Minako Love        

               por Amri-chan                

 

 

CAPÍTULO 6

¡Una nueva etapa!


La mañana amanecía totalmente despejada. Minako se levantó y abrió la ventana de su habitación para permitir que la brisa matutina aireara su habitación.

Mientras se vestía su uniforme con los tradicionales tonos gris y granate pensaba que aquel día sería el comienzo de su nueva vida amorosa. Ahora estaba dispuesta a llegar hasta el final del asunto y dejar que su corazón eligiera realmente al chico que más le atraía.

Aquella noche, tras la conversación con Yoko había madurado. Comprendió que no podía seguir comportándose como una niña caprichosa, pensando en huir constantemente. Era el momento de empezar a enfrentarse a sus responsabilidades, y por muy difícil que le resultara debería seguir avanzando firmemente en su resolución de llegar hasta el final.

Después de vestirse, recogió los libros de su escritorio y su querido diario. Recordó cuántas cosas había escrito en aquella mesa de madera clara. Los muebles de su habitación eran testigos únicos de los verdaderos sentimientos de Minako y el cariño que les iba cogiendo aumentaba con el paso de los años.

Su habitación, era muy sencilla. Ella lo sabía, pero esa sencillez la completaba con la riqueza de su mundo interior. Su cama con la colcha llena de estrellas, su armario con el espejo ovalado en el que se miraba todas las mañanas y su silla a juego con la mesa de escritorio eran testigos de su crecimiento, de su adolescencia y por fin de su madurez.

Bajó con cuidado las escaleras y se dirigió a la cocina. Su madre, Izuki, que se levantaba muy temprano para trabajar, le dejaba todos los días el desayuno preparado en una pequeña mesa que había allí. Su madre era muy cariñosa con ella y siempre procuraba darle lo que más le gustaba; así que un delicioso cuenco de cereales le esperaba cada mañana listo para aportarle a Minako todas las energías que necesitaba para enfrentarse a cada día.

Al terminar de desayunar cogió sus zapatos, que siempre estaban guardados en un zapatero que había a la entrada, y se dirigió a la escuela.

Yoko le había dicho durante su visita, ayer por la noche, que hoy iría antes a la escuela. La biblioteca abría una hora antes para que los alumnos pudieran coger algún libro que necesitasen, y Yoko estaba decidida a esforzarse más en los estudios. También había sido muy importante para ella la conversación con Minako. Aunque el tema era otro, había comprendido que no podía seguir siendo tan irresponsable con sus estudios, porque le gustase o no eran la base de su futuro. También ella debía enfrentarse a sus miedos y dejar de pedirle a Minako que le solucionase sus propios problemas. También ella comprendía que la niñez había pasado y que la madurez también debía trasladarse a los estudios. En eso Minako le llevaba amplia ventaja, pero esperaba poder alcanzarla pronto.

En cualquier otro momento, a Minako no le hubiera gustado el plantón de Yoko, en especial porque en el camino sabía que se encontraría a Yasha. Él había dejado muy claro que quería acompañar a las chicas de camino al instituto todas las mañanas. Así que la nueva etapa que Minako quería comenzar, tendría un inicio hasta entonces para ella muy difícil. Sabía que Yasha y ella irían juntos a la escuela. Un cierto temor recorría su cuerpo, sobre todo después de la escenita caprichosa del día anterior, pero... tarde o temprano tendría que enfrentarse a él, así que lo mejor era hacerlo a solas.

-¡Hola! -Dijo Yasha. Estaba sorprendido de ver a Minako sola. Además, la sentía diferente...

-¡Hola! -Le contestó Minako con una sonrisa más madura y adulta.

Yasha estaba algo desconcertado. ¿Qué estaba pasando? Aquella chica no era la Minako de días atrás.

-Oye... yo... quisiera pedirte disculpas por lo de ayer. -Yasha se sentía algo avergonzado y quería solucionar aquel problema cuanto antes. No deseaba que su relación con Minako se estropeara.

-Disculpas aceptadas. De todos modos, yo no debí comportarme así... La verdad es que estaba viviendo una etapa muy difícil y no le encontraba salida, por lo que tus amables palabras y tus generosos gestos hacia mí me complicaban más las cosas. Pero ayer, gracias a una charla que tuve con Yoko me di cuenta de algo importante. 

Le miró ruborizada, pero a la vez feliz de estar con él. Al sincerarse así con ese chico sintió que se liberaba de un gran peso, y el alivio experimentado en ese instante le permitió acercarse más a Yasha.

Yasha no le dijo nada, sólo le sonrió, y ella entendió su sonrisa.

Caminaron juntos hacia el instituto en silencio. Un silencio muy diferente al de días atrás. Este silencio era de complicidad, de felicidad, y sobre todo de familiaridad.

¿Qué extraña está esta mañana? ¿De qué habrán estado hablando ayer? Se preguntaba Yasha. Sin embargo, la nueva Minako le gustaba más. Ese aire maduro y comprensivo le permitía acercarse más a ella, intentar conocerla un poco mejor y quién sabe, descubrir si aquel flechazo que sintió al verla por primera vez, tenía una razón de ser.

Minako estaba muy relajada. No se podía creer lo que estaba sucediendo. Se sentía bien, no... se sentía muy bien. Después de tanto tiempo de dudas se había liberado por fin al comprender que quizá se estaba enamorando realmente de alguien y eso era un paso muy importante en su vida. Se preguntaba si el amor que sentía por Hiroshi era del mismo tipo que el que sentía por Yasha, y se ruborizaba al pensar en Yasha como en un posible amor, sobre todo porque en aquel momento lo tenía a su lado. ¿Qué pensaría Yasha realmente de ella?

No tardaron en llegar al instituto. Entraron en su clase y como siempre se sentaron al fondo.

Yoko ya estaba con Hiroshi. Se habían encontrado los dos en la biblioteca, así que había llegado muy pronto a la clase.

Hiroshi miraba indirectamente a Yasha y a Minako, mientras Yoko le hablaba del partido de volei que jugaría esa tarde. Hiroshi sabía que no estaba bien, que debía atender más a la que era su novia, pero por otro lado, la conversación con Yasha y los sentimientos que le había surgido por Minako, no.. más bien, los sentimientos de los que estaba siendo consciente por Minako le confundían cada día más. ¿No estaba mal aquello que le estaba sucediendo? Él estaba con Yoko, sin embargo ahora empezaba a pensar en Minako. ¿No era esa una forma de engañar a su novia? El problema era que todavía no tenía muy claro qué es lo que sentía por Minako, y además... Yoko le gustaba mucho. La verdad es que Yoko le seguía atrayendo como el primer día que la conoció. Esa sonrisa tan natural, su carácter extrovertido, sus buenas intenciones para con todo el mundo y por qué no, también su figura seguían muy presentes en su corazón. Entonces... ¿por qué ahora Minako ocupaba una parte de sus pensamientos? Estaba seguro de que tarde o temprano tendría que enfrentarse a su problema, pero de momento no sabía cómo.

La señorita Kuthumi entró en la clase. Como siempre estaba radiante y había un chico que lo pensaba especialmente. Otomo, que se sentaba justo delante de la mesa de la señorita, para estar cerca de ella, se sentía como el hombre más afortunado de la tierra. Estaba tranquilo, incluso a pesar de que Minako les hubiera visto. Sabía que aquella chica no hablaría. Confiaba mucho en Minako, le parecía buena persona, y estaba seguro de que no le haría ningún daño a la señoría Kuthumi. Él quería acabar cuanto antes el instituto. Estaba cansado de tener que ocultar su amor por Kuthumi, estaba arto de tener que esconderse en las esquinas para abrazarse y besarse, estaba arto de no poder llevar de la mano a su amor por la calle y estaba arto de no poder gritar a los cuatro vientos lo feliz que se sentía a su lado. Tenía las cosas muy claras. Quería pasar el resto de su vida con ella y en cuanto encontrara un trabajo que le permitiera no depender de nadie, le propondría matrimonio. Quizá para otros chicos de su edad, aquella palabra era tabú, pero para él no, a pesar de que tenía dieciséis años lo tenía muy claro.

Las clases de la mañana transcurrieron sin ningún incidente. Minako estaba totalmente concentraba en los estudios. Ahora le daba igual tener delante a Hiroshi y a su lado a Yasha. Más bien se sentía afortunada de tener la posibilidad de amar realmente a alguien. ¿Quién sería finalmente? ¿Descubriría que su amor verdadero era Hiroshi, quien le gustaba desde hace tiempo? ¿O sería Yasha, el misterioso chico nuevo quien le ayudase a dar los primeros pasos en el amor profundo? Había determinado que dejaría que la vida le fuera guiando y mostrando el camino, aunque tuviera que saltar algunos obstáculos para lograr lo que se proponía.

Cuando sonó la campana, avisando de que llegaba el recreo de la mañana. Todos los alumnos salieron al patio. Sin embargo, Minako quiso quedarse sentada en su mesa, y Yasha, que comprendió sus intenciones se quedó con ella. La señorita Kuthumi, cuando acabó de recoger sus cuadernos y apuntes de la mesa, aprovechó para acercarse a Minako.

-Mi querida Minako, hoy te he visto mejor en clase. ¿Ya te encuentres bien? ¿Le has encontrado solución a ese problema del que hablamos? -Le preguntó con mucho cariño.

-Si, señorita. Yoko y yo tuvimos una conversación ayer y me ayudó a aclararme las ideas. Ahora me siento mejor, e incluso ilusionada.

La señorita Kuthumi dio síntoma de sentirse feliz por volver a ver a la Minako de siempre. ¿La Minako de siempre? No, aquella Minako era ya no era una niña, era una mujer. Eso se sentía en cada palabra que le había dirigido. ¿Era posible madurar tanto de un día a otro? No tenía la respuesta, pero sabía que en Minako aquel milagro se había producido, así que estaba seguro que podría esperar grandes cosas de ella.

Todos los compañeros de clase se fueron y Yasha y Minako se quedaron solos, una vez más. Sin embargo, parecía que la familiaridad y confianza permanecía entre ellos al igual que por la mañana.

-¿Puedo saber cuál es el problema del que hablaba la señorita? 

En ese instante Yasha se arrepintió de sus palabras. Sabía que con Minako había que ir despacio y que no le gustaban nada las indiscreciones. Se agobió en seguida esperando una reacción negativa de la chica.

-Si te lo digo ¿no se lo dices a nadie? -Minako ya sabía que para conocer a una persona a fondo debía establecer un canal de comunicación y confianza positivo, así que por mucha vergüenza que le diera, le dejaría caer algo de información a Yasha. Así, además, podría observar su reacción.

Yasha no se lo podía creer. Aquello parecía una especie de sueño del que no quería responder. ¿Quizá Minako empezaba interesarse por él? Aunque fuera exclusivamente como amigos. Al fin y al cabo ¿no es como amigos, como debe empezar una relación?

-Te prometo que no se lo diré a nadie. -Decía mientras se llevaba graciosamente la mano derecha al pecho.

Se hizo un extraño silencio. Como si Minako intentara crear más expectación. Quizá incluso la clase vacía con todas las mesas y sillas desordenadas amplificara la sensación de que iba a decir algo importante. Todavía había restos de lo que había escrito la señorita Kuthumi esa mañana en el encerado y se oían los gritos de los alumnos en el patio disfrutando del recreo matutino. El silencio parecía eterno. Yasha esperaba la respuesta expectante, mientras a Minako le latía fuertemente el corazón. Para ella iba a ser la segunda vez que hablara de sus sentimientos con una persona. La primera vez había sido ayer con Yoko, pero al fin y al cabo, Yoko era su amiga desde hace tiempo. Lo de ahora era un precedente único en su vida, iba a sincerar sus sentimientos con un chico al que apenas conocía. Pero tenía que hacerlo, y lo sabía...

-Verás, desde hace algunos años me gusta mucho un chico. Sin embargo, una relación con él sería imposible por ciertos motivos. Así que le pregunté a la señorita Kuthumi cómo se podía olvidar a un amor. Claro está, ella no supo que decirme.

Minako se sentía algo cohibida y era incapaz de mirar a Yasha, a sus profundos ojos verdes, así que miraba al suelo, esperando con impaciencia alguna palabra que saliera de aquel chico al que estaba empezando a abrir su corazón.

-Ya... Ya lo se... Sé que te gusta Hiroshi y que quieres apartarte de él, por no hacer daño a Yoko.

Yasha también se sinceró con Minako. Minako se sorprendió de aquellas palabras, admirando el poder de observación de Yasha; y en su asombro le miró a los ojos y pudo contemplar un gesto de tristeza. ¿Sería cierto lo que estaba viendo? ¿Yasha se entristecía de que su corazón perteneciera a Hiroshi?

-Creo que eres muy fuerte al haber sido capaz de aguantar todos estos años junto a ellos fingiendo y no decirle nada a nadie. Sin duda alguna, eres muy valiente Minako. -Dijo de nuevo Yasha, mientras miraba a los ojos de Minako. Sentía que la mirada de aquella chica había cambiado, había algo diferente en ella, y cada vez que la miraba le gustaba más y más.

-¿Valiente? No, no he sido valiente. Valiente sería enfrentarme a ellos y decírselo. En vez de eso me escondía, evitaba salir demasiado con ellos y estos últimos días hasta he estado pensando en cambiarme de instituto... -Miró triste al suelo.

-Bueno, tú no querías herir a nadie...

De nuevo el silencio y de nuevo la sensación de bienestar.

La campana avisando de que era hora de volver a clase no tardó en sonar. Los alumnos entraron rápidamente, cada cual colocando su mesa y su silla ordenadamente para la siguiente clase.

Yoko y Hiroshi entraron en la clase riéndose y cogidos de la mano.

Ante aquella fotografía cotidiana, Minako se puso algo triste, pero no se dejó arrastrar por la tristeza y se repuso en seguida. Yasha fue consciente de ese momento triste.

-Realmente debe resultarte muy difícil... -Le dijo en voz baja a Minako.

-¿Y qué puedo hacer yo? -Se resignó ella mientras abría su libreta para la siguiente clase.

De nuevo entró la señorita Kuthumi. Era la profesora de la mayoría de sus clases, puesto que daba varias asignaturas de letras. Todos sabían que era una gran profesional.

De nuevo las clases transcurrieron sin novedades y de nuevo, un día más llegó la hora de comer.

Minako quería ir a comer bajo el árbol y Yasha la acompañó.

-Yasha ¿tú no comes? Nunca te he visto traer la comida... -Preguntó ella algo preocupada.

-Generalmente la suelo llevar, pero desde que estoy aquí no tengo mucha hambre así no me traigo la comida. Aunque la verdad, hoy tengo más apetito que nunca. -Le sonrió.

Minako sacó sus bolas de arroz y su ensalada de algas y compartió su comida con él, aunque tuvo que insistirle un poco antes de que aceptara.

-Oye Minako, ¿por qué no luchas por Hiroshi? Si es por Yoko... ella como amiga debería aceptar que a ti también te guste tanto. -Volvió la indiscreción de Yasha. Pero ahora él se sentía más confiado, sabía que y no habría más reacciones negativas y drásticas, al menos de momento.

-La verdad es que no es solo por Yoko... Quizá parezca un poco egoísta, pero... -Estaba dispuesta a decirle algo que jamás se le hubiera pasado por la cabeza decirle a un chico, sobre todo si hablaba de él. -Es que creo que también me puede gustar otro chico... y hasta que no esté segura de a quién amo de verdad no quiero enredar mas las cosas.

Yasha se sorprendió de aquella respuesta. ¿Se referiría a él? No, él no podía tener tanta suerte. De él sólo se enamoraban las chicas de siempre, las chicas a las que sólo les interesaban sus ojos y ... Seguramente el otro chico será Otomo. Esa fue su conclusión.

Minako observó cómo Yasha se había quedado pensativo. No parecía que entendiera el mensaje que le acababa de enviar indirectamente, o quizá lo había entendido y se lo tomaba de forma natural. Sin embargo, la duda se despejó en seguida.

-Ya... y ¿le has dicho algo a él? -Le preguntó Yasha.

-¿A él? -Respondió Minako.

-Si, al otro chico... -Dijo Yasha con el gesto de tristeza de nuevo en sus ojos.

Minako comprendió en seguida que Yasha no se había dado cuenta de que se refería a su persona. Se rió dulcemente y le dijo que le había insinuado algo.

Yasha interpretó en aquellas palabras que el día anterior, Minako le había dejado caer sus sentimientos a Otomo, cuando los vio juntos en el muro detrás del instituto.

-Yasha, ¿por qué se han mudado tus padres? -Preguntó amistosamente Minako. Algo divertida de que Yasha no hubiera descubierto sus sentimientos hacia él.

-Por asuntos de negocios. Y como mis padres no quieren que me pierda nada de los estudios me trajeron a la escuela el mismo día de nuestra llegada, con la idea de ir adaptándome y reengancharme a las clases de aquí cuando antes. -Le contestó. No quería ir más allá, no quería decirle quiénes eran sus padre ni lo que hacían. Esta vez deseaba con todas sus fuerzas que aquella chica, que tanto le gustaba no supiera nada y así no interferir la relación. -¿Y tú, vives aquí desde siempre?

-Sí. Vivo con mi madre. Mi padre murió hace unos años en un accidente de coche. -Minako bajó la mirada como recordando los buenos momentos que había pasado con su adorable padre.

-Yo... no... no quería... -Le dijo Yasha apenado por haberle preguntado.

-No, no. -Dijo Minako mientras giraba la cabeza en signo de negación. -No debes preocuparte. Tú no sabías nada, además, es ley de vida... -Y le sonrío.

La hora de regresar a las clases se acercaba y los dos chicos decidieron dar un paseo tranquilo mientras volvían. Y de nuevo el silencio, y de nuevo la familiaridad.

Minako empezaba a sentirse como si lo conociera desde hacía mucho tiempo. Como si hubiera crecido junto a él. Todas aquellas sensaciones debían quedar reflejadas en su querido diario. Se propuso escribir nada más llegar a casa.

Yasha no paraba de darle vueltas a lo que le había dicho Minako. Se sentí mal por no ser uno de los chicos de los que hablaba. Por otro lado, pensaba que daba igual. Otomo no tenía realmente ninguna posibilidad, porque además estaba convencido de que a Hiroshi también le gusta Minako. Así, que después de todo... ¿Debía decirle a Minako que creía que a Hiroshi ella le atraía? No, de momento no. Si Hiroshi quería algo con ella era mejor que se lo planteara directamente.

Cuando llegaron a la clase, Yoko apareció corriendo. Estaba buscando a Minako para pedirle un favor.

-¡Minako! Necesito que me hagas un gran favor, si puedes, claro. -Le dijo mientras la agarraba de las manos.

-¡Claro Yoko! Sabes que puedes contar conmigo. -Le sonrío.

-Verás, hoy tengo que pasar toda la tarde estudiando después del partido de volei. El problema es que le prometí a Hiroshi que le acompañaría a comprarle el regalo de cumpleaños a su madre, pero realmente no puedo ir. Si quiero mejorar, ahora debo aplicarle al máximo. ¿Podrías ir tú en mi lugar?

Minako no podía creérselo. Desde luego la vida le guiaba por un senda muy complicada. Y no despacio precisamente... Por la mañana abriendo su corazón a Yasha y ahora pasaría la tarde con Hiroshi ¡a solas!

-Bueno, yo... -Decía estas palabras mientras miraba a Yasha.

-Irá, claro que irá. Minako no es de las que deja tirada a una amiga. ¿verdad? -Dijo bruscamente Yasha. Aunque le dolían aquellas palabras y más aun la idea de dejar a solas a esos dos, sabía que así al menos Minako sería feliz y quizá tuviera una oportunidad para aclarar sus sentimientos.

-Está bien. No te preocupes, Yoko. Tú estudia tranquila, que yo le acompañaré. 

Minako pensaba si Yasha sabría lo que estaba diciendo. Definitivamente no se había dado cuenta de que el otro chico que le ha robado el corazón era él, sino no tendría sentido que le animara a aquello, sabiendo que iba a estar a solas con Hiroshi, y sabiendo lo que ella siente también por él.

-¡Todos a clase! -Gritaba la señorita Kuthumi a los chicos del pasillo.

Cuando sonó la campana que anunciaba que el día escolar había terminado Hiroshi le pregunto a Yoko a qué hora se verían.

-Hiroshi, yo no voy a poder ir contigo, pero Minako me ha prometido que te acompañará en mi lugar. -Le dijo pidiéndole sinceras disculpas.

Hiroshi estaba sorprendido. Aquella era una buena ocasión para estar a solas con Minako e intentar poner en orden sus sentimientos. ¿Significaba serle infiel a Yoko? No, él no era de esos chicos. No diría nada hasta que estuviera totalmente seguro de a quién quería más.

-Ok -Aceptó Hiroshi.

Yoko salió rápidamente para cambiarse y Yasha se despidió de Hiroshi y Minako, porque quería ir a la biblioteca. Así que los dos se quedaron solos antes de lo que habían pensado.

-Minako... esto... ¿Tienes algo que hacer ahora? Es que como tenía que esperar a que Yoko finalizara el entrenamiento iba a quedar con ella más tarde. -Preguntó Hiroshi.

-No, la verdad es que no tenía nada urgente que hacer.

Bueno, eso no era del todo cierto. Tenía muchas ganas de llegar a casa y escribir en su diario, pero como la tarde también parecía que iba a traer cosas interesantes decidió esperar a que acabara aquel intenso día.

Había llegado a la conclusión de que cuando alguien se habría a las demás personas le sucedían muchas cosas interesantes, y no quería dejar pasar la oportunidad de conocer un poco mejor al chico que todos estos años se había portado tan dulcemente con ella.

Así pues, los dos se pusieron en camino hacia el barrio comercial. Los dos con ansias de aclarar sus sentimientos, esperando que esa tarde fuera muy especial.
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J Por Amri-chan 

¡Espero que os guste más el nuevo formato! Yo estoy disfrutando mucho al escribir la historia así y además supone todo un reto, ¡¡¡cosa que me encanta!!

Besitos a tod@s

Espero vuestros comentarios, críticas, etc... para cuando tengáis tiempo.




Capítulo 7:  Una tarde inolvidable

 

 

 

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