Jorge
García tiene 42 años, sigue soltero y vive con su madre en una
casita modesta pero propia, herencia del abuelo, aún no se casa
"porque no encuentra a la chica de sus sueños...". Trabaja
en la Alcaldía en la Sección Tránsito, es un trabajo que le gusta
hacer por que le permite conocer a mucha gente y a él le gusta
atenderlos.
El
lunes por la mañana, Margarita (la secretaria del Sr. Alcalde), le
contó casi en secreto que entre las recomendaciones que se dieron en
la última auditoría, están: "La reorganización de todo el
aparato administrativo con el fin de hacerlo más eficiente...",
y "La agilización
del flujo de datos mediante la adquisición de equipos mecanizados
acordes con... ". Y que el Sr. Alcalde ha contratado a una
empresa especializada para realizar los cambios propuestos. Que como
primera medida se venía la reorganización, lo que en buen romance
significaba botar gente para ahorrar dinero en sueldos.
La
reorganización lo tiene muy preocupado, seguramente con esto de las
computadoras van a tener que capacitar al personal, la edad va a ser
algo que tendrán en cuenta, ¡si pudiera ser más joven! Bueno, con
su edad ya no puede hacer nada, pero puede verse más juvenil, más
moderno, lo primero que decide es hacerle caso a su madre. Se teñiría
el pelo y lo ondularía un poco, ella dice que las canas lo ponen
viejo.
Al
principio hasta quiso comprarse un arete, se lo probó pero no pudo
soportar la sonrisa de una pareja que pasó cerca, se sintió ridículo,
casi homosexual, por lo que desistió.
También
decide visitar al oculista para cambiar sus lentes por otros más
modernos. Al final se compró unos lentes de contacto que fueron muy
caros para su presupuesto, así que los compra a plazos, los va a
pagar en seis meses. Otra cosa importante va a ser bajar de peso.
Con
su ropa va a tener que hacer algo, pero de momento sólo podrá
comprarse un par de zapatos, con lo de los lentes se quedó sin
dinero. Dedicó todo el fin de semana a buscarlos y no encontró lo
que necesitaba, recorrió muchos lugares en busca de un modelo moderno
juvenil, que se viera bien con terno y con ropa informal. Cuando su
mamá se enteró trató de ayudarlo, pero la pobre ni siquiera entendía
el problema. Esa noche
antes de quedarse dormido, decidió que a partir de ese momento estaría
atento a todos los jóvenes que se cruzaran en su camino, todo lo que
tenía que hacer sería fijarse en sus zapatos.
En
el trayecto de su casa a la alcaldía pudo hacerlo sin problemas, pero
desde su escritorio no, tenía que estirarse en su asiento o pararse,
y, aún así, no podía verlos. Le pidió al vigilante de su sección,
que a las personas que esperaban turno para que él las atendiera, les
indicara que esperaran a un metro de distancia como mínimo, claro que
eso le costó muchas explicaciones y el pago de una gaseosa al día.
Su
primera conclusión fue que la mayoría usaban zapatillas (o tenis
como algunos los llaman) y eso no se ve bien con terno, los otros que
vio le parecieron vulgares, sin gusto o muy viejos, pero eso debía
ser por la clase de clientes que atendía, la mayoría era gente
humilde mal vestida. Se dio cuenta que en ese entorno no encontraría
lo que estaba buscando, además, su jefe le dijo que atendiera más rápido,
le preguntó qué estaba pasando con el público que casi se metía en
su oficina.
Lo
siguiente que se le ocurrió fue visitar Discotecas, lo mejor sería
ir con Pedro un jovencito de unos 19 años que trabajaba en
contabilidad, a la salida fue a buscarlo y le propuso ir esa misma
noche, claro él invitaba.
- ¿Cómo dice Sr. García?
No puedo, tengo un compromiso... el sábado, imposible... lo siento ya
es tarde tengo que irme.
Jorge
cruzó la playa de estacionamiento y subió los dos pisos hasta llegar
a la oficina de planificación, donde trabajaba Juan, un dibujante de
unos 22 años, preguntó por él, pero alguien le informó que ya se
había ido.
Al
llegar a su casa tomó el teléfono y llamó a María con la intención
de ir con ella, pero nadie contestó. No hay problema se dijo, tomó
su agenda para llamar a otra amiga, se dio cuenta que todas sus amigas
ya pasaban de los 30, recordó sus rostros uno por uno y todas le
parecieron muy viejas, (el mundo es de los jóvenes) sería mejor
insistir nuevamente con Juan.
Al
día siguiente salió más temprano que de costumbre y se dirigió a
Planificación, apenas vio llegar a Juan se acercó y de inmediato lo
invitó.
- Perdón Señor pero no
acostumbro a salir entre semana.
- ¿Y el sábado que te
parece? Yo invito.
- No puedo, salgo con una
chica.
-¿No tienes un amigo que
me podrías presentar? ¿Algún joven que quiera divertirse?.
Juan
lo miró directo a los ojos y sin decir nada se fue, cerrando la
puerta con fuerza. Jorge se quedó totalmente desconcertado,
definitivamente era un patán.
Al
llegar a su escritorio encontró que ya los clientes lo estaban
esperando. Su jefe desde su oficina, lo miró y con un ademán le señaló
el reloj. Durante todo el día estuvo dando vueltas al problema, pensó
en invitar a alguna de las chicas de la oficina, estuvo meditando
largo tiempo en esa posibilidad, lo mejor sería ir ese fin de semana
solo. A la salida su jefe le llamó la atención.
- García, ¿qué le
pasa, tiene algún problema? Primero llega tarde, luego no contesta el
teléfono y por último todo el alboroto que causo la Sra. Stain con
su reclamo, le advierto que estamos en reorganización, y estas cosas
no se pueden repetir.
- Lo siento Sr. Miranda,
no sé que pasó, esa Señora no tenía porque gritar así, discúlpeme
por favor.
Era
la primera vez que Miranda le llamaba la atención, la disculpa que
dio le pareció muy servil, humillante, pero que podía hacer, la
vieja esa, metió un escándalo increíble y por nada, pero ya
regresaría por el permiso solicitado. Separó el expediente y lo
revisó minuciosamente en busca de algo, cualquier cosa, lo que sea,
lo metió en un sobre y lo guardó aparte, ya encontraría algo.
Esa
noche se dirigió a una discoteca que en esos días estaba de moda,
como no era socio le cobraron por el ingreso, y le dijeron que tenía
derecho a un trago. Ya en el interior se sintió fuera de lugar, la música
era estridente, se sentó en la barra, el mozo le dijo algo que no
pudo escuchar. Pidió un Gin con agua mineral, su trago preferido.
Como no lo atendían y ya estaba esperando mucho rato, ni bien pasó
un mozo, a gritos para hacerse escuchar le reclamó su Gin. Le trajo
una cerveza, quiso reclamar, pero el mozo ya se había ido. Esa noche
perdió el tiempo, no vio nada que valiera la pena, la luz era muy
tenue y sólo por breves momentos la pista de baile se iluminaba muy
intensamente, y al ritmo de la música, con unas luces de colores que
no servían para sus propósitos.
Se
levantó tarde y de mal humor, tenía un fuerte dolor de cabeza, salió
sin tomar desayuno ya no tenía tiempo, llegó a las justas, su jefe
ya estaba en su oficina y algunos clientes lo estaban esperando. Ese día
atendió de mala gana con la cabeza que le estallaba, con sueño, con
un mal sabor en la boca y con la mirada inquisidora de su jefe encima.
Esa
noche Margarita lo llamó por teléfono y le comentó que se venían
los despidos, lo más probable era que empezaran con los más
antiguos, que se hablaba de una lista, que tuviera cuidado, que a ella
el Sr. Alcalde le había dicho que no se preocupara, pero que si
pensaba renunciar, él le podía conseguir una bonificación especial
de tres sueldos. Jorge pensó que la pobre ya estaba vieja para
secretaria del Sr. Alcalde y que seguro la obligarían a renunciar.
El
problema ya era urgente, ese día compraría los zapatos, a media mañana
fue a la oficina de su jefe a pedir permiso para retirarse después
del refrigerio.
- ¿Esta loco García? ¿Con
todo el trabajo que tiene pendiente? A propósito el otro día se
presentó a trabajar en muy mal estado yo diría que hasta borracho,
sepa que eso es causal de despido, yo en su lugar me cuidaría mucho.
- Sr. Miranda disculpe,
es que tuve un compromiso, no se volverá a repetir, le suplico que me
perdone.
El
muy imbécil se aprovecha de su puesto para humillarme, ¿pero que
puedo hacer? Se dijo en voz baja.
Ni
bien pudo salir de su oficina se dirigió a la universidad (como no se
le ocurrió antes), se sentó en un jardín cerca de una de las
puertas de salida y se dedicó de lleno a su cometido, hasta que se
acercó un policía y le pidió sus documentos, como no los tenía lo
llevó detenido. Lo liberaron al día siguiente por la tarde, después
de verificar su identidad con la alcaldía.
En
la mañana su jefe, que lo estaba esperando, le pidió que lo acompañara
a una sala de reuniones cercana, en el interior estaban dos personas
que no conocía, en la mesa de reuniones vio el expediente de la Sra.
Stain, en ese momento se dio cuenta que estaba en problemas.
- Este expediente se
encontró en su escritorio dentro de un sobre, fue presentado hace más
de 15 días...
Escuchó
que le decía el más joven de los dos. Un tipo bien vestido, con unos
zapatos de corte muy elegante.
- Tenemos una queja de un
empleado de planificación...
Escuchó
que continuaba el otro de los sujetos. Los zapatos se veían nuevos,
eran de un color café claro, tenían la suela delgada de color
oscuro...
- faltas sin justificación...
...
tipo mocasín, cerrados, con un monograma en metal dorado que le daban
un toque distinguido...
- lo que nos lleva a
pedirle su renuncia en...
Escuchó
que lo estaban despidiendo, pero eso ya no le importaba, solo quería
saber donde podía comprar unos zapatos tan juveniles como esos.
- - - - -
- Es una lástima, su
acenso a la jefatura de Relaciones Publicas ya estaba aprobado.
- Sr. Alcalde, es mejor
así, Ud. no puede arriesgarse a un escándalo en este momento, según
parece lo arrestaron por mala conducta, y con la queja de Juan sobre
esas insinuaciones...
-
Si, es lo mejor, con el pelo teñido, siempre mirando a jovencitos,
aquí ya no tenía cabida.
Miguel
Angel Franco Ulloa