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ARIADNA
VáSQUEZ GERMáN SANTO DOMINGO.- |
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Carlos Enrique Everstz Fournier, quien imputa la
autoría intelectual del asesinato del senador Darío
Gómez al general policial Rafael Bencosme Candelier,
había sido interrogado por el juez que investiga el
crimen unos dos días antes de su entrevista ayer por
televisión. |
Editorial
La voz de todos
El Nacional es, y será siempre, la voz de todos, garante del derecho a la libre expresión, peña de todas las corrientes del pensamiento, pero nunca promotor de antivalores o bocina de individuos que se confiesan asesinos. |
Es por eso que El Nacional se abstiene de reseñar hoy la entrevista que los productores del programa de televisión Hoy Mismo realizaron al señor Carlos Enrique Everstz Fournier, un antiguo sicario que, según su propia confesión, participó, de un modo u otro, en las muertes de por lo menos 38 personas. |
Editorial
La voz de todos
El Nacional es, y será siempre, la voz de todos, garante del derecho a la libre expresión, peña de todas las corrientes del pensamiento, pero nunca promotor de antivalores o bocina de individuos que se confiesan asesinos. Es por eso que El Nacional se abstiene de reseñar hoy la entrevista que los productores del programa de televisión Hoy Mismo realizaron al señor Carlos Enrique Everstz Fournier, un antiguo sicario que, según su propia confesión, participó, de un modo u otro, en las muertes de por lo menos 38 personas. En la entrevista a ese individuo, los productores del programa realizaron un trabajo profesional, en procura de obtener información que ayudase a esclarecer el crimen del senador Darío Gómez Martínez. Es obvio que César Medina, Christian Jiménez y Luisín Mejía, ignoraban que las absurdas revelaciones de Everstz Fournier desbordarían el interés periodístico para caer en la fabulación y la injuria. Ese es el riesgo que se corre cuando un antisocial y reo de la Justicia logra acceso a los |
medios de comunicación para
pavonearse por sus crímenes y lanzar lodo contra
reputaciones ajenas. Si ese señor tiene conocimiento, además de su largo prontuario de fechorías, de la comisión de algún crimen o delito, su deber es informarlo al Procurador General de la República o cualquier autoridad competente. Ese individuo carece del más mínimo atributo moral para que sus absurdas revelaciones sean tomadas en cuenta por la opinión pública, ni para que El Nacional ensucie sus páginas con esas fabulaciones. El Ministerio Público y la Policía Judicial deberían tener sumo cuidado para que lo dicho por ese confeso asesino no llegue a dañar bien ganadas reputaciones. Valdría la pena averiguar quién o quiénes apadrinan el extraño destape de Everstz Fournier, porque posiblemente sea de más utilidad identificar al dueño que al perro mismo. Bueno es repetir que El Nacional no cede ni cederá nunca frente al crimen y las variadas formas de chantaje que expresa la delincuencia. |