"Aprende a estar en silencio.
Deja que tu mente tranquila escuche
y se quede absorta".
Pitágoras (580 a.C.-500 a.C.)
"Todas las desdichas del hombre
provienen de su incapacidad para
sentarse tranquilamente en una
habitación a solas".
Blaise Pascal (1623-1662)
Estos dos científicos hablan de la importancia
del silencio y del valor que tiene la meditación
en nuestra vida, tanto si eres contable como si
eres un avatar. Nos envían un valioso mensaje
acerca de una práctica que no se fomenta mucho
en nuestra cultura: la importancia de dedicar
un tiempo a estar a solas y en silencio. Si
deseas despojarte del sufrimiento, aprende a
permanecer a solas y en silencio en una
habitación y medita.
Se calcula que una persona normal tiene unos
sesenta mil pensamientos distintos al día. El
problema es que hoy tenemos los mismos pensamientos
que ayer y los mismos que mañana. Nuestras
mentes están ocupadas en la misma conversación
interior de todos los días. Aprender a estar
en silencio y a meditar implica descubrir cómo
entrar en los espacios que existen entre los
pensamientos; en los huecos. En este silencioso
espacio vacío entre nuestros pensamientos,
podemos disfrutar de una sensación de paz total
que normalmente nos es desconocida. En él
cualquier pensamiento ilusorio de separación se
aniquila. Sin embargo, si tienes sesenta mil
pensamientos distintos al día, no hay tiempo
para entrar en ese hueco entre pensamientos,
¡porque no existe!
En la mayoría de los casos, nuestra mente
trabaja a un ritmo vertiginoso día y noche.
Nuestros pensamientos son un maremágnum continuo
de horarios, preocupaciones económicas,
fantasías sexuales, listas de la compra,
problemas con las cortinas, inquietud por los
hijos, planes de vacaciones y así sucesivamente,
como un carrusel que nunca para. Esos sesenta
mil pensamientos suelen girar en torno a las
actividades cotidianas y crean unas pautas
mentales que no dejan lugar para el silencio.
Estas pautas refuerzan nuestra opinión de que
los vacíos que se producen en las conversaciones
(silencios) se han de llenar rápidamente. Para
muchos, el silencio supone una situación
embarazosa y un defecto social. Por consiguiente,
aprendemos a llenar esos espacios, independientemente
de si el relleno tiene algún sentido. Los
períodos de silencio dentro de un vehículo o en
una cena se perciben como momentos difíciles y
la gente de mundo sabe cómo llenarlos con algún
tipo de ruido.
Lo mismo hacemos con nosotros mismos; no
estamos preparados para el silencio, nos
resulta pesado y nos causa confusión. Por
lo tanto, mantenemos el diálogo interior
igual que el exterior. No obstante, en ese
lugar para el silencio el viejo maestro
Pitágoras nos dice que dejemos que nuestra
mente permanezca tranquila y absorta: la
confusión desaparecerá y nos sentiremos
iluminados. La meditación afecta también a
la calidad de las actividades que no hacemos
en silencio. La práctica diaria de la
meditación es lo único que proporciona a mi
vida sensación de bienestar, una mayor energía
y una productividad más consciente, relaciones
más satisfactorias y una relación más estrecha
con Dios.
La mente es como un lago. En la superficie
ves el movimiento del agua; sin embargo, la
superficie no es más que una parte del lago.
Bajo la superficie, en la quietud de las
profundidades, conocerás la verdadera esencia
del lago, como la de tu propia mente. Al
atravesar la superficie, llegas a los espacios
que hay entre los pensamientos y puedes entrar
en esos huecos. El hueco es vacuidad total o
silencio, y es indivisible. No importa cuántas
veces cortes el silencio por la mitad: siempre
obtendrás silencio. Esto es lo que significa
el "ahora". Quizá sea la esencia de Dios, que
no se puede separar de la unidad.
Si quieres entender el universo o tu propio
universo personal, si deseas saber cómo
funciona, quédate en silencio y enfréntate
a tus miedos a solas en una habitación,
adéntrate en las profundidades de tu propia
mente.
El espacio entre las notas crea la música.
Sin ese vacío, ese silencio inmediato, no
hay música, sólo ruido. Tú también eres un
espacio vacío y silencioso en tu centro, que
esta rodeado de forma. Para atravesar la
forma y descubrir la naturaleza creativa que
yace en el centro, has de dedicar un tiempo
cada día a estar en silencio, a entrar en
ese espacio extático que hay entre los
pensamientos. Tú no podrás apreciar el valor
de esta práctica si no te comprometes a
practicarla.
He aquí algunas sugerencias para que aprendas
a estar en silencio cuando estés a solas en
una habitación:
Concentra tu atención en la respiración para
aprender a volverte hacia tu interior, hacia
el yo silencioso. Puedes hacerlo en una
reunión, mientras hablas con alguien o incluso
en una fiesta. Simplemente observa y concéntrate
en tu respiración durante unos momentos, varias
veces al día.
Busca un momento al día para sentarte a solas
en una habitación y observar tu mente. Observa
los distintos pensamientos que entran y salen
y que te conducen al siguiente pensamiento.
Ser consciente de la frenética actividad mental
te ayudará a trascender el desenfrenado ritmo
de tus pensamientos.
Lee un libro sobre meditación o intégrate en
algún grupo para aprender a practicarla. Te
puedes iniciar en ella con maestros o en
centros de meditación.
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