¡Qué bonito es el sol de mañana!
al regreso de la capital
¡qué rechula se ve la Susana!
cuando va corriendo por entre el trigal.
Ya se ve la barranca y el puente
y mi perro me viene a encontrar
el arado se queda pendiente
porque ya los bueyes no quieren jalar.
La humareda de mi jacalito
ya se extiende por todo el pinar
y en el fondo se ve el arroyito
que todas las tardes me suele arrullar.