Lo más importante para todo aquel que practica Tae Kwon Do es la lealtad. El Tae Kwon Do puede ser un arma de dos filos. Quien no comprende la verdadera esencia y filosofía de este arte, se convierte en un ser soberbio, prepotente y de mentalidad cerrada. Nuestra disciplina, como toda actividad en la vida, necesita tener raíces y troncos fuertes, bien cuidados. Sin una atención adecuada a las bases, las flores se pudrirán y no habrá frutos.
En nuestra filosofía, lo que manejamos es la entrega total, el querer trabajar con honestidad y sinceridad, pero para obtener resultados se necesita practicarla al 100%, de lo contrario, la práctica del Tae Kwon Do, no servirá de nada. En su sentido más práctico, el Tae Kwon Do es un Arte Marcial que sirve para defenderse de posibles agresiones en la calle. Sin embargo, este es un aspecto limitado y en estos tiempos críticos que vivimos, sumamente arriesgados, porque cuando una persona quiere atacarnos, está preparada para ello. Por tal razón este es un aspecto limitado.
Pero en su sentido más amplio y más profundo, aquel que podemos aplicar en nuestra vida diaria, el Tae Kwon Do es con la constancia, la disciplina y el respeto a los demás, lo que nos permite alcanzar las metas personales y profesionales que nos proponemos. De esta manera, a través de nuestro Arte Marcial, es posible alcanzar esa actitud de triunfador. Si aplicamos la esencia de la marcialidad a nuestra vida diaria, seremos más felices, y a fin de cuentas todos los seres humanos, sin excepción, estamos buscando la felicidad.
En las Artes Marciales la felicidad interna es el objetivo principal, así como lograr el equilibrio entre la mente y el cuerpo. El Tae Kwon Do es un cincuenta por ciento de espíritu y un cincuenta por ciento de físico. Esto está representado en el Um y el Yang, el símbolo oriental del equilibrio, donde la luz es la verdad, el aire es el ambiente, el fuego es el amor y el alimento, la voluntad.
"Las medallas, los campeones y los torneos son importantes, pero lo es más la necesidad de formar buenos ciudadanos, porque ellos a fin de cuentas, son los verdaderos campeones de la vida. Se ha puesto demasiado énfasis en el aspecto competitivo cuando la esencia de las Artes Marciales es forjar hombres de actitud positiva, agresivos y a la vez con disciplina y respeto. Hombres cuyo campo de batalla sea la vida misma y que salgan por una medalla de oro todos los días".
Como arte marcial y deporte, la práctica del Tae Kwon Do requiere entrenamiento físico, que junto con la ética y principios que lo sustentan como filosofía y disciplina, dan origen a una forma de vida y una manera de pensamiento, creando un equilibrio en la persona.
El desarrollo y disciplina de la mente y del espíritu deberán progresar simultáneamente con el acondicionamiento y entrenamiento del cuerpo; el alumno deberá lograr flexibilidad en su cuerpo lo mismo que en su mente, de forma que no tenga una actitud cerrada y estrecha de pensamiento, lo que le permitirá lograr comprender los secretos de la filosofía coreana.
El practicante de Tae Kwon Do comprende que exigirse un poco más hoy, lo hará mucho más feliz el día de mañana; en este principio sustenta su perseverancia en el aprendizaje y esfuerzo diario.
El Tae
Kwon Do es mucho más que un sistema de defensa personal, el corazón y la mente
del alumno deben descansar sobre las cualidades de paciencia, humildad,
perseverancia, respeto y amabilidad; un factor clave en el aprendizaje del Tae
Kwon Do es el respeto ante cualquier situación de la vida. Con la disciplina de
cuerpo y mente, el alumno empieza
a crecer y comprender la necesidad de un verdadero respeto por todas las cosas
que tienen vida; en este punto es cuando el perdón, el sacrificio y la
benevolencia surgen como resultado de la práctica del Tae Kwon Do.
A través de esta disciplina se aprende que todas las cosas que existen en la naturaleza poseen debilidades y fuerzas. Por medio del entrenamiento somos capaces de reconocer nuestras debilidades y a través de la disciplina y esfuerzo desarrollar nuestras aptitudes; con lo anterior llegamos a la conclusión de que el Tae Kwon Do condiciona tanto el aspecto físico como el mental.
El tiempo es un factor importante en la práctica del Tae Kwon Do. El alumno debe ser paciente y comprender que existe un tiempo para todo; para vencer hay que estar en el momento y lugar exacto; por esto, no habrá que adelantarse ni atrasarse, simplemente estar en el tiempo preciso.
Conforme se adquiera destreza, se aprenderá la autodefensa y se desarrollará la capacidad de enfrentar el temor y de obtener confianza y seguridad en sí mismo.
El carácter moral positivo, el cual nace de una actitud de meditación, existirá en armonía con la disciplina del entrenamiento físico riguroso.
El practicante de Tae Kwon Do se convertirá como el agua, la cual posee tremendas fuerzas inherentes que generan vida al igual que son capaces de destruir todo aquello que se encuentre en su camino; pero el agua, de cualquier forma es más hermosa y reconfor-table como un suave río que avanza silenciosa y tranquilamente alrededor de rocas ásperas que interrumpen su cauce.