La Interacción
con la Tierra y el Desarrollo Espiritual:
“... los problemas
que afligen a los países de este continente y de otras regiones del mundo no podrán
solucionarse nunca satisfactoriamente sin la plena participación de los pueblos
indígenas de esos mismos países. El
reconocimiento de la diversidad étnica y cultural de este mundo es un elemento
esencial del progreso de la humanidad.
Es urgente que los derechos culturales, políticos, sociales y económicos
de los indígenas sean el punto de partida para el reconocimiento y el respeto
de importantes valores como el concepto que tenemos del mundo y nuestra
relación con la naturaleza...” (Rigoberta Menchú, 1993)
Para los campesinos indígenas, el trabajo de la tierra lleva implícito un simbolismo religioso que los españoles no lograron nunca admitir ni comprender. Y es que dentro del contexto indígena, lo divino está siempre relacionado con la naturaleza bajo las más diversas formas: los astros, los fenómenos meteorológicos, los animales y las plantas. Los indígenas se dirigen todavía a ellas para la protección de su salud, la fertilidad de sus tierras y la fecundidad de sus animales domésticos (Spahni, 1982).
En el momento de la conquista, los
españoles exterminaron sistemáticamente a los representantes de la clase
sacerdotal que se llevaron a la tumba innumerables secretos y un conocimiento
profundo de la religión. Los
supervivientes conservaron, algunas creencias hechas de animismo, de brujería y
de supersticiones directamente relacionadas con su manera de vivir, y que
existían ya en tiempos precolombinos, paralelas con la doctrina sacerdotal
esotérica.
Sin embargo, en la esfera indígena, se
conservan aún, afortunadamente, algunas prácticas relacionadas con el respeto,
la fe y la admiración que se profesa a la “Madre Tierra”.
Entre estas prácticas, existe una de gran
antigüedad y trascendencia: el
temaxcal. Ejercido por diversas
culturas alrededor del mundo, ha llegado hasta nuestros días de distintas
maneras, pero la esencia es la misma:
purificar con baños de vapor.
Es el temaxcal, uno de los ceremoniales
mayormente conocidos en lo que se refiere a la cosmovisión indígena.
RELACIÓN CUERPO-NATURALEZA
La comparación del cuerpo con el universo es asombrosa;
para la explicación chamánica, el cuerpo, igual que el universo, ostenta los
mismos poderes y misterios. La energía
vital se entiende como una especie de pensamiento abstracto. No obstante, se manifiesta en la
naturaleza. Esa energía, según la
concepción cosmogónica aborigen, procede del sol y se recicla en los elementos
vivientes de la misma naturaleza:
hombres, plantas, animales, montañas, piedras, agua, etc. cada ente de la naturaleza necesita de una
misma energía para vivir y sobrevivir.
El ser que nace resume energía.
El que muere devuelve energía, pero esta energía es indómita y se
requiere reciclarla por la ritualización.
Todos los rituales, agrarios o no, que estén orientados en este sentido,
se realizan con el fin de mantener esa cuota de energía necesario y armónica
entre el hombre y la naturaleza. Porque
cada hombre es en sí un microcosmos. Es
nada más (y nada menos) que la representación en mínimo de la naturaleza.
LA TIENDA DE SUDACIÓN
Los lakotas, nos ofrecen una explicación
sencilla del significado de aquello que en algunos sectores de América se
conoce como “temaxcal”. En lengua lakota se dice “Inipi”, es decir
“debéis purificaros”. Puede también
decirse “Iniunkajaktelo”, es decir,
“vamos a orar a la Tienda de Sudación”.
Es una ceremonia espiritual. La ceremonia de purificación dura un poco
menos de una hora. Entrar en una Tienda
de Sudación es nacer de nuevo; en ella se ora espiritual y mentalmente con el
fin de unir lo espiritual con lo mental.
Orar no es recitar palabras, no son esfuerzos de memoria, no son
oraciones salidas de un libro, de una biblia.
Las oraciones vienen del fondo de el corazón.
La Tienda de Sudación ha sido el primer
rito aportado hace centenares de años.
Se hace siempre al comienzo de cada ceremonia. La Inipi, es una ceremonia de cuidados y purificación. Es la primera ceremonia utilizada en el
mundo entero. Se han redescubierto sus
huellas en Alaska, en Siberia, en Rusia... etc.
Ahora se llama “sauna”, no se ora, se
cuida solo el cuerpo, perdiéndose el contacto con la parte espiritual de la
Tienda de Sudación. El hombre no se
puede purificar físicamente por sí mismo, mientras que la mujer se purifica
cada mes, durante todo su período de fertilidad.
El temaxcal, la inipi, ha sido dada a
los hombres para que se purifiquen espiritual, física, mental y
emocionalmente.
En México, el temaxcal puede construirse
con barro (es muy parecido a un igloo esquimal), en su centro se colocan
piedras calientes (las mismas han permanecido durante algún tiempo en el fuego)
y durante la ceremonia se vierte agua a las piedras para que emanen los vapores
en conjunción con extractos de resinas como el copal, o de plantas como la
salvia.
El fuego simboliza al Sol, que da su energía a la Tierra. El centro del temaxcal representa a la Tierra que da la vida. El temaxcal o inipi, simboliza la preñez de una mujer. Se entra a la choza a fin de purificarse y renacer. Es un poco como una confesión personal con la Gran Fuente.
El vapor dilata los poros de la piel y expulsa todas las enfermedades fuera del cuerpo por medio de la transpiración. Al salir es necesario enjuagar bien el cuerpo con agua fría para eliminar bien toda traza de estas enfermedades. Se recomienda no comer demasiado antes de la Choza.
Se dan cuatro vueltas, es decir, la puerta se abrirá cuatro veces. A la primera vuelta, el que conduce la Tienda de Sudación puede preguntar si alguien desea orar. Puede verter agua sobre las piedras durante estas oraciones. Si la Choza está demasiado caliente para el gusto de la persona, ésta puede salir, pero sólo cuando es momento de abrir las puertas, para que así no se rompa el círculo de las oraciones. Puede que algunos no lleguen a orar de inmediato, pero al respirar el mismo aire que los demás, acaban por abrirse al sentimiento de la oración y oran.
Se ora por las generaciones futuras,
los niños, los ancianos, los animales, el fuego, el aire, el agua, la Tierra y
por los demás. Cuando la puerta del
temaxcal se abre, los sentimientos positivos, el aire, las oraciones, escapan
al exterior con el vapor. Es el soplo
del Abuelo. Y el viento dispersa estas
oraciones en cada una de las cuatro direcciones de la Tierra.
La relación que establece la cosmovisión
indígena entre el cuerpo y la naturaleza, implica un constante contacto
espiritual y una orientación hacia la armonía.
Todo esto queda olvidado ante el impacto de la tecnología, al extremo
tal de que llegamos muchas veces a rechazar los maravillosos frutos que la
Tierra no da; un ejemplo de esto, es que mientras para los indígenas el período
menstrual de la mujer representa un momento sagrado e inclusive, se sostiene
que la mujer está en un proceso de autopurificación y tiene incrementada la
capacidad de sanar a otros... para muchas, esto representa una carga que deben
aguantar cada 28 días.
Definitivamente, el punto clave es la educación. Educar a los niños no solamente en lo académico, en lo intelectual... porque sólo se está cultivando la mente, pero espiritualmente hay un vacío. La naturaleza nos ofrece muchas respuestas. Fomentar el respeto, el cuidado a la tierra y a nosotros mismos como microuniversos, puede llevarnos a forjar una sociedad más pacífica y funcional.
Actualmente existen escuelas en las que
se toma en cuenta este punto... la
educación holística, por ejemplo... comienza desde el interior del ser... así,
antes de pretender cambiar el mundo exterior, el individuo evoluciona... se
desarrolla en sus percepciones, modifica primero su mundo interno.
Te invitamos a
pasar por la sección de “ENTREVISTAS”, en dicha sección, tenemos una entrevista
realizada a Heriberto Villaseñor (corredor de temaxcall).
BIBLIOGRAFÍA
Archie
FIRE Lame Deer. INIPI, EL CANTO DE LA
TIERRA. Ed. Málaga, España, 1990.
Consejo
de Indígenas Estadounidenses de la Ciudad de Nueva York. LA VOZ DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS. Ed. Libergraf, España, 1995.
Spanhi
J. LOS INDIOS DE AMÉRICA CENTRAL. Ed. Piedra Santa, Guatemala, 1982.
Schobinger
J. SHAMANISMO SUDAMERICANO. Ed. Almagesto, Argentina, 1997.