Orgullo y
Diferencias
Capitulo 7: …Confusiones verdaderas…
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**Flash
Back**
- Vengo a ver a la Reina, mi nombre es Olivier Marani.
- Si joven Marani, la Reina me comento que vendría a verla, pero me temo
que en este momento se encuentra ocupada, si gusta esperar.
- No se preocupe puedo esperar – respondió tranquilamente Olivier, el
prometido de Roseline Kinomoto, quien se sentó en un cómodo sofá en la
sala continua a la de donde se supone se encontraba la Reina.
Minutos después una de las paredes que rodeaban la gran sala se abrió
como si fuera una puerta cualquiera, dejando pasar a una joven de cabellos
café oscuro y ojos miel quien salía apresuradamente de ahí.
A Olivier le pareció reconocer a Marylise, la hermana de su prometida por
lo que se le hizo correcto ir a saludarla y además preguntarle que era lo
que hacia detrás de esa pared.
Marylise
salio de esa habitaron ignorando que era seguida por Olivier quien solo
intentaba saludarla, llego hasta un soldado para poder darle las ordenes
que la Reina había mandado.
.- La reina Isabel ha ordenado que se cierren todas las fronteras del país
y también que no se permita pasar a nadie a Castilla ya que no nos
podemos arriesgar a que se enteren de que estamos conspirando contra el
propio país, además de que presentimos de que nuestros temores se están
volviendo realidad, querido Touya.
- Pero Marylise, ¿que acaso…? – insinuó el que se hacia llamar Touya, de
expresión seria y cabello negro.
- Así es, al parecer capturaron a Syaoran y si el no pudo arreglar las
cosas con Valladolid en ese caso podemos estar fracasando, ve cuanto antes
ha hacer lo que te he dicho.- terminando esto Touya se inclino para besar
los labios de Marylise y se fue sin decir mas.
Olivier escucho claramente todo lo que había dicho Marylise y aun no lo
podía creer, rápidamente dio la vuelta para poder salir de ahí.
- Oh! Joven Marani!, la reina ya lo puede recibir – exclamo un mayordomo
causando que Marylise se percatara de su presencia y de que la había
estado escuchando.
Olivier se detuvo en seco y solo atino a pretender que nada había
sucedido y entro a la sala para dirigirse a donde se encontraba la reina.
Al hallarse frente a la reina supo disimular muy bien que no sabia nada y
le pregunto por lo que había ido hasta allí, la reina accedió
aparentemente gustosa a la petición de Olivier, quien le había
solicitado el poder utilizar el salón principal para la boda entre el y
Roseline.
Aliviado por terminar ese asunto con la reina salio del salón, pero se
topo con la sorpresa de que varios guardias lo estaban esperando
encabezados por Marylise.
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Roseline, Camille y Tomoyo salían alegremente de la tienda de vestidos de
novia preguntándose donde podría estar Sakura causando que Tomoyo
tuviera una ligera sospecha de que se encontraba con Rodrigo.
- Entonces la boda será en dos meses no es así Roseline? – pregunto
Camille.
- Así es, tenemos que ver como serán sus vestidos, aunque ese no será
problema para ti verdad Tomoyo?
- Estas en lo cierto.
- Disculpen, la señorita Roseline Kinomoto? – pregunto un mensajero.
- Si, soy yo, ¿que desea?- pregunto Roseline.
- Aquí tiene- respondió el mensajero depositando en las manos de
Roseline una carta.
- Oh! Muchas gracias, ¡miren! Es una carta de Olivier, hace ya varios días
que no se nada de el, lo mas seguro es que tuvo una de sus tantas salidas
al extranjero.
- Pues es muy lindo de su parte que te mande cartas en su ausencia-
comento Tomoyo.
Roseline abrió la carta…
A mí amada Roseline:
Me es muy vergonzoso decir donde es que me encuentro ahora, pero debo
hacerlo, por fin he encontrado la manera de hacértelo saber, oh querida
Roseline, por desgracia me encuentro preso, y me es muy necesario que
vengas a verme. No, no he hecho nada indebido, pero es de suma importancia
que sepas la razón del por que estoy aquí, gracias a que tengo muy buena
posición he podido sobornar a uno de los soldados que me custodian para
que te entreguen esta carta, te pido que no digas nada de lo que esta
sucediendo ya que tu también te verías involucrada en algo tan espantoso
como es esto.
Te suplico vengas a la mazmorra 5 del palacio de Castilla, pero debo
decirte que para que te dejen verme he tenido que hacer muchas cosas,
hazlo de la manera mas discreta y di que vienes a ver a tu criado y que
eres la señorita Kinomoto, ellos sabrán conducirte a mi.
Por favor Roseline, no tardes ya que necesito que vengas hoy mismo en la
noche,
Tuyo,
Olivier
Terminando de leer la carta Roseline soltó unas cuantas lagrimas pero
supo como controlarlas, si algo se podía decir de ella era que sabia como
controlar sus impulsos.
- Y bien, ¿donde se encuentra? – pregunto inocentemente Camille
- Oh si, se encuentra en...las afueras de la ciudad, si, muy cerca de aquí,
pero bueno ya sabrán que el siempre es muy considerado y me ha mandado
esta carta para que no me preocupe y que promete regresar pronto,
si…pronto – finalizo Roseline.
- Me alegra mucho, pero bueno ahora debemos regresar, tal vez ahí se
encuentre Sakura- dijo Tomoyo.
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Entre la oscuridad de la noche Roseline se movía sigilosamente, hasta que
llego al castillo y ahí fue directamente a las mazmorras e hizo todo lo
que su prometido le indico que hiciera. Pronto la llevaron a donde el se
encontraba.
- Oh Olivier, ¡estas aquí!, ¿como te encuentras?, gracias a Dios…-
repetía Roseline entre sollozos.
- Tranquila Roseline, me encuentro bien, pero escucha no tengo mucho
tiempo, la reina conspira contra la propia España, y ahora mismo Syaoran
Li esta en graves problemas.
- Pero, ¿de que hablas? Nuestra querida reina ¿conspirando?, no puede
ser.
Al parecer Roseline se negaba al creerlo.
- Por favor Roseline debes creerme, yo conozco a Syaoran y se que fue a
Valladolid a arreglar algunos asuntos. Recuerdas a Elizabeth Troney?
- ¿Que?, ¿ella que tiene que ver en esto?
- Tu sabes que es mi querida prima, no me puedes negar que siga viéndola,
ella me comento que la reina había mandado a Syaoran a Valladolid, por
eso debes ir con ella, Elizabeth tiene que saber donde esta y alertarlo de
todo esto, por favor Roseline deja ese orgullo atrás y hazlo por mi.
- Pero…tu sabes que yo nunca me he llevado bien con ella, además…- al
ver la cara de suplica de su futuro esposo, Roseline intento creerle,
después de meditarlo por escasos segundos lo decidió…- esta bien, dime
donde puedo encontrarla…
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- Por favor Elizabeth, no me digas que tu también crees que nuestra
querida reina podría….Elizabeth! – grito Roseline, quien veía como
Elizabeth después de haber escuchado el mensaje corría al establo para
tomar uno de los caballos.
Roseline la siguió hasta allá.
- No hagas nada estupido Elizabeth, ¡debes entrar en razón!, tú sabes
que las fronteras han sido cerradas, no podrás cruzar – decía Roseline
pero sus palabras no causaban ningún efecto en la decisión de Elizabeth.
- Por favor Roseline, no digas nada hasta que regrese o si no esto se
pondrá peor… ¡Vamos! -
grito por ultimo al caballo quien echo a correr a plena luz del día.
Elizabeth cabalgaba con rapidez, mas no lo hacia con dirección a
Valladolid, en cambio iba a una mansión en particular muy alejada de toda
civilización…
Bajo del caballo y uno de los criados lo tomo para llevarlo al establo,
mientras tanto, Elizabeth entraba en la lujosa casa.
- Buenos días señorita Elizabeth.
- Hola Marianne- dijo a la sirvienta, tomo unos cuantos segundos para
tranquilizarse y después continuo – por favor dile a Eriol que estoy
aquí.
- No hace falta Elizabeth, ya estoy aquí, y será mejor que entres en el
salón ahora mismo ya que en estos momentos cualquier minuto desperdiciado
puede causar graves problemas- dijo una persona en el salón de a lado.
Elizabeth no se sorprendió mucho, bien sabia como era Eriol, mas si le
extraño el escuchar que el ya sabia todo lo que estaba sucediendo. No
hizo falta pedirle su ayuda ya que el tenia todo listo para entonces,
Eriol ya se había encargado de hablar con el gobernador de Valladolid y
solo le decía a Elizabeth que fuera a Alcazarén, una villa muy cerca de
Valladolid, donde le proporcionarían la ayuda para cruzar la frontera.
- Ah, por cierto Elizabeth, también dile a tu amigo Syaoran que se le
necesita en el palacio esta noche, ya que se celebrara una fiesta en honor
al regreso del príncipe Rodrigo, pero le explicare todo cuando regrese.
- ¿Lo interceptaras? – pregunto Elizabeth, aun impresionada por todo lo
que había echo Eriol.
- Así es, de eso no te preocupes.
Elizabeth se despidió y rápidamente se fue hacia donde Eriol la había
mandando, pero al parecer el como se entero Eriol Hiragisawa de todo aun
seguía siendo un misterio…
** Fin de Flash Back**
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Las calles estaban desiertas, ningún civil se podía ver rondando la gran
plaza o atravesando callejones. La voz se había corrido demasiado rápido
y el terror en los habitantes se había difundido como un rayo; nadie quería
salir de casa, ninguna madre deseaba dejar a sus hijos solos y los padres
querían quedarse a proteger a sus familias.
El miedo de la ultima guerra se estaba volviendo a vivir, pero esta vez no
solo era preocupación por los soldados o por que invadieran la ciudad,
mas bien tenían un miedo que no se podía explicar con palabras ya que
ahora sabían que ni si quiera en sus propias casas estaban seguros.
Ahora, ¿quien los protegería?...lo que creían tener: una reina
maravillosa que veía por su pueblo, ya no estaba, ella les había dado la
espalda e incluso había intentado matar a su propia gente, eso era lo que
había escuchado la dueña de la florería, Marguerite Caraday.
Según algunas fuentes dudosas, su amiga Sakura Kinomoto, había estado en
grave peligro por culpa del joven Syaoran Li. Desearía poder ir a su casa
para poder confirmar que se encontraba bien, pero había oficiales
llenando las calles desde hace ya algunas horas y lo mejor seria quedarse
en su casa para así no correr riesgos. La florería estaba muy cerca de
ahí, pero lomas seguro era que nadie iría a comprar flores en una mañana
como esta. Camino lentamente hacia el ventanal de la sala y miro a la
calle. Nadie mas que soldados invadían cada rincón, pero algo le llamo
la atención: detrás del poste que estaba en frente de su casa había
alguien, bien se podía decir que era un soldado ya que traía uniforme,
pero algo en el se le hacia conocido.
El hombre uniformado se había quedado quieto justo detrás del poste
mirando al piso para que su rostro no fuera descubierto, después avanzo
unos cuantos pasos y se halló justo en frente de la casa de Marguerite,
sin percatarse que la muchacha lo observaba detrás del gran ventanal.
Marguerite se escondió detrás de las cortinas que cubrían la ventana,
pero dejo un pequeño orificio del que podía ver al hombre enfrente de su
casa.
El hombre volteo y al fin pudo ver su rostro, no era mucho decir que el
podía destacarse entre mucha gente, y su cabello marrón era
inconfundible…Syaoran Li.
Se pregunto rápidamente que era lo que hacia ahí, pero no podía salir y
preguntárselo en persona ya que entonces tendría que aceptar que había
estado husmeando por la ventana. Pronto vio como el joven Li se alejaba y
seguía su curso… ¿A dónde se dirigía?...se preguntaba Marguerite
Caraday.
Syaoran bien sabia a donde se dirigía, no había sido fácil hacer creer
a los demás soldados que el era uno de ellos pero para el nada importaba
si no veía con sus propios ojos que ella se encontraba bien.
A pesar de que se levanto muy cansado por la batalla de anoche, algo en su
interior le decía que debía asegurarse de que esa persona había llegado
con bien. Ahora mismo se dirigía a su “residencia” que era como le
llamaba. Ya pronto llegaría…justo en frente de la gran plaza se
encontraba la casa de los Kinomoto, no le sorprendió mucho ver que estaba
completamente rodeada de soldados así que rápidamente puso su mente a
trabajar para encontrar la solución a su problema: como entrar en la
casa.
Se escondió detrás de un árbol situado en la gran plaza para lograr
pensar en su gran problema, después de observar durante dos horas se dio
cuenta de algo: los soldados cambiaban de turno cada hora y justamente ese
cambio hacia que algunas de las casas vigiladas se quedaran solas por unos
escasos minutos mientras venían los reemplazos. Ahí estaba, ese era el
momento perfecto para poder entrar a la casa, se apresuro a cruzar la
calle con la mirada en el suelo, abrió la reja, la cual no tenia
cerradura, pero al llegar a la puerta principal se topo con que aquella si
estaba completamente cerrada…
-Rayos…- exclamo Syaoran por lo bajo. Bien sabía que si no actuaba rápido,
los reemplazos llegarían y sin duda se darían cuenta de su presencia.
Miro a ambos lados de la casa y se decidió por el lado derecho.
Camino un tanto apresurado y logro rodear la casa…buscaba algo…aquello
que lo dejara entrar a la casa…
Ahí estaba, la puerta trasera de la casa, giro la perilla y se alivio en
descubrir que estaba abierta. Menos mal que había sido el quien había
entrado ya que por ese descuido la familia Kinomoto realmente corría un
grave peligro.
Cuando cerró la puerta tras haber entrado, un grito se escucho, giro su
cabeza y oh sorpresa…
Corrió a cubrirle los labios a aquella que había gritado…
- ¿Podrías calmarte?- dijo en un susurro Syaoran a Sakura, después
quito su mano de sus labios para dejarla hablar.
- ¿Que estas haciendo aquí? – pregunto aun sorprendida Sakura.
- ¿Yo?
Sakura se le quedo mirando y después miro para los lados.
- Que acaso ves a alguien mas aquí?
- Señorita, le pido que no me hable con ese tono
- ¿Yo? – preguntó imitando la voz de Syaoran.
Syaoran frunció el ceño, la verdad era que no sabía que era lo que
estaba haciendo en esa casa, en ese momento y peor aun: con ella en
frente.
- Creo que su puerta esta abierta, no cree que es un gran peligro tenerla
así?, cualquiera puede entrar.
- Si, creo que ya me di cuenta joven Li – respondió Sakura.
- Y bueno, el motivo por el que vine es que deseo hablar con su
hermana…como se llama? – dudo Syaoran tratando de acordarse del nombre
de la chica que había mencionado Elizabeth aquella noche…- ah si!
Roseline…si me parece que así se llama…si así es, Roseline Kinomoto,
si no es mucha molestia.
- Lamento decirle que no vera a ninguna Roseline Kinomoto hasta que me
explique por que dijo tal mentira en frente del príncipe Rodrigo – dijo
Sakura en un tono no muy calmado.
- Lo que yo haga o incluso haya echo no le importa, señorita, claro con
todo respeto.
- Respeto!...con que integridad moral viene usted a decirme eso! Y además
con que derecho entra a mi casa y después me insulta!...Señor Li, podrá
hablarme de respeto cuando usted muestre que tiene la capacidad para
tratar a una dama- finalizo Sakura y después dio la vuelta y comenzó a
caminar, pero Syaoran la detuvo tomándola de la mano.
- “Señorita Kinomoto” disculpe mi arrogancia y mi falta de educación,
pero no cree que nos podríamos ahorrar largas discusiones si tan solo me
pidiera lo que desea?
- Y que es exactamente lo que yo deseo? – dijo volteándolo a ver.
Syaoran se acerco a ella y se puso casi a escasos centímetros de que sus
cuerpos se tocaran, ella no se retiro…
Sakura sabia que su corazón latía con fuerza, como nunca antes había
latido, justo cuando cerro sus ojos sintió como Syaoran se acercaba mas y
mas…
Después, el tomo su mano y se separo del cuerpo de Sakura para poder
besar su mano delicadamente.
- Creo que esto es lo que usted desea, no es así? – añadió Syaoran
con una sonrisa.
Sakura se sonrojo totalmente y quito bruscamente su mano de la de Syaoran y se
volteo con indiferencia.
- Váyase de mi casa en este momento, si no llamare a mi padre…a todos!-
exclamo Sakura bastante enfadada.
- Pero…que?...que no es esto lo que usted me pidió?...que tuviera
educación, que la tratara como a una dama… aunque – se puso un dedo
en la barbilla mostrándose pensativo – no estoy muy seguro de que en
verdad sea una dama.
¡PLAF!
La mano de Sakura se había quedado marcada en el rostro de Syaoran.
- Vaya, así que yo estaba en lo correcto, usted no es una dama – dijo
tocándose la mejilla enrojecida.
- Pero como se atreve! – grito Sakura y volvió a levantar su mano pero
Syaoran fue mas rápido y la logro detener antes de que diera el golpe.
Ambos se miraron por varios minutos, sus ojos irradiaban enojo, mas aun así
había algo detrás de todo eso.
Aun con la mano de Sakura detenida en el aire, Syaoran dijo – Yo…solo
venia a ver si habías regresado con bien – finalizo para después
soltarla e irse con dirección a la puerta por la que había entrado.
Sakura estaba muy sorprendida, aquello le había caído de sorpresa…ella
también quería decir algo…pero no salio de sus labios. Tan solo
observo como el cerraba la puerta tras haber salido y de nuevo quedaba
completamente sola en la cocina.
“Si
pretendemos
que nada pasa entre tu y yo,
estar fingiendo es culpa de los dos…”
Realmente
no sabía que era lo que estaba sucediendo, había un vacío enorme dentro
de ella y algo se atoraba en su garganta…
“…en
silencio grito al miedo
que se despida y entre el sol
quiero el valor para que hoy
te diga quien soy yo.”
Sakura
paso una de sus manos por su cabello, la
cabeza le comenzaba a doler, su mente estaba cansada de tratar de
comprender lo que sucedía…pero que estaba sucediendo?
Mientras tanto Syaoran caminaba por las calles, ahora, poco le importaba
que lo reconocieran, aun llevaba una mano en la mejilla sin poder creer
que Sakura lo había golpeado.
“No
puedo mas
no puedo callarme si…”
Estaba
mas confundido que nunca, su mirada perdida en el suelo buscaba una
respuesta a tal sensación, pero su razón le indicaba que no estaba bien,
que eso no iba de acuerdo con lo que el creía.
No quería admitirlo…pero en verdad a pesar del poco tiempo de
conocerla, el sabia: que ya se había enamorado.
“…yo
te amo
para siempre así será.”
(Fragmento
de la canción:
“Si tu me quisieras” de Lu.)
-
Basta! – grito Syaoran, desesperado por tratar de comprender lo que le
pasaba. No, el no la amaba, nunca lo haría!...ese sentimiento tonto no
existía para el…como siempre había pensado : era solo una perdida de
tiempo.
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Sakura salio con paso decido de su casa, pero no contaba con que ya la
estuvieran esperando…
- ¿A donde va señorita Kinomoto? – pregunto una voz detrás de ella.
Sakura se paralizo completamente, se había olvidado por completo que había
soldados vigilando las calles, que tonta había sido. Volteo con un poco
de miedo para ver al dueño de aquella voz.
- Eh...lo...lo siento, yo solo – tartamudeo Sakura sin saber que decir.
Después, se dio cuenta de que no era un soldado, y de hecho le parecía
haberlo visto en alguna parte.
El muchacho la tomo del antebrazo y la condujo rápidamente por las
calles, deteniéndose de vez en cuando para verificar que no los
estuvieran siguiendo. Al parecer el también se había dado cuenta de que
cada cambio de turno las calles se vaciaban para que llegaran los
reemplazos. Pasaron varios callejones y partes angostas tratando de evitar
a toda costa las calles principales, vaya error habían cometido todos
esos oficiales en solo vigilar las calles principales y restarle
importancia a las que ahora usaban para llegar a su destino.
Sakura miraba con intriga la cara de aquel que la sujetaba, su rostro
enigmático y su sonrisa implacable le recordaban a su querida prima
Tomoyo, a quien no había visto en la casa después de llegar de aquel
baile que mas bien se había convertido en lucha.
¿Donde estaría Tomoyo?
Se preguntaba Sakura a cada paso que daba…por fin se armo de valor y
decidió hablar con su acompañante.
- ¿A donde vamos?
Eriol se giro para ver el rostro de Sakura, pero no respondió a su
pregunta, en cambio siguió dirigiéndola por diferentes calles hasta que
por fin llegaron a su destino.
Ahora mismo se encontraban pegados a una pared, para así evitar ser
vistos. Eriol por fin soltó a Sakura del antebrazo y se fue directo a una
puerta que estaba frente a ellos.
Toco tres veces y después dijo algo en un extraño idioma y un señor
abrió la puerta dejándolo entrar, Sakura solo lo siguió en silencio.
Ya adentro Eriol hablo muy bajo con el hombre que les había abierto y
después el hombre asintió con la cabeza.
- No es necesario estar asustada señorita Kinomoto, todo estará bien,
ahora, si es tan amable de seguirme- dijo con voz calmada Eriol y camino
hasta un pequeño cobertor en el suelo, lo levanto y dejo apreciar una
tabla cuadrada de un tono marrón oscuro, después, fácilmente levanto la
tabla e invito a Sakura a entrar en ese hueco.
- No voy a entrar ahí, dios mío, que creen que están haciendo?, acaso
ese es un secuestro o algo por el estilo.
Antes de que Eriol pudiera responder, una voz se escucho desde aquel
hueco.
- Sakura? Eres tu?...oh vamos Sakura, ten confianza en el joven Eriol,
solo quiere ayudar – dijo pacientemente la voz de Tomoyo desde aquel
hueco.
- Tomoyo!...oh Tomoyo! Que te han hecho…déjenla ir! – grito a las dos
personas frente a ella – así que tu nombre es Eriol eh?...por favor
solo déjanos ir…no tenemos nada que ver con lo que esta sucediendo...
- Ya lo creo señorita, ya lo creo, ahora, si me hace el favor, por favor
entre, creo que usted debe saber unas cuantas cosas antes de juzgar a la
gente – dijo Eriol y después volvió a sonreír.
Sakura lo miro con rencor, pero después accedió y entro en aquel hueco,
primero bajo unas escaleras y justo después de tocar el piso un abrazo la
recibió calurosamente.
- Sakura! Que alegría! – grito Tomoyo abrazando a su querida prima.
Antes de que Sakura pudiera preguntar algo, Tomoyo tomo su mano y la
condujo a través de ese pasadizo, pronto se logro apreciar una luz al
final de tal lugar oscuro. Y así fue, llegaron a la luz y encontraron que
era un sótano, Eriol quien iba detrás de ellas les indico que subieran
por las escaleras, y así lo hicieron.
Sakura se sorprendió al ver a sonde habían llegado, era una enorme mansión
exquisitamente decorada, ahora mismo se encontraban en la sala y al
parecer no eran los únicos, había varias personar ahí : algunos estaban
muy heridos y estaban siendo atendidos, otros simplemente charlaban pero
el que mas le llamo la atención fue ver a Syaoran Li, sentado en uno de
los sofá, parecía bastante mal humorado pero no le presto atención.
- Por favor sígame señorita Sakura – dijo con voz amable Eriol.
Sakura lo siguió sin saber por que aquel hombre le inspiraba confianza,
Tomoyo se quedo en la sala y no los siguió. Entraron a una habitación
bastante amplia con un escritorio al final.
- Ahora, ya me puede explicar que es lo que hago aquí?
- Señorita, yo creo que el ver esto nos ahorrara una larga platica.
Eriol fue al estante de libros que estaba detrás del escritorio y después
le hizo una seña a Sakura para que se acercara. Eriol comenzó a quitar
unos cuantos libros del estante formando un perfecto cuadrado, dejando ver
una pequeñísima puerta, Eriol la abrió y Sakura se sorprendió al ver
que justo detrás de aquella puerta había un cuarto bastante oscuro en el
que dos personas conversaban con voz un tanto baja pero que aun así se
lograba escuchar su conversación.
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Capitulo------------------------------------------------------------------
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