GUADALAJARA JALISCO MEXICO
Fundada en el año de 1531 por Nuño de
Guzmán, Guadalajara tomó un carácter más importante cuando, en 1542, el rey
Carlos V de Alemania y I de España, le concede el título de ciudad y le otorga
su escudo de armas, mismo que la representa aún en nuestros días con un par de
leones y un árbol, del cual existe, por cierto, una versión en hierro forjado
realizada por el maestro Rafael Zamarripa, de quien hemos hablado en artículos
anteriores.
También conocida como la “Ciudad de las Rosas” y a más de cuatro siglos de
su fundación, la extensión de ese valle conocido como “Atemajac” es ya una
gigantesca urbe, cuna de lo mexicano, por el hecho de sintetizar en sus regiones
la mayoría de los elementos más importantes y representativos de la identidad
nacional de nuestro país.
Por si fueran pocos los elementos que integran esta ciudad en cuanto a cultura
tradición y patrimonio nacional, a una distancia realmente corta tiene lugares
que visitar donde es posible encontrar un poco de cada uno esos elementos que
consideramos distintivos de México, artesanía, alfarería, agricultura,
paisajes y, por supuesto, a su gente:
Tlaquepaque. Conocido por su artesanía en barro, es uno de los lugares más
visitados del estado por la tradición que aún se conserva para la realización
de gran cantidad de piezas, no sólo de barro, sino de tela, latón, piel, plata
y oro, sin dejar de lado sus dulces típicos, elementos que en conjunto lo hacen
todavía uno de los centros alfareros más importantes de México.
Tonalá. Ubicada a 14 kilómetros del centro de la ciudad de Guadalajara, y
considerada como la antigua capital de señoríos indígenas, Tonallan significa
en náhuatl “por donde sale el sol”. Ofrece un increíble conjunto de
costumbres, tradiciones y música, lugares para visitar y sobre todo para hacer
compras.
Zapopan. Es otro de los lugares con más tradición cercanos a Guadalajara, ya
que guarda dentro de su extensión la catedral donde se venera a la virgen de
Zapopan; la población está ubicada a 8 kilómetros al noroeste de la ciudad y
se caracteriza además de por este centro religioso por su importante producción
de maíz. En lengua náhuatl Zapopan quiere decir “lugar de zapotes”.
Tequila. Otro poblado con carácter internacional, se encuentra a las faldas del
volcán de Tequila y su tierra posee las propiedades que permiten el crecimiento
y desarrollo del único agave que puede dar origen a la bebida nacional, el auténtico
Agave Tequilero (Agave Tequilana Weber, variedad azul), gracias al cual nuestra
bebida tiene ya denominación de origen.
Además, para los visitantes interesados algunas firmas productoras del estado
organizan continuamente recorridos a los plantíos y a las fabricas destiladoras
y embotelladoras que muestran a quienes así lo deseen el proceso de fabricación
de la bebida nacional.
Chapala. El lago natural más grande la República Mexicana, con una superficie
de 109,801 hectáreas y una extensión de 78.5 kilómetros a lo largo, por 20.5
kilómetros en su parte más ancha, se encuentra situado al sureste de
Guadalajara a una distancia de 48 kilómetros.
Es uno de los paisajes más lindos del estado, rodeado de pueblos, balnearios y
clubes deportivos y de recreación; la ribera de este lago ofrece la posibilidad
de disfrutar de paseos, deportes de vela, natación, esquí acuático, golf,
tenis, paseos a caballo y desde luego artesanías y deliciosa gastronomía típica.
Puerto Vallarta. Es una playa que conjuga los elementos que la conforman de una
manera tan armónica que consigue mantener vivas las raíces que le dieron
origen cuando fue fundado como “Las Peñas”, en 1851. Conserva aún ese
ambiente de provincia típicamente mexicana, en el que se camina por las calles
angostas, empedradas llenas de casitas blancas con techos rojos, sin perder de
vista lo sofisticado de su marina, los enormes complejos hoteleros que la
adornan y la belleza de sus playas, con un marco de modernidad que no desentona
sino que combina.
Guadalajara, en fin, ha sido tierra fértil, ha dado un poco de todo, paisajes,
música típica, arte, artistas, todos los servicios de una ciudad, un enorme
campo laboral, cuna de importantes universidades públicas y privadas; una
orquesta filarmónica, edificios que hoy son considerados patrimonio de la
humanidad, museos, bibliotecas, teatros, gastronomía, y una enorme cantidad de
actividades recreativas y alternas entre las cuales es imposible dejar de
mencionar al deporte nacional por excelencia, la charrería.
Respecto del patrimonio nacional que Guadalajara alberga, es vital mencionar al
Hospicio Cabañas –antes casa de asistencia, hoy escaparate de la cultura del
estado-, y el Palacio de Gobierno, que además de una espléndida arquitectura
alberga, al igual que el Hospicio, parte importante de la obra del tapatío José
Clemente Orozco y de Manuel Tolsá, entre muchos otros artistas, que son orgullo
de México.
Guadalajara es por si misma una
localidad llena de color y tradición, que tiene la particularidad de hacer
extensivo todo su folclor a lo largo y ancho del país, además de ser
considerado éste como una propiedad común y albergar obras de grandes artistas
en muy diversas disciplinas.
El estado de Jalisco, y particularmente la ciudad de Guadalajara, cuentan con
interesantes expresiones artísticas dignas de aprecio nacional, como el
Hospicio Cabañas, el teatro Degollado, el Palacio de Gobierno y algunas otras
obras que son muestra de su diversidad cultural; un ejemplo es su enorme
universidad pública –protagonista, entre otras cosas, de creación cinematográfica
de primer nivel, su orquesta filarmónica y elementos como la gastronomía, la
charrería y, por supuesto, sus clásicos mariachis.
EL HOSPICIO CABAÑAS
El Hospicio Cabañas es de lo más tradicional en cuanto a cultura en la ciudad.
Este edificio antes denominado La Casa de Misericordia (1801) se fincó hace más
de dos siglos con la finalidad de dar techo a niños huérfanos, ancianos,
mendigos y viudas, con el paso del tiempo se ha convertido en digno almacén de
buena parte de la obra de artistas de la talla de Tolsá y Orozco.
De hecho, su construcción comenzó con un proyecto de Manuel Tolsá en 1805, al
cuidado de José Gutiérrez; la guerra de Independencia cancela su operación,
tanto como su proceso de construcción que termina a mediados de siglo, para que
entre 1938 y 1939, José Clemente Orozco pinte 1,250 metros cuadrados de frescos
que son considerados como su más genial obra.
En conjunto, la obra arquitectónica de Tolsá y los murales de Orozco
permitieron que el Hospicio fuera declarado, en 1997, Patrimonio Cultural de la
Humanidad, lo que dio lugar al establecimiento del Museo del Sitio, además de
ser oficina central de la secretaría de Cultura del estado.
EL TEATRO DEGOLLADO
Otra de las figuras más representativas del estado es, sin duda, el Teatro
Degollado, creado gracias a la iniciativa de Antonio Pérez Verdía, quién
intervino con el gobernador Santos Degollado para la construcción del mismo. La
firma del decreto para su construcción se realizó en diciembre de 1855,
haciendo una invitación a presentar proyectos a cambio de una gratificación de
100 pesos.
El único que presentó proyecto fue Jacob Gálvez, quien desarrolló la idea
del que originalmente sería Teatro Alarcón, en memoria del literato mexicano
Juan Ruiz de Alarcón, y se estrenaría con su obra “La verdad sospechosa”.
Se colocó la primera piedra en 1856 y después de algunos obstáculos -que
fueron desde las guerras entre imperialistas y liberales hasta la muerte de
Santos Degollado-, se decreta en 1861 el cambio de nombre en honor a él. En
1864 se suspende la edificación por la llegada de los franceses y su nombre
vuelve al de Alarcón.
No es sino hasta 1866 cuando, sin terminar su edificación, se inaugura con la
presentación de Ángela Peralta con la ópera “Lucia de Lamermoore”. Al
recuperar el gobierno el control del teatro en 1866, el edificio recobró el
nombre que ahora conserva, se reinician las obras de construcción y para la década
de los 80 del siglo XIX se puso el estucado de la sala y se colgó el águila en
el centro del arco del escenario.
Felipe Castro pintó los murales que adornan la sala y el 30 de octubre de 1880
se reinaugura con la obra “ Las Campanas de Carrión”; luego siguió
aumentando elementos hasta lograr su apariencia actual, sobrevivió a un
incendio y ganó algunos ornamentos más.
Es considerado uno de los edificios más bellos del país y además de ello ha
sido el único teatro que ha tenido cinco inauguraciones: la primera el 13 de
septiembre de 1866; la segunda, el 30 de octubre de 1880; la tercera, el 15 de
septiembre de 1910; la cuarta, el 28 de junio de 1941, y la quinta el 8 de
septiembre de 1964.
PALACIO DE GOBIERNO
El Palacio de gobierno de Jalisco es una figura representativa de la cultura de
México. Por una parte, durante el tiempo trascurrido entre la definición del
sitio y la construcción del inmueble, sucedieron eventos de gran trascendencia
no sólo en el Estado, sino en todo el ámbito nacional e internacional.
Construido en el siglo XVII para albergar a las autoridades de la Nueva España,
el Palacio de Gobierno fue, desde sus inicios, escenario fiel de la historia de
México. Sus muros transpiran el espíritu de los beneméritos Juárez e
Hidalgo, quienes en este edificio, gestaron los valores que hoy son compartidos
por la humanidad y que José Clemente Orozco imprimiera en un legado a la
cultura universal.
Piedra y alma que se mezclan, el Palacio de Gobierno es el símbolo
transformador del nuevo Jalisco que se perfila hacia el próximo milenio y que,
al mismo tiempo, guarda celoso el ímpetu de quienes le dieron nombre e
identidad a los jaliscienses.
Testigo infalible, el Palacio preservará esta herencia y seguirá en pie
soportando los embates del tiempo, los hombres y la historia. En 1937, el
muralista José Clemente Orozco fue invitado para que pintara lo que hasta
nuestros días se consideraba como una obra pictórica de una gran unidad temática.
La fuerza plástica que imprimió el autor en el mensaje político que encierra,
ha sido motivo de orgullo de todos los mexicanos
la informacion fue obtenida en esmas.com visitalo