Manuel “Pajarito” Andrade, el jugador número 13
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El emblema Puma cumple 30 años
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Manuel Andrade lo diseñó en un estilo sencillo y moderno
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Sigue trabajando en nuevas versiones
Por Alejandro Rodríguez
México, 21/09/04 (AUNAM);- “A veces, estoy como delantero
buscando los goles. En otras ocasiones, en la media cancha
repartiendo el juego, o en la defensa y hasta de portero. También me
encuentro en las tribunas como el jugador 12, alentando a nuestro
equipo. Unas veces estoy en la alberca y otras más en el gimnasio;
me encuentro en todo lugar donde esté un universitario. Soy el
jugador número 13”.
Todo mundo conoce el logotipo del Puma Universitario usado por
deportistas, académicos, investigadores y aquellos quienes se
identifican con la Máxima Casa de Estudios. Este año se cumplen tres
décadas del icono más representativo después del escudo del águila
mexicana y el cóndor andino de José Vasconcelos. Su creador Manuel
“Pajarito” Andrade Rodríguez es una leyenda viva que se esconde
atrás del Puma.
De
baja estatura, tez blanca, escaso cabello, ojos circulares y un
bigote que recuerdan la imagen de diversos pintores, “Pajarito”
Andrade camina a la salida de la carrera conmemorativa a los 30 años
del emblema deportivo. Son ochos kilómetros por recorrer, cada
competidor porta un Puma en las diversas vestimentas que llevan.
“¡Gracias Pajarito!” dice uno de los competidores al identificarlo.
Hoy es el festejado.
Con
una playera blanca, alusiva a la carrera, a la cual se inscribieron
950 personas, camina escoltado a lado del estrado donde se prepara
para dar la salida. Una Goya antes para Andrade y a iniciar la
competencia. Varios de los corredores aprovechan para saludar y
agradecer el emblema deportivo que portan en distintas partes de su
atuendo.
Una
prolonga bajada por la entrada del maratón, da paso al interior del
Estadio Olímpico Universitario, el cual alberga un Puma en cada
rincón. Es inevitable para el maestro Manuel observar la infinidad
de emblemas que decoran las gradas del inmueble, así como en las
banderas azules y oros de las astas. “Es una emoción permanente.
Mientras estoy consciente y no entro a la vigilia del sueño, pienso
lo bello que es observar una creación propia”.
Nos
detenemos encima del Puma más grande del estadio, el cual mide unos
cuatro metros de circunferencia, situado en la parte final de la
rampa que da inicio a la pista de tartán. La plática se interrumpe
para observar el retocado que le dieron hace apenas un par de años.
“Me pidieron que dibujara el primer logotipo, el cual hice con mucho
gusto al saber de la historia que tiene nuestro Estadio
Universitario” recuerda.
Además de la insignia que todo universitario recuerda, a lo largo de
sus diversos trabajos como diseñador gráfico se incluyen los escudos
de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y la Universiada de México
1979, entre otros. “No creo fama y me echo a dormir, estoy en
continuo pensamiento para innovar. Esta es mi bandera” reconoce.
Los
fotógrafos le piden colocarse en diversas poses para la imagen del
recuerdo. Una y otra vez el flash deslumbra sus redondos ojos,
mientras más reporteros gráficos aprovechan la oportunidad para
imprimir sus placas. Con toda paciencia, el “Pajarito” obedece a las
peticiones de éstos.
Al
explicar la manera en que ideó el emblema, recuerda que el objetivo
fue crear una imagen que fácilmente se quedara en la memoria de la
gente y que tuviera un diseño innovador. “Lo simple siempre ha sido
lo más complejo, para llegar a la síntesis es un camino más difícil.
Una vez que se encuentra el hilo de la madeja sólo es cuestión de
trabajarla”.
Lo
difícil para Manuel Andrade fue buscar los trazos que remitieran a
un Puma pues, como ha comentado en más de una ocasión, si se hubiera
tratado de un león o un tigre, el trabajo hubiera sido más fácil. Al
no tener más elementos de distinción que lo liso de su rostro y lo
corto de las orejas, decidió dibujar la cabeza del felino agregando
la legendaria “U” de la Universidad. Le llevó alrededor de tres
meses poder diseñar el emblema con los tres círculos que engloban el
escudo original.
Una
inusitada lluvia obliga a todos a correr a una carpa destinada para
el comité organizador ubicada a un constado de la cancha empastada.
“Pajarito” corre a protegerse del diluvio que nos obliga a seguirle
el paso. Una vez cubiertos del agua, el café caliente es el más
solicitado.
Al
ser cuestionado del orgullo que cada deportista muestra en las
competencias donde defiende a la insignia con fiereza, el maestro
Andrade no esconde la sonrisa al explicar sus sentimientos. “Para
los universitarios como yo, es grandioso lo que se engloba en un
emblema. A tal grado que varios piensan que es nuestro escudo
general. Nos olvidamos del académico”.
Reconoce que cada escudo debe tener su importancia, como la imagen
que nos regaló José Vasconcelos en 1929, junto con la frase de la
raza cósmica: es un legado que no puede ser sustituido por nada. “La
pasión que nos transmite el deporte, es la causante de la identidad
colectiva por nuestros valores académicos. Un sustituto mental que
debe fortalecer nuestra imagen” afirma.
Los
primeros corredores hacen su arribo al Olímpico Universitario.
Martín Torres, de la categoría libre, es el primero en cruzar la
línea en 27 minutos once segundos. Andrade lo contempla y le dedica
los primeros aplausos para después ir a felicitar a los demás
corredores que pasan junto a él.
Uno
de los competidores busca quien le indique dónde puede pasar a
recoge su playera conmemorativa. Al no ver más que al “Pajarito”
cerca de él, se acerca para reclamarle la falta de indicaciones para
saber donde ir a recoger la codiciada prenda. Manuel Andrade, lo
acompaña personalmente con el director de la carrera, Pablo Tamayo,
quien es finalmente el que le indica dónde acudir.
Las
vestimentas de los corredores se vuelven una pasarela donde se
observan los diversos grabados del emblema deportivo que remiten a
varias épocas y disciplinas de la UNAM. El Puma llega a sus 30 años
y se perciben muchos más. “Hay logotipos etéreos que se olvidan al
terminar el evento o la institución que lo representa. Este es un
logo que estuvo diseñado para mucho tiempo. Al inicio pensé que por
la efervescencia del trabajo realizado, iba a sufrir diversas
modificaciones, pero después de 30 años, ¡Oh sorpresa! Sigue
intacto”.
Recuerda que no todos sus trabajos han corrido la misma suerte que
el del Puma. Tal es el caso del que realizó para la Universiada
Mundial de México 1979, el cual fue un arduo trabajo de diseño que
sólo quedó en el recuerdo de los competidores de ese evento y ahora
pertenece al olvido para muchos.
Los
primeros corredores que reconocen al homenajeado son de la categoría
de Veteranos, quienes se acercan al maestro Andrade para
felicitarlo, agradecerle y, de paso, pedirle la foto del recuerdo.
Otros más, ya con la camisa conmemorativa, le piden al “Pajarito” su
autógrafo, quien no sólo pone su firma, sino dedica frases de
aliento y plasma su autorretrato a cada vestimenta que lo solicita.
Desde la meta de la pista, se puede observar la parte alta de la
rectoría, justo al lado del pebetero. Una postal que obliga a la
reflexión de lo que significa la Universidad misma desde su academia
hasta el deporte, pasando por su historia. “Para mí la UNAM
representa un todo, la integración de nuestro ser. Una guía para
nuestras actividades para los que trabajan en ella y también para
los que no. Es un proyecto de vida que la construyen, profesores,
investigadores, trabajadores, estudiantes y, por supuesto, todos los
deportistas” afirma.
Dedicado actualmente a las Artes Plásticas se encuentra trabajando
en nuevos diseños para darle aire fresco al emblema universitario
que aparecerán próximamente en carteles, diplomas y trofeos
relacionados con la Universidad en el ámbito deportivo y, también,
académico. “Permanentemente estoy pintando, pues es una
manifestación artística en el que uno nunca puede parar y hasta que
tenga aliento en este cuerpo, será una constante”.
La
carrera por fin ha llegado a su final, los ganadores en las 10
categorías en competencia fueron Liliana Aguilar, Juventino Soto,
Gabriela Nava, Felipe Pérez, Liliana Cruz, Martín Torres, Ruth
Mendoza, Alejandro Sánchez, Silvia Rodríguez y Fernando Centeno; en
femenil y varonil de Veteranos, de Master, de Libre, de Media
Superior y de Superior, respectivamente.
La
premiación se realizó con la fotografía obligada de Manuel Andrade
con cada uno de los ganadores. Para después firmar cada una de las
playeras y aceptar más fotos que deseaban los corredores. Andrade
nunca perdió el buen humor y hasta se dio tiempo de dibujar su
autorretrato en cuadernos y carteles.
Manuel “Pajarito” Andrade, se despide de nosotros. Camina a lado de
su escudo que por momentos se encarna en aquel hombre que dice volar
a pesar de ser un felino dorado. “Estoy en cada rincón de la
Universidad, desde el pebetero hasta en la vestimenta de los Pumas.
Yo los apoyo, los aliento, los empujo en los momentos difíciles y a
cambio, en cada victoria y esfuerzo, me enaltecen”. |