■ 27 años del Centro de Investigación y Servicios de Educación
Especial (CISEE)
LA UNAM: COMPROMISO CON LA
DISCAPACIDAD INTELECTUAL
■ Corregir
problemas de conducta e integración, y mejorar la calidad de quienes
padecen este problema; su principal objetivo ■ La Facultad de
Psicología trabaja en este proyecto de servicio social ■ Talleres
de sexualidad, autoestima, psicomotricidad y formación integral;
algunas de sus actividades
Por Abraham Monterrosas
Según la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en México existen
alrededor de 4 millones de personas con discapacidad intelectual.
Una persona con esta condición se caracteriza por la evidente
dificultad para aprender e integrarse a la sociedad y al mundo
laboral, por no contar con las capacidades físicas e intelectuales
de la mayoría, en terrenos como la comunicación, la auto-dirección y
el cuidado propio en general.
Ante este
problema, la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la
Facultad de Psicología, tiene a disposición de las personas
discapacitadas, el Centro de Investigación y Servicios de Educación
Especial (CISEE), institución que, ante un objetivo claro de
corregir problemas en esta población, ha contribuido en la
transformación y mejoramiento de su calidad de vida dentro y fuera
del Centro, enfatizó su directora Raquel Jelinek Mendelshon.
Y
sus esfuerzos no han sido vanos. Gracias a su constancia, el CISEE
recibió en 2001 el
Premio al
Servicio Social Comunitario de Excelencia, que otorgan las
secretarías de Educación Pública y de Desarrollo Social, así como la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación
Superior (ANUIES). El premio, que se enmarca en el Programa para el
Fortalecimiento y Consolidación de Proyectos de Servicio Social
Comunitario, busca promover y fortalecer el esfuerzo de las
instituciones de educación superior en el desarrollo y ejecución de
proyectos de servicio social.
27 años de
ayudar
Este 2004, el
CISEE cumple 27 años de esfuerzo compartido entre la Facultad de
Psicología de la UNAM y un grupo de padres de familia que tienen
hijos con autismo, síndrome de Down o alguna otra discapacidad
intelectual. El objetivo: mejorar la calidad de vida de estas
personas, a través del fomento de habilidades sociales y personales
para su cuidado; así como la investigación necesaria para optimizar
el servicio, afirman algunos responsables del proyecto.
Este instituto
promueve alternativas ante el rechazo y la intolerancia, donde el
respeto a la integridad y los derechos humanos se vuelve
imprescindible. Las áreas de atención del Centro son variadas. Aquí,
se orienta a padres y a toda la comunidad en general, mediante
asesorías legales y apoyo personalizado.
Dentro del CISEE,
las actividades cotidianas pretenden fomentar la autoestima y la
formación personal, social, académica, laboral, artística y
deportiva, mediante campamentos, dinámicas grupales y talleres de
psicomotricidad, papel reciclado, pintura, musicoterapia, tai chi,
cultivo, cocina y manualidades, entre otros.
Además, existen
programas de autosuficiencia para la vida cotidiana de los alumnos,
quienes deben aprender a cuidar de su higiene, comportamiento y
alimentación. Sin embargo, explica la maestra Raquel Jelinek
Mendelshon, “aquí es indispensable que los padres de familia se
involucren, para que la formación de ambos (alumno y padre) sea
continua y renovada. Y es que el Centro también es un espacio para
el desahogo y el intercambio de experiencias de los padres”,
enfatizó la investigadora.
La sexualidad
es un derecho de todos
Según la
Declaración de Valencia sobre los Derechos Sexuales, promulgada en
1997, la sexualidad humana es un derecho universal que, al
constituir el origen y vínculo elemental de los seres humanos, no
debe excluir a nadie, ni por su sexo, raza, situación social o
condición intelectual.
Motor de
bienestar para la existencia de los individuos (y,
concomitantemente, de la familia y la sociedad), la sexualidad es el
patrimonio humano más importante; por tanto, su ejercicio pleno y
saludable debe ser promovido por todos los medios posibles.
En este tenor,
uno de los talleres más interesantes que se brindan en el CISEE, es
precisamente el de sexualidad. Implantado hace dos años, el taller
pretende fomentar en la población discapacitada intelectualmente,
las habilidades sociales y personales para el cuidado y ejercicio de
su salud sexual.
En promedio, los
hombres tienen sus primeros encuentros coitales a los 14 años y las
mujeres a los 16; en cambio, los individuos que padecen de alguna
discapacidad intelectual empiezan a practicar su sexualidad a una
edad mayor, postergando así su necesidad de disfrute. Por tanto, el
taller ofrece a sus alumnos algunas herramientas para conocer su
sexualidad y ejercerla de la forma más placentera y menos riesgosa,
informó Alejandrina García Rojas, licenciada egresada de la Facultad
de Psicología, y quien es una de las promotoras e investigadoras del
proyecto.
Enfocada a
personas de entre doce y treinta años de edad, la metodología de
estos talleres se dirige a resolver expectativas y dudas en torno a
la sexualidad. Para ello, “se hizo un diagnóstico preliminar. Como
los temas de interés son muy variados (sexo, procesos de pubertad,
cuerpo, embarazo, noviazgo, matrimonio, etcétera), hicimos dinámicas
donde el anonimato es muy importante, pues así se brinda mayor
confianza a la persona”, explicó García Rojas.
A decir de la
investigadora, según las preguntas del grupo, se diseña un programa
sobre temas generales y específicos que las resuelvan. “Si queremos
cambiar la idea de la sexualidad, también hay que cambiar las formas
erróneas mediante las cuales suele enseñarse. Además le damos un
gran peso a valores universales como la tolerancia y la equidad”.
Entre los
resultados, la licenciada aseguró que “los chicos ya comienzan a
tomar decisiones por sí mismos y a experimentar cosas nuevas;
además, sus padres se dan cuenta de que sus hijos ya no son unos
niños”.
En un
interesante artículo sobre las necesidades y aspectos reproductivos
de la gente con déficit intelectual, José Luis Carrasco Núñez,
psicólogo docente del Instituto Mexicano de Sexología A.C., afirma
que esta población llega a tal grado de madurez y desarrollo
cognoscitivo, que puede:
necesitar una relación emocional con otra persona. Sus etapas de
enamoramiento contribuyen esencialmente a la evolución de su
personalidad (…) El contar con una pareja significa para ellos una
valiosa experiencia de crecimiento personal, ya que constituye la
satisfacción de su necesidad romántica, de su atracción física y
del tener a alguien con quien compartir sus pensamientos y
sentimientos más profundos; les brinda la oportunidad de interesarse
por otra persona, preocuparse por cuidarla y procurar su bienestar,
establecer un compromiso y, sobre todo, sentirse amados y
apreciados por alguien (…) Experimentar la sexualidad a través de
una relación amorosa es una necesidad tan normal y natural para las
personas con síndrome de Down y con déficit intelectual, como lo es
para cualquiera de nosotros. (http://www.imesex.edu.mx)
Estoicismo
En el CISEE se
es recibido por niños, adolescentes y jóvenes que sufren de
problemas como síndrome de Down, autismo u otro tipo de deficiencia
intelectual. Al entrar al Centro, ellos tienden la mano y se ofrecen
a ayudar con una sonrisa.
En términos
generales, el proyecto del CISEE busca solucionar problemas de las
personas con discapacidad intelectual, para contribuir en la
transformación y mejoramiento de su calidad de vida dentro y fuera
del instituto, enfatizó su directora Raquel Jelinek.
Sin embargo,
sorprende que, a 27 años de su fundación, el Centro aún carezca de
la difusión necesaria para que su quehacer sea algo más tangible y
cercano a quien lo necesite. Raquel Jelinek también marca como punto
pendiente, abrir más líneas de investigación y, sobre todo,
conseguir fondos para la subsistencia de esta institución. “El
patronato universitario nos da cierta cantidad y los padres también,
pero no es suficiente. Tenemos excelentes profesores con sueldos
pésimos”, lamentó.
Pese a estos
obstáculos, el nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México
en general, y de la Facultad de Psicología en particular, demuestra
su compromiso con la sociedad y con quien más lo necesita. El Centro
de Investigación y Servicios en Educación Especial de la UNAM, es
una muestra de ello. |
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