|
CAPÍTULO
14
No puedo superar lo de Yasha
Minako tuvo que estar en casa toda la semana. Y durante toda la semana Yoko le iba contando por las tardes qué estaban haciendo en las clases y cómo iban las cosas con el nuevo profesor y los nuevos alumnos.
Al parecer, Yoko estaba totalmente loca por el chico nuevo Yuriko y su hermana Kashima parecía estar intentando ligar con Hiroshi.
-Así como te lo cuento, Minako. Los dos hermanos son la cara y la cruz de la moneda. Ella es muy descarada todo el día detrás de Hiroshi, y cuando se enteró que él y yo habíamos estado saliendo, pero que habíamos roto me pidió mi sitio para sentarse a su lado. Él no para de decirle que está enamorado de otra chica, pero parece que a ella le entra por un oído y le sale por otro. -Decía con cierto enfado Yoko.
Minako sonreía divertida en el sofá del salón. Ya era viernes, y estaba deseando que llegara el lunes para retomar las clases.
-Espero que no te importe. Como Kashima se cambió de sitio yo me siento ahora en el tuyo y Yuriko en el de su hermana. Yuriko es un niño tan lindo, algo tímido y con una sonrisa tan dulce. Creo que me estoy enamorando por primera vez de un chico. ¿Quién sabe si terminaré saliendo con él? A mi me encantaría, pero no sé si yo le llegaría a gustar algún día... -Yoko seguía contándole a Minako cómo estaban las cosas en la escuela.
Minako seguía sonriendo, pero su corazón... su corazón todavía dolía. Le dolía por la marcha de Yasha y la idea de que lo había perdido para siempre.
-¿Me estás escuchando Minako? -Le preguntó Yoko tras ver cómo le cambiaba la cara.
-Sí, Yoko. No te preocupes, no es nada.
-Sigues pensando en Yasha verdad... Ojalá yo pudiera hacer algo por ti en ese sentido.
-De veras que no te preocupes. Ya se me pasará. Dicen que el tiempo lo cura todo, incluso las heridas de amor...
-¿Te animas a venir conmigo al cine, Minako? -Preguntó Yoko para cambiar de tema.
-No gracias. Todavía estoy algo cansada y prefiero quedarme en casa.
Las chicas siguieron hablando en el salón de la casa de Minako mientras tomaban unas pastas que había preparado Izuki. Después de un rato de charla Yoko se despidió. Tenía que hacer unos recados para su madre y después buscaría algo que hacer. De todos modos no quería seguir cansando a Minako con sus historias. Sabía lo mucho que le gustaba estar sola, así que la dejó tranquila.
Por su parte, cuando Yoko se fue, Minako volvió a su habitación. Se sentó en el escritorio y siguió escribiendo en su diario. Páginas y páginas de sentimientos, de su amor por Yasha y de lo mal que lo estaba pasando. Intentaba olvidarlo, pero no podía. No podía. ¿Se recriminaba una y otra vez no haberle dicho cuanto le amaba? ¿Por qué tuvo que tardar tanto tiempo en darse cuenta? ¿Por qué tuvo que ser a través del beso de Hiroshi?...
Izuki estaba muy preocupada por su hija. Apenas comía, y aunque había recuperado las fuerzas se la veía algo demacrada y más triste que de costumbre. Pensaba que podía ser por estar faltando a la escuela. Sabía lo importante que era para Minako la escuela, así que tenía la esperanza de que el lunes de regreso a ver a sus amistades y el ambiente estudiantil le devolverían la alegría.
El fin de semana pasó rápidamente sin mayores incidentes. Minako contaba las horas que faltaban para regresar a la escuela. Y Por fin llegó el lunes.
Como siempre, Yoko la esperaba en la puerta de la casa de Minako para dirigirse las dos juntas a la escuela. Cuando llegaron al cruce donde se encontraban con Yasha a Minako le cambió la cara. Estaba claro que le iba a resultar muy difícil seguir adelante sin él.
Hiroshi esperaba en la puerta de la escuela a que llegaran las chicas.
-¿Qué tal estás Minako? -Le sonrió el chico.
-Estoy mejor, gracias. -Pero Minako se encontraba con la moral por los suelos y por mucho que intentara aparentar que todo iba bien se le notada demasiado la tristeza.
Ante la tristeza de Minako, Hiroshi tampoco era feliz. Tenía a la chica de sus sueños junto a él, pero a la vez la sentía lejos, muy lejos e infeliz.
Los tres compañeros entraron en la clase. Todo el mundo saludó a Minako y ella se ruborizó como de costumbre cuando era el centro de atención. Yoko le pidió el favor de sentarse en los pupitres del final y dejarla junto a Yuriko. Por su parte, Kashima ya estaba sentada esperando que llegara Hiroshi.
Minako estaba algo apartada, pero se sentía bien allí. Ahora no tenía ganas de estar con nadie. La clase le traía malos recuerdos, sólo recordaba la noticia de que Yasha se había ido y que no había podido decirle lo mucho que lo amaba.
El profesor Nagako entró en la clase y saludó a Minako deseando que ya estuviera recuperada. Minako le lanzó una sonrisa forzada. No estaba bien, quizá si se había recuperado físicamente, pero emocionalmente estaba por los suelos.
Hiroshi le envió una nota pidiéndole hablar con ella en el primer recreo en el árbol donde solía estar Minako. Minako le respondía que no había problema.
El señor Nagako se sorprendió de la falta de concentración de Minako. Sin embargo, lo achacó a que era el primer día de clase después de la semana de descanso y que quizá era normal que la chica estuviera un poco despistada.
Cuando llegó el recreo Minako fue a su árbol de costumbre y allí espero a Hiroshi. El chico pronto apareció y se sentó junto a ella. La miró a los ojos.
-Minako, sé que es muy pronto, pero ¡¡sal conmigo!! ¡¡Yo haré que olvides a Yasha!! No le perdonaré nunca por lo que te está haciendo sufrir. Yo jamás te haría sufrir de esa manera.
Minako estaba muy sensible y aquellas palabras le hicieron romper a llorar.
Hiroshi la abrazó con fuerza y cariño e intentó besarla de nuevo. Pero esta vez Minako torció la cara y le dijo que no.
-Yo solo amo a una persona, Hiroshi lo siento.
Él cerró el puño con fuerza y se enfureció.
-Si me hubiera dado cuenta antes, seguro que tú y yo estaríamos saliendo juntos ahora y Yasha no habría sido ningún problema.
En ese momento aparece Kashima, que anda buscando a Hiroshi. Y con gran descaro le coge del brazo, se abraza a él y le propina un gran beso.
Minako no podía salir de su asombro. Ciertamente aquella chica era un poco descarada.
Después del beso, Kashima miró con ojos llenos de odio a Minako.
-Ven Hiroshi, esa chica no merece la pena. Ven conmigo y no te arrepentirás.
Hiroshi estaba petrificado. No sabía muy bien que hacer, quería quedarse con Minako, aunque por otro lado ella le había dicho que no quería salir con él. Al final decidió dejar a solas a Minako bajo el árbol y se fue con Kashima al patio. A ésta, solo le faltaba echarle la lengua a Minako mientras se iban.
Cuando todo volvió a la calma, Minako se tumbó en la hierba a pensar. Realmente le iba a costar mucho olvidar a Yasha... ¿No sería mejor aceptar el ofrecimiento de Hiroshi? Tal vez así dejaría de pensar en el otro chico... No... aquella no era una buena idea... ¿Quién le iba a decir que las cosas acabarían así? Ella enamorada de Hiroshi y cuando por fin podía conseguir algo con él, se enamoraba realmente de otra persona. Y ahora esa persona se había ido... La vida estaba siendo muy cruel con ella.
El resto de las clases transcurrieron con cierta monotonía. El profesor Nagako estaba muy preocupado por Minako. Parecía absorta, en otro mundo. Su rostro estaba muy triste. Al acabar las clases se dirigió a ella.
-Señorita Minako, por favor, dígale a su madre que me gustaría hablar con ella mañana por la tarde.
Minako se extrañó, pero le dijo que se lo diría.
De vuelta en casa, Minako estaba de vuelta en su habitación. Sentía unas grandes ganas de llorar y se tumbó en su cama agarrada a la almohada. Las lágrimas brotaban de sus ojos. No podía soportarlo, no podía dejar de pensar en Yasha y cada día que pasaba se hacía más y más pesado.
Yoko también se había dado cuenta de que Minako no estaba bien, pero no sabía que hacer por levantarle el ánimo.
En cuanto Izuki llegó a casa, Minako le explicó que el profesor quería verla al día siguiente. Izuki estaba algo desconcertada sobre lo que querría hablar con ella, pero aceptó sin pensarlo demasiado.
Minako se fue a dormir un día más sin cenar.
A la mañana siguiente, Minako salió de casa sin desayunar. Había perdido el apetito por completo y cuando recibió a Yoko en la entrada, su amiga se asustó del aspecto que tenía.
-Minako, tú no estás bien. Deja ya de mentir. ¿Qué te está pasando? Es por Yasha, estoy segura.
-Yoko, ¿y qué puedo hacer yo? Se ha ido a Europa ¿recuerdas?...
-Pues no sé, deberíamos hacer algo...
Esas fueron las últimas palabras de las dos amigas hasta llegar a clase.
Minako parecía un fantasma. La clase le recordaba a Yasha, el árbol le recordaba a Yasha, las calles le recordaban a Yasha... ¡Todo le recordaba a Yasha!
En la escuela todo seguía igual. Kashima detrás de Hiroshi y Yoko intentado camelarse a Yuriko. Mientras Minako mantenía su mente en otro mundo.
Cuando llegó la tarde, Minako se encontró en el pasillo a su madre. La acompañó al despacho del profesor Nagako y se despidió.
-Mamá, estoy muy cansada, me voy a casa. Ya hablaremos después ¿vale?
-Ten cuidado hija y procura animarte. -Contestó preocupada Izuki.
Cuando su hija se fue, la señora Izuki llamó a la puerta del despacho del profesor.
-¡Adelante!
Ella entró y saludó con respeto. Por su parte, él no dejaba de pensar en lo hermosa que era aquella mujer.
-Siéntese por favor. Verá estoy muy preocupado por su hija. Tengo referencias de la antigua profesora de que Minako siempre ha sido muy buena estudiante, y sin embargo estos dos días después del descanso en su casa, parece absorta, triste y en otro mundo. ¿Sabe usted qué le está pasando?
-No, señor Nagako. No lo sé con certeza. Y ella no me quiere contar nada al respecto. Esperaba que la vuelta a clase la animase, pero ya veo que no es así. -Izuki bajó la mirada tristemente.
-Entonces le preguntaré a la señorita Kuthumi, seguro que ella sabe algo que nos pueda ayudar.
En ese instante se hizo un silencio. Los dos se miraron a los ojos. Izuki pensó que aquel hombre era muy apuesto y comprensivo.
Tras mirarse en silencio durante varios segundos los dos se ruborizaron como adolescentes enamorados.
-Señora Izuki... yo... yo...
-¿Sí? -Preguntaba ella con desconcierto.
-Se que puede parecer muy atrevido por mi parte, pero me gustaría invitarla a cenar algún día. Si a usted le parece bien.
Izuki no salía de su asombro. Pero ciertamente, aquel hombre le resultaba muy interesante. ¿Qué mal le podía hacer una cena? Hacía mucho tiempo que no salía a cenar con un hombre después de la muerte de su marido.
El señor Nagako parecía aguantar la respiración a la espera de la respuesta de aquella hermosa dama.
-A mí me parece bien. Cuando usted lo desee iremos a cenar.
Izuki apuntó su número de teléfono en un papel y se lo dio al señor Nagako.
Los dos se despidieron cortésmente y siguieron con sus quehaceres.
......................................................................................
J Por Amri-chan
Bueno, creo que poco a poco se van despejando las dudillas no?
Muchos besitos, y ¡hasta el próximo capítulo! ;)
|