En la mayor isla de las Antillas existe un lugar verdaderamente digno de
admirar por los amamntes de la naturaleza. ¿Tiene usted un buen mapa de
Cuba a mano?, Si la respuesta es afirmativa, busque la costa sur de este país
y siguiendo su trazado encontará una península muy destacada que
semeja perfectamente un zapato. Ese sitio se llama precisamente así, la
península de Zapata y se conforma casi en su totalidad por una ciénaga
y pantanos de unos cinco mil kilómetros cuadrados.
Manglares, canales, bosques, que son refugio de 115 especies de plantas endémicas y cinco
estrictamente locales, 12 especies de mamíferos, 160 de aves, 31 de
reptiles, 5 de anfibios e infinidad de insectos e invertebrados, y el único
habitat del cocodrilo cubano.
Si nos adentramos en la profundidad de ese lugar tan deshabitado y silvestre, tropezaremos en medio de tanto verde con una laguna
de 16 kilómetros cuadrados, que tiene una anchura máxima de 4 kilómetros
y una profundidad en su centro de 6 metros. No es este un pequeño lago
desconocido mas del planeta, pues saltó a la fama en la década del
cincuenta y fue noticia en la prensa norteamericana del a época, cuando
en sus aguas se capturó la trucha mas grande del mundo, que pesó
mas de 30 libras.
Se conoce geograficamente con un nombre my sugestivo: La Laguna del Tesoro. Existen dos versiones populares para explicar tal denominación.
Unos dicen que los indios de la zona ofrendaron a sus aguas sus tesoros de oro
para evitar que cayeran en manos de los conquistadores españoles. Para
otros, el nombre se refiere a un entierro pirático.
De todos modos, nosotros no hemos llegado hasta aquí para protagonizar una pesca
inolvidable, ni tan siquiera para buscar el oro perdido de Francis Drake o de
Henry Morgan. Vamos en busca de una joya, pero de una joya viviente.
Efectivamente, las aguas de ese depósito de agua dulce encierran algo mas
que truchas, sábalos y cocodrilos. En ella habita uno de los peces mas
curiosos que se conocen: el manjuarí. Como especie antigua de animales
vertebrados conocidos en el planeta el manjuarí lleva justamente el
sobrenombre del "fosil viviente". Idolatrado y temido por los indígenas
de Cuba, que le llamaron "manchuarí" en su lengua debido a los
abundantes (Manchuar) dientes, la comunidad científica lo bautizó
más tarde Atractosteus Tristoechus.
De la rama de los ganoideos o peces con esqueleto, precursor de anfibios o batracios. El principal interés
sobre este sobreviviente de la épocas paleozóicas es que se trata
de un animal sin cambio o mutación alguna en su estructura a lo largo de
sus 135 millones de años calculados de existencia, aunque por ley de la
evolución debería haber desaparecido tal y como sigue siendo hoy día.
Residente en aguas dulces, especialmente en aguas cenagosas, el manjuarí
posée un cuerpo cilíndrico, como una extraña combinación
de pez y reptil, presentando en lugar de escamas una durísimas y brillántes
placas, cual un pez acorazado.
La dura osamenta craneal, aplastada como la del cocodrilo, tiene forma de cruz. Sumamente osificado, el esqueleto le provoca una
rigidez tal en el cuerpo que al andar solo mueve las aletas.
De color pardo oscuro un tanto verdoso y algo más claro por debajo, la viscosidad que lo
recubre le permite resbalar y escapar velozmente entre las aguas.
A estas posibilidades defensivas une tres hileras de punzantes dientes con los cuales
arma su boca. Gran devorador de otras especies, fue señor y dueño
de las aguas hasta que caimanes y cocodrilos aparecieron entre la fauna de ese
medio.
El Atractosteus tristoechus existente en Cuba, puede alcanzar hasta dos
metros de largo, pero es mas frecuente hallar ejemplares de 50 a 100 centímetros.
Posée una instintiva agresividad originada en un mundo hóstil de
animales antediluvianos donde debió librar cruentas luchas para salir
indemne como especie, más quizás un poco acostumbrado al medio
actual, muchas veces reacciona con tranquilidad y permite al ser humano
ofrecerle comida casi en la boca.
Aunque de misterios y leyendas está
conformada su historia, lo cierto es que la cualidad devenenosa de sus huevas
para haber desempeñado un papel decisivo en su larga sobrevivencia.
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