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CAPÍTULO
13
Me perderé algunas clases...
[En el capítulo anterior...
Minako no paraba de darle vueltas a las palabras que acababa de escuchar. ¿Yasha en París? ¿No volveré a ver a Yasha en seis meses? ¿Yasha en París?... Se estaba poniendo muy pálida.
-Oye, ¿estás bien? -Le preguntó su nueva compañera. -Estás muy pálida.
En ese instante Minako se desmayó sobre la mesa.
-¡¡¡¡Minako!!!! -Gritaron Yoko y Hiroshi.]
Minako despertó en la camilla de la enfermería. Le había dado una lipotimia. El estrés de los últimos días, más la terrible noticia de que Yasha se había ido a Europa habían conseguido dejarla totalmente exhausta.
-¿Estás bien? -Se oyó una voz desde el lateral de su cama.
Hiroshi y el profesor Nagako estaban a su lado mirándola con preocupación.
Ella se ruborizó por lo que acababa de pasar y encima delante del nuevo profesor y los nuevos alumnos... ¿qué iban a pensar?
-Si, gracias. Me encuentro mejor.
El profesor algo aliviado miró a Hiroshi.
-Quédate con ella mientras llamo a su madre al trabajo para que venga a buscarla. La enfermera me ha dicho que está demasiado cansada para seguir las clases durante unos días.
Hiroshi afirmó al momento en señal de que lo había comprendido.
De nuevo Hiroshi y Minako solos...
Él la miraba fijamente a los ojos.
-Lo siento. Sé que todo esto es culpa mía y para tu desgracia el chico que amas se ha ido una larga temporada.
Minako estaba muy roja. No tenía muy claro si era por la fiebre o por la vergüenza. La última vez que había estado a solas con Hiroshi se habían besado y para colmo había sido su primer beso.
-No te preocupes. Pero realmente la partida de Yasha me ha roto el corazón... -Dijo ella triste.
Hiroshi la seguía mirando a los ojos.
-Quizá yo pueda conseguir que tu corazón vuelva a latir de amor... de amor por mi. Ahora que Yoko y yo hemos roto...
Minako no le dejó seguir. Con uno de sus dedos selló los labios de Hiroshi.
-Hiroshi, ahora estoy muy cansada para pensar.
El chico bajó la mirada triste, pero con comprensión. No era aquel el momento ni el lugar.
Minako estaba tan cansada que se quedó dormida sin darse cuenta. Mientras Hiroshi se sentó en el lateral de su cama, le cogió la mano y la dejó descansar tranquila.
Pasó un buen rato cuando Izuki, la madre de Minako apareció corriendo preocupada en la escuela. En el recibidor le esperaba el señor Nagako. Había dejado la clase bajo el mando de Otomo, mientras él atendía a Minako.
La cara de preocupación de Izuki era tan grande que en cuanto el señor Nagako la vio entrar supo que se trataba de la madre de Minako.
-Es usted la señora Izuki, ¿verdad?
El señor Nagako pensó que aquella mujer era muy hermosa. Estaba muy claro de dónde había sacado Minako sus rasgos tan dulces y femeninos.
-Si, soy yo. -Contestó ella rápidamente.
-Soy el profesor Nagako, el nuevo profesor de Minako. Venga conmigo, por favor, su hija está descansando ahora en la enfermería. Me han dicho que está demasiado exhausta y que sería bueno que durante unos días no viniera a clase. Necesita recuperar fuerzas en casa.
Izuki lo comprendió al instante. Desde hacía una temporada veía que su hija estaba diferente, pero no lo había achacado a un posible cansancio.
Entraron en la enfermería y vieron a Hiroshi junto a la joven que estaba durmiendo.
Izuki sonrió ante la escena y despertó a su hija para llevársela a casa. Cuando estaban listas para irse le dio las gracias al profesor. Este le hizo una señal a Hiroshi para que regresara a clase y se despidió cortésmente de las dos mujeres.
No tardaron en llegar a su casa. Izuki había pedido el día libre para atender a su hija. En cuanto llegaron la ayudó a subir a su habitación y a meterse en la cama. Después se fue a la compra en busca de alimentos que le aportaran lo que necesitaba en aquel momento. Incluso decidió comprar el chocolate favorito de su hija para que se animara.
Inconscientemente Izuki estaba especialmente preocupada. Todavía estaba grabado en su memoria el desgraciado accidente que había sufrido su marido hacía poco tiempo y ese miedo y dolor se trasladaban ahora a su hija. No podía permitir que le pasara absolutamente nada.
Se sintió algo culpable por no pasar demasiado tiempo con ella. El trabajo la absorbía, pero desgraciadamente no podía hacer otra cosa si quería sacar a su hija adelante.
-¡Ya estoy en casa! -Gritó Izuki.
Dejó lo que había comprado en la cocina menos el chocolate y lo subió a la habitación de Minako.
-Cariño, ¿cómo te encuentras?
-Me encuentro mejor, mamá. No te preocupes.
-¡Como que no me preocupe! ¡Eres mi hija! Toma, te he comprado tu chocolate favorito para que te animes.
Las dos se quedaron durante un instante en silencio. Izuki quería preguntarle a su hija qué le estaba pasando y Minako sabía lo que quería su madre.
-Mamá, en serio. No te preocupes. Sólo he estado muy ocupada con lo del festival y quizá me cansé demasiado. No estaba durmiendo muy bien deseando que todo saliera perfecto y tampoco pude recuperar fuerzas...
-Está bien. Pero prométeme que me contarás todo lo que te suceda Minako, la intimidad tiene un límite, el límite de la salud. ¿De acuerdo?
Minako asintió con la cabeza y cogió el chocolate de la mano de su madre.
Izuki sonrió y la dejó tranquila para preparar la cena. Se había propuesto hacer una receta especial muy energética y sabrosa. Además pondría el mantel de las fiestas y adornaría la mesa como si fuera un día especial. Todo con la ilusión de que su hija se recuperara cuanto antes y se animara.
Pero Minako sólo tenía una cosa en la cabeza... Yasha se había ido a Europa. Ahora él la olvidaría y ella seguiría enamorada como una tonta.
-Me está bien empleado por haber tardado tanto tiempo en decidirme. ¿Cómo es posible que tuviera que esperar a un beso de Hiroshi para comprender que amaba a Yasha?
Estaba triste, muy triste... Se sentía deprimida, hundida. No tenía ganas de nada, no deseaba comer aunque tenía delante su chocolate favorito. Quería desaparecer. No mejor aun, deseaba con todas sus fuerzas que Yasha apareciera de repente en su casa.
Le dolía la cabeza. Tanto darle vueltas al asunto le estaba haciendo subir la fiebre.
-Tengo que dormir. Tengo que dejar de pensar, al menos de momento, o no me recuperaré.
En ese instante sonó el timbre. Izuki abrió la puerta. Era Yoko con cara de preocupación.
-¿Cómo está Minako?
-Hola Yoko. Sube a verla, seguro que le encantará. -Le dijo amablemente sonriendo.
Yoko estaba avergonzada, de la preocupación ni siquiera había saludado educadamente a la señora Izuki. Pero no importó demasiado... Subió las escaleras y llamó a la puerta de Minako.
-¿Quién es? -Dijo ella extrañada.
-Soy yo. Yoko.
-¡¡Pasa!! ¡¡No te quedes en la puerta!! -Dijo entusiasmada Minako.
Yoko entró en la habitación y se sentó en la cama de Minako, junto a ella.
-¿Cómo estás? Me tenías muy preocupada...
Minako bajó la mirada y le ofreció chocolate a su amiga.
-Entiendo... Lo de Yasha ha sido demasiado fuerte para tu corazón. -Dijo con comprensión Yoko.
Minako no sabía que decir, estaba cansada del tema y no quería pensar más en Yasha, sobre todo ahora que se había ido. Yoko se dio cuenta de que no era el mejor tema para ese momento...
-¿Sabes, Minako? -Le dijo con cierta complicidad. -Creo que me gusta Yuriko, el chico nuevo.
Minako se sorprendió, y la miró con incredulidad. ¿Cómo podía pasar así de Hiroshi? Ya sabía que habían roto, pero que ya le gustase otro chico le desconcertaba.
Yoko se rió.
-Verás, como te dije después de veros besándoos llegué a la conclusión de que realmente no amaba a Hiroshi. Llevábamos tanto tiempo juntos que casi salíamos por costumbre. Pero este chico nuevo, Yuriko, me atrae un montón. Después de que te fueras a casa estuve hablando con él un rato en el pasillo y me parece un chico genial. ¡Creo que voy a intentar ligar con él!
-¡¡¡Que nos pasará con los chicos nuevos!!! -Gritó Minako agarrándose a su almohada.
Yoko rió de nuevo y probó el chocolate de Minako.
-Minako, tu tranquila, que verás como al final lo tuyo con Yasha se soluciona. -Dijo con una firmeza tan grande que consiguió sonsacarle a Minako una sonrisa.
-En el colegio me dijeron que tendrías que estar varios días sin ir a clase, así que me he propuesto pasar por aquí a contarte todo lo que va sucediendo. Para que no te pierdas nada.
-¿Qué tal con el nuevo profesor? La verdad es que hecho de menos a Kuthumi. -Preguntó Minako.
-Pues es un hombre muy agradable y muy buen profesor. Creo que los alumnos de la señorita nos encariñaremos con él enseguida.
A Minako no le gustaba demasiado perderse las clases, pero no le quedaría más remedio. Al menos se alegraba de que Yoko quisiera compartir con ella lo que pasase. Así estaría informada y cuando se reincorporase no notaría demasiado el cambio.
-Yoko, eres genial. -Le dijo Minako a su amiga dándole las gracias por su atención. Sobre todo después de lo que había pasado con Hiroshi.
Yoko simplemente sonrió.
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J Por Amri-chan
De nuevo una relativa calma para que recuperéis las fuerzas. El final se acerca, así que hay que tomar un poco de aire.
Muchos besitos, y ¡hasta el próximo capítulo! ;)
Capítulo
14: No
puedo superar lo de Yasha
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