Camposuenos

En México desde hace casi; un siglo, los fines de semana durante el otoño nos brindan la oportunidad de presenciar grandes batallas deportivas, en las que jovenes estudiantes, sus novias, familias, amigos, profesores, directivos y los aficionados saltan a los campos de juego y sus tribunas para ser parte de un evento en el que valores como la disciplina, el respeto, la humildad así como el trabajo en equipo y el deseo de superación, alcanzan su máxima expresión.

En un terreno de 100 yardas de largo por 53 yardas de ancho tienen lugar las más diversas emociones e ilusiones. Miles de corazones se congregan en el lugar donde ruge el corazón de cada Universidad: El estadio.

Es en este lugar en donde lo que se vive durante 3 horas es capaz de hacernos recordar toda una vida de esfuerzo, de logros y de sinsabores; la magia de este deporte radica en que el esfuerzo realizado por 22 muchachos representa lo mejor de los ideales que nos identifican con la Intitución a la que pertenecemos y dentro de la cual aprendemos a ser mejores con nosotros, con nuestras familias y con nuestro pais.

¿Cuántos de nosotros no hemos sufrido y llorado al presenciar épicas batallas deportivas y ver como el rival se lleva la victoria?, ¿Cuántos más no hemos gritado y festejado eufóricos los grandes triunfos de nuestros equipos? y ¿Cuántos no hemos querido ponernos un jersey y entrar al campo para reforzar el brío y la fuerza de nuestros amigos, de nuestros compañeros? quienes enfundados en los colores que nos identifican, son capaces de materializar en un juego nuestros más grandes anhelos y nuestras más grandes aspiraciones.

Son estas emociones las que nos impulsan a presenciar cada 8 dias un breve momento en el tiempo que indudablemente dejará enseñanzas en todos nosotros, las cuales algunas veces dibujarán una expresión de tristeza, pero otras, las más, nos regalarán sonrisas, pero sobretodo el orgullo de saber que independientemente de si logramos la victoria o enfrentamos la derrota, nuestro verdadero éxito resultará de no darnos por vencidos nunca.

De esta forma mientras estemos dispuestos a seguir adelante y a perseguir nuestros ideales, podemos tener la certeza de que nuestra existencia nos sonreirá y estaremos listos de nuevo para ser testigos y participes de la magia, el poder y la fuerza que solo el Campo de los Sueños nos puede dar.

Una Tradición Centenaria
En México desde hace casi; un siglo, los fines de semana durante el otoño nos brindan la oportunidad de presenciar grandes batallas deportivas, en las que jovenes estudiantes, sus novias, familias, amigos, profesores, directivos y los aficionados saltan a los campos de juego y sus tribunas para ser parte de un evento en el que valores como la disciplina, el respeto, la humildad así como el trabajo en equipo y el deseo de superación, alcanzan su máxima expresión. En un terreno de 100 yardas de largo por 53 yardas de ancho tienen lugar las más diversas emociones e ilusiones. Miles de corazones se congregan en el lugar donde ruge el corazón de cada Universidad: El estadio. Es en este lugar en donde lo que se vive durante 3 horas es capaz de hacernos recordar toda una vida de esfuerzo, de logros y de sinsabores; la magia de este deporte radica en que el esfuerzo realizado por 22 muchachos representa lo mejor de los ideales que nos identifican con la Intitución a la que pertenecemos y dentro de la cual aprendemos a ser mejores con nosotros, con nuestras familias y con nuestro pais. ¿Cuántos de nosotros no hemos sufrido y llorado al presenciar épicas batallas deportivas y ver como el rival se lleva la victoria?, ¿Cuántos más no hemos gritado y festejado eufóricos los grandes triunfos de nuestros equipos? y ¿Cuántos no hemos querido ponernos un jersey y entrar al campo para reforzar el brío y la fuerza de nuestros amigos, de nuestros compañeros? quienes enfundados en los colores que nos identifican, son capaces de materializar en un juego nuestros más grandes anhelos y nuestras más grandes aspiraciones. Son estas emociones las que nos impulsan a presenciar cada 8 dias un breve momento en el tiempo que indudablemente dejará enseñanzas en todos nosotros, las cuales algunas veces dibujarán una expresión de tristeza, pero otras, las más, nos regalarán sonrisas, pero sobretodo el orgullo de saber que independientemente de si logramos la victoria o enfrentamos la derrota, nuestro verdadero éxito resultará de no darnos por vencidos nunca. De esta forma mientras estemos dispuestos a seguir adelante y a perseguir nuestros ideales, podemos tener la certeza de que nuestra existencia nos sonreirá y estaremos listos de nuevo para ser testigos y participes de la magia, el poder y la fuerza que solo el Campo de los Sueños nos puede dar.