El término Biblioteca 2.0 es una traducción literal del inglés “Library 2.0”. La primera vez que se empleó fue en septiembre de 2005 cuando Michael Casey lo incluyó en su blog “LibraryCrunch”, estableciendo su primera definición en Wikipedia. Esta primera definición describía la necesidad de que las bibliotecas adopten una estrategia de cambio continuo, promoviendo la participación de sus usuarios para lograrlo. Es el resultado de la aplicación de la tecnología y principios básicos de la Web 2.0 a las bibliotecas.
Sarah Houghton aportaría su visión sobre los objetivos de la biblioteca 2.0. Esta redefinición sugiere incluir al usuario en el diseño y ejecución de los servicios bibliotecarios, incitando a la participación activa. El objetivo sería su constante actualización y revisión para adaptarse a las necesidades de cada momento.
La biblioteca 2.0 sería simplemente hacer el espacio de la biblioteca (ya sea el físico o el virtual) más interactivo, más colaborativo y guiado por las necesidades de la comunidad. El objetivo básico de llevar gente a la biblioteca está fallando, extender sus fronteras físicas. Si los usuarios no van a la biblioteca, que la biblioteca vaya a ellos.” su misión es crear redes de comunicación entre usuarios y bibliotecarios y entre los propios usuarios. Asimismo, rediseña la clasificación y recuperación de información, descentralizándolo para ponerlo en manos de los usuarios .
Al igual que sucede con otros planteamientos novedosos existen múltiples definiciones. Casey, que ha matizado su definición en diversas ocasiones, defiende una postura donde el usuario, el cambio constante y la evaluación continua son el centro de la biblioteca 2.0 (Casey, 2006). Algunos autores (Chad, 2005) ponen el énfasis en el uso de las tecnologías propias de la web 2.0. En esta misma línea se sitúa Maness (2006), que la conceptualiza como la aplicación de tecnologías interactivas, participativas y multimedia a los servicios y colecciones bibliotecarios basados en web. Paul Miller (2005) opta por una sencilla ecuación: “web 2.0 + biblioteca = biblioteca 2.0”. Michael C. Habib (2006a), plantea en un primer momento que es la aplicación y la adaptación del modelo web 2.0 al entorno bibliotecario, tanto virtual como físico
Muchas de esas tecnologías antes mencionadas solo son efectivas con la actitud adecuada en el diseño de sitios web; a su vez varias de esas actitudes necesitan tecnología para poder desarrollarse
El uso de los blog en las bibliotecas se puede tomar para la publicación de :
Un ejemplo de lo que pueden ser los servicios biblioteca 2.0 lo constituye la Ann Arbor District Library.Ha convertido su web en un modelo de cómo se puede utilizar la tecnología blog para publicar noticias, novedades bibliográficas o información sobre historia local. Permiten a los usuarios realizar breves comentarios sobre los libros en el catálogo y cuentan con un servicio de fotografías de la ciudad.
La biblioteca que está utilizando servicios 2.0 es la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En su catálogo cada obra tiene asociado un foro que permite introducir comentarios y mantener conversaciones escritas sobre ella. Otro caso de innovación en cuanto al catálogo es el de la Lamson Library de la Plymouth State University, que ha realizado el WPopac , basado en WordPress , un programa para publicar blogs. Han Implementado APIs que permiten una comunicación en tiempo real entre WordPress, Amazon y el sistema integrado de gestión bibliotecaria de tal forma que WPopac tiene toda la información actualizada, pero presentada de una forma mucho más familiar para los usuarios.
Estos dos catálogos serían buenos ejemplos de lo que se denomina “opac social”: catálogos de biblioteca que aplican las tecnologías y principios de la web 2.0 en su presentación.
La integración de las tecnologías y la filosofía de la web 2.0 en las bibliotecas tiene uno de sus máximas consecuencias en la aparición del OPAC 2.0 u OPAC social, "aquel que implementa las funcionalidades del software social" en palabras de Margaix. O lo que es lo mismo: la transformación del rígido catálogo tradicional en uno más familiar para el usuario y en el que pueda participar etiquetando sus recursos o con sus comentarios y valoraciones, al más puro estilo de servicios que, como Amazon, LibraryThing o CiteULike, aprovechan la inteligencia colectiva de sus usuarios para incrementar el valor de sus recursos, de forma que cuanto más gente los utilice más enriquecidos se verán. Las interfaces ganan en simplicidad y facilidad de uso aprovechando la estética de los servicios 2.0 .