En tierra ajena me arrastro cual si fueran las voraces fauces del destino quien me atan a este lugar, donde estoy?

Que hago aquí?

Mientras en esta procesión estruendosa de calamidades sonríe ante mis derrumbadas lagrimas marchitas por el polvo.

Rompe, suena la libre pasión que tanto tiempo guardo tu coraje, cada estrella tortura tus oídos como la carcajada inquieta de la niña que juega con aquel cuchillito de huesos.

Salta sobre las tejas de las catedrales sangradas por los siglos y recorridas mil veces por las nubes que forman esta tormenta.

Hilos pequeños que unen tus piernas, que cortan tus brazos y entregan tus manos ante esa guitarra para que ahora puedas tocarla.

Trepado en las navajas de la cordura, arrastrando los molinos que monstruosos rugidos amenazan a quienes vemos, los rocinantes quejidos de la doncella, cortesana puritana entregada a su oficio, como religiosa a su cristo.

Y el campanero que con funestos y escombrados lamentos oculta sus pecados en las cuerdas que convocan a los fieles, persignados y resignados a seguir viviendo en este calvario, arrastran con los rayos pálidos de un sol que cada día se cansa de iluminar las miserias que paso a paso se enraízan mas sobre las puertas prometidas.

El mendigo que no tiene un milagro en su boca, pero que millonario de fétidas historias arrebata del bolsillo una moneda entregada con temor.

Theruel_janamlk.

Xalapa ver. VIII XXI