Masiosare
30 DE SEPTIEMBRE DE 2001
Geopolítica en Asia Central
El póker explosivo
La nueva
operación militar de Estados Unidos puede convertirse en un elemento
de explosión y confrontación mayor en una zona donde se entrelazan
estratégicamente cuatro factores: la lucha por el control de los recursos
petroleros e hidrológicos, las alianzas militares en la zona, la búsqueda
de la hegemonía del integrismo islámico y el tráfico de
opio hacia Europa. A continuación, una breve reseña de este explosivo
póker ahora escenario de lo que Washington ha llamado la operación
Libertad Duradera
Jenaro VILLAMIL
1. Petróleo
y gas.
Las reservas de gas y de petróleo del Mar Caspio y de las repúblicas
centroasiáticas de Kirguizia, Kazajstán, Uzbekistán, Tadzikistán
y Turkmenistán, todas ellas colindantes con Afganistán, son consideradas
las terceras más importantes del mundo, con niveles que ascienden a 270
millones de barriles y son consideradas como alternas a las del Golfo Pérsico.
Su control y explotación está en el centro de la disputa regional.
Hay por lo menos tres grandes proyectos de oleoductos financiados por Irán,
Turquía y Rusia, así como el proyecto del oleoducto de 2 mil kilómetros
entre los gobiernos de Turquía, Georgia y Azerbaiján, apoyado
en noviembre de 1999 por la administración Clinton.
Tadzikistán,
pequeña república ex soviética con fuerte influencia islámica,
es la segunda región con mayor nivel de reservas de gas en el mundo.
En Kazajstán se ubican tres grandes campos petrolíferos (Tenguiz,
Karazhanbas, Dunga) y altas reservas de gas que están en la mira de la
British Gas y Agip, al tiempo que Turkmenistán posee dos grandes campos
petroleros y altas reservas de plata.
La geopolítica
del petróleo llevó a la república islámica de Irán
a firmar un acuerdo con Turkmenistán, nación que suministrará
gas natural al noroeste iraní a través de un oleoducto de 287
kilómetros, cuyo costo estimado sería de 160 millones de dólares.
El proyecto fue prontamente vetado por Washington. A su vez, Estados Unidos
apoyó desde 1999 la construcción de un oleoducto que le quitara
el control del petróleo del Caspio a Rusia y a Irán, y que sea
completamente independiente del Golfo Pérsico. Este proyecto empezaría
en la ciudad de Bakú y se extiende a la ciudad turca de Erzurum con casi
2 mil kilómetros de extensión. El costo estimado sería
de 4 mil millones de dólares, el doble del costo del gasoducto apoyado
por Irán.
Un tercer
proyecto que quedó suspendido por la guerra en Chechenia es el oleoducto
que apoyaría Rusia, denominado Tengiz-Novorossisk. Quedó, por
el momento, a merced del desenlace del proyecto que Washington apoyaría
hasta el 2004, cuando se espera que la producción alcance un millón
de barriles diarios, según los cálculos que diera a conocer Bill
Richardson, secretario de Energía estadunidense durante el gobierno de
Bill Clinton.
En paralelo
con esta batalla por el control de los recursos petroleros, Michael Klare, profesor
de Hampshire, estableció en su reciente libro Guerra por los recursos:
el nuevo paisaje de conflictos mundiales que en el Mar Caspio el control de
los recursos hidrológicos será clave. En concreto, el control
del Tigris-Eufrates, que fluye desde Turquía hasta Rusia, Irak, Irán
y parte de la India y Pakistán, definirá el desenlace de los sucesos
en Asia Central. "Con el crecimiento de la población y el consiguiente
aumento de la demanda de agua y alimentos, cada uno de los Estados ribereños
intentará utilizar al máximo los recursos disponibles... Y cuando
las acciones de uno de esos Estados provoquen una disminución en el suministro
de alguno de los otros, las condiciones estarán dadas para un conflicto
por la distribución del agua", señaló Klare en su
libro.
2. Militarismo
El derrumbe de la Unión Soviética, la guerra del Golfo Pérsico
y el triunfo de la rebelión talibán en 1996 modificaron la relación
de fuerzas estratégicas y efectivos militares en la zona. Las cuatro
repúblicas ex soviéticas colindantes poseen aproximadamente 60
mil efectivos, siendo Uzbekistán la que cuenta con un arsenal más
poderoso de 20 mil 400 soldados, 179 tanques y 80 aviones de combate. El apoyo
militar de esta república y de Rusia serán claves en el esquema
de una coalición occidental contra el gobierno de Kabul. Sin embargo, los efectivos de naciones como Siria, Irak e Irán, clasificados
como "países que han apoyado el terrorismo" por Estados Unidos,
son sustancialmente mayores al de cualquier aliado regional estadunidense. Irak
posee un ejército de 375 mil efectivos, mientras Irán tiene 325
mil soldados y Siria cuenta con el más amplio arsenal regional, conformado
por 4 mil 850 tanques y 675 aviones de combate. Los talibán controlan
un menguado ejército de aproximadamente 45 mil guerrilleros. India y
Pakistán poseen instalaciones nucleares claves y bases militares que
han sido objetivos claves de Estados Unidos, además de las que Washington
posee en Arabia Saudita.
En el esquema
de "guerra contra el terrorismo", las fuerzas convencionales se enfrentarían
a una coalición de grupos radicales con amplia influencia y capacidad
de acción regional. Son los casos del grupo radical egipcio Yamá
al Islamiya, cuyas acciones han provocado en Egipto más de 2 mil muertes
de 1992 a la fecha. Se sospecha que algunos de sus miembros fueron reclutados
por Osama Bin Laden. El otro grupo es el jihad de Egipto, al cual Washington
responsabilizó de los acontecimientos en Kenia y Tanzania. La organización
argelina Grupo Islámico Armado combatió con los mujaidines en
Afganistán y actualmente se le acusa de haber lanzado ataques contra
más de 100 mil personas. El Hamas, el movimiento de resistencia islámica
pro-iraní más importante dentro de los grupos propalestinos, es
ubicado como la mayor amenaza para Israel, al igual que el Hezbolá o
"Partido de Dios", fundado por la Guardia Revolucionaria iraní
a raíz de la invasión israelí en Líbano.
Por otro
lado, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN juegan el futuro de una subalianza
regional denominada Socios de la Paz (PFP, por sus siglas en inglés).
A través de PFP, cinco repúblicas ex soviéticas (Azerbaiján,
Georgia, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán) tienen enlaces
militares en el cuartel supremo de la OTAN y han creado un batallón de
paz en Asia Central. En abril de 1999, en la cumbre del 50 aniversario de la
OTAN, se formó una alianza antirrusa (GUAM) con participación
de Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiján y Moldavia.
3. Lucha
religiosa
El triunfo del movimiento talibán ("buscadores de la verdad")
en 1996 no fue la última expresión de la lucha religiosa que se
ha desarrollado en esta región sino tan sólo un eslabón
más que involucra a otros movimientos musulmanes con influencia en las
repúblicas ex soviéticas, en las principales naciones árabes
y con expansión en naciones como la India, China y el interior de Rusia.
El "contagio
talibán" es una amenaza real para Pakistán, nación
que, paradójicamente, sirvió como campo de entrenamiento de las
milicias fundamentalistas cuando eran aliadas de Estados Unidos durante la intervención
soviética y en la época de la contención de los musulmanes
chiitas que triunfaron en Irán en 1979.
En las fronteras
rusas, la principal amenaza de expansión del movimiento talibán
es la pequeña república de Tadzikistán, nación con
una porosa frontera donde han cruzado más de 150 mil afganos. Esta república
sería clave para el establecimiento de un Estado islámico trasnacional
conformado por Afganistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tadzikistán,
proyecto que ha sido expresado por el mullah Omar y por el propio Osama Bin
Laden.
En entrevista
publicada recientemente por El País, el jeque saudita considerado el
"fugitivo número uno" por Washington afirma: "Tenemos
que entender nuestra religión por completo. La lucha forma parte de nuestra
religión y de nuestra sharia. Quienes aman a Dios, su profeta y su religión,
no lo pueden negar. El que niegue el menor principio de nuestra religión
comete el pecado más grave en el Islam. Quienes simpatizan con los infieles
(los judíos) -como la OLP o la llamada Autoridad Palestina- intentan
desde hace decenas de años recuperar parte de sus derechos. Han dejado
las armas, han abandonado lo que denominan violencia y han intentado la negociación
pacífica. ¿Qué les han dado los judíos? No les han
devuelto ni el 1% de sus derechos".
Estos principios
de confrontación son comunes entre el movimiento talibán, entre
los grupos fundamentalistas de origen chiita, como Hezbollah, y entre otras
organizaciones que defienden una plataforma integrista. El integrismo islámico
ha ganado terreno al calor de la lucha contra el colonialismo británico,
primero, y después contra la presencia de Israel, contra el comunismo
y, a raíz de la guerra del Golfo Pérsico, contra la presencia
militar de Estados Unidos en la zona. El talibán, de origen sunnita ultraortodoxo,
de etnia pashtú, difiere de los chiitas persas de Irán, recibió
apoyo de Arabia Saudita y hasta Libia intentó influirlo. La fortaleza
de esta corriente y del grupo vinculado a Bin Laden, Al Qaeda, dependerá
de su capacidad de expansión en el mundo árabe -par-ticularmente
en Arabia Saudita y Egipto, las naciones árabes con mayor población-
y en la zona centroasiática de las repúblicas ex soviéticas.
4. Narcotráfico
La región se ha convertido en el mayor escenario del tráfico de
heroína y opio. Lo que antes fue conocido como "la ruta de la seda"
son ahora los caminos del tráfico de heroína. Tan sólo
en 1999, Afganistán produjo 4 mil 600 toneladas de opio, a lo que se
suma, según cálculos de Naciones Unidas, que 70% de la heroína
consumida en Europa llega desde ahí. La revista Newsweek publicó
recientemente que la mitad de la heroína afgana que ingresa a territorio
europeo llega a través de las repúblicas ex soviéticas,
en especial de Tadzikistán, la pequeña república cuyos
habitantes pueden ganar 10 dólares o más por transportar una carga
de heroína.
La prohibición del mullah Omar, jefe de la revolución talibán que gobierna a los afganos, disminuyó la producción de opio en algunas granjas afganas y elevó el precio de la droga, que pasó de 100 a 500 dólares por kilo. Informes de la Fuerza Antinarcóticos de Pakistán calculan que el precio puede alcanzar los mil dólares para finales de este año. Y eso antes de que se lanzara la operación Libertad Duradera.