Es difícil detenerme a pensar en lo que dejé atrás, cuando lo que tengo ahora es
conciencia real de lo que significa mi libertad, fuera telarañas en mi cabeza,
obsesiones, frustraciones o aferraciones a la nada, porque lo que fue en nada
queda, y lo que es y tengo hoy, lo es todo.
Tal vez tengo miedo de estar sola, y sin embargo nunca lo intenté, actuar en la
soledad, mirar hacia adelante sabiendo que todo lo que pierda o gane será solo
por mi intervención, que seré columna de apoyo y no quien busca donde apoyarse.
Siempre tuve miedo y nunca lo enfrenté, nunca supe realmente qué enfrentar,
porque no me daba cuenta que no hay nada contra mi, sino a mi lado, hasta el
inmenso dolor del alma es mi aliado, si no lo tuviera, jamás podría sonreír con
plenitud.
La vida es bella tal y cual es, y no hay error en aceptarla y disfrutarla, con
todas sus contradicciones, con todas las equivocaciones de mi imperfección,
porque no lo puedo saber todo, pero si puedo dejar la puerta abierta para que
todo venga hacia mi, para aprender las mil probabilidades que encierra un solo
acontecimiento, y decidir.
Siempre tendré opciones ante la tristeza, tal vez dejar
que me aniquile, o aniquilarla sin compasión, con la
decisión y el ánimo firme, porque nada ni nadie es
responsable de mi dolor y mi tristeza, de lo que haga
con el tiempo de vida que me fue regalado, solo yo.
Ana Laura Bojórquez Valdez
Febrero 2004 |