POR primera vez, el secretario de Estado delinea los planes de la batalla contra el terror, y explica cómo podrían dar forma a un nuevo orden mundial.
Los asesinatos
en masa perpetrados el 11 de septiembre bajo la dirección de Osama Bin
Laden y su red Al-Qaeda, han unido al mundo en contra del terrorismo internacional.
Unos 80 países perdieron ciudadanos en los ataques. A partir de nuestra
pena compartida y de nuestra decisión compartida pueden surgir nuevas oportunidades no sólo
para vencer el terrorismo, sino también para trabajar con otras naciones
en una serie de asuntos trascendentes de interés global. Muchos países y organizaciones internacionales han respondido al llamado
del presidente George W. Bush de establecer una coalición mundial para
combatir el terrorismo, entre ellas la OTAN, la Unión Europea, la Organización
de Estados Americanos, la Asociación de Países del Sudeste Asiático, la Organización de la Unidad
Africana, la Liga Árabe y la Asamblea General y el Consejo de Seguridad
de la ONU. De hecho, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad una
resolución histórica, que obliga a todos los 189 Estados miembros
a poner fin a todo tipo de apoyo a los terroristas, incluyendo viajes, planeación
y flujos de dinero, y a colaborar para llevar a los terroristas ante la justicia. El terrorismo internacional representa una amenaza multidimensional. Nuestra
coalición debe utilizar todas las herramientas del Estado para derrotarlo.
Algunos países participarán en la respuesta militar contra los
involucrados en las atrocidades del 11 de septiembre. Otros, aunque no participen
directamente en la acción militar, brindarán apoyo logístico
o acceso a bases y otras zonas, o concederán el derecho a realizar vuelos
de reconocimiento. Y muchos contribuirán a los esfuerzos humanitarios
para ayudar a los millones de afganos inocentes que han sufrido bajo el régimen
Talibán, régimen que parece estar más interesado en Osama
Bin Laden y sus terroristas que en sus propios ciudadanos que padecen hambre.
Asimismo,
los miembros de la coalición trabajarán para fracturar y destruir
las redes terroristas en el largo plazo, compartiendo inteligencia y otra información
crucial; cooperando en acciones de justicia, y eliminando las líneas
de apoyo financiero de los terroristas. Esta será una campaña
larga y difícil, que se medirá en años y se librará
en muchos frentes. A fin de cumplir con un esfuerzo de esta naturaleza, nuestra
coalición tendrá la flexibilidad para evolucionar.
Y el proceso
mismo de tomar parte en esta gran campaña global contra el terrorismo,
bien podría abrir la posibilidad para fortalecer o reestructurar las
relaciones internacionales, así como para expandir o establecer áreas
de cooperación.
Ya en este
momento, nuestras alianzas en Europa, Asia y el Hemisferio Occidental han cobrado
mayor vigor al ser invocadas las cláusulas de defensa colectiva de los
tratados de la OTAN, la ANZUS y de Río. Rusia y China, dos grandes potencias
en transición y cuya integración exitosa a la comunidad internacional buscamos, han contribuido
ya a este esfuerzo global sin precedentes. Desarrollar la costumbre de consultar
y colaborar contra el terrorismo internacional, puede generar oportunidades
para profundizar nuestras relaciones con ambos países en otras esferas.
Paquistán
y la India, enconados rivales, se han sumado ambos a la coalición. Esto
podría plantear la oportunidad para los dos países de explorar
nuevas formas de concebir la estabilidad en el subcontinente.
Los millones
de estadounidenses que practican el Islam, y los 10 países musulmanes
que perdieron ciudadanos en los ataques del 11 de septiembre, no necesitan ser
convencidos de que los asesinos y sus cómplices pervierten el Islam al
utilizarlo para justificar sus espantosos crímenes. A partir de una profunda sensación de humanidad
compartida, y del escalofriante reconocimiento de una vulnerabilidad común
ante el terrorismo, vemos nuevos espacios para fortalecer nuestras relaciones
con el mundo islámico.
En esta
campaña global, Estados Unidos da la bienvenida a la ayuda de cualquier
país o grupo que esté genuinamente preparado para trabajar con
nosotros, pero no relajaremos nuestros estándares y seguiremos promoviendo
nuestros intereses fundamentales en materia de derechos humanos, responsabilidad
gubernamental, mercados libres, no proliferación y resolución
de los conflictos, porque creemos que un mundo de democracia, oportunidad y
estabilidad, es un mundo en el que el terrorismo no puede prosperar.
En toda
esta campaña contra el terrorismo internacional, los dedicados hombres
y mujeres del departamento de Estado, en nuestros puestos en el exterior y en
Washington, estarán en la línea de combate tanto como aquellos
que vistan el uniforme.
No permitiremos
que el terrorismo secuestre la política exterior estadounidense. El presidente
ha instado al pueblo estadounidense a regresar a sus vidas cotidianas normales.
De la misma forma, Estados Unidos seguirá promoviendo una agenda internacional
completa, desde alentar el buen gobierno hasta cooperar con otros países
para erradicar el sida, así como forjar un marco estratégico posterior
a la guerra fría, lanzar una nueva ronda comercial e impulsar la paz
en Medio Oriente.
El terrorismo
ha proyectado una sombra en todo el globo. Pero la decisión global para
vencerlo nunca ha sido más firme, ni más brillantes las perspectivas
de cooperación internacional en una amplia gama de tópicos. Como
el presidente Bush dijo el otro día al visitar el departamento de Estado:
"algo bueno saldrá de esta maldad. A través de nuestras lágrimas
vemos oportunidades para crear un mundo mejor para las nuevas generaciones.
Y las aprovecharemos".
* Secretario de Estado de EU .