Adultez Segunda Parte |
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Y por fin llegó el Internet |
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Gracias
a mi nuevo empleo comencé a tener por primera vez acceso al Internet. Claro que
procuraba ser discreto, pero un día me animé a buscar información travesti y transexual. Me quedé sorprendida de la
cantidad de páginas que hablan al respecto. Lo extraño es que nunca encontré
un remedio para este padecimiento, o mejor dicho si lo encontré, pero el
remedio descrito siempre fue el mismo para el caso de Hombre a Mujer HaM (MtF Male to Famele
en inglés): - Vivir uno o dos años como mujer, mejor conocido como periodo de prueba. -
Consumir hormonas femeninas en forma controlada. -
Practicarse algunas cirugías faciales. -
Ejercitar una voz femenina. |
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Depilación permanente (electrólisis). -
Viginoplastía o la CRS;
Cirugía de Reasignación de Sexo, al término del periodo de prueba (SRS; Sex Reasignment Surgery en Inglés). Así
que no hay una forma conocida para modificar la identidad de género
equivocada, o sea hombres que se identifican como mujeres o mujeres que se
identifican como hombres. Lo único que existe es un tratamiento para hacer
que la forma física del cuerpo corresponda a la identidad real que se tiene
del sexo de uno. También
encontré información para travestis. Uno de esos
sitios ofrecía vivir una semana como mujer, sin que esto implique ningún
riesgo de hormonas u operaciones quirúrgicas.
Las personas travestis no sienten un deseo
irrefrenable de ser toda su vida mujeres pero les agrada experimentar que se
siente ser mujer. Las
investigaciones sobre la transexualidad son serias y se basan en hechos no en
suposiciones. Leí sobre el caso de unos gemelos que les realizaron una
circuncisión cuando eran recién
nacidos. Uno de ellos tuvo una complicación y decidieron amputar su pene y en
su lugar construyeron una “vagina”. Los papas
estaban de acuerdo. La hipótesis del doctor Money, quien llevó el caso en el aspecto
psicológico, era que la identidad sexual es “aprendida”. O sea
que cada quien aprendemos a darnos cuenta si somos hombres o mujeres y
aprendemos a comportarnos como tales de acuerdo a las normas de la sociedad
en que vivimos y a la educación. Lo extraño fue que esta, ahora niña, la
trataron de educar como Brenda durante toda su infancia. Le pusieron
vestidos, le compraban muñecas, etc. Pero el resultado fue un rotundo
fracaso. Durante toda su vida Brenda siempre supo que ella era realmente un
niño. Igual que su hermano gemelo ella siempre quiso ser hombre y en la
adolescencia inició los procesos para convertirse en lo que realmente
era. Este y otros casos seriamente
documentados ponen de manifiesto que no aprendemos a ser hombres o mujeres,
mas bien, la genética nos indica que somos y así es como debemos
comportarnos, o sea que por naturaleza
nos identificamos con los comportamientos de uno u otro sexo según el caso.
El problema es solamente explicar por que hay gente que siendo o habiendo
nacido con un sexo se siente identificada con el opuesto. Hasta que no se encuentre la razón
de fondo, comprobada científicamente, probablemente muchos gobiernos y la
sociedad en general seguirán rechazando la transexualidad. Esto es, tal vez la transexualidad se deba a un gen
específico o a un grupo de ellos. Si se supiera exactamente como es o como
funciona genéticamente el proceso de
la identidad de género, tal vez los gobiernos tendrían que aceptar este
fenómeno y por lo tanto no condenar a todas las personas a vivir eternamente el rol sexual que no
les corresponde. Habría la posibilidad de cambiar su nombre en las Actas de
nacimiento sin restricciones, y podría una empezar su vida con el rol correspondiente a la identidad
de género a temprana edad, tal vez incluso se permitiría hacerse exámenes
para diagnosticarse la posible transexualidad desde la infancia y actuar a
tiempo para que la persona pueda tener una vida más o menos normal. Si deseas cambiar de sexo a una edad adulta, se presenta el
problema de que todas las personas que te conocen te identifican como un
hombre o mujer según el caso y la nueva personalidad de sexo contrario
generalmente es rechazada. Si eres hombre y quieres ser mujer no basta con
que un día de buenas a primeras te presentes ante tus familiares o ante tus
compañeros de trabajo como mujer. Aun cuando fueras muy pasable como mujer,
resulta que eres como una nueva persona a la que ahora tienen que volver a
identificar como tal. La persona que antes solías ser ha muerto en el momento
en que decides ser tu misma. Ahora eres, quieras o no, otra nueva persona. Tus
recuerdos y todo lo demás siguen estando allí para ti, pero el recuerdo de tu
imagen ya no sigue estando allí para los demás, ahora ya tienes otra nueva
imagen y también otro comportamiento. Los compañeros que antes te invitaban a
tomar una cerveza ya no se sentirán cómodos haciendo lo mismo, y las mujeres
tal vez ahora se sientan cómodas invitándote a tomar café o ir de compras,
cosa que antes nunca lo hubieran hecho. Sin embargo este proceso de
reeducación no surge de un día para otro. Por lo general las personas no se
sienten cómodas con los sujetos que acaban de conocer o que les acaban de
presentar, supongo que debe ser aun más incómodo tratar a alguien a quien se
supone que conoces pero a la vez es alguien nuevo. |
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Mas hormonas |
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Durante
el embarazo de Paola no practicábamos el sexo muy seguido y yo me permití
inyectarme un par de veces hormonas. Los efectos volvieron a repetirse, pero
al inyectarme dos veces en un periodo de dos meses provocó que no solamente
se pusieran duros mis pezones, si no que esta vez me dolían un poco.
Adicionalmente volví a comprar píldoras y las seguí consumiendo de vez en
cuando. Las píldoras no me provocaban
falta de erección, pero si prolongaban los efectos de las ampolletas. |
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Después
de que nació mi hijo, a quien llamaré Adán,
continué el consumo de hormonas en forma moderada, solamente que ahora
agregué otra nueva hormona. Durante el embarazo de Paola su ginecólogo le
recetó una ampolleta que por casualidad me encontré un día, leí su contenido:
progesterona. Yo sabía que el ciclo hormonal de la mujer es una combinación
de estrógenos y progesterona por lo que tal vez añadir esta hormona podría
hacer enfatizar los rasgos femeninos, pensé. Me puse un par de veces durante
unos dos meses estas ampolletas y la combiné con píldoras y otra inyección
más de estrógeno. Creo que tuve un periodo como de dos meses sin erecciones.
Esta vez realmente creo que se me pasó la mano. No podía soportar el dolor en
mis pezones, cualquier cosa que me tocara allí me provocaba dolor. Un
día al salir de la oficina, me observé en el espejo que estaba junto al
elevador del edificio. Observé mi cara y me di cuenta de que mi rostro estaba
cambiando. El rostro que estaba viendo en el espejo era afeminado, de hecho
me recordó el rostro de mi mamá, no exactamente cuando mi mamá era una
jovencita de 22 años, pero si me parecía a ella cuando tendría unos 40 o 41 años. Por cierto que
me salieron manchas en el rostro mejor conocidas como paño. Estas manchas son
características en las mujeres. Mi mamá tenía una foto en la que se
apreciaban muchas manchas en su rostro, ella nos explicó que la foto la
sacaron justo después de que nació su
primer hijo. Por lo que sé, estas
manchas aparecen cuando hay un exceso de hormonas en las mujeres, por ejemplo
un embarazo. Así que la explicación de esas manchas que me aparecieron fue el
exceso de hormonas que me inyecté en ese tiempo. Me tuve que aplicar cremas
para aclarar las manchas con resultados muy pobres, mas bien fue el tiempo el
que provocó poco a poco la disminución de estas manchas, aunque aún conservo
rastros de ellas. Mi
peso nunca regresó a 63 kg (el peso que tenía
cuando me casé) pero si reduje unos 3.5 kilos de manera que mi peso andaba
más o menos entre los 69 y 70 kg. A pesar de todos
los cambios no me animaba mucho a salir nuevamente como Victoria, había tenido ya algunos problemas y solamente me conformaba con las
salidas con el grupo de amigas travestis. |
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La peternidad |
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Cuando
tuve a mi hijo en mis brazos por primera vez sentí una emoción indescriptible y a la vez sentí una mayor
responsabilidad, de manera que dedique
gran parte de mis esfuerzos al trabajo para salir adelante y darle a mi hijo
lo mejor. Los buenos resultados en el
trabajo no se hicieron esperar y un
día me habló mi jefe para darme a conocer que la empresa había decidido darme
un premio con motivo de los resultados en el último sistema que liberé. El me
ofreció que la empresa me pagaría un viaje pero me dejó a mi elección escoger
donde: |
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-
Que tal un
viaje a España – comenté pensando en que mis esposa había pensado ir a la
boda de su prima en Sevilla y sólo faltaban 3 meses. -
Bueno yo hablaba
de un viaje en la República Mexicana, pero teníamos contemplado pagar los
gastos de dos personas, así que si tú cubres los gastos de tu esposa nosotros
pagaremos lo tuyo. Así
fue como en octubre de 1999 Paola y yo abordamos el avión a Europa que no sólo cubrió España
sino también visitamos París y Roma. Fue un viaje verdaderamente excepcional.
Mi hijo Adan lo dejamos con sus abuelos ya que
realmente es muy cansado caminar por todos esos lugares y si hubiéramos llevado al niño no hubiéramos aprovechado
bien el viaje y tampoco lo hubiera disfrutado él ya que sólo tenía un año.
También obtuve un bono a fin de año
debido a los buenos resultados por lo que no me podía quejar en cuanto a mi
éxito como Víctor. A
pesar de todo yo seguía teniendo deseos de volver a ser Victoria y la
información que leía en el Internet no podía mentir respecto a que no hay
forma de revertir estos sentimientos. Por otro lado también deseaba ser un
padre responsable y no deseaba abandonar a mi familia, no se pueden tener las
dos cosas, aunque ahora sé de algunos
transexuales que siguen viendo a sus hijos, creo que la sociedad machista
mexicana no permite que esto se pueda dar. O eres hombre o eres mujer, de
manera que si eres mujer ya no puedes seguir viviendo con otra mujer y no
puedes ser padre por que más bien preces madre y un niño no puede tener dos
madres. Bueno es una situación muy compleja y al menos mi forma de entender
la vida me dice que no se puede caminar por ambos caminos. Cada camino
conduce a diferentes lugares y comprendo que la familia solamente pueda
caminar por el camino que se supone debería tomar cualquier familia desde el
momento en que se hizo el juramento ante Dios y ante la sociedad. Entonces
pensé en que debería al menos
solicitar la opinión de algún experto para
saber si realmente yo era un transexual. Quizás mis sentimientos
realmente estaban muy lejos de lo que es un transexual y yo me había
auto-identificado con los transexuales erróneamente. |
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El tratamiento |
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En
febrero del 2000 Adriana me habló un día para avisarme que pasarían en la
televisión un programa sobre la transexualidad en México. Yo me atrevería a
decir que fue el primero de unos cuantos programas escasos que se ha hecho en
este país en torno al tema, aunque debe decir que desde la aparición del
Internet las cosas se mueven mucho más rápido. |
Algunas
de las chicas que ocasionalmente visitaban el grupo de travestis
en que yo estaba eran transexuales en proceso y aparecieron en el programa
junto con otras chicas más también en tratamiento y post-operadas. También
habló el Dr. David Barrios sobre el tema y se discutieron puntos como las
razones médicas, los problemas familiares, la sociedad, el trabajo y los
tratamientos. Fue un programa maravilloso y al final se dieron a conocer
teléfonos de las Sociedades: SOMESHI y AMASSAC (asociaciones dedicadas a los
problemas de género). No
lo pensé mucho y hablé al siguiente día para contactar una cita en
SOMESHI. Me dieron fecha para después de tres días, yo estaba muy
impaciente esos días ya que no sabía a lo que me iba a enfrentar y tenía
mucha curiosidad de saber que me decían. Llegué a pensar que me rechazarían
como posible transexual desde el primer día y allí acabaría todo. Cuando
llegué a la cita me recibió una de las colaboradoras del Dr. Barrios y me
condujo a un cuarto privado y
comenzaron las preguntas: -
¿En que le
podemos ayudar? – preguntó en un tono muy serio. -
Bueno…vi el programa de…de la transexualidad que pasaron el
Jueves pasado – respondí con un tono nervioso. -
Si…¿y que mas? – preguntó seria y yo me percaté que no
estaba yo siendo claro. -
Es que yo…me
sentí muy identificado con la problemática que expusieron – respondí tratando
de indicar de manera discreta mi situación. -
¿Usted cree
que es mujer? – preguntó la asistente en un tono de sorpresa. -
Si – respondí
ahora ya con un poco de mas seguridad. -
¿Y por que
cree que es mujer? -- preguntó como
era de esperarse. -
Bueno…yo…
desde que tenía cinco años me atraía ponerme ropa de niña y en la actualidad
me sigue gustando. -
¿Y le agradan
los hombres? – me cuestionó. -
Quizás no me
atraigan como pareja pero desde la infancia tuve la fantasía de tener un
novio que me hiciera el amor. -
¿Y actualmente
sigue sintiendo deseo de estar con un hombre?. -
Si el deseo se
ha vuelto muy frecuente –. En aquel entonces yo me despertaba casi todos los
días con un fuerte deseo de tener
senos y vagina y estar haciendo el amor con un
hombre, tal vez esto era estimulado por el exceso de hormonas que estaba
consumiendo. -
¿Y su vida
como hombre no le gusta, ha pensado en las consecuencias de volverse mujer?. -
Si quiero a mi
esposa y a mi hijo, pero he pensado que tal vez estoy fallando como padre y
como esposo, o tal vez voy a fallarles en algún memento de mi vida debido a
este problema. -
Volverse mujer
no es un juego, implica que desde que se levanta será una mujer y se acostará
como mujer y así todos los días, ¿eso quiere? – preguntó en un tono serio
como tratando de escudriñar alguna reacción en mi. -
Pues si, vivir
por siempre como mujer no es lo que me preocupa, lo que me preocupa es que
tal vez ya soy muy grande para hacer esto y tal vez nunca lo voy a lograr,
así que al menos me gustaría que cuando yo sea un anciano pueda tener alguna
buena razón para no haberlo hecho. -
La vida hay
que vivirla con toda intensidad y hay que luchar por lo que uno quiere. Voy a
programarle una cita con el Dr. Barrios, el mismo que salió en el programa de
televisión para que lo atienda —respondió con un tono totalmente diferente
como si se hubiera convencido de que realmente hablaba con un transexual. Así
fue como comencé a visitar una vez por semana al Dr. Barrios y el se encargó
de recopilar la información de toda mi vida, misma que he expuesto en estas
páginas. También comenzamos a hablar de los procedimientos para el cambio de
sexo, de los costos, de los riesgos, etc..
Finalmente el me comentó que para transicionar debería comenzar un plan, que debería
comenzar a vivir parcial o totalmente como mujer y también empezaría mi terapia de Reemplazo
Hormonal. Yo no esperaba este resultado, pensaba que en algún momento de la
terapia él me daría un diagnóstico positivo o negativo de mi situación. A juzgar
por el procedimiento que me explicaba yo supuse que se me aceptaba como una
persona transexual, pero no quise quedarme con dudas así que pregunté: -
De acuerdo a
su experiencia ¿ yo soy una persona que entra dentro
de los perfiles de un transexual? -
Todos los
casos son diferentes y es difícil comparar, pero a mi me parece que cumples
con muchos aspectos que rodean a los transexuales – respondió. -
Si pudiéramos
evaluar en proporción ¿Cómo aprecia mi vida en relación a otros casos; pocos
rasgos o muchos rasgos transexuales? – pregunté inseguro. -
Bueno no se
mide por el factor mucho o poco pero si usted está aquí es por que definitivamente
tiene un problema no resuelto y buscaba la ayuda profesional lo demás lo ira
conociendo a través del tiempo y juntos veremos que tan exitosa puede ser su
transición o no. De manera que supe que debía iniciar mi plan para transicionar. El punto crucial siempre era mi familia, yo
le comenté al Dr. Barrios mi preocupación por dejar a mi familia, sobre todo
a mi hijo. Al respecto no había muchas soluciones que el aportara, sin
embargo se ofreció a hablar con Paola, pero yo preferí que si algo habría de
explicarse a Paola lo tendría que hacer yo misma. |
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Las cosas se complican |
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Al mismo tiempo que yo asistía a las citas
con el Dr. Barrios Paola y yo conseguimos una casa a un buen precio y
decidimos comprarla, entonces dedicamos tiempo a arreglarla y a preparar la
mudanza. Al final no quedaba mucho tiempo para comenzar a ejecutar los planes
de transición, por lo que decidí que sería mejor esperar después de la mudanza.
A casi un mes para la mudanza redacté una carta explicando que no sentía
estar respondiendo bien como padre, aun cuando no era del todo cierto, por lo
que tomé como pretexto que a ella le iba muy bien en el trabajo y que la casa
que teníamos o la que estábamos comprando era gracias a ella y no a mi. En
fin, busque la forma de poner las cosas de manera que justificara que yo me
iba de la casa. Para Agosto del 2000 todo estaba listo para realizar la
mudanza a la nueva casa y yo entonces comenzaría mis nuevos planes para trancisionar |
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Si
algo me pesaba en ese tiempo era no poder seguir siendo el padre de mi hijo.
Como ya he dicho yo no admito la posibilidad de que él me pudiera aceptar
como una segunda madre, así que la
indecisión de tomar una maleta e irme de la casa aun me hacía temblar. A pesar de todo comencé a buscar
alojamiento en algún departamento para poder comenzar otra vida, a la vez
revisaba casi a diario la carta que entregaría o dejaría a Paola explicado mi salida de la casa. Resulta
que apenas teníamos una semana viviendo en la nueva casa cuando de pronto
llegó Paola del trabajo y me extendió un papel. Lo leí detenidamente y no lo
podía creer. Antes que yo pudiera estar lista para la partida una noticia
cambiaba nuevamente mis planes: Paola estaba embarazada. Como aquella
maldición que parece perseguirme desde la infancia, el recuerdo de la voz que
imaginaria o real nuevamente sonó en mi cerebro: “te irá muy mal”. Si
ya me resultaba complicado dejar a mi esposa y a mi hijo, cuanto mas
complicado era dejar a mi hijo y a mi esposa embarazada de mi otro hijo. No,
no, no. , parece que definitivamente dar el paso a la libertad no era lo que la vida me tenía preparado. |
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Problemas de salud |
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Como
Paola estaba nuevamente embarazada nuestras relaciones sexuales se relajaron
y yo abusé nuevamente del consumo de hormonas; nuevamente me inyecté
estrógenos y a los 15 días progesterona, después de otros 15 días estrógenos
y después de otros 15 mas progesterona. El dolor en los pezones era
insoportable pero me gustaba ver como se veían unos pequeños senos debajo de
mi playera. |
Por
que no decirlo, realmente estaba
buscando además de feminización un escape definitivo, si, estaba buscando de
alguna forma provocarme un infarto o mejor dicho la muerte. Parecía de alguna
manera que esta era una mejor salida ya que la ruta de la transexualidad la encontré
cerrada por completo en las
circunstancias en las que se encontraba mi vida. Una
noche de noviembre del 2000 me levanté con un fuerte dolor en la parte lumbar
de mi espalda, era tan intenso el dolor que volví el estómago. Tuve que
tomarme una pastilla para el dolor y poder dormir. Al siguiente día el dolor
regresó y tuve que tomarme otra pastilla. Finalmente al tercer día ya no me
hacía efecto la pastilla para el dolor y fui de urgencia al hospital. Me
sacaron placas de mi riñón y me dieron mas medicamento para el dolor. Al
siguiente día acudí con el urólogo con la placa que me tomaron; se trataba de una piedra en el riñón
derecho. El urólogo procedió a hospitalizarme y aplicar el tratamiento para
deshacer la piedra. Durante mi estancia en el quirófano me registraban la
presión cada dos o tres minutos. Al finalizar el procedimiento el anestesista
se acercó a mi y me comentó que debería acudir con
un cardiólogo para que me revisara por que tenía la presión alta. Ya
en algunas ocasiones anteriores me habían detectado que mi presión estaba
alta (140/100) pero no le di la suficiente importancia ya que eso no me hacía
sentir mal. Después supe que la hipertensión es una enfermedad mejor conocida
como “el asesino silencioso” ya que no presenta síntomas hasta que llega a
etapas muy avanzadas y puede provocar un derrame cerebral o un infarto. En
enero del 2001 acudí con un cardiólogo para que me realizara los estudios
pertinentes en cuanto a mi presión alta. Los resultados no arrojaron nada
pero el me comentó que de 10 casos de hipertensión solamente en 3 se detectan
las causas. También me comentó que normalmente la hipertensión es incurable y
solo se controla con medicamentos. Así fue que a partir de entonces debo
consumir una pastilla al día para que mi presión esté controlada,
adicionalmente debo realizar actividad física para mejorar mi circulación
arterial. Finalmente
acudí con un endocrinólogo para
preguntarle sobre la posible repercusión en mi salud debido al consumo
de hormonas. Esta persona me mando a hacer mas
análisis y me comentó que definitivamente tenía problemas de cálculos en los
riñones debido a que los estrógeno, entre otras cosas, fijan el calcio. Por
otro lado las hormonas son procesadas en el hígado y su consumo exagerado provoca daños en este órgano y que muy
probablemente esto ocasionaba la hipertensión, dicho de otro forma, no me podía
dar un tratamiento de reemplazo hormonal hasta que mi cuerpo se estabilice. Realmente
sentí que me estaba acercando a la
muerte con mi estado de salud. Consumir estrógenos sin control es como
envenenar lentamente el cuerpo hasta provocar la muerte. Pude haber seguido
este consumo de hormonas sin control,
pero también tuve miedo. Se
trataba de que ahora había dos hijos que no tenían la culpa de lo que a mi me
pasaba. Yo debería abogar por ellos. Esa era mi responsabilidad. Además
siempre he afrontado los problemas que se me presentan y esta no debería ser
la excepción. A
pesar de la recomendación de la endocrinóloga, yo continué con el consumo de
hormonas, pero esta vez solo lo hice con píldoras nuevamente y de una forma
moderada (menos de una píldora en promedio al día). |
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Victoria comienza a reaparecer |
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Mi
segundo hijo nació en Abril del 2001 y trajo felicidad a la casa y mas ganas
de enfrentar las exigencias de la vida diaria, sin embargo algo ya se
empezaba a gestar desde antes de su llegada. Mi consumo de hormonas sirvió
para feminizar en algo mis características y después de un largo periodo de
que no había reaparecido en público como Victoria comencé a intentar salidas de noche hasta que logré
entrar un una tienda comercial. De pronto después de tanto tiempo me encontré
increíblemente dentro de una tienda haciendo compras y por si fuera poco usando
una minifalda. Nada ocurrió esa noche, por primera vez sentí que pude
integrarme sin ver gente volteando a verme de manera extrañada. |
En
el Metro de la ciudad se reservan dos vagones exclusivamente para mujeres y
niños en ciertos horarios y esto me dio una idea; si bien no estaba segura de
que tan femenina o mas bien que tan pasable podía
ser, una forma de averiguarlo era tratar de abordar este transporte en estos
vagones de mujeres. Para acceder a estos vagones es necesario pasar un retén
de seguridad que por lo general es de uno o dos vigilantes en promedio por
estación. Así fue que un día me dirigí al metro como Victoria y al pasar por
este retén me aseguré de que el vigilante me viera. Estaba nerviosa, ya que
pensaba que me detendría el vigilante y me invitaría a abordar en los otros
vagones. Si esto llegara a pasar, simplemente yo me hubiera salido del metro
y probablemente volvería a enterrar la idea de ser Victoria. Sin embargo, ¡oh sorpresa!, pude pasar perfectamente el retén y ya
adentro me sentí mas segura. Después de mucho tiempo aproveché para hacer un
viaje largo en el Metro y comprar ropa un alguna
tienda. Durante el trayecto sólo hubo un incidente; una señora me observó
fijamente y estoy segura que adivinó que yo no era mujer. Fue la única
persona que claramente lo notó. Así que entonces comencé a trabajar más en el
aspecto físico. Poco
a poco seguí experimentando con salidas en las noches a comprar algunas
cosas. Solo eran salidas breves pero me hacían tomar confianza. Algo que
analicé en mis salidas de día y que antes no le había prestado atención es la
luz del sol. Entre las 11:00 A.M. y las 14:00 P.M. el sol se encuentra arriba de una y provoca que se
hagan mas sombras en el rostro lo cual no ayuda en nada a ser pasable. De
manera que lo conveniente es salir temprano o muy tarde y de preferencia a
medio día permanecer dentro de un centro comercial o cualquier lugar que esté
a la sombra. Los mejores días para salir a la calle a medio día son los días nublados. Para
ese entonces perdí el contacto con el grupo de Travestis
ya que mi cuenta de correo de hotmail me la
cancelaron y allí tenía todos los correos de las otras chicas. Mucho tiempo
después me encontré a una de ellas, que por cierto dirige una página muy
famosa en México (TVMex). |
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La confesión |
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La
convivencia con el grupo que Adriana formó me ayudó a ver como era la
situación de otras chicas también casadas; extrañamente, al menos para mi, un gran número de ellas ya había hablado con su esposa
de su situación y al parecer algunas de ellas aceptaban el travestismo de sus
esposos y otras al menos lo toleraban. |
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Bueno
yo pensé que si no podía controlar esto, como alguna vez pensé que lo haría,
entonces era mi obligación hacer del conocimiento de Paola esta situación, de
hecho había dejado pendiente el tratamiento
con el Dr. Barrios hasta que no se resolviera que pasaría después de
hablar con ella. Todavía era algo
inconcebible para mi hacer de pronto que ella
entendiera que yo era una mujer, sin embargo me quedaba claro que debía
informarle simplemente lo que me pasaba. De hecho esto es algo que le debía a
ella, si en algún momento de la vida ella me descubriera accidentalmente yo
no tendría palabras para pedir perdón. Y de hecho es casi imposible pensar
que en toda una vida de matrimonio la pareja nunca se percate de esto. Así
que lo mejor es enfrentar el problema, ¿pero como?.
Es absurdo pensar que un día de buenas a primeras me levante y le diga
“buenos días amor, quiero decirte que soy travesti”,
o en una cena de pronto irrumpir con el tema: “por cierto soy transexual y no
he encontrado la forma de decírtelo”. La forma que se me ocurrió es buscar un
chispazo que detone o encienda la mecha para que estalle la bomba. La mejor
forma que se me ocurrió es provocar ser descubierta, de esta manera tendría
excusa ya que sería obvio que yo motive a que se genere esa chispa y no fue enteramente accidental. Lo
que se me ocurrió es poner un par de zapatos de mujer en mi closet y dejar
que ella los viera en cualquier momento. Escogí unos zapatos azules de esos
de tacón cuadrados que se estuvieron usando mucho en esas épocas. El tiempo
pasaba y ella nunca husmeaba mi closet. Tengo la idea de que antes ella ya
había visto algunas cosas raras pero tal vez no les dio importancia o no le
quiso dar importancia. Probablemente lo que se conoce como bloqueo mental. Después
de mucho tiempo yo ya casi ni me acordaba de los zapatos y de pronto una
mañana de mayo del 2002 vi que ella extendió su
mano con los zapatos y me preguntó si eran míos. Yo los tomé y afirmé que si
eran míos y los metí a mi closet. La mujer que nos ayudaba con la
limpieza había barrido dentro de los closets y pensando organizar los zapatos puso los míos en
el closet de ella ya que eran de mujer. Después del incidente no me comentó
nada. Ese día fuimos a una fiesta y yo me sentía rara al no entender que
pasaba; ¿por qué ella me daría los zapatos sin cuestionarme? Definitivamente
la chispa no encendió la mecha de la bomba, no pasó nada. Ya en la noche
antes de dormirnos yo no resistí el hecho y generé otra chispa. Puse una cara
muy seria por largo tiempo y finalmente solté la pregunta: -
¿No te importa
lo que me pasa? – le dije. -
¿qué cosa te
pasa? – contestó ella. -
Los zapatos
que me diste en la mañana no te parecen raros -
Pues están muy
chistosos – contestó como si nada. -
¿Solo te
parecen chistosos? – le cuestioné. -
Si solo eso. –
comentó un poco entre risas todavía. Pude
haberle seguido la corriente y olvidarme del asunto, pero para mi era una
necesidad imperiosa deshacerme de la carga que había tenido a mis espaldas
por tanto tiempo. Ya era justo que al menos ella este enterada. -
Son de mujer –
le comenté esperando ver su reacción. -
Y para que
compraste unos zapatos de mujer – me preguntó ya un poco mas seria. -
No solo son
los zapatos, he comprado muchas otras cosas de mujer – le dije para
complementar la información. -
¿Qué otras
cosas? – me preguntó. -
Ropa de mujer
en general – le dije. -
Y para que –
volvió a preguntar. Su cara se ponía cada vez mas seria. -
Me lo pongo –
le contesté. -
¿Y para que te
lo pones? – me preguntó. -
No lo sé,
simplemente es algo que tengo que hacer. -
No entiendo
¿Por qué no vas con un psiquiatra? – me sugirió. -
Ya lo hice, y
créeme no hay solución, he buscado por todos los medios evitar que me pase
esto pero es imposible. No hay tratamiento conocido. -
¿Por que
sientes esa necesidad? – me preguntó. -
No lo sé,
parece como una curiosidad
irresistible – contesté un poco confundida, aunque había planeado muchas
respuestas a las preguntas que ella me haría, tal vez no estaba preparada
para todo. Además la mirada de su rostro comenzó a frenar mi interés por soltar
toda la información en ese momento. -
¿Desde cuando
te ocurre esto? -
Desde que
tengo uso de razón -
¿Alguien mas lo sabe? – preguntó preocupada. -
No, nadie
conocido, excepto las personas de un grupo al que estuve asistiendo. Le
hablé de mis salidas con el grupo de Adriana y finalmente no pude continuar
al ver su mirada de tristeza en su rostro.
Debí decirle que salía así a la calle y el diagnóstico del Dr.
Barrios, pero el daño que le estaba provocando parecía fatal. Juro de verdad
que nunca en toda mi vida vi una mirada mas triste sobre la tierra. Ella comenzó a llorar y me
preguntó por que nunca se lo había dicho. -
Yo pensé que
esto no podía ser mas fuerte que yo, siempre pensé en superarlo y tenía la
seguridad de que así lo haría desde antes de casarnos, nuca me imaginé que
finalmente me rendiría y lo único que
te puedo decir es que estuve buscando detonar esta conversación para hacerte
saber de mi fracaso; no puedo con esto, es una fuerza superior a la mía, he
perdido en la lucha. Lo único que me queda es pedirte perdón – fue todo lo
que pude decir. Entre
lagrimas y disculpas proseguimos, hablamos incluso del divorcio, pero a ella
no le pareció una buena idea. Finalmente me dijo que lo entendía pero que
simplemente procurara que no me vieran los niños. Los
días que siguieron a esta confesión no fueron nada fáciles. De pronto la
amargura llegó a la familia y yo me sentía responsable de todo. Hubo mas noches de lagrimas y yo me quedaba cada vez mas
desarmada. Para mi era imposible dar mas detalles de mi problema. Yo ya no
podía soportar el dolor que estaba provocando en ella y en ciertos momentos
me arrepentí de haber abierto la boca. La familia era mas
feliz hasta antes de este incidente, ahora todo era amargura y dolor. Hasta
la fecha creo que mi relación con Paola no volvió a ser igual. Aunque la
herida ya ha cicatrizado puedo decir que si dejo marca y tal vez ya es inborrable. No se si me atreva a provocar mas daño del
que causé en esa ocasión. |
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Definitivamente Victoria regresa |
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Una
vez que Paola estaba enterada, al menos en parte, de mi situación, yo decidí
salir un poco mas a la luz y puse toda la ropa de
mujer a la vista en mi closet incluyendo zapatos y medias. Quizas esto detonaría mas
cuestionamientos y de esta manera podría fluir mejor la información. Pero
ella nunca me cuestionó nada. Incluso después de algún tiempo parecía actuar
como si yo jamás la hubiera enterado de mi problema. Lo que faltaba, ahora
vamos para atrás. |
Yo
continué experimentando mis viajes en el Metro y nunca tuve problemas con los
retenes de seguridad afortunadamente. Esto me daba mucha confianza y comencé
a sentir la necesidad de pasar días enteros en la calle como Victoria, por
supuesto, hasta donde mi trabajo me lo permitiera. También compré ropa de
mujer que pudiera usar en casa e incluso en el trabajo: pantalones de
mezclilla, pantalones de mujer con cierre al frente, blusas de colores
discretos y zapatos que a veces se pueden considerar unisex
pero que realmente se vendían para damas. En un par de ocasiones fui vestida
así al trabajo (incluso con brasier y pantaleta debajo) y nadie comentó nada. Sin embargo esto
no es exactamente lo que yo buscaba.
El Dr. Barrios organizaba reuniones colectivas de transexuales en
proceso un día de cada mes con la intención de enriquecer y fortalecer la
transición y ayudarse unas con otras. En esas sesiones vi
que muchas asistían supuestamente como mujeres pero vestían como yo lo estaba haciendo; ropa
que se puede considerar unisex. Para mi esto no era
realmente vivir como mujer, para mi vivir como mujer
es entrar de lleno en el rol. Si bien hay mujeres biológicas que visten
exactamente igual, nuestro problema es que, a menos de que ya se tenga un
largo periodo de consumo de hormonas y
alguna que otra operación facial, es muy difícil pasar por mujeres. Así que
después de algunas veces que llevé esta ropa al trabajo preferí desistir.
Siempre me imaginé ir vestida totalmente como mujer al trabajo, me parecía
que podría ser una experiencia agradable, pero a la vez imposible. En
Noviembre del 2002 volví a tener otro problema de cálculos en los riñones y
entonces decidí que definitivamente dejaría las hormonas hasta que se
estabilice mi organismo. El riesgo es que la falta de hormonas me provocaría
que dejara de ser pasable nuevamente y tendría que dejar a Victoria en las
sombras de la noche, pero decidí seguir dando vida a Victoria hasta que fuera
posible. A
mediados del año 2003 me vestí un día en la mañana como Victoria y me
trasladé hasta las oficinas en las que trabajaba, cercas de Perisur. El trayecto es largo y lo hice en el metro y en
colectivos. Cuando llegué simplemente no
me atreví a entrar al edificio, Así que decidí estar en el centro comercial y si me animaba caminaría hasta el
edificio, subiría por el elevador y después me regresaría. Realmente esto si
que es muy peligroso, incluso en el elevador me podría encontrar con alguien de
la oficina y mi reputación acabaría allí. El tiempo transcurrió y yo me
dedique a realizar pagos en el banco, a entrar al baño de mujeres, y comprar
cosas en la tienda Suburbia. Me probé algunos
vestidos y una señorita se ofreció a auxilarme. Cuando fui a pagar la cajera me preguntó: - ¿Su pago es en efectivo señorita? - Si – le respondí y ella procedió a realizar el
cobro. - Muchas gracias señorita – me dijo mientras me
entregaba la mercancía. -
Gracias a
usted – respondí Me
retiré muy feliz y satisfecha. Ya a medio día decidí que comería afuera y
entré en un KFC (de comida rápida). El cajero me dijo “Bienvenida” y yo
realice mi orden, pagué y después me senté a comer como si nada. Ese día me
reporté al trabajo con problemas de salud y no asistí, tampoco me atreví ni
siquiera a entrar al edificio con falda, pero definitivamente sentí que
comencé a soltarme mas que de costumbre. Al
poco tiempo de haber tenido esta experiencia tuve que cambiar de trabajo. La
compañía ya se encontraba en dificultades y no era seguro esperar hasta el
final. Para llegar a mi nuevo empleo debía recorrer una distancia mucho mas larga
de dos horas y lo mismo de regreso.
Esto me quitó tiempo pero a pesar de todo encontré espacios para seguir con
mis prácticas. Mi
vida siguió transcurriendo con salidas en las que me limitaba a pasear en el
metro, ir de compras y comer en algunos lugares de comida rápida. Todo esto
se volvió para mi algo común pero siempre era muy cansado para mi caminar y caminar en las calles con tacones. Un día
decidí hacer algo diferente, algo normal como cualquier mujer, pensé y pensé
y lo solucioné; lo único que podría hacer es inscribirme en un curso de algo,
pero para mas facilidad decidí ir a un congreso de computación en el edificio
del World Trade Center
México (WTC). Afortunadamente en un día que dispuse como libre en el trabajo
y que Paola si trabajó se encontraba
un evento de “Sun”. Yo ya sabía como son esos eventos; no es necesario
dar identificaciones sólo se registra una y ellos te dan un gafete de
acceso. Me
desperté ese día un poco dudosa de lo que pensaba hacer pero empecé por mi
rutina de arreglarme como Victoria, como si fuera un día de trabajo; blusa rosa,
un soco negro, falda gris, y unos zapatos de tacón nuevos. Lista, salí y me
trasladé como siempre en el Metro en los vagones de mujeres. A esa hora
estaban a reventar y a pesar de mi experiencia, aun no podía creer que
estando rodeada de mujeres en ese vagón nadie prestara atención a mi
presencia. Finalmente llegué al WTC y sin dudar entré y subí por las
escaleras eléctricas. Ya estando arriba comencé a buscar en donde era el
evento, de pronto sentí que alguien me tocó por la espalda y al voltear vi a un tipo con un radio en mano, era de seguridad,
“aquí va a terminar todo, seguramente me dirá que ahí no había eventos para gays
ni travestis y que por favor saliera” pensé. Pero
contrario a lo que me imaginaba, él me pregunto: -
¿A donde va? -
Al evento de Sun Microsystem – le contesté
nerviosa. -
Esta de aquel
lado, las señoritas de allí le darán las instrucciones – el me señaló con su mano la dirección. Mis
nervios en ese momento ya me estaban traicionando y pensé desistir y salir de
cualquier forma del edificio, pero hubiera sido mas
problemático para mi no acatar las instrucciones que me daba ese señor de
seguridad. De manera que me dirigí a donde estaban las filas de registro y
unas señoritas me abordaron para saber que tipo de invitación llevaba. Como
no llevaba ninguna me dijeron que debía pagar y me indicaron la fila. Ahora
menos que nunca podía echar marcha atrás. Me formé y cuando llegó mi turno me
tomaron mis datos y me pidieron que llenara un formato. Yo inventé una
empresa y al final pagué y me
entregaron una bolsa con los discos de las ponencias una libreta y por
supuesto mi gafete. Orgullosamente me puse mi gafete que decía “Ana
Victoria”. Entré al evento, que para entonces ya tenía unos 15 minutos de
haber iniciado. El salón estaba totalmente lleno, sin asientos
vacíos y oscuro. Yo no me
preocupé por mi apariencia en ese lapso solamente me preocupé por mis tacones
ya que tuve que estar de pie. Después de una hora y cuarto llegó el “Break” o descanso y comencé a salir con toda la multitud
para tomar un refrigerio. Ahora caminaba a la luz normal entre la multitud y
de vez en cuando tomaba uno que otro bocadillo. Yo no había desayunado y
tenía hambre. Después regresé al salón
para conseguir asiento y me acomodé en un buen lugar. Otra señorita que
también asistió sola al evento se sentó junto a mi.
Es común hacer amistad con algunas personas en esos eventos, pero yo no
estaba preparada para eso. Intercambié con ella algunos comentarios rápidos
durante las siguientes sesiones, pero no me atreví a hacer una plática mas de fondo. Yo ni siquiera llevaba una tarjeta de presentación
y si la hubiera llevado seguramente traería datos falsos. No me gusta engañar
y decidí reservarme y ella también lo hizo. Finalmente llegó la hora del “lounch” o almuerzo. Para recoger los alimentos debía una
formarse en una fila muy grande y después buscar lugar en las mesas para 10
personas que había en el salón adjunto. Yo me formé detrás de una pareja y
permanecí allí por casi 15 minutos. Durante ese tiempo simplemente vi pasar gente de un lugar a otro, algunos se detenían a
preguntar cosas en algunos estants en donde se
ofrecían servicios pero nunca nadie parecía percatarse de mi presencia. Yo
dudosa a veces volteaba a ver hacia abajo para constatar que yo estaba usando
falda. Después de que me entregaran mi paquete de alimentos vino lo mas difícil; caminé hasta una de las puertas para entrar
al salón a tomar mis alimentos pero estaba completamente lleno.
Definitivamente yo no tenía el valor de pasearme por todas las mesas en busca
de un asiento y decidí esperar. De pronto se acercó una chica de las
organizadoras y me comentó: -
Como ve ya
está todo lleno. -
Si, ya veo –
le respondí. -
Permítame un
momento. La
chica se fue y en menos de un minuto regresó y me dijo: -
Sígame por
aquí. – me llevó a una mesa en sonde solamente quedaba un asiento vacío y me indicó que me sentara allí. -
Muchas gracias
-- le dije. Valla esto de ser mujer tiene sus ventajas. Mis
alimentos los consumí con normalidad y en ese periodo se pararon algunos y
otros mas se sentaron. Yo solamente debía decir gracias cada vez que alguien decía
provecho y al final yo fui la que dije provecho y amablemente me respondieron
los caballeros que quedaban en la mesa. Después de comer siempre tengo que ir
al baño para retocarme el maquillaje, no me gusta perder la pintura de mis
labios. Sólo tomé otra sesión corta de una hora y decidí regresar ya que si
Paola llagaba antes que yo me vería en problemas. Durante mi trayecto de
regreso seguí usando el gafete con mi nombre. Antes de llegar revisé el
tiempo y me di cuenta de que contaba con una hora mas.
Aproveché para ir a una tienda Suburbia y probarme unos pantalones de esos acampanados
que se usan mucho. Escogí tres para probarme y por un error me dirigí al
vestidor de hombres. La señorita que estaba allí afortunadamente me dijo que
allí era el de caballeros y me señaló donde estaba el de damas. Me agradaron
muchísimo unos de color negro, parecían tornear mas la figura. Finalmente pasé a pagar y regresé a casa
contenta de haber tenido mi día normal como mujer. |
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De tiempo parcial |
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Debido
a la distancia tan larga entre mi casa y el trabajo, decidí rentar un pequeño
departamento cercas de la oficina. Le dije a Paola que me quedaría a dormir
allá de dos a tres días por semana ya que los trayectos tan largos me estaban
matando. Ella aceptó y yo comencé a mover cosas (ropa principalmente) para el
departamento. La idea era tener mas tiempo para hacer ejercicio lo cual es
necesario debido a mi hipertensión, también esperaba tener mas
tiempo para estudiar ya que la competencia laboral cada vez es más difícil y
finalmente tener mas tiempo para ser Victoria. |
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Bueno
la realidad de los hechos quizás es posible adivinarla ahora; efectivamente
la mayor parte de ese tiempo lo comencé a dedicar a ser Victoria. Cada que
salía del trabajo corría al departamento me cambiaba y salía a hacer compras,
tal vez algunas veces me quedaba pero lo hacía para leer información
transexual o para escribir esta biografía. Igual
que mi éxito en aquel Evento de Programación, inicié con el pie derecho mis
salidas en mi nuevo departamento y en la nueva zona. Todo lo hacía como
Victoria: llevar mi ropa a la tintorería, llevar mi coche a reparar al
taller, comprar el desayuno y galletas para la oficina, comprar zapatos y
vestidos, salir a tomar un café con alguna amiga, etc. En este lugar no me
importaba ser vista como Victoria, por el contrario deseaba que la imagen de
Víctor permaneciera lo mas oculta posible a los vecinos del edificio. Durante
mis experiencias ahora me he acostumbrado a que me digan señora o señorita. Pienso
que mi edad me hace ver como una mujer madura más o menos y eso es lo que
realmente siento que soy. Si
me hubieran dicho unos años antes que estaría algún día en un local de
mercado probándome vestidos y luciéndolos en el espejo ante los ojos de todos
los demás no lo hubiera creído, pero esta fue una de tantas experiencias que
he tenido desde que me moví a este departamento. Por
razones de capacitación tuve que tomar un curso que me imposibilitó el
seguirme quedando en el departamento, pero se que es sólo temporal y se que
regresaré nuevamente a estas actividades de ser medio tiempo Victoria. De
hecho esta experiencia me ha hecho pensar mucho en la posibilidad de trabajar como mujer.
Ahora no tengo miedo a presentarme en un lugar a solicitar empleo como mujer,
sólo que primero debería resolver el problema de los documentos ( pero esa es otra historia). He pensado que lo voy a
hacer y que si por casualidad alguien me llegara a contratar, sólo acudir un par de días como Victoria y
después abandonar el trabajo, es sólo curiosidad. …Si claro, no debo olvidar
que mi vida como Victoria comenzó por la sola curiosidad de entrar un par de
veces en una tienda comercial a comprar algo,
sin embargo ahora he terminado
viviendo parcialmente como Victoria. Aquí
termino esta historia y si por alguna razón alguien tuviera dudas de la
veracidad de esto, sólo puedo decir que cada palabra de lo que se redacta es
absolutamente cierto, quizá pueda haber pequeños errores en la sincronía de
algún evento dado que la memoria me puede fallar un poco pero todos y cada
unos de los sucesos son ciento por ciento verídicos. Ana
Victoria Ortega Díaz |
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