LA HERMANDAD DE LOS PENITENTES

 

 

 


HERMANDAD DE LOS ENCRUZADOS

Es a partir de 1953, con la intervención del entonces Obispo Fidel Cortés Pérez, que la iglesia acepta como agrupación reconocida a la Hermandad de los encruzados. Cada año algunos integrantes se retiran, pero llegan también nuevos elementos para solicitar su ingreso a esta hermandad. Después de que los directivos y algunos encruzados de mayor antigüedad observan y evalúan la conducta del aspirante  lo aprueban para pertenecer a dicha.

       Según reglamento, los futuros integrantes deben de ser católicos, mayores de 18 años y guardar con respeto el reglamento de la organización.

       Se cuenta que el primer encruzado se llamo Sebastián de la Madre de Dios, a quien las autoridades de la Orden Franciscana le encomendaron dar ejemplo y cumplir con la penitencia; De esta manera la que eligiera quedaría instituida y de propio motivo o asesorado por los religiosos, escogió la que después se convertiría en característica de los encruzados taxqueños: cargar ramas espinosas sobre la espalda desnuda.

       La Hermandad de los Encruzados se divide en grupos de encruzados, flagelados y encadenados, cuyos componentes adquieren una preparación mental y espiritual con varias reuniones que se efectúan en las iglesias y en retiros que hacen. Estos son el viernes de Dolores y concluye el Domingo de Ramos.

       Los encruzados son hombres que desfilan en las procesiones descalzos, vestidos con una larga falda negra que les llega a los tobillos, ceñida al cuerpo por una atadura a la que se le conoce como “cabresto”(hecha de crines de caballo) y una capucha a la que designan con el nombre de “capirote” que les cubre la cabeza y parte del cuello. Les corresponde cargar rollos de varas de zarzamora con un peso de 40 a 45 Kg. Aproximadamente cada uno, dependiendo del grosor del rollo que cada quien quiera llevar, atados a sus brazos extendidos, con velas a los extremos y sostenidas con las manos. Parte del cabresto pasa por la boca y los dientes, y a él se le aferra el penitente durante el trayecto de la procesión. Las varas de zarzamora silvestre son traídas de la comunidad de  Chapesco, en el cercano municipio de Tetipac. El costo de cada rollo lo asume cada penitente que tendrá su aparición en las procesiones con esta disciplina.

 

       El grupo de los flagelados, vestidos como los anteriormente descritos, practican otro tipo de  disciplina que consiste en azotarse la espalda en repetidas ocasiones, al termino de unos rezos que pronuncian en voz baja guiados por un rosario que también lleva en sus manos, en tanto que sus acompañantes les auxilian para sostener la cruz de madera que los penitentes llevan entre sus brazos durante el trayecto. El elemento con el que se flagelan esta hecho con un lazo, clavos, plomo y pabilo, y que los golpes recibidos por el penitente provoca desgarramiento de la piel y emanación de sangre. Muchos se flagelan y el sangrado es ligero, en otros es abundante, por lo consecuente es de mayores dimensiones.

 

Los encadenados  son otra variante de los encruzados cuya indumentaria varia entre los hombre y mujeres, ya que ellas llevan vestida una túnica  larga de color negro. Los hombres llevan entre las manos un crucifico y las mujeres un cirio en cada mano. Además lleva  atados a los pies cadenas individualmente o una cadena de larga a la que van atados los demás formando una línea recta o una cruz. Esta es la única penitencia en la que pueden participar las mujeres.

 

 

 

FLAGELANTE      

FLAGELANTE ANIMAS
O
ENCADENADOS
 

 

 

 


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Gustavo Arturo Martínez Rios

arturo81gamr@yahoo.com.mx