Estoy aquí, sola en mi habitación. Sumergida en la más completa oscuridad, mis compañeras son la soledad y el silencio... sólo oigo el latir de mi corazón y mi respiración agitada.
¿qué hago aquí?
Escondiéndome
¿De qué?
Del mundo, de la gente, de mis padres, del amor, de la vida....
Siempre he vivido dentro de una burbuja, sobreprotegida por mis padres, mi único escape son los libros, pero hasta eso se me es negado en diversas ocasiones... Desde que entré al kinder, fui a escuelas particulares por las tardes, para que mejorara mi aprendizaje, me decían... Recuerdo una ocasión, cuando tenía 10 años... me quedé hasta las 11 terminando un trabajo en esa escuela; me sentía cansada, pero aquella maestra me ayudó, me ayudó bastante... cuando llegué a casa, mis padres me bañaron de insultos y reproches, diciéndome que yo era una floja y que por eso no había terminado... ¿no saben que hacer la maqueta de una ciudad da mucho trabajo para una niña de 10 años que no sabe hacer manualidades?....
Desde ese día, me dejaban hasta las 10 en esa escuela, ellos iban por mí, ya que no me tenían confianza para que yo regresara sola a casa... Muchas veces lloré, lloré por eso, la maestra solamente escuchaba y, me abrazaba, diciendo “Calma, todo estará bien... ellos están muy ocupados”... pero... yo sabía que eso era mentira... mamá siempre estaba en casa de las 5 en adelante... Y mi maestra lo sabía, pero siempre trataba de calmarme, contándome sus graciosas anécdotas....incluso me enseñó a hornear pan y a bordar... Llegué a querer tanto a esa maestra, que varias veces le dije “mamá”
Un buen día, mis padres decidieron que ya no iría a esa escuela, me dolió mucho tener que dejar a esa maestra... aunque la sigo viendo a veces.
Empecé mi época de Secundaria con más pena que gloria... falleció mi abuela, esa persona tan cálida y dulce que veía cada semana, cada 15 días... Yo la quería mucho, ya que cuando íbamos a verla, mis padres se portaban como eso, padres... Cuando falleció, lloré, lloré mucho, ella siempre me hacía sonreír cuando me sentía triste, incluso sin que yo lo dijera...
No tuve muchos amigos en la secundaria... la mayoría de mis compañeros eran unos idiotas, me sentía muy deprimida por que mi abuelita había fallecido, y lo oculté con una máscara de alegría que convenció a todo mundo. Mis calificaciones eran regulares, me salía de clases y echaba relajo con algunas chicas, pasé condicionada a segundo y tercero.
En segundo año, conocí a un chico nuevo, a nadie le caía, y yo empecé a platicar con él, me gustaba hacerlo, su forma de ser era pura, sencilla. Un día, me presentó a su papá... platiqué un poco con aquél señor y cuándo se fue me dijo “¿qué le habrás dicho? Me dijo que se ve que tú no eres cómo las demás niñas de aquí, bien mustias, dice que le caíste muy bien” Ese comentario me gustó, y yo, que desde siempre he dicho lo que siento, me esmeré en seguirlo haciendo, al grado de ser una bomba de sarcasmo y cinismo.
Me encantaba burlar a la autoridad (hasta la fecha) y decidí hacer un chismógrafo, dónde venían preguntas algo “íntimas” y, sólo porque preguntaba “que maestro te cae gordo?”, me suspendieron lo que restaba de clases, dos semanas... por consecuencia, me fui a 3 extraordinarios, una tremenda regañiza y, lo único bueno, fui a dar con aquella maestra tan querida. Sus palabras me ayudaron mucho, y me dieron ánimos. Pasé las 3 materias, y mis padres decidieron que yo ya no estaba para “escuelitas” Recuerdo que a una semana de acabar las clases, lloré... lloré nuevamente porque había recibido una noticia muy cruel, la muerte se había llevado al primo que más admiraba, Javier, tenía dos años más que yo, y desde chico, había perdido un brazo y hacía su vida normal... yo lo admiraba por eso, porque supo salir adelante...
Cuando entramos a tercero, me convertí en la mejor amiga del chico que antes detestaba, en ese tiempo, me pidieron como unos 50 consejos de diversos temas, sobre todo de amor... yo les ponía una sonrisita algo fingida y les daba mi mejor consejo, y siempre les resultaba, por eso siempre me iban a ver para que les aconsejara algo. Ese fue una época espantosa, mis padres y yo discutíamos por todo, y no había un día en que yo no llorara, algunos maestros no ocultaban su resentimiento hacia mí, y venían a pedirme cada vez más consejos...Me sentía más sola que nunca.... Una idea empezó a formarse en mi cabeza........ el suicidio.
Esa idea me daba varias vueltas en la cabeza. Me la pasaba tan distraída, y tan callada, que mi amigo me preguntó que pasaba, ya tenía rato que estaba callada y no le había pedido ninguna tarea prestada.... yo traté de evadir esa pregunta, pero él me insistió, yo se lo escribí y le pasé el mensaje...
Recuerdo que el mensaje decía que no se preocupara, que sólo sería un “retiro prematuro”, y que yo era una gran actriz, me vería muy feliz, pero que por dentro tenía ganas de morirme... Al otro día, él llegó con unas ojeras marca diablo y, yo con una sonrisa, le pregunté la razón de ellas. Él me contestó “nada, sólo que mi mejor amiga planea quitarse la vida, y eso no me parece muy bien que digamos” yo le contesté “no seas tonto, es lo mejor para ella ¿no? De seguro no le dará molestias a nadie más”
Después de ese comentario, mi amigo no me dejó ni a sol ni sombra, me llamaba todas las tardes para que no me sintiera sola, me ayudó mucho eso, ya que la situación en casa era insoportable ya, me cuestionaban cosas que ni me correspondían, gritándome, humillándome siempre. No recuerdo cómo dejé de pensar es eso, y me fui enamorando de él.
Cuando salimos de la secundaria, nos despedimos, él se fue a estudiar a una ciudad vecina, pero aún vive aquí. Nos vemos seguido, y hace unos meses, me notó algo melancólica, y me preguntó “¿no será por el asunto de las hojas verdes?” yo lo mire confundida, él siguió “cuando me escribiste cierto mensaje que no me dejó dormir... lo hiciste en hojas verdes, ¿recuerdas?” me asombré que él recordara esos detalles y le dije “no, para nada... sólo que... tengo una decisión que tomar...”
Al mes, le dije que me gustaba, y que lo quería mucho, pero él, de forma amable, me dijo que también me quería, pero cómo amigos. Yo le dije que estaba bien, y sonreí, ya que si analizaba las cosas, lo que sentía por él era admiración y agradecimiento. Pasaron cinco meses, y conocí a un chico que me agradó mucho, no sé por qué, pero me llamó la atención. Pasó un mes y platicábamos de muchas cosas, nos hicimos novios, pero... la chica que siempre quiso, le hizo caso... me alegro, lo amo mucho y sé que le irá bien, en realidad es un chico encantador y en verdad se merecía que la chava lo aceptara.Mi vida ha dado un giro completo gracias a él. Y se lo agradezco, se lo agradezco mucho, mi misión con él terminó, me alegra saber que es feliz, y, ahora que terminé mi misión, tengo que esforzarme por realizar la misión en la que siempre fallo.... tener paz interior.
Creo que esa misión va a ser muy difícil, ya que siempre me esfuerzo para conseguir unas palabras de afecto de esas personas tan especiales para mí, mis padres. Pero nunca lo logro, según ellos, no sirvo para nada... y, tal vez tengan razón. Siempre que recibo un insulto, mi mente lo bloquea, y parezco no recordarlo porque es muy doloroso.
Esas personas que me dieron la vida y que dicen amarme más que nada, son los que me han lastimado más... ya no tengo más lágrimas para llorar.... ayer derramé las últimas, mientras recibía un reproche más.
¿Cuántas veces me han abrazado y decirme “estamos orgullosos de ti” “Te quiero”?
Lo puedo contar con mis dedos de la mano izquierda, y me sobran 3 dedos...
Quiero llorar, pero no puedo... y comienzo a llorar en seco, es cuando duele más. Comienzo a recordar lo bueno que me ha pasado en la vida, y nuevamente me sobran dedos... yo no he cambiado la vida de nadie, no he dejado ninguna enseñanza por aquí... ¿qué hago aquí, de todas formas? Mi presencia no agrada a nadie, pero sí incomoda a muchos, eso lo sé, porque puedo ver lo que los demás tratan de ocultar, mis padres, mis hermanos... mis “amigos”... mis “amores.... mis sobrinos... mis “maestros”
Creen que no me doy cuenta de que se ríen a mis espaldas, que hablan mal de mí, no les digo nada porque siempre he tenido esa estúpida costumbre de buscar lo bueno de las personas, ayudarlas, escucharlas, quererlas... siempre las hago sentir mejor, pero cuando lo hago, se van, sin decirme nada. Más, sin embargo, cuando necesitan algo, una ayuda, un consejo, vuelven, de pronto, con esta estúpida que los acepta.
Mis ojos están cansados de llorar, ya no quiero llorar más, pero no sé por que, creo que desde siempre lo he sabido, siempre lo haré, mi vida será siempre así, un mar de lágrimas derramadas, dónde lentamente me iré ahogando, en la agonía más dolorosa.... la soledad.
Puedo esperarme a que eso pase, o simplemente puedo ponerle fin de una vez, saltarme tanto sufrimiento y tomar un atajo hacia la libertad que nunca tendré en esta vida.
Vida o muerte ¿De que lado estoy?
Pienso en esto mientras me dan una noticia más desgarradora aún, mi pequeño gato, Kaede-chan, ha sido arrollado por un auto... magnífico... lo único que a veces me daba un poco de alegría, se ha esfumado... algo tan sencillo, tan pequeño, tan simple que me daba algo de felicidad y compañía... ya no está.
¿qué pasa? ¿Lágrimas?¿por qué salen de mis ojos estas lágrimas? Se supone que ya no tenía ninguna lágrima más... las derramé todas... ¿Acaso este será el verdadero poder del dolor? Mis ojos se nublan por las lágrimas. Salgo a la calle y lo veo ahí, acostado en la acera, cómo cuando dormía en mi regazo... trato de acercarme, pero mi madre me detiene “no toques a ese gato” la miro y me dan más ganas de llorar... apenas en la madrugada estaba conmigo... no es justo... la muerte se ha llevado a quién no lo merecía...
Tal vez parezca tonto, pero este gatito me hacía sentir especial, siempre me buscaba a mí, y se recostaba en mi regazo mientras ronroneaba, lo hacía siempre, sobretodo cuando estaba triste... era el único que se alegraba cuando llegaba de la escuela... ahora... ya nadie me verá con esos ojitos de “¡que bueno que regresaste!¡Te extrañé!” Creo que esto es lo máximo que puedo soportar.
Regreso a mi habitación lentamente, mi oscura y fría habitación.... me derrumbo en la cama para llorar... recuerdo toda mi vida, y no aparezco en ella.
Veo algo que brilla en la habitación... son unas tijeras.... las tomo con ambas manos... “¿qué haces???” dice una voz en mi interior “ Tú dijiste que no lo harías”
Pero parezco no oír, mis mente y mi cuerpo ya no están conectados. “no lo hagas... por favor...” Levanto las tijeras y miro a mi alrededor, sonrío de forma irónica mientras murmuro “no hay nadie que se preocupe.... nadie que esté esperándome... mamá acaba de salir...” Las tijeras bajan lentamente, mientras la voz dice “Detente, por favor...”
No le hago caso ¿para qué? Si tal cómo lo predije, mi vida estará hecha un mar de lágrimas, y yo no voy a esperar a que me ahogue con las mías...
Siento las tijeras traspasar mi piel... la sangre sale a borbotones, mientras la voz dice “tonta... no lo... hagas”
Mi vista se nubla, caigo de espaldas mientras siento cómo la sangre sale de mi ser, no puedo evitar sonreír, estoy al borde de la inconciencia, pero puedo oír la voz que me sigue hablando “No te rindas, por favor...”
Con las pocas fuerzas que tengo le contesto “osanai hi wa nan ni demo fushigi wo sagashi-dasu koto ga dekita no hito.... demo.... otona ni naru ni tsurete minna kawatte yuku....(Cuando era pequeña, podía buscar las maravillas de la gente... pero... todo mundo cambia cuando se vuelve adulto...) ... nakitakunai (no quiero llorar)”
Siento que más lágrimas bajan por mis mejillas “Vaya... estoy llorando de nuevo...”
La voz en mi cabeza me dice “naite iru no?? Demo... itsumo no yasashi...(llorando?? Pero... tu siempre has sido amable) kimi wa daijoubou dakara... (todo estará bien)...
“nante itta no kokoenai? (que dijiste?? No puedo oírte)” Mis sentidos fallan... no puedo hablar mucho, la sangre continúa saliendo. “sayonara no serifu.....nee?? (es el discurso del adiós... verdad?) yowamushi na no... (sólo soy una cobarde...)
Eso es lo último que puedo decir, mis párpados comienzan a cerrarse... todo está borroso... veo una luz, se oyen gritos... siento unos brazos alrededor mío.. es un abrazo cálido, siento que esa persona me abraza fuertemente y está.... ¿llorando?
Quisiera ver quién es, pero no puedo, su voz se oye muy lejana, escucho la sirena de una ambulancia... pero no puedo seguir despierta... mis párpados comienzan a cerrarse... cuánto me hubiera gustado poder sentir ese abrazo antes...
FIN