facilitándose el comercio.

Específicamente en lo que se refiere a procesos de producción industrial, el petróleo abundante y barato causó una expansión de las escalas de fabricación de una serie limitada de productos que, al estandarizarse, podían fabricarse en grandes cantidades a bajo costo (lo que Alvin Toffler denominó economía de chimeneas o Robert Reich economía de alto volúmen) y, consecuentemente, consumirse masivamente. El supuesto subyacente en esta conducta es que más equivalía a mejor, y que toda medida que apuntase en ese sentido era inherentemente racional. Inclusive, ese modelo de producción tuvo su traducción en cierta filosofía de consumo, la llamada cultura petrolera de posguerra, que llegó a su manifestación más extrema con el carácter descartable de los bienes (06).

Para algunos, la tesis del actual cambio tecnológico es una falacia, especialmente si se lo compara con la segunda mitad del siglo XIX, lapso en cuyo transcurso aparecieron el acero, el teléfono, la lámpara eléctrica, el fonógrafo, el automóvil, el aeroplano, la refrigeración y los motores diesel (07). De todos modos, opiniones como la descripta son minoritarias, existiendo un fuerte consenso en el carácter de punto de inflexión que tiene el presente, en lo que a tecnología se refiere. Avalando este punto de vista, se ha dicho que en los últimos cincuenta mil años de historia del hombre existieron, a un promedio de sesenta y dos años cada una, ochocientas generaciones; de ellas, solamente las últimas seis tuvieron cierto tipo de acceso masivo a la lectura, las últimas cuatro midieron el tiempo con precisión y las últimas dos emplearon el motor eléctrico. La gran mayoría de los artefactos usados por la presente generación fueron inventados por ella misma (08), es decir, a partir de la década del `30.

El elemento clave en el salto tecnológico de la presente década se concentra principalmente en el campo de las Tecnologías de la Información (TI) y se sustenta en el microprocesador, internacionalmente conocido como chip (salvo en Francia donde lo denominan puce, pulga), desarrollado inicialmente por la empresa norteamericana Intel en 1969. En esos momentos su capacidad de almacenaje se limitaba a un centenar de signos, una cifra aproximadamente equivalente a la del primer gran ordenador, Eniac, construido en 1946 a partir de 18 mil tubos electrónicos; mientras este último ocupaba un volumen de 84 m3, el primer chip tenía el tamaño de una uña. En apenas tres décadas la capacidad de los chip se incrementó de unas doscientas a cerca de trescientos millones de instrucciones por segundo (CUADRO Nš 3), todo esto acompañado por una constante caída de tamaño y, sobre todo, de costos: en 1996 el promedio de costo de los chips equivalía a la diezmilésima parte (la centésima parte del 1 %) de su precio a inicios de los años `70, una disminución que al ser extrapolada al rubro automotriz habría llevado el precio promedio de cada unidad a US$ 5 (09).

Cuadro Nš 3

 

EVOLUCIÓN DE LA INDUSTRIA INFORMÁTICA (MICROPROCESADORES)

INNOVACIÓN

CANTIDAD TRANSISTORES

EJECUCIÓN DE INSTRUCCIONES POR SEGUNDO

Chip original (1969)

200

200

Chip 286 (1982)

134 mil

120 mil

Chip 386 (1985)

275 mil

+ 5 millones

Chip 486 (1989)

1,2 millón

30 millones

Chip P5 Pentium (1993)

3 millones

90 millones

Chip P6 Pentium Pro (1995)

6 millones

300 millones

 

Como puede observarse, la evolución de la TI a partir de la aparición y posterior perfeccionamiento del chip (y de los programas susceptibles de explotar sus potencialidades) comienza a acelerarse hacia principios de los años `70, coincidentemente con el ocaso de la etapa petrolera de la era industrial. No obstante, que el salto tecnológico recién se manifieste cerca de dos décadas más tarde tiene una doble explicación. La primera explicación remite al necesario tiempo que históricamente demanda la difusión y popularización de las innovaciones tecnológicas entre los usuarios; de todos modos, este lapso fue menor que en otras etapas históricas de salto tecnológico.

En efecto, mientras el aprovechamiento de la energía eléctrica demandó medio siglo, desde su control (1831) a su primera utilización en una estación generadora (1882), apenas dieciséis años después de la creación de los sitemas modernos de computación los mismos ya eran empleados por unos 50 millones de personas. La velocidad de aplicación de Internet fue aún más veloz: la citada cifra de 50 millones de usuarios se alcanzó en sólo cuatro años, tras la apertura de la red al público en general (10).

La segunda explicación respecto a la demora que registró el despliegue del salto tecnológico indica que éste fue retrasado por la vetustez de los criterios tradicionales de clasificación económica (sectores primario, secundario y de servicios), que relegaron el impacto tecnológico al sector servicios, en momentos en que éste se transformaba en un nuevo tipo de industria. Una evidencia del referido anacronismo conceptual es la aparición de nuevas propuestas de clasificación de los sectores económicos (CUADRO Nš 4) (11), más adaptadas a la realidad.

Cuadro Nš 4

 

NUEVOS CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE LOS SECTORES ECONÓMICOS, POR IMPACTO DE LA TECNOLOGÍA

SECTOR®

¯ PRODUCTO

CONSUMIDOR

INDUSTRIAL

GOBIERNO

INDUSTRIA DE BIENES DURABLES (producción de bienes y mercancías)

Agricultura y manufacturas

Bienes industriales y bienes de capital

Obras públicas

INDUSTRIAS DEL CONOCIMIENTO

(comercialización de conocimiento, información o experiencia)

Educación, prensa

Propaganda, diseño

Información pública, relaciones públicas, consultoría

 

La TI, interactuando con otros avances tecnológicos, sustenta el avance de las comunicaciones, que permite integrar en tiempo real a todo el orbe, rasgo distintivo de la globalización. En los términos de un filósofo argentino, lo que esto genera es un fenómeno de abolición de la distancia, que no es sólo una alteración del factor espacio, sino también del fenómeno tiempo: el hombre accede a un don sólo reservado a los dioses, el de estar al mismo tiempo en todas partes (12). Dicho lo mismo en otras palabras, el tamaño relativo del mundo se reduce, puesto que el tamaño relativo (TR) es el resultado de una relación entre la dimensión de un espacio (distancia, D) y el tiempo que demanda recorrerlo (velocidad, V), que se expresa de la siguiente manera: TR=D/V. En la medida en que aumenta la velocidad de la transmisión de información, la significación de la distancia se reduce, hasta llegar al cero cuando la velocidad lograda es la instantaneidad, el tiempo real (tr). De ahí que, merced a los avances de la TI, en la actual globalización el tamaño relativo del mundo sea igual al tiempo real: TR=tr (13).

La conjunción entre aumento de capacidad, abaratamiento y achicamiento de los chips, y consecuentemente de la TI, ha fomentado un aumento de su empleo al punto de constituirse en el elemento basal de la revolución tecnológica en desarrollo que, de acuerdo a algunos tecnólogos, se integra por tres grandes etapas: la que se inició en los primeros estadios de evolución del chip, caracterizada por la disponiblidad de pocos ordenadores para muchos individuos; la actual, cuando aparecen muchos ordenadores para pocas personas, básicamente para una sola; y la tercera, de computación omnipresente, cuando los individuos tendrán acceso a múltiples computadoras que, contrariamente al presente, no estarán aisladas las unas de las otras, sino que interactuarán entre sí (14). En los países desarrollados se habla ya de economía digital: un sistema para la creación y distribución de la riqueza en el cual la información se transforma en bytes que recorren redes (15).

Al estar sustentada en una revolución tecnológica basada sobre todo en la TI, la globalización económica encuentra en el conocimiento a su principal insumo. Drucker alude, en tal sentido, a la Sociedad del Conocimiento, a la cual considera la forma de organización social más competitiva que haya existido. En la Sociedad del Conocimiento pierden importancia en detrimento de ese factor la tierra, el trabajo y el capital, transformándose en "la primera sociedad en la cual la gente ordinaria no ganará su alimento diario con el sudor de su frente, la primera sociedad en la cual el término ~trabajo honesto~ no significará tener callosidades en las manos". Su fuerza de trabajo fundamental estará constituída por gente altamente instruída, capacitada para aplicar en sus labores conocimiento especializado, operando generalmente en equipos. El trabajador capacitado, que desarrolla sus labores mediante la aplicación de conocimiento especializado, se transforma en su propio medio de producción; del mismo modo, el conocimiento se consolida como su principal capital.

En la Sociedad del Conocimiento el individuo únicamente podrá acceder a trabajo y posición social a través de su educación y capacitación, por lo cual la educación será su elemento basal y los centros educativos sus instituciones más importantes. Sin embargo, en ese contexto una persona educada dejará de ser simplemente alguien a quien se proveyó de un stock de conocimientos formales, para significar una persona que ha aprendido cómo aprender, y que continúa capacitándose a lo largo de toda su vida. Por eso, asegura Drucker, "no habrá países pobres, sólo habrá países ignorantes"; a partir de esa sentencia agrega que, aunque la adquisición de conocimiento tiene un costo (económico), en un sentido figurativo esa adquisición no tendrá precio, ya que será la única clave de una inserción social adecuada (16).

La postura de ese profesor emérito de la Universidad de Claremont, considerado el padre del management moderno, es coincidente con la de otros autores. Respecto a la educación, Robert Reich sostiene que tradicionalmente la educación homogénea emulaba a la rutinaria producción en serie fabril, detectando y apartando de la línea de montaje los productos defectuosos para su posterior reacondicionamiento, y produciendo en forma masiva "profesionales", cuyos conocimientos estaban garantizados por la mera obtención del diploma. Ahora ese planteo es insuficiente, dado que el mérito consiste en poseer la capacidad para aplicar en forma creativa y eficiente tal conocimiento (17).

Según Alvin Toffler, para los economistas tradicionales los factores de producción se limitan a la tierra, la mano de obra y el capital, sin mencionar el conocimiento; actualmente, el conocimiento se transforma en un nuevo factor de producción, con una importancia tal que su posesión en adecuadas condiciones (calidad, cantidad, momento y lugar) puede sustituir a los otros factores. En palabras de Toffler, el mundo está pasando de una economía basada en la fuerza bruta a otra que se fundamenta en la fuerza del cerebro (18). Similar sentido tienen las concepciones de Nye al basarse en el pensamiento del sociólogo Daniel Bell, para quien las materias primas y la industria pesada pierden importancia como indicadores económicos decisivos en favor de la información y los servicios especializados, transición a partir de la cual los indicadores adecuados del poder son los relacionados con las manufacturas y los servicios dentro de las industrias de la información. Desde esta perspectiva Nye asegura que el poder se está transfiriendo de los "ricos en capital" a los "ricos en información" (19).

Un claro ejemplo de reconversión en la línea apuntada por Drucker y Nye es la incorporación a la empresa del concepto "knoware", que sucede al "software" y "hardware" para aludir a la capacidad para adquirir y emplear conocimiento. Para aclarar las diferencias que encierran estos tres neologismos digamos que, desde el punto de vista del hardware, una actividad económica se caracteriza por determinados sectores y ciclos de producción, productos, bienes e insumos; el software concentra su atención en el ámbito de las señales, el lenguaje del mercado y la interacción entre precios y medidas económicas; el knoware, en tercer término, se refiere a la capacidad de emplear conocimiento para adoptar decisiones correctas y exitosas, en un contexto de cambio constante. El knoware apunta a un objetivo similar a los escenarios identificados por Drucker y Toffler. Se habla ya de una futura Economía del Conocimiento ("knowledge economy").

Indudablemente, el mejor ejemplo de los efectos que puede generar en los países desarrollados la globalización sustentada en el salto tecnológico se observa en EE.UU., debido a la perfomance de sus indicadores económicos a lo largo de la mayor parte del decenio de los `90; éstos contribuyeron a dar por superados los debates de principios de esa década entre declinistas y revividores, en beneficio del segundo grupo. Ningún Estado desarrollado, salvo Japón, mantuvo los niveles de desocupación en niveles tan bajos (del 5 % de la población económicamente activa) ni una tasa de crecimiento sostenido del PBI en torno al 4 % anual, sin inflación.

Específicamente, en el campo de la tecnología, el porcentaje de trabajadores norteamericanos que utilizaban cotidianamente equipamiento informático rondaba el 50 % y los hogares dotados de computadores personales superaba el 40 %, contra un 20 % en Europa y menos de un 15 % en Japón; el número de conexiones a Internet era de 54 cada mil habitantes, contra 5/000 en Europa y 2/000 en Japón; la proporción de las exportaciones correspondiente a productos de alta tecnología equivalía al 40 %, al igual que en Japón, aunque el doble que los polos europeos más avanzados, Alemania y Francia, que componían de esa manera el 20 % de sus ventas (20).

Tomando como base al año 1998, más del 60 % del crecimiento del Producto Bruto Interno estadounidense se explicó por el impacto de las nuevas tecnologías, una proporción que habría llegado al 80 % a fines de 1999. Específicamente respecto a la TI, los sectores vinculados con la misma fueron responsables del 25 % del crecimiento económico experimentado por EE.UU. entre 1992 y 1998, momento en que representó el 4,1 % del PBI, frente al promedio del 2,5 % de otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (21).

La revolución tecnológica también permite la creciente internacionalización de las estrategias empresariales de producción, a efectos de optimizar su eficiencia en un contexto signado por tres características: creciente desregulación de los mercados financieros y flujos comerciales; cambio en la conducta del cliente, quien abandona pautas de consumo genéricas y estandarizadas para formular requerimientos puntuales; y menor tiempo de vigencia de un producto en el mercado, desafío producido por el avance tecnológico. Dos conceptos parecerían predominar: el "just in time", que consiste en producir en cada etapa de la línea de montaje la cantidad exacta de piezas necesarias en el exacto momento en que las mismas se precisan; y la "autonomación", o automatización con un toque humano, que alude al empleo de máquinas con capacidad para autodetenerse cuando surge algún problema, evitando la acumulación de errores (22).

Todo indica que la mencionada internacionalización tiene dos formas de expresión predominantes, que no sólo no son antagónicas entre sí, sino que se manifiestan en forma simultánea. Por un lado, teniendo en vista al planeta como mercado, una transición del modo de producción multinacional al transnacional; por otra parte, el abandono de las estructuras verticales, centralizadas y burocráticas que caracterizaron al sistema de producción industrial, impulsando ad intra una descentralización en unidades de negocios ágiles y flexibles, altamente especializadas, y ad extra la conformación de redes horizontales de empresas de diferentes tamaños, concentradas en nichos específicos, que operan en función de los requerimientos puntuales del cliente (que abona la satisfacción de sus demandas particulares), antes que en el logro de altos volúmenes de producción.

La primera forma de expresión de la internacionalización de las estrategias empresariales nos permitirá aclarar las diferencias entre formas multinacionales y transnacionales, ya mencionadas al inicio del presente trabajo. El modo de producción multinacional se caracteriza por reproducir en los mercados donde se instalan las sucursales el mismo producto fabricado en el mercado matriz, por la independencia de actividades entre cada filial y por la retención de poder decisorio por la casa central; en el modo de producción transnacional, en cambio, las diferentes filiales comparten responsabilidades como cofabricantes de un único producto final o diversifican su producción e I+D en aras del mantenimiento o ampliación de sus mercados, mientras la casa matriz se limita a la adopción de decisiones estratégicas, la coordinación y parte de la I+D. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), estas compañías son responsables de aproximadamente dos tercios del comercio mundial total; uno de esos tercios corresponde al comercio intrafirma entre diferentes filiales de una misma empresa transnacional, en tanto el tercio restante es el resultado de los intercambios interempresariales.

En la mayor parte de los casos, las empresas transnacionales adquieren tal fisonomía tras un proceso de adaptación, iniciado en el modo de producción multinacional. Quienes han analizado ese proceso consideran que en el mismo se pueden distinguir claramente cinco etapas: la primera, cuando una empresa llega como exportadora a un mercado y se relaciona con distribuidores y vendedores locales; la segunda, caracterizada por la asunción de la distribución y venta por la propia empresa; la tercera, cuando la empresa agrega a esas actividades la producción; la cuarta y penúltima, cuando la empresa se transforma totalmente en una compañía local, apoyada por un sistema administrativo completo, que incluye actividades de I+D; finalmente, cuando desnacionaliza sus actividades en el lugar y las integra a un sistema de alcance global (23).

En cuanto a la segunda forma de expresión de la internacionalización empresarial, la descentralización en unidades de negocios ágiles y especializadas, y la conformación de redes horizontales de empresas, éstas se organizan en función de la capacidad de distintas unidades para "agregar valor" a la producción de un bien determinado. Esta agregación puede materializarse de diferentes formas, siendo las principales las siguientes ocho (24):

 

Y esa capacidad de agregación está proporcionada por personal altamente educado y capacitado, que establece el nexo entre los avances tecnológicos y las demandas del cliente, transformándose en el activo más importante de la empresa: mientras la maquinaria se desgasta, las materias primas se agotan y las patentes se vuelven obsoletas, el conocimiento derivado de la relación entre los avances tecnológicos y las demandas del cliente aumentan.

El impacto que tiene la agregación de valor en el valor de un producto surge con toda claridad de la comparación entre los símbolos arquetípicos de las etapas industrial y de la globalización sustentada en la TI, el automóvil y el chip, respectivamente. En los comienzos de la década del `90, menos del 60 % del precio de un automóvil se utilizaba para cubrir los costos de producción (operarios, inversores, equipos, energía, materia prima), en tanto el resto se orientaba a diseño, publicidad, ventas y otras actividades similares. En el caso del chip los costos reales de producción son menores al 15 %, correspondiendo el 85 % restante a ventas, márketing y, sobre todo, pago de royalties en concepto de I+D, a través de patentes.

Como característica distintiva, las redes horizontales de empresas, estructuradas en función de la agregación de valor y consumidoras intensivas de TI, son inclasificables desde el punto de vista tradicional de la nacionalidad. A modo de ejemplos, la automotriz Nissan (Japón) fabrica diversos modelos en Gran Bretaña, con un 80 % de componentes locales; empresas como General Electric, AT&T, RCA y Texas Instruments (EE.UU.) figuran entre los principales exportadores privados de Taiwán y Singapur; compañías como Sony y Sharp (Japón), o Phillips (Holanda) y Thompson (Francia), exportan desde sus fábricas en EE.UU.; los automóviles de Chrysler (EE.UU.) son total o parcialmente producidos en diversos países por Mitsubishi (Japón) y Hyundai (Corea); Nissan y Mazda (Japón), fabrican diversos modelos en las fábricas de Ford en suelo norteamericano, vendiéndolos en ese mercado y en el japonés con una u otra marca; buena parte de la producción de General Motors es provista por las empresas Isuzu (Japón), Daewo (Corea) y Saab (Suecia), parte de cuyos paquetes accionarios le pertenecen, las cuales a su vez tienen plantas en terceros países; Zenith (EE.UU.), la última gran fabricante de televisores de ese país, generaba casi la totalidad de su producción en México (25).

En cualquiera de los casos, el principal instrumento de las empresas transnacionales es la inversión extranjera directa (IED), que registra un crecimiento sostenido desde inicios de la década del 80 y totalizó US$ 349 mil millones en 1995/1996 (26). La IED "tracciona" a los flujos comerciales, de transferencias tecnológicas y financieros, convirtiéndose así en una fuerza estructuradora de la economía mundial de primera magnitud.

De ahí que se diga que, en lo referente al subsistema económico internacional, el rol del Estado es el de ajustar las estructuras económicas nacionales a la dinámica de la globalización, regida por las empresas transnacionales, para asegurarse tanto el acceso a sus recursos, como a otros mercados: "la competitividad en la economía global es el más reciente criterio de política pública" (27). En numerosos casos, la optimización de tal aptitud ha sido la causa de la modificación de los regímenes de regulación de inversiones registrados en todo el mundo durante la presente década, incluyendo leyes nacionales y acuerdos de garantía de inversiones.

En el marco de la globalización, el direccionamiento de inversión extranjera directa por parte de las empresas transnacionales fomenta la aparición de nuevas unidades geoeconómicas distintas del Estado tradicional. Tales unidades se constituyen de acuerdo a dos valores orientativos que representan diferentes modelos de competitividad: eficiencia e innovación. Un claro ejemplo de sus diferencias se obtiene de comparar las ópticas de quienes serían (esta imputación es nuestra) sendos referentes de las mismas: Lester Thurow y Paul Krugman, respectivamente. Hace cerca de un lustro, Thurow responsabilizaba por la desocupación en EE.UU. a la importación de productos fabricados en regiones menos desarrolladas del globo, que ostentaban precios más bajos que sus contrapartes locales, por tener menores costos de mano de obra. Krugman, en cambio, relacionó la desocupación con la irrupción y empleo masivo de nuevas tecnologías, que reemplazan la mano de obra tradicional.

La anterior comparación indica que una unidad geoeconómica que privilegia la eficiencia (Thurow) soslaya la localización de las unidades productivas, dadas las posibilidades de trasladar recursos humanos, capital e insumos de un punto a otro del globo. De acuerdo a esta línea de pensamiento a las regiones subdesarrolladas les resulta fácil atraer capitales debido a su mano de obra barata; empero, este razonamiento es válido para bienes propios del modo de producción industrial, cuya fabricación es estandarizada y no implica una alta complejidad tecnológica.

Tres ejemplos de lo antedicho, vinculados con la orientación de inversiones a China, Europa Central-Oriental y el sudeste asiático: un graduado secundario chino altamente capacitado, trabajando 11 horas diarias y 29 días por mes, percibe un salario de US$ 35 mensuales, es decir US$ 0,11 por hora; por igual trabajo, la remuneración horaria de los operarios de la automotriz checa Skoda y su homóloga alemana Volkswagen es de US$ 2,5 y US$ 40, respectivamente; el precio de venta al público del calzado deportivo Nike en el mercado global fluctúa entre US$ 70 y US$ 135, aunque al ser fabricado en Indonesia tiene un costo de producción de US$ 7,65 por par, siendo que los operarios que lo fabrican perciben US$ 2,10 diarios (28).

El énfasis en la innovación (Krugman), por el contrario, apunta a concretar los asentamientos empresarios en zonas geográficas cercanas tanto a sus mercados como a otras empresas con las que mantiene vinculaciones. Las investigaciones sobre regionalización económica muestran que la distribución geográfica de las actividades económicas no primarias es muy despareja y se encuentra muy concentrada, lo que dá lugar a la conformación de centros regionales y a la marginación de otras zonas periféricas. La concentración se inicia cuando los productores de bienes finales deciden instalarse cerca de sus mercados de consumo; los fabricantes de bienes intermedios y de capital se radican cerca de sus usuarios, incrementando todavía más el atractivo económico de la región y atrayendo también a los proveedores de servicios.

La conformación de regiones económicas a través del proceso descripto, denominado "círculo virtuoso", reconoce como una de sus claves a la tecnología, desde el momento en que la capacidad de compartir conocimientos y servicios especializados ("derrames de tecnología") determina la radicación de empresas. Si no existe capacidad de absorber y aplicar conocimientos tecnológicos avanzados, difícilmente sean efectivas las políticas de captación de inversión extranjera directa (protección de mercado, zonas francas, facilidades tributarias). Aclaremos que la complejidad tecnológica no es un problema para los Estados de menor desarrollo en función de la adquisición de bienes intermedios con esas características, sino de la carencia de recursos humanos capacitados para utilizarlos con eficiencia; la futilidad de intentar el empleo de esos bienes bajo las condiciones descriptas se sintetiza en lo que se ha llamado el "Síndrome USTED" (Uso Subdesarrollado de Tecnologías Desarrolladas): la potencia de los sistemas tecnológicos avanzados queda reducida a los límites de la ignorancia de quien los utiliza (29).

Esos centros regionales no reconocen límites interestatales. A tal punto esto es cada vez más evidente que el analista Kenichi Ohmae pregona que la región será la unidad básica de análisis económico en el futuro, entendiendo como economías regionales a zonas de entre 5 y 20 millones de habitantes con una base bién diferenciada de habilidades y un perfil industrial que lo lleva al intercambio, no sólo de bienes y servicios, sino también de personas, información, tecnología y capital con otras regiones del mundo. Ohmae menciona numerosas regionalizaciones en curso que desafían las fronteras nacionales: Alsacia-Lorena (Francia) y Baden Würtemberg-Baviera (Alemania); Singapur, las Islas Riau (Indonesia) y Johor (Malasia); Hong Kong, Guandong y Fujián (China) y Taiwán; la zona de los grandes lagos estadounidenses con el área canadiense que rodea a Ontario; la Columbia Británica (Canadá) con el noroeste norteamericano liderado por Seattle; finalmente, California y Texas (EE.UU.) con Sonora, Coahuila y Chihuahua, estados septentrionales de México (30).

Todas estas regiones, así como las que se encuentran en proceso de conformación y las que surjan en el futuro cercano, serán hiperdesarrolladas y ricas, estarán entrelazadas por las empresas transnacionales y tendrán en la aptitud tecnológica su mejor arma. A su vez, sus principales ciudades (incluyendo en este concepto a una serie de nodos periféricos al espacio urbano central) se constituyen en verdaderos puentes con el sistema económico globalizado, debido a factores organizacionales y tecnológicos. Desde el punto de vista organizacional, se asiste a la paradoja de que cuanto más globalizada y transnacionalizada es una empresa, mayor es la concentración geográfica de su aparato organizacional; éste se compone por las casas centrales de las empresas y otras compañías que manejan, por subcontratación ("outsourcing"), tareas complejas referidas a su funcionamiento interno (sistemas de contabilidad, de arbitraje, legales, etc.). Accesoriamente, estos aparatos organizacionales requieren una importante cantidad de recursos humanos con alta especialización, que tienden a concentrarse en los núcleos urbanos más importantes.

Por otro lado, desde el punto de vista tecnológico, los mencionados aparatos organizacionales de las empresas transnacionales demandan, para su óptimo funcionamiento, TI en niveles de concentración tales, que sólo se encuentran en las ciudades (31). A modo de ejemplo, que París y sus zonas aledañas generen un producto mayor que cualquier otra región europea y contribuyan con un 30 % al producto francés, obedece a que el 47 % de la mano de obra empleada tiene alta preparación técnica y sólo el 13 % de la misma sea no calificada (32).

Por las mencionadas causas los principales núcleos urbanos de los nuevos espacios económicos regionales serán, según el italiano Riccardo Petrella (33), los "nodos activos" de la economía mundial del mañana. Entre ellas se destacan Londres, Nueva York, Tokio, Toronto, Chicago, San Francisco, Los Angeles, Houston, Miami, México DF, San Pablo, Seúl, Taipei, Hong Kong, Singapur, Bangkok, París, Zürich, Viena, Milán, Madrid, Osaka, el Randstadt holandés (Rotterdam) y las del Ruhrgebiete alemán (Düsseldorf y las cercanas de Essen y Dortmund). Petrella observa en esta vinculación entre regiones-ciudades y empresas la reedición del esquema económico europeo de los siglos XIV y XV, de ciudades hanseáticas y alianzas de mercaderes (34).

Un palmario ejemplo de la viabilidad que adquieren las regiones y ciudades como nuevas unidades productivas de la economía globalizada, basada en el empleo intensivo de tecnologías, es un ránking de clasificación de unidades de ese tipo elaborado por la consultora Standard & Poor en 1997, computando Producto Bruto. Ese ránking incluyó simultáneamente a países, estados federales y áreas metropolitanas norteamericanas; de sus resultados se desprende, por ejemplo, que la séptima potencia económica del planeta es el estado de California, mientras la vigésimo primera es una ciudad: Nueva York (CUADRO Nš 5) (35).

 

Cuadro Nš 5

 

RANKING DE UNIDADES PRODUCTIVAS, 1997

UBICACIÓN

UNIDAD

PRODUCTO BRUTO

(U$S miles de mill.)

PAISES

ESTADOS (EE.UU.)

CIUDADES

(EE.UU.)

1

EE.UU.

   

8083

2

JAPÓN

4189

3

ALEMANIA

2109

4

FRANCIA

1393

5

GR.BRETAÑA

1287

6

ITALIA

1141

7

 

CALIFORNIA

1031

8

CHINA

 

957

9

BRASIL

855

10

 

NUEVA YORK

648

11

CANADA

 

618

12

 

TEXAS

576

13

ESPAÑA

 

529

14

COREA (S)

468

15

RUSIA

442

16

AUSTRALIA

386

17

 

ILLINOIS

383

18

FLORIDA

382

19

INDIA

 

379

20

HOLANDA

355

21

 

NUEVA YORK

348

22

MEXICO

 

346

23

 

PENNSYLVANIA

335

24

OHIO

316

25

ARGENTINA

 

309

26

 

LOS ANGELES + LONG BEACH

301

27

TAIWAN

 

299

28

 

NUEVA JERSEY

290

29

MICHIGAN

276

30

 

CHICAGO

270

 

NOTAS Y ACLARACIONES:

(01) GRUPO DE LISBOA: Los límites a la competitividad. Cómo se debe gestionar la Aldea Global, UNQui/Sudamericana, Buenos Aires 1996, pp. 46-53

(02) Básicamente, este trabajo constituye una adaptación de lo ya publicado en nuestro BARTOLOME, Mariano: La Seguridad Internacional en el año 10 DG (después de la Guerra Fría). Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires 1999, pp. 305-320

(03) Adaptamos aquí la definición que se emplea en QURESHI, Zia: "La globalización: nuevas oportunidades, grandes desafíos", Finanzas y Desarrollo, marzo de 1996, pp. 30-33

(04) Datos del cuadro según la interpretación de los postulados de Wallerstein en BECKER, Bertha & EGLER, Claudio: Brasil. Uma nova potencia regional na economia-mundo, Bertrand, Rio de Janeiro 1993, p.25

(05) SAKAIYA, Taichi: Historia del Futuro. La Sociedad del Conocimiento, Andrés Bello, Santiago de Chile 1994, p. 30

(06) Ibidem, pp. 30-54

(07) Como ejemplo de esta línea de pensamiento, ver LOHR, Steve: "Para progresos, el siglo XIX", Clarín 15 de diciembre de 1997, p.17

(08) SERVI, Aldo: "ŋHacia una era de límites?", Relaciones Internacionales 4:6, La Plata mayo de 1994, pp. 95-109

(09) CASTRO, Jorge: "Estados Unidos entró en una fase acelerada de destrucción creativa", El Cronista 14 de octubre de 1996, p.23

(10) SECRETARÍA DE PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO: Cinco Prioridades Nacionales. Presidencia de la Nación, Buenos Aires 1999, p.36

(11) Datos del cuadro: adaptación de la tabla nš 6 de SAKAIYA, op.cit. p.231

(12) MASSUH, Víctor: Globalización y multiculturalismo, mimeo., VIII Jornadas Bancarias de la República Argentina, ABRA, Bs.As. junio de 1997

(13) GODOY, Horacio: "Las relaciones internacionales en el proceso de globalización de la economía y la política: los nuevos actores en el nuevo escenario mundial", Revista de la ENI I:1, 1992, pp.103-151

(14) ORSI, Vittorio: Las Claves de Davos `97. Convergencia digital, demografías desiguales, ABRA, Buenos Aires 1997, pp. 120 y 127

(15) TAPSCOTT, Don: "La economía digital", reportaje en La Nación ON LINE 16 de noviembre de 1997

(16) DRUCKER, Peter: "The Age of Social Transformation", The Atlantic Monthly 274:5, november 1994, pp. 53-80

(17) REICH, Robert: El trabajo de las naciones, Vergara, Buenos Aires 1993, pp.67 y 180

(18) TOFFLER, Alvin & MORIN, Edgard: "Los dueños del saber planetario", reportaje en El País 10 de febrero de 1994, suplemento Temas de Nuestra Época pp. 16-18

(19) NYE, Joseph: "El nuevo poder mundial", Actualización Política Nš 1, 1991, p.46

(20) CASTRO, op.cit.

(21) SECRETARÍA DE PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO, op.cit., p.132

(22) OHNO, Taiichi: "Ideas en cuatro ruedas", abstract de su El sistema de producción Toyota (Gestión 2000, Barcelona 1991), Signos Nš 8, 1992/4, Universidad del Salvador, Bs.As. 1992, pp. 22-23. Joseph Nye concuerda básicamente con este analista japonés al considerar que la producción se está reorientando a la constitución de "sistemas flexibles", donde la tradición artesanal de productos "hechos a medida" se incorporará a las modernas plantas manufactureras.

(23) La identificación de las etapas corresponde al ya mencionado Kenichi Ohmae. En DA ROCHA, Antônio & AIDA, Márcia: "Globalização e regionalização: dificuldades en sua análise", Revista Brasileira de Política Internacional 1995/1, 1995, pp. 75-98

(24) GRUPO DE LISBOA, op.cit., p. 62

(25) REICH, Robert: op.cit., pp.109, 112 y 123-137

(26) UNITED NATIONS CONFERENCE ON TRADE AND DEVELOPMENT (UNCTAD): World Investment Report 1997: Transnational Corporations, Market Structure and Competition Policy, United Nations Publications, Press Release Nš 9, Geneve september 1997

(27) COX, Robert: Globalization, Multilateralism and Democracy, Academic Council United Nations System (ACUNS)/Brown University`s Thomas Watson Institute for International Studies. The John Holmes Memorial Lecture, Reports & Papers 1992 Nš 2

(28) Los ejemplos constan en THUROW, Lester: "Cómo jugar el juego global", Apertura Nš 70, noviembre de 1997, pp. 113-124; AMIUNE, José: "El desafío globalizador y el futuro de la democracia", Geopolítica Nš 61, 1997, pp. 53-63

(29) GODOY, op.cit. (en especial, llamada bibliográfica nš 23)

(30) OHMAE, Kenichi: "Rise of the Region State", Foreign Affairs, 72:2, spring 1993, pp. 78-87

(31) SASSEN, Saskia: La ciudad en la economía global, seminario brindado en la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires abril de 1998

(32) MC RAE, Hamish: "La economía marchará bien...a largo plazo", Ámbito Financiero 4 de junio de 1997, p.12

(33) PETRELLA, Riccardo: "Un peligroso apartheid tecnológico", La República 10 de agosto de 1992, p.30

Conviene destacar que Petrella, en tanto responsable del programa "Forecasting and Assesment in Science and Technology" (FAST) de la Comunidad Europea, dirigió y coordinó el informe del Grupo de Lisboa que se menciona en las primeras páginas de este trabajo.

(34) De hecho, tanto Petrella como Ohmae y otros adherentes a estas ópticas han sido caratulados como "neomedievalistas"

(35) Datos del cuadro: adaptación de "How City/County metro economies rank among Nations and States", National Association of Counties (NAC), 1997. Material distribuido en SASSEN, op.cit.