Adolescencia

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La testosterona llegó

 

 

  Poco después del fallecimiento de mi padre entré en la etapa de crecimiento y desarrollo. También empezaron a aparecer los caracteres secundarios que en mi caso se presentaron pero de una manera mas discreta comparada con los demás. Por ejemplo mi hermano Simón le creció la barba cerrada  y desarrolló mucha musculatura. Ya a los 14 años él contaba con un cuerpo atlético que muchos envidiaban y las mujeres admiraban. En mi caso la barba era tan escasa  que en lugar de rasurarme me depilaba. Lo mismo ocurría con mi cuerpo, casi no tenía bello y desarrollé poca musculatura.  Debido a que mi hermano practicaba pesas y ejercicios propios para fisicoculturistas, yo intenté imitarlo pero los resultados nunca fueron similares. En términos generales seguí siendo alguien de cuerpo enclenque con poco bello en cara y cuerpo, cosa que yo sabía producía enojo y rechazo  en los demás barones.

 

Mi hermano me había comentado de sus experiencias al comprar y disfrutar de las revistas para caballeros  y me decía que yo era muy chico, que por eso no disfrutaba tanto esa actividad pero llegaría el día en que las cosas serían diferentes.

 

  Ya estaba yo por cumplir los doce años cuando un compañero en la escuela me enseñó un día un calendario de bolsillo que tenía la ilustración de una mujer bañándose.  Sólo se apreciaba de la cintura para arriba, pero sus senos eran grandes y bien formados. Se notaba como escurría el agua por su pecho y yo sentí una excitación muy grande. Lo que me había dicho mi hermano era verdad. Aquel compañero notó la expresión de mi rostro y decidió regalarme esa foto, cosa que acepté de inmediato. Durante un tiempo disfruté de esa fotografía, pero mas tarde decidí comprar yo mismo algunas revistas para caballeros, pero creo que llegué a coleccionar en esta etapa de mi vida unas 3 revistas en total, que en comparación con lo que tenía mi hermano no era nada. El verdaderamente era un… digamos vouyerista.

 

  Alguna vez aprendí en un programa de televisión que los niños y las niñas tienen hormonas en sus cuerpos. Ambos tienen testosterona (hormona masculina) y estrógenos (hormonas femeninas), sólo que en pequeñas cantidades y que cuando se entra a la etapa de desarrollo se incrementa la testosterona en los hombres y los estrógenos en las mujeres, esta es la causa no solo del cambio físico sino también del comportamiento, y que por lo general ayuda a que ambos sexos se atraigan mutuamente, o al menos, en la mayoría de los casos.   Al parecer yo estaba pasando por ese proceso, quizás no exitosamente, pero definitivamente se estaban presentando situaciones nuevas en mi vida. En un principio todo apuntaba a que yo podía lograr desarrollarme como un hombre normal, al menos eso esperaba. Yo pensé muchas veces que yo era homosexual  y por lo tanto debía ocultar todo a mis padres ya que ellos criticaban mucho esta situación. Pero tal vez con el crecimiento todas esas fantasías de niño (o de niña) desaparecerían. Tal vez también esta sea la razón por la que muchas veces trataba de mimetizar mi comportamiento con la forma de ser de mi hermano Simón.

 

 

El travestismo

Debido a algunos problemas en los cambios de escuelas que necesitaba hacer mi mamá, yo perdí un año escolar en la primaria y en el grado sexto, yo ya tenía casi trece años, pero mi  desarrollo físico, apenas era como  alguien  de doce. En este año escolar los maestros tenían reuniones todos los viernes, una hora antes de la salida normal. Así que nos dejaban salir antes  por lo que empecé a llegar mas temprano que de costumbre a mi casa todos esos días. Casualmente en ese horario que llegaba a mi casa, no había nadie y yo tenía una hora libre para hacer lo que yo quisiera. Y que otra cosa podría hacer; bueno tal vez hacer la tarea, pero como era viernes me quedaba todo el fin de semana para hacerla, también podría ver televisión, pero a esa edad las caricaturas ya no me atraían y los demás programas no me interesaban. Por cierto que estoy hablando del año de 1977 en el que la televisión por cable no existía, tampoco las videocaseteras, así que sólo se tenían seis canales para elegir.

 

Pues bien, un día me encontré unas medias tiradas en la basura del baño y  me las puse, cosa que me recordó mis experiencias de la infancia. Luego decidí un día de los que llegué temprano a mi casa buscar ropa para vestirme. Entonces encontré una falda morada una blusa blanca que le combinaba bien y como mi hermana Juana ya tenía 15 años, le tomé prestada su ropa interior para moldear un poco mi figura. También me maquillé y disfruté mucho verme como mujer, pero después me arrepentí de hacer eso. Sin embargo cada viernes volvía a hacer lo mismo.

 

  Ya después pasé a la escuela secundaria y  no disfrutaba de esa hora libre, pero busque espacios para seguir haciéndolo al menos una vez a la semana. Generalmente en el baño los fines de semana me llevaba ropa y maquillaje  a escondidas y demoraba mucho. Casi todos me preguntaban que tanto hacía yo en el baño y yo solo decía:

 

---Pues  bañarme, que otra cosa voy a estar haciendo.

 

 Siempre tuve cuidado de meter y sacar las cosas sin que nadie me viera. Ahora crecía mi preocupación sobre ser homosexual. “Si mi mamá se enterara de que yo hago esto me mata”, pensaba,  “estoy seguro que lo hará”. Ella no era comprensiva, por el contrario siempre fue muy dura con nosotros  y siempre mostró un gran rechazo por las personas que en el barrio mostraban abiertamente su homosexualidad, o sea salían del closet.

 

  Había una chica (trans) que era muy conocida en el barrio, yo solo la llegué a ver unas dos veces. Ella tendría unos 30 años cuando yo la vi por primera vez. Se notaba que no era una mujer biológica por sus rasgos algo duros de la cara. Muy probablemente no consumía hormonas, pero también es cierto que uno lo notaba  por que ya se tenía el antecedente de lo que  comentaban de ella en el barrio. De hecho fue mi mamá la que nos platicó de la primera vez que la vió:

 

---Hablaba como mujer y me pareció atractiva en un principio, --- comentó mi mamá --- pero después de observarla durante unos minutos mientras ella platicaba con una de mis clientas, me di cuenta de que realmente era el maricón del que ya mi habían hablado antes. Cuando se fue le pregunté a mi clienta si ella era “Chava” y me confirmó que si.

 

   Chava tenía una estética y con ella trabajaban otros u otras igual que ella, pero no eran tan femeninos como ella, solamente eran amanerados. Mi mamá siempre comentó que no sabía como la aceptaban sus padres, ya que era sabido que vivía en la misma casa que ellos a pesar de su edad (tal vez unos 30 años). Muchas veces hizo comentarios burlones acerca de ella y yo me sentía muy mal. “Si supieras lo que hace tu hijo te morirías de la pena” pensaba.  De cualquier forma mi mamá hizo  amistad con ella ya que era buena clienta para la compra de cosméticos que mi mamá le vendía.

 

   Siempre que yo me vestía como mujer mi pensamiento de atracción hacia los hombres se trataba de despertar, pero yo ponía un bloqueo y prefería pensar que estaba acompañada por otras mujeres que también me atraían en ese entonces. De manera que bloqueaba cualquier intención de imaginar la compañía de hombres, pero en algunas ocasiones si llegue a pensar en el sexo con un hombre, incluso llegué a masturbarme mientras me introducía objetos, pero nunca me enamoré de ningún hombre. Creo que después de lo mal que me trataban les tenía fobia, o tal vez simplemente fue que la testosterona me ayudaba a rechazar la atracción por ellos.

 

  Aun que en ese tiempo yo aun no había escuchado el término Travestismo, parece ser que era lo que mas me definía, ya que sólo realizaba esta actividad una o dos veces por semana y el resto de mi vida me esforzaba por  ajustarme a los estereotipos de lo que es un hombre.

Amores platónicos

Cuando entré a la secundaria estaba por cumplir los catorce y por primera vez compartí  el mismo salón con mujeres y hombres. En la escuela primaria sólo convivía con hombres y esto era nuevo para mi.  Desde el principio esto me causó cierto estrés. Yo no sabía como comportarme con las mujeres y sentía que un acercamiento con ellas era casi igual a iniciar una relación de noviazgo,  cosa que yo no tenía ni idea de cómo manejar.  Sin embargo suponía que la misma situación debía presentarse  para casi todos los demás, pero no era así, la mayoría manejaba bien sus relaciones con las chicas  y pronto iniciaban relaciones de noviazgo. Tal vez eran relaciones todavía infantiles en algunos casos, pero finalmente eran relaciones. Yo en cambio nunca superé mi miedo a iniciar una relación de noviazgo y se puede decir que rehuía de las mujeres para evitar tener que caer en esta situación. Al parecer las hormonas ya no estaban funcionando tan bien como parecía al principio.

 

 

  Sin embargo para no pensar en que yo era homosexual, inicié relaciones platónicas con una chica que me gustaba y que además era mi vecina. Ella nunca estuvo en el mismo grupo que yo por que a pesar de que era de mi misma edad ella nunca perdió años escolares y estaba un año adelantada. Definitivamente las mujeres si me atraían pero digamos que no lo suficiente como para intentar un noviazgo. Ahora sé que definitivamente las hormonas o algo interno impulsa a cualquier hombre a vencer sus miedos y a buscar aquello que les atrae de manera irresistible, como es el caso de  las mujeres, pero definitivamente no era mi caso.

 

  Desde la infancia también tuve atracciones platónicas por mujeres, en especial recuerdo que cuando vi la serie de la Mujer Maravilla me sentí atraído por la belleza de Linda Carter. Definitivamente las mujeres son lo más bello que puso Dios sobre la tierra.

 

    Algunas veces me animé a hacer plática con mi vecina,  cuando me la encontraba de camino a la escuela, y debo decir que me sentía exageradamente nervioso. Estoy casi seguro que se me notaba lo nervioso ya que no podía articular una conversación normal.  Lo peor de todo es que tengo la sensación de que ella si se hubiera animado a ser mi novia si yo no hubiera sido tan estúpido.  Definitivamente cuando no eres un hombre completo, no lo eres. Aquella chica que me gustaba se cambió de casa después del terremoto de 1985 y nunca volví a saber nada de ella.

 

  De esta manera transcurrió todo el periodo de Secundaria y nunca tuve una novia. Es mas debo mencionar que dos  mujeres se animaron a pedirme a mi que anduviera con ellas, pero yo no me sentía inmensamente atraído por ellas y las rechacé. Pienso que lo que les atraía de mi era mi éxito escolar no  mi atractivo físico. Siempre observé que los demás  se veían más  atractivos y más masculinos que yo  y eso también me inhibía para iniciar relaciones de noviazgo. 

 

La homofobia

 

 

 

  En el mercado del barrio en que vivía una mujer trans vendía manteles, y era tremendamente criticada por todo mundo. La razón es que lo único femenino que tenía era su busto, el cual lucía usando escotes y blusas muy ajustadas. Ella tendría unos 50 años y todo el resto de su cuerpo, incluyendo su rostro, eran de un hombre. La voz incluso no sonaba femenina si no mas bien una imitación muy falsa. Debo decir que la impresión que daba era muy mala, incluso a mi mismo me causaba rechazo el ver esa imagen, no era ni hombre ni mujer. Ella o él caía en el concepto total de maricón como lo entendíamos todos en esa época.

 

Creo que la homofobia se da por el rechazo de lo que no nos agrada visualmente y este tipo de manifestaciones me provocó que yo tratara de rechazar lo mismo que yo hacía a escondidas. Aunque después  pensaba que lo que yo hacía era buscar transformarme completamente en mujer en lugar de ser una caricatura de mujer. Claro que yo no podía saber si estaba cayendo en lo mismo si no había nadie que me retroalimentara, nadie que me dijera si podía pasar por mujer o simplemente lucía como un maricón mas.

 

  Además de la “señora” de los manteles había otros maricones, como los que trabajaban con Chava que realmente daban mal aspecto y puedo decir que yo mismo era homofóbico. Siempre pensé; “Dios me libre de ser como ellos”.

 

  Ahora se que las manifestaciones abiertas de amaneramientos son para atraer a hombres buscando relaciones totalmente homosexuales y no se relacionan con el travestismo ni la transexualidad. O sea que finalmente yo no entraba dentro de esta clasificación, pero siempre me causó mucho miedo terminar como alguien así. Hasta la fecha me causa temor caer  en el estereotipo de los maricones o sea mas hombre que mujer o mejor dicho un hombre con maquillaje de mujer.

 

 

La primera vez en lugares públicos

 

Nunca antes había estado en un lugar público, y no se de donde me llegó la idea de hacerlo, simplemente empecé a experimentar una irresistible atracción a hacerlo, la misma fantasía que desde  los ocho años yo ya había tenido.

 

  Tenía quince años de edad cuando decidí  salir definitivamente a experimentar esto.  Ya  había planeado hacerlo desde hacía unos seis meses antes. Era muy triste usar siempre esa ropa a solas oculto dentro de cuatro paredes. Me preguntaba; ¿como se sentiría?, ¿que tan excitante podría ser?, ¿como es el ser mujer?. Así que pensé que sólo podría responder a esas preguntas al internarme en la vida real, rodeado por personas, como lo hace a diario cualquier mujer.

 

En ese tiempo era obligatorio asistir a la escuela  con el pelo corto,  así que esperé hasta las vacaciones de verano para dejar que mi cabello creciera un poco. Lo dejé crecer tal vez unos tres meses, lo cual no es mucho pero es mejor que traer un corte de soldado.

 

   Un día de ese verano todos mis familiares se fueron de compras y yo me quede a solas en casa. Estaba segura de que ellos regresarían tres o cuatro horas después. “Por fin el momento perfecto ha llegado”, pensé,  y no lo podía desperdiciar.  Recuerdo como me vestí en esa ocasión, la ropa interior de mi hermana con rellenos en el brasier, una blusa verde floreada, una falda azul y unos pares de zapatos altos de mi hermana. Me maquillé como acostumbraba hacerlo escondida en el baño. Entonces ya estaba lista y caminé a la puerta delantera (no teníamos puerta trasera), me detuve un momento y respiré hondo,  abrí lentamente la puerta  y me asomé para ver que ningún vecino pudiera verme, no recuerdo cuantas veces hice lo mismo, pero el tiempo se estaba pasando muy rápido, así que puse el primer pie afuera en un momento que nadie podía verme y continué con el segundo pie para terminar cerrando la puerta tras de mi. A pesar del miedo tan grande, caminé por unos segundos y cuando me di cuenta ya estaba en la esquina de la casa, ahí vi algunas personas, creo que era una familia, traté de caminar normal, pero ellos no prestaron ninguna atención en mi, así que me relajé un poco. Después vi a algunas personas que me observaban, tal vez podrían haberse dado cuenta que yo no era una mujer, no lo sé. Yo suponía que por ser joven podría pasar más fácilmente como mujer, que alguien adulto. Me gusta pensar que al menos en el caso de los hombres que me observaban, era por que veían mis piernas, y al menos en un par de veces puedo decir  que así fue.

 

   Caminé por las calles alrededor de la 1:00 P.M. por unos treinta minutos y finalmente regresé a la casa. Después de esto no me sentía del todo bien, se suponía que debía caminar por las calles sin que nadie me observara, pero la  sensación de que algo salió mal se apoderó de mi. Tal vez mas personas de las que imaginaba adivinaron que no era mujer.  El error más grande que cometí, y que tal vez cualquiera lo hubiera cometido;  fue tener miedo. Cuando alguien tiene miedo esta alertando a los demás para que volteen a mirar y preguntarse que pasa.  Pienso que esto es así por que después experimenté saliendo como hombre pero actuando y caminando de la misma manera; la  cabeza agachada como buscando esconder la cara y evitaba los acercamientos con la gente. El resultado fue que la gente me  observó de la misma manera que cuando salí como mujer.

 

   Al principio pensé que lo que había hecho jamás se volvería a repetir, y que sólo me quedaría con esa experiencia como recuerdo de la realización de mi fantasía. Por supuesto que estaba totalmente equivocada. Al pasar el tiempo seguía haciendo mis prácticas de travestismo a escondidas y desde luego, poco a poco comenzó a surgir otra vez la idea de salir, sólo que en este caso lo planeé diferente. Lo haría de noche para evitar que se me notaran los rasgos de la cara con todo detalle, de esta manera no tendría tanto miedo en caminar con la cabeza bien levantada ni alejándome de todo el que se me acerque.

 

  Estaba cursando el último año se secundaria y todavía tenía que usar el cabello corto, pero al terminar se acabaría para siempre esa obligación. De manera que cuando terminé la escuela en 1980 dejé pasar unos cinco o seis meses para dejar crecer mi cabello más de lo acostumbrado.  Finalmente una de tantas noches  me vestí con jens, blusa blanca, sueter y zapatos de tacón. Era la ropa que se veía que las mujeres vestían comúnmente, pero esta vez agregué una bolsa al vestuario y salí a dar una vuelta. En esta ocasión me encontré con calles mas desoladas, pero tuve la oportunidad de acercarme a mucha gente en una parada de camión y esta vez sentí que todo salió casi perfecto.  Digo casi por que me percaté de otro detalle importante para pasar por mujer; es conveniente caminar en calles transitadas y con iluminación, ya que las mujeres normales muy rara vez se internan en las noches en callejones oscuros y desolados.

 

  Desgraciadamente mi mamá no me dejaba usar el pelo muy largo, así que tuve que seguir recortándomelo, sólo que ya no me lo cortaba con tanta frecuencia ni tampoco usaba ese corte de soldado. Sin embargo a penas empezaba a llegar mi cabello al hombro y mi mamá me enviaba a la peluquería.

 

  Recuerdo que alguna vez en la escuela unos tipos me dijeron “Adios” al pasar junto a ellos. Yo pensé que eran homosexuales, pero después escuché:

 

--- Creo que es un hombre – dijo uno.

--- No, como crees --- contestó el otro.

 

Era de noche y tal vez no se notaban mis rasgos, además yo traía bastante crecido mi cabello, usaba sueteres abiertos como de mujer y mi cuerpo era demasiado flaco. Todos estos detalles debieron contribuir para que por primera vez, sin quererlo, me confundieran con mujer.

 

 

Información en medios

 

 

 

Aproximadamente en  la época en que yo tenía unos 16 o 17 años, encontré un artículo en la revista Contenido referente a la transexualidad.  En 1981 Todavía no había Internet y la información en los medios al respecto era realmente excepcional.  Anteriormente en 1976  en las noticias apareció la foto de un tenista que cambio de sexo para convertirse en Renee Richards. A esta  nota no le dedicaron ni 30 segundos. En cambio  este artículo si era muy completo e incluía fotos.

   El artículo trataba sobre un “niño” australiano que solía pintarse y ponerse prendas de mujer, pero a diferencia mía, el fue sorprendido varias veces por sus padres, razón por la que lo reprendían y en especial su papá le ponía fuertes tundas. Como todo esto no daba resultada para corregir a su hijo, sus padres decidieron llevarlo a un especialista. Este les comentó que había un desorden hormonal que era imposible corregir.  Se que la explicación del supuesto especialista no va acorde con las explicaciones modernas, pero tratándose de Australia, supongo que  era de lo mas avanzado con lo que se contaba en ese tiempo.  Lo importante fue que esto ayudó a que sus papas dejaran de reprender a su hijo, sin embargo siguieron mostrándose molestos cuando lo descubrían.

Por las noches lloraba y se quejaba:

 

   --- ¡Oh Dios!, ¿Por qué me hiciste hombre?

 

No pudo soportar la tensión en su casa y al llegar a la adolescencia escapó de ahí y empezó a vivir como mujer. Consiguió trabajar en el mundo del espectáculo antes de tener una CRS (Cirugía de Reasignación de Sexo).

 

--- Aunque en Australia hay muchos hombres que viven y trabajan como mujeres, eso no era todo lo que yo quería--- comentó.

 

  Finalmente se practicó la cirugía y al parecer llevaba una vida feliz.

 

  Las fotos que se presentaban era muy diferente de lo que yo hasta ese entonces conocía en mi mundo como “maricón”, Las mujeres que bailaban en esos centros de espectáculos no eran eso, ellas eras mujeres realmente. Se veían fabulosas. Eso era lo que yo deseaba, pero ¡oh!... que triste pensar que yo no vivía en Australia, “claro, eso pasó del otro lado del planeta a miles de kilómetros de donde yo vivo” pensé.

 

  A pesar de todo empecé a tener en mente que hacer algo así era padrisimo, y que ojalá algún día yo me pudiera ir a vivir a ese país.  Transcurrió  uno o dos años después de leer ese artículo cuando apareció en un periódico otra noticia titulada:

 

VUELVAN ME HACER HOMBRE

 

  Por supuesto se trataba de alguien que también se había cambiado de sexo pero se arrepintió después de la CRS. 

Los comentarios que ya  empezaban a escucharse acerca de la gente que hace esto eran repulsivos. Se expresaban de ellas como pervertidos…como monstruos. 

 

  Yo al principio no hacía caso de esos comentarios, pero cuando leí esa noticia me di cuenta que tal vez la gente tenía razón, que no se puede cambiar la naturaleza y que probablemente todos los que hacen eso terminan arrepintiéndose  y sin posibilidades de regresar lo que ya habían perdido. Me pareció un infierno.

 

 

 

 

Y continuaron los amores platónicos

 

Con la poca información con la que contaba, traté de alejarme lo más que podía de mis actividades transvestis y busqué cobijo en los amores platónicos. Bien pude haber buscado una novia y conocer más de cerca ese lado masculino que no había experimentado, pero la verdad es que en el fondo no desaparecía ese miedo a manejar ese tipo de relaciones.

 

Mi ídolo en ese tiempo era la cantante Yuri. Ella era casi de mi edad, rubia de ojos verdes originaria del estado de Veracruz. Me fascinaba esa mujer y comencé a buscarla en conciertos y programas de televisión. Asistí unas tres veces a los shows televisados y me atreví a pedirle  su autógrafo y  también me saque una foto con ella.

 

  En mi tiempo libre coleccionaba fotos y artículos de la cantante, pero sin querer, también debo decir que había momentos en que imaginaba ser como ella.

 

  Entre los 18 y 19 años mi vida siguió entre la escuela, mis amores platónicos,  además  mis prácticas transvestis y las salidas siguieron ocurriendo a pesar de  que yo trataba de reprimir este sentimiento. En la escuela estudiaba para técnico en electrónica, una actividad que estaba orientada casi en un 100% para hombres, razón por la que no tenía compañeras, así, no me preocupé en ese tiempo por acercarme a ellas y correr el riesgo de tener novia. Muchos de mis compañeros  tampoco tenían novia por lo que mi situación no me preocupaba, aun que se que su situación era diferente; algunos la buscaban sin éxito y otros la habían perdido por alguna causa y esperaban reconciliarse o después conseguir otra.  Pero tener novia no era algo que se me cuestionara a menudo, así que esta situación no me estresaba, ni me importaba. Y si acaso me cuestionaban,  respondía  que llevaba buenas calificaciones y que una mujer en mi vida provocaría que yo bajar de nivel además de hacerme perder dinero.

 

  En ese tiempo contaba con una beca en la escuela y además trabajaba en un pequeño negocio propio por lo que tenía algo de dinero para mis gastos. Yo me pagué unos viajes a Acapulco y Guadalajara, también guardé dinero en el banco y por supuesto empecé a comprar mi propia ropa de mujer.  Yo medía 1.72m y mi hermana Juana sólo 1.56m, de manera que su ropa ya no me quedaba, así que compré algunas cosas que escondía en mi ropero.  No podía comprar muchas cosas por que no tendría donde esconderlas, además de que me daba pena comprar cosas de mujer. Por lo general aprovechaba las épocas de diciembre o de día de las madres para hacerme pasar por alguien que compra algo para regalar.

 

  En ocasiones también compraba revistas para caballeros o asistía a shows de mujeres desnudas. El problema era que casi todas las fotos de mujeres desnudas despertaban el deseo de ser como ellas. Los shows lo disfrutaba mas como hombre, pienso, tal vez por identificarme con el público presente.  En una ocasión apareció una chica, muy guapa, que entró con un atuendo muy sexi y después de bailar en el escenario comenzó a animar a la gente para que aplaudieran si querían que se quitara la ropa. Con el pretexto de que no aplaudían lo suficiente,  animó a algunos a subir al escenario y los besaba en la boca. La gente se emocionó mucho, así que comenzó su baile para quitarse la ropa, de pronto apagaron las luces, y cuando las encendieron todos vieron que la chica ya no tenía sostén, pero además tampoco tenía pechos. Se trataba de un hombre.

 

  Esta experiencia me enseñó que también había mucha gente trans en México. Tal vez sin tratamiento, pero eran mujeres trans y muy guapas.  Todo mundo se expresaba mal de “los maricones”,  decían que cualquier hombre vestido de mujer se le notaba, sin embargo en ese show hubo tres hombres que besaron a la chica trans y nunca se dieron cuenta. Comencé a pensar en que si es posible pasar por mujer con ayuda de trucos y maquillaje. Mis salidas todavía eran ocasionales y de noche, pero comencé a planear nuevamente salidas de día.

 

 

 

 

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