A pleno sol
(Mikel Erentxun, J.M. Corman)
Siempre he sido un hombre muy afortunado,
pero
nunca lo he sabido apreciar,
fui
el dueño de la llave maestra de todas las puertas de tu corazón.
Aprendí
a leer tus páginas en blanco
y
aprendí a entenderte sin hablar,
pero
los espejismos se desvanecen si sólo se tocan por curiosidad.
Deja
que te quiera sin reservas,
deja
que te quiera otra vez,
a
pleno sol,
sin
nada que temer.
En
la almohada del mundo descansaremos,
abrigados
por la despreocupación,
inventando
un nuevo abecedario que sólo forme palabras de amor.
Quiero
que me abraces por sorpresa
y
recuperar el tiempo que se fue,
a
pleno sol,
sin
nadie alrededor.
He
vestido mis ojos de amianto,
porque
los tuyos vigilan de cerca,
como
un ave de mal agüero.
Solo
he muerto de amor una vez,
pero
aun me queda otra muerte pagada,
emboscada...