Demian habla y
es como si toda la alegría del mundo te llenara
el corazón, te hace preguntas que te obligan a sonreír,
por que son ingenuas, por que son divertidas o tal vez porque pregunta
de ti y de mí.
Demian sabe del
miedo, lo ha sentido, pero pronto se sobrepone y encara al mundo, con
decisión en la mirada, con paso firme avanza y destruye
los temores, supera los obstáculos y solo entonces voltea a mirarnos
y nos sonríe orgulloso, sabiendo que siempre estuvimos allí para
ayudarlo, pero el pudo hacerlo solo.
Cuando no quiere
hacer algo Demian no grita, ni llora, no huye, se para enfrente de
ti y con valor dice -no quiero- humildemente espera que lo
entiendas y se pone muy serio si no lo haces; y con frecuencia cuando
no lo obligas, se aleja unos pasos y de pronto regresa, te mira y hace
todo lo que le pedías, por que así es él, le gusta
regalar sorpresas.
A Demian le gustan
los libros, los museos, los bosques, no importa que le pongas enfrente, él observa con curiosidad casi científica
y no abandona el estudio hasta que encuentra algo para compartir, es
de los mejores momentos, cuando corre hacia ti y te enseña algo
nuevo, en ocasiones cosas que ni tu habías descubierto.
Si se lastima, Demian
como todo niño llora y corre a tus brazos,
te abraza y te pide una cura para su dolor, pero sin importar la magnitud
del daño, cuando el llanto cede y la herida ha sido atendida,
te da un tierno beso en la mejilla y dice alguna frase del tipo de -no
me dolió tanto-, y entiendes que es su forma de agradecerte y
decirte que no te preocupes, mientras lo ves alejarse en busca de nuevas
aventuras.
A Demian no le angustia
la soledad, no le teme, sabe que estaremos allí en
cuanto lo necesite, así que toma sus juguetes y se dedica a construir
mundos y sueños. Y si acaso tenemos que dejarlo con alguien mas,
se despide y se olvida de nosotros, sabe bien que es nuestro y somos
suyos y que jamás estamos realmente lejos.
Demian no discrimina
a nada ni a nadie, con sus ojos de luna es capaz de ver la bondad en
todos, y la luna canta si lo que ve es un animal.
Pero cuando mejor es, cuando hace que uno se sienta feliz de estar vivo,
cuando logra conmoverte de verdad y llega en ocasiones a sacarte una
lagrima, es cuando los ves ayudando a otros, es como un pequeño ángel
que sin entender siempre la razón de la tristeza o del llanto,
se acerca y regala abrazos o besos o dulces palabras de animo.
Cuando es un animal
el que necesita ayuda, no deja lugar a dudas, corre a preguntar y por
un trapo para dar cobijo, te apresura, te ayuda, sabe
apartarse cuando es necesario. No hay amor mas desinteresado, ni lucha
más afanosa que la de Demian por ayudar al necesitado. Y si no
hay salvación, si Demian ve que la hora del animal ha llegado,
entonces lo cubre, (no deja que nadie mas lo haga), enjuga una lagrima
y se despide amorosamente, convencido de que algún día
en el cielo volverá a verlo.
Yo en lo personal
disfruto el momento en que se va a descansar, cuando se para frente
a mí y me envuelve con sus profundos ojos negros,
me abraza llenándome de ternura, me besa en la frente y me da
las buenas noches. Lo veo, mientras se arropa y jala a su peluche, lo
sienta junto a su almohada y se recuesta mientras cierra los ojos acompañando
la acción con un ultimo bostezo.
Y al final del día mirándolo extraviado en mágicos
sueños, te veo a ti y me veo a mi perfecto y dulce reflejo, Demian
tiene tu valor y mi gusto por las aventuras, tiene tu ternura y mi alegría,
tu sensatez y mi locura, mi curiosidad y tu inteligencia, Demian es tu
y yo hechos mas, mucho mas que uno.
Pero Demian no esta
aquí, no conmigo. Ahora que convencida de
que el futuro no vale la pena y te has ido, hoy que le has dado la espalda
a la vida cerrando las puertas al amor, cuando Demian aun no ha nacido,
es ya un niño muerto. Todo tristeza me ha dado un beso suave y
lo he visto subir a la luna en vuelo lento; con su dulce sonrisa, esa
que usa para ayudar a los demás, y sus ojos brillantes, se ha
despedido, me ha dicho que todo va a estar bien, que no tema al vacío
en mi corazón, que aun muerto-no nacido él es nuestro hijo,
y siempre estará esperándonos en el país de los
sueños.
Y yo le rezo, por que le creo.