A la gran mayoría de las personas le gusta dar consejos
(retroalimentación), el problema muchas veces está en determinar si la
otra persona desea o no recibirlos.
En el caso de que sea Ud. el que está ofreciendo
retroalimentación a otra persona es conveniente que Ud.:
Tenga
claro el propósito y los motivos de la retroalimentación.
Esto ayuda a focalizar los consejos y a que la otra persona conozca sus
intenciones.
Describa
sus observaciones y percepciones. Sea específico acerca de comportamientos, incidentes, hechos o
percepciones. Sea breve y claro.
Escuche
los puntos de vista de la otra persona. Si la otra persona se involucra en la conversación, el
proceso se hace más fácil para ambas personas y evita que ellas se
pongan a la defensiva.
Acuerde
con la otra persona las acciones a tomar. Piense que este es un plan de acción conjunto. Su voluntad
de ayudar a la otra persona puede hacerlo más efectivo.
Resuma
la conversación y muestre apreciación por la otra persona. Recibir
retroalimentación es tan difícil como darla. Deje que la otra persona
sepa que Ud. aprecia su apertura.
Durante
la conversación es conveniente que Ud.:
Vaya
identificando el tipo de retroalimentación que la otra persona desea.
Eso se consigue haciendo preguntas.
Use
el tono apropiado.
Presente sugerencias, ideas u opiniones, no emita órdenes, ultimátums
o directivas.
Comparta
experiencias similares.
Relate a la persona situaciones similares por las que Ud. ha pasado.
No
ofrezca a la persona garantías totales. Nadie, ni los consejeros más experimentados pueden
garantizar los resultados.
Si
Ud. es el que está recibiendo retroalimentación de otra persona es
conveniente que Ud.:
Escuche
con la intención de comprender la retroalimentación. Trate
de identificar las áreas de desempeño que están siendo analizadas.
Deje que la otra persona termine antes de que Ud. de su opinión. Vea la
conversación como una oportunidad de obtener información y ganar
perspectiva.
Parafrasee
lo dicho o haga preguntas aclaratorias. Busque clarificar y entender claramente la retroalimentación
que está recibiendo.
Comparta
su propio punto de vista sobre el asunto. Provea información que explique los hechos o el
comportamiento. No busque dar excusas. Trate de ser objetivo. También
vea el asunto desde el punto de vista de la otra persona.
Discuta
y acuerde conjuntamente sobre las maneras de mejorar. Ofrezca
sus ideas y escuche las de la otra persona. Acuerde un plan de acción.
Exprese
su apreciación.
Asegúrese de agradecer a la otra persona por ayudarlo a ver más
claramente una situación.
Finalmente,
en ambos casos, recuerde que la retroalimentación debe darse en privado
y focalizarse en los problemas y sus soluciones y no en la persona. No
olvide de fijar una reunión de seguimiento, si es necesario.
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