CULTURA

LEOPOLDO ZEA AGUILAR: UN EMÉRITO A LA VIDA

Por Claudia Ferrer

 

México, (AUNAM); Sin duda, Leopoldo Zea es producto mismo de la Revolución. No de aquella que se hace con pólvora, sino con el arte de las palabras. Mucho se ha escrito acerca de su aportación intelectual a la filosofía latinoamericana, mas no de su vida y formación, más allá de la teoría filosófica.

 

Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, obtiene maestría y doctorado en esta misma institución, con sus trabajos: El positivismo en México y Apogeo y decadencia del positivismo en México, respectivamente.

 

Asimismo, ha sido distinguido en más de diez ocasiones con el Honoris Causa, no sólo por la Máxima Casa de Estudios, sino por otras universidades del mundo, como la de Atenas o la de Lomonosov, Moscú

 

Infancia, juventud y hambre

 

"Siempre es un placer platicar con ustedes, los jóvenes", responde Leopoldo cuando agradezco su conformidad para ser entrevistado. Me recibe amablemente y me invita a pasar. Mi propósito: explorar en los recovecos de su ser, algo que me muestre al hombre y no tanto a la figura pública: sus recuerdos, su visión del mundo, su filosofía individual, su sentir humano, forjado a lo largo de noventa años.

 

¿Cómo recuerda su infancia?

Yo me crié con Micaela, mi abuela materna, cuando mi madre se volvió a casar. Recuerdo que ella me llevó en su espalda para que viera la llegada de Carranza, Zapata y Villa. Esto nunca se me va a olvidar porque la Revolución trataba de hacer un cambio.

Los tiempos de aquellos años eran difíciles, mi abuela no tenía dinero y yo sentía hambre, tanta que, en una ocasión, mientras caminaba con ella sobre lo que ahora es Pino Suárez, me desmayé de repente. Entonces, vino un señor corriendo a levantarme. Yo tendría unos seis años. Él se dio cuenta de la situación y le dijo a mi abuela que me llevara todos los días con él para que me diera leche. Con el tiempo, le oí decir "ahí viene la vieja con el niño, ¡que lata!"Entonces rechacé la leche y le expliqué a mi abuela el por qué. Ella me entendió y nos fuimos.

Eso se llama dignidad y lo aprendí con la abuela.

 

 

¿Qué más aprendió de su abuela?

De ella aprendí la historia, pues vivió en la época de Maximiliano. Siempre me contaba las luchas de aquellos tiempos. Sus narraciones eran concebidas desde la perspectiva de una mujer rica; mi abuela lo era, pero el abuelo Anastasio lo desbarató todo y después la dejó.

Además, me hablaba de cosas mágicas, brujas, duendes. Solía decirme que las cosas se las llevaba el duende y me lo señalaba para que lo viese correr. ¡Yo lo veía!

Mi abuela era muy seca, difícilmente hacía un cariño; pero me quería mucho, cuidaba de mí y, gracias a ella, pude estudiar.

 

¿Cuál era su diversión en aquellos tiempos de lucha?

Jugaba yo a los soldaditos con los casquillos que se quedaban tirados en la calle.

 

Aprender de los grandes

 

¿Cuál fue el momento más significativo de su vida?

Encontrar al maestro Gaos. Él me enseñó a ser como soy. Hay quienes consideran que soy irritante porque digo lo que pienso, a ellos les contesto que si no les gusta lo que les digo, mejor me quedo callado. Siempre voy a decir lo que pienso. Eso lo aprendí con él.

Otro momento fue la búsqueda de una filosofía latinoamericana, que me valió el Honoris Causa en la Universidad de Atenas, donde me entregaron una especie de sotana que, según ellos, me da el derecho de juzgar quién es y quién no es filósofo.

 

¿Entonces, esto forjó toda su trayectoria como ser humano y como intelectual?

Yo considero que sí. Decía un amigo francés: "Leopoldo es el profeta irritante porque habla de cosas que molestan a la gente al grado de sentirse agredida".

 

¿Cómo fue la relación con su maestro?

Maravillosa, aunque él era un poquito brusco. Cuando lo conocí, me dijo: "Zea, tiene usted una cara de cansancio que espanta ¿por qué?"Yo le confesé que estudiaba dos carreras: Derecho por las mañanas y para vivir, y Filosofía por las tardes porque me gustaba, me gusta. Por la noche trabajaba. Debido a ello, Gaos me consiguió una beca.

 

Aparte de este mentor, ¿hay alguna otra persona a la que usted admire?

A Vasconcelos. Lo conocí cuando regresó de su exilio, después de postularse candidato a la presidencia. Era un hombre muy simpático. Recuerdo una vez que fuimos a Lima a una convención, me dijo: "Leopoldo, acabo de conocer a una mujer bellísima"Le gustaban mucho las mujeres"Esta mujer tiene una amiga. A usted le toca la jovencita, ¡y me deja bien al país!".

Después, en la comida, no sabía que me estaban alabando. Allá, decir pendejo no es una grosería u ofensa, al contrario, hace referencia a una capacidad. Ellos me dijeron: "usted es un gran pendejo"Vasconcelos se dirigió a mí y me preguntó: "¿Éstos cómo lo supieron?"

 

En aquellos tiempos, nace el Movimiento Muralista Mexicano. ¿Cómo lo apreció?

Fue un movimiento maravilloso que estaba creando una cultura mexicana que gustó a todo el mundo por ser una expresión universal a partir de un pueblo muy concreto.

 

¿Mantuvo alguna relación más personal con alguno de los representantes del movimiento?

Conocí a Frida Kahlo y a Diego Rivera. Recuerdo que, en cierta ocasión, estábamos en una comida con el embajador de Francia y a Diego le gustaba mucho espantar, por lo cual le preguntó si alguna vez había probado la carne humana, asegurando que era exquisita, el embajador no supo qué contestar

 

La búsqueda del México lindo y querido

 

¿Podría hablarme más sobre el México de aquellos años?

También me tocó vivir cuando la Revolución comenzó a institucionalizarse. Primero, a los revolucionarios los mataban; a Villa lo mataron, a Zapata, a Carranza… hasta que llegó un grupo muy fuerte que era el de Sonora, al mando de Obregón y Calles. Ellos dieron fin a los desarreglos, con balazos; luego deciden formar un instrumento coordinador de intereses, en donde se discutieron las diferencias. Entonces, surge lo que ahora es el PRI.

Las dos demandas de la Revolución eran: Sufragio Electivo no Reelección, que es la Democracia; la otra era la Tierra es de quien la Trabaja.

Posteriormente, la misión es revalidar esas demandas, lo que sucede cuando llega Cárdenas y realiza la expropiación petrolera.

Estados Unidos tenía la intención de invadir, pero se detiene por la segunda guerra; no podían enfrentarse a un país fronterizo y así optan por la paz.

 

¿Cómo percibe la evolución del PRI?

El PRI debe superar su etapa de concertación antes de llegar a esa evolución, que se da verdaderamente cuando Cárdenas llega al poder y realiza la expropiación petrolera de la cual surge la industria y una burguesía nacional.

Cuando llegó López Mateos a la presidencia, yo ya estaba mayor y me invitó a ayudarlo para ver cómo se podía cambiar al partido y no hacer lo mismo que los demás: beneficiarse únicamente. Me encargó transformarlo. Yo le preguntaba cómo podría hacerlo y él me contestó 'pues con mi apoyo'.

Para ello, se impartieron cinco conferencias y cinco mesas redondas, invitando a aquellos que estaban con y contra el PRI, para que dieran a conocer sus razones.

Eché a andar el proyecto porque considero que la función de los intelectuales en la política es venir para cambiar; no para repetir lo que quieren escuchar.

De ahí que, hace poco, rechazara el premio Jesús Reyes Heroles, ofrecido por Roberto Madrazo, a nombre del PRI. No lo acepté porque lo considero un fraude.

Asimismo, le aconsejé la postulación a otra persona dispuesta a aceptarlo. Hace unos momentos me llamaron para decirme que ya la encontraron.

 

¿Alguna vez lo han censurado por decir lo que piensa?

He resultado incómodo para muchos. En España, tengo un amigo que me pedía artículos; le envié dos pero solo me publicaron uno, por motivos que estaban 'fuera de su alcance'.

También me ha pasado cuando me entrevistan. En una ocasión me preguntaban qué opinaba del zapatismo, haciendo referencia a Marcos, a ello contesté que me parecía un provocador; el entrevistador intervino inmediatamente para contradecirme. Yo repuse que jamás doy respuestas para agradar y coincidir con mis entrevistadores, que si no le gustaba, entonces ¿para qué me entrevistaba?

 

¿Cómo visualiza el actual conflicto zapatista?

Zapatismo es el que hizo Zapata, no el que hizo un señor que se pone máscara, eso no es zapatismo, el nuevo zapatismo es un instrumento de provocación que se escuda en otros y provoca muerte. Al pobre Zapata lo mataron y nadie lo cuidó, ¡eso es zapatismo! Yo nunca vi a Zapata con la cara cubierta.

 

¿Considera que aún estamos viviendo un momento de intolerancia en nuestro país?

Estamos volviendo a la intolerancia. Lo que ahora vemos que sucede en Venezuela, Colombia y Brasil lo vamos a vivir nosotros, ya comenzaron a pelear por las televisoras. A pelear por todo.

 

¿Por qué considera que el hombre cae en este juego?

Por egoísmo. Dice Hegel que en un inicio el hombre estaba solo y comienza a enfrentarse a los animales que son hostiles a él, pero cuando encuentra a otro hombre también lo enfrenta, hasta el momento en que se dan cuenta que pueden unirse y entonces nace la conciencia. Ahora estamos volviendo al enfrentamiento.

Me decía un joven turco que ahora ya no se promueve tanto la guerra porque es muy costosa, que es mejor confrontar a cada uno con el otro y así terminan destruyéndose.

 

Alma Mater

 

¿Qué significa para usted la UNAM?

La etimología lo dice todo: uno, uno, y versidad, lo diverso. El término denota a lo diverso y lo múltiple en una misma cosa; combina una gran unidad; incita a que, en lugar de enfrentamiento, debe existir el acuerdo. Es unidad común sin negar las diferencias, donde lo importante es entendernos; no tolerarnos, sino comprendernos

 

La Universidad es un proyecto para orientar al país; así lo concibió Justo Sierra. Es importante su presencia en una región tan diversa como México y América Latina, donde se persigue llegar cada vez más lejos a través del conocimiento, y encontrar el acuerdo en lugar de la contienda.

 

¿Cómo percibe a la UNAM en relación con otras universidades del país?

Por antonomasia, hablar de la UNAM es referirse a la universidad nacional, que fue creada para preparar el futuro del país y de su gente, sus jóvenes que son el verdadero futuro de México.

 

¿Cree en la existencia, aún, de una identidad universitaria?

La identidad es propia de un universitario; si se es universitario, debe existir conciencia de su postura, de su posición dentro de una totalidad; tratar de entenderla y situarse en ella.

Como dije, la Universidad es un lugar donde el enfrentamiento debe ser renovado por el diálogo, la discusión inteligente. En lugar de matarnos unos a otros como en algunos lugares del mundo, vamos a ponernos de acuerdo entre sí, de eso se trata.

¿Entonces, qué propondría ante los conflictos internos de la UNAM?

Seguir buscando el espíritu de unidad entre nosotros, comprendernos; de lo contrario, seguiremos condenados a estar luchando sordamente unos con otros. Y esto únicamente les conviene a los que están arriba.

 

"Por mi raza hablará el espíritu" ¿Qué significa esto para usted?

"Mi raza" quiere decir: la raza de todos, no una raza especial; es la diversidad. Todas las razas: negras, blancas, amarillas, etc., se integran en una sola para formar lo que se conoce como la raza cósmica, cuyo carácter se vuelve cósmico al abarcar a todas las razas. De ahí que se hable de una raza superior, pues es la suma de todas ellas. Eso es, precisamente, la UNAM.

 

Y el lema: "Amor, orden y progreso", ¿qué le dice?

Este lema es una adaptación del positivismo; la importancia de éste radica en el precepto de que hay que ser buenos para servir al país, no al patrón.

¿Qué mensaje le daría usted a los estudiantes de la UNAM?

Que mantengan el espíritu universitario y de respeto a la diversidad, tratando siempre de comprender a los demás y de hacerse comprender por los demás. ¡No les puedo dar otro consejo porque, si no les resulta, luego me van ha echar la culpa a mí!

¿Cuál sería su ideal de la Universidad?

No hay tal. La universidad es una realidad que debemos seguir haciendo posible.

 

La Vocación de Vivir

 

¿Qué tanto le apasiona la filosofía?

¡La filosofía no me apasiona! Lo que quiero es pensar; si mi trabajo es filosofar pues lo siento por la filosofía. Yo lo que quiero hacer es seguir pensando. Hay quienes piensan que eso no es filosofía.

 

¿Qué gracias le ha legado esta filosofía particular?

He podido no solo pensar sino conocer; he visitado todo el África árabe y el África negra; Asia, Europa y toda América Latina, está última gracias a una beca que me consiguió Gaos.

 

¿Desde su parecer, cuál es la más significativa de sus obras?

Todas, porque se complementan

 

¿De qué disfruta Leopoldo Zea en su tiempo libre?

Me gusta mucho ver la televisión: programas de ópera, ballet y todo lo concerniente a lo social. Eso hago mientras descanso. También me gusta grabar mi programación favorita. Me dice mi mujer: "¿por qué grabas tanto?, ya no tienes donde ponerlo"; en efecto, así es, pero es un gusto particular. También disfruto mucho escuchar música clásica y jazz; de este último género puedo decir que estoy tratando de entenderlo, aunque, a veces, siento que ya lo logré.

 

¿Qué concepción tiene de sí mismo?

No sé quien soy. No puedo describirme, ignoro las razones; además, sería un tanto ególatra, eso se lo dejo a los demás.

 

Ahora, quiero que me dé su definición de los siguientes conceptos:        

Vida

Vida significa vivir, no agachar la cabeza y decir honestamente lo que piensas, aunque el otro replique; como dicen: "pega pero escucha"

 

Dios

Hay una historia muy bonita de un hombre que se pregunta: ¿dónde estás, Dios? Entonces, empieza a gritar más y más hacia los mares: ¿Dónde estás, Dios? Y nada. Pregunta en las selvas. Y nada. Así, concluye que Dios existe porque él, siendo un simple gusanito dentro de la creación, observa que Dios no tiene una razón lo suficientemente poderosa, como para ponerle atención.

Cuando veo mi cuerpo y todas las cosas que existen, deduzco que es por alguien; no es alguien con el que yo pueda tutearme, pero sé que existe y nos dio conciencia para valernos solos, pues los seres humanos somos los animales más desamparados.

 

Felicidad

Sentir goce de lo que se está haciendo y evitar el remordimiento.

 

Libertad

La capacidad de elegir, que la tenemos aunque no queramos

 

Desigualdad

Cuando veo al otro y digo yo quiero lo que usas, y el otro me quiere usar a mí

 

Paz

No matarnos entre sí.

 

Su vida…

He sido un mexicano con mucha suerte, muy afortunado. Y ya.

Ha transcurrido casi hora y media. El cansancio (¿o hartazgo?) comienza a manifestarse en todo su rostro; se queja de un dolor en los ojos, los miro por última vez. Sé que debo irme. También miro su piel que es como una serie de hojas conformando el libro de su vida; los años saben escribir su presencia en la piel.

 

Me despido. Agradece (¿la entrevista o mi despedida?)Me da un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Salgo de ahí

 

Recorro el pasillo; aún más fotos de Leopoldo Zea aparecen. En este edificio se encuentran los orgullos de la Facultad de Filosofía y Letras

 

Avanzo por la Biblioteca Central con sus muros decorados narrando la historia de México en el imaginario de O'Gorman; en la Torre de Rectoría, Siqueiros nos ofrece una sugerencia para un "Nuevo Símbolo Universitario"; el Estadio Olímpico enmarca la obra de Rivera que nos habla del mestizaje mexicano. Sigo recorriendo la UNAM, mi Universidad, que resguarda un patrimonio invaluable; Leopoldo Zea Aguilar pertenece a él. 

 

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