Agamenón
Agamenón era el rey de Micenas y Argos, y fue él quien capitaneó a los aqueos en la guerra de Troya. Cuando se fue, su mujer, Clitemnestra, aprovechó la situación para liarse con Egisto, uno de sus parientes. Agamenón luchó heroicamente en Troya (se ha demostrado que los cuernos son una de las mejores armas en combate cuerpo a cuerpo) pero fue el culpable de la larga ausencia de Aquiles en la batalla, al ofenderle usurpándole tierras y botines. Cuando Agamenón volvió tras la guerra, Clitemnestra y su amante ya tenían preparado el complot para acabar con él. Al llegar le arrearon un golpe descomunal en la cabeza y se desparramaron todos los sesos por el palacio (¡¡y pusieron todo el parqué perdido de sangre!!). Y ese fue el fin de Agamenón y de su reinado. Su hijo Orestes vengó a su padre bajo el comando de su hermana Electra, pero los remordimientos acabaron con él.
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Aquiles
Aquiles era hijo de la ninfa Tetis y de Peleo. Su madre quiso hacerle inmortal, y por ello siendo aún un bebé lo metió en las aguas de la laguna Estigia, en el infierno, pero olvidó sumergir su talón. El centauro Quirón se encargó de educar al joven Aquiles, en las artes de la guerra y de la medicina. Siendo un joven la guerra de Troya estalló, y Aquiles debía ir a luchar bajo sus muros.

Pero su madre estaba temerosa con todo eso de ir a la guerra (y eso que era inmortal) y le vistió de mujer y le mandó a servir a la corte de Licómedes. Apolo sabía que la presencia de Aquiles era necesaria en la batalla, y por ello ideó una trama para descubrir al transexual. Se presentó vestido de mercader y ofreció a las mujeres joyas y armas. Todas escogieron las joyas a excepción de Aquiles, que escogió las armas. Y por mucha voz de pito que pusiera, Aquiles ya había sido descubierto, y debía ir a la guerra.

En la batalla era insuperable, ensartaba troyanos como si de brochetas se trataran y no había quien le desafiase. Uno de sus botines de guerra fue la bella Briseida, de quien se enamoró perdidamente. Agamenón, abusando de su poder, se la apropió, acto al cual Aquiles respondió retirándose para no luchar más. Intentaron persuadir a Aquiles para que luchara, e incluso el rey le devolvió a Briseida, pero el estaba muy resentido. Sólo cuando uno de sus amigos fue atravesado por Héctor en combate, Aquiles decidió tomar la venganza y continuar luchando. Mató a Héctor y lo arrastró en su carro, dando tres vueltas a la ciudad de Troya. Luego pidió en matrimonio a la hija de Príamo, rey de Troya, y le fue concedida (sí, todo esto pasaba en medio de la guerra). El día de la boda, y en pleno altar (supongo que lo montarían en medio del campo de batalla, atrincherado) el príncipe Paris disparó una flecha al talón de Aquiles. Y murió...

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Ayax
Ayax era hijo de Telamón y luchó en la guerra de Troya. Sitió la ciudad de Troya y después de Aquiles era el m ás fiero de los guerreros del bando aqueo. A la muerte de Aquiles, Ulises y él se disputaron sus armas. Para ello se celebró un "juicio" donde los jefes habrían de elegir quien se quedaría con ellas. Ulises, que era un tío muy listo, convenció a base de labia a los jefes y consiguió las armas. Ayax se sintió ultrajado y, sumido en la desesperación, mató en sueños a tres borregos creyendo que eran Ulises, Agamenón y Menelao. Todos los que vieron el espéctáculo les entró la risa y empezaron a cachondearse de él. Eso ya no podía soportarlo, y cogió la espada que le regaló Héctor, y se la clavó. De su sangre nació el jacinto.
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Edipo
Edipo era hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas. El or áculo les advirtió que su hijo mataría a su padre y se casaría con su madre. Layo no lo dudó un instante y mandó matar al niño. Pero el emisario que debía matarlo sintió piedad y le hizo agujeros en los talones y lo colgó de un árbol (y menos mal que sintió piedad). Un alegre pastorcillo lo encontró y lo adoptó le puso de nombre Edipo (pies hinchados). Cuando creci Edipo ó se convirtió en un joven diestro y hábil, y era la envidia de todos sus compañeros. Uno de ellos, que tenía ENVIDIA COCHINA, le dijo que era adoptado. Edipo quiso entonces averiguar su origen, y partió a Delfos. En un cruze de caminos se encontró con un viejo en un carro. Y entonces tuvieron una discusión carreteril (que si yo tenía la preferencia, que si eres un dominguero, todo eso) y Edipo mató al vejete. Pero resulta que el viejo era ¡oh sorpresa! su padre Layo.

Entonces Edipo fue en busca de gloria a Tebas, donde la esfinge imperaba tras la muerte de su rey. La esfinge desafiaba a los aspirantes a rey con un enigma:¿Qué animal anda primero con cuatro patas, luego con dos y por último con tres?. Edipo le respondió que ese animal no era otro que el hombre. La esfinge, frustrada, se tiró por un barranco Edipo se convirtió en el nuevo rey, desposando a Yocasta.

Pasaron los años, y la peste asoló la ciudad. El oráculo dijo que hasta que no se esclareciera la muerte de Layo no pasaría la peste. Entonces se descubrió el crimen de Edipo, y él, horrorizado, se arrancó los ojos. Le echaron de la ciudad y así termina la alegre historia de Edipo. Su hija Antígona le acompañó a su exilio, hasta su muerte.

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Eneas
Eneas era hijo de Afrodita y Anquises, y era un príncipe troyano. Huyó cuando fue incendiada la ciudad y partió en un barco con un grupo de supervivientes. A Eneas se le había predestinado fundar un poderoso imperio, que habría de edificarse en Italia. Y fue dando vueltas con el barco hasta llegar a la costa italiana, donde gobernaba el rey Latino. La hija de Latino, Lavinia, iba a desposar con un jefecillo de por allí. El oráculo advirtió a Latino que si quería que el imperio más grande por el mundo conocido llevara su nombre, casara a Lavinia con un príncipe extranjero. A la llegada de Eneas Latino se apresuró a ofrecerle a su hija. Eneas, que era viudo, aceptó, pero sabía que tendría que enfrentarse a su otro pretendiente. Hubo una larga guerra que finalmente ganó Eneas, que gobernó el Lacio y asentó los cimientos del futuro Imperio Romano.
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Héctor
Héctor era el hijo mayor de Príamo y el capitán del ejército troyano. Era también el más fiero de los guerreros, y dio muerte a muchos héroes aqueos.

Patroclo era un buen amigo de Aquiles, y cuando éste se retiró le entregó sus armas. Con esas armas Patroclo impresionaba mucho, y todos los troyanos salían por pies cuando lo veían. Entonces llegó Héctor, y Patroclo , que estaba muy emocionado con sus armas, ni se dio cuenta cuando el troyano le atravesó con su lanza. Cuando Aquiles se dio cuenta de esto, salió enfurecido de su tienda y mató a Héctor. Después le agujereó los pies y lo ató a su carro para dar tres vueltas triunfales alrededor de Troya, con su general arrastrándose detrás. Cuando desató su cuerpo, que debía estar hecho una pena, prohibió que lo incineraran y lo dejó a merced de los buitres. Pero Príamo ablandó al héroe con sus lágrimas y consiguió que tuviera un funeral en las murallas de Troya, donde todo el pueblo troyano lloraba desesperado su muerte.

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