Mercantilismo

 

Todas las reflexiones económicas están orientadas hacia la acción más que hacia la construcción de un cuerpo sistemático de ideas o de una teoría económica coherente ¿cuál es para estos autores la finalidad de la actividad económica y, en consecuencia, de sus recomendaciones? La respuesta simple es que el objetivo de la economía es el aumento de la riqueza de la nación. El gran tema de reflexión es entonces por qué medios enriquecer la nación.

Algunas veces se ha dicho que el mercantilismo está basado en una falacia de composición: si algo es bueno para una persona (por ejemplo un mercader), también es bueno para la sociedad en su conjunto (es decir, para la nación). La Nación, como el comerciante, se enriquece cuando hace beneficios; es decir, cuando vende más y más caro de lo que compra. Además, estas ganancias del intercambio con otras naciones se suman unas a otras y pueden acumularse en stock monetarios de metales preciosos. El enriquecimiento se concibe entonces como una acumulación de la riqueza por excelencia: los metales preciosos. Los mercantilistas no entienden la riqueza como bienestar o como mejora en los niveles de vida de los subditos, más bien de lo que se trata es de construir e incrementar un patrimonio. De ahí que los dos temas principales del mercantilismo sean precisamente el dinero y balanza comercial.

Tampoco el mercantilismo reconoce ventajas mutuas y compartidas entre las naciones que participen del comercio internacional. Más que socios comerciales que buscan acuerdos mutuamente favorables el mundo del comercio se conforma entre naciones rivales. El comercio entre mercaderes y, por analogía, entre naciones, se percibe necesariamente como un juego de suma cero, nadie puede ganar a menos que otro pierda. Los mercantilistas no ignoran que un país sólo puede conseguir un excedente en el comercio internacional a costa de los déficit de otros. El objetivo de enriquecer la nación es entonces conflictivo; para que unos prosperen otros deberán empobrecerse; la riqueza propia se obtiene en detrimento de la fortuna de los vecinos. Por esos motivos, no es sorprendente que, junto con la diplomacia y con la guerra, las políticas económicas de la época se integren dentro de una estrategia general de poder. Aunque para nosotros resulte chocante, tampoco sorprende la agresividad nacionalista y a menudo xenófoba de los mercantilistas. Si la fuente de la riqueza se adquiere a través del comercio, ¿qué papel juega entonces la producción interna? ¿los bienes producidos son o no parte de la riqueza?. Sobre este tema, los mercantilistas tendrán ideas encontradas. Para Montchrestien en casa de los trabajadores industria y prosperidad son sinónimos. Sin embargo, muchos mercantilistas sólo tuvieron en cuenta la producción interior como una forma de orientar los intercambios internacionales. Para éstos últimos, producir es, en primer lugar, producir para exportar más e importar menos. La producción podrá ser una fuente de riqueza, pero sólo una fuente indirecta a través de su influencia sobre la balanza de pagos.

Para los mercantilistas los estados que prosperan son los estados poderosos. La fuerza es la mejor garantía de éxito de los intereses individuales, el comercio exterior sólo prospera cuando la armada del príncipe protege al mercader, y cuando, eventualmente, la expansión colonial y la guerra abren nuevos mercados. Del mismo modo, el comercio interno sólo se desarrolla cuando impera la paz civil y está protegida la propiedad privada

el Estado debe también intervenir en la industria protegiendo las invenciones, creando monopolios gracias a los privilegios que conceda, etc. En materia de comercio exterior, el estado debe proteger los bienes que produzca o pueda producir la nación, pero debe defender la libertad de comercio en lo que se refiera a los bienes que la nación no produzca. Finalmente, el estado debe estimular la colonización, ya que ésta permite reabsorber los excedentes de población, aumenta la demanda de bienes y da acceso a nuevas fuentes de materias primas.

El dinero de la época mercantilista es el dinero-mercancía; es decir, está constituido por metales preciosos marcados, en forma de lingotes o monedas marcadas con un sello que, en principio, garantiza su peso en oro o en plata

¿es el dinero, para los mercantilistas, sinónimo de riqueza?.La respuesta de los primeros autores mercantilistas, es simple: el dinero es riqueza porque es poder de compra. Sin lugar a dudas los primeros mercantilistas darían a esta pregunta una respuesta afirmativa. el valor intrínseco del oro y de la plata, así como su carácter imperecedero, convertían a los metales preciosos en la esencia misma de la riqueza. Por eso proponen, entre otras medidas, la prohibición de exportar el oro y la plata, el cobro de sobretasas de cambio para las monedas extranjeras, la obligación de pagar las importaciones de bienes en mercancías y no en metales preciosos, la obligación de repatriar las ganancias obtenidas en el extranjero, Además, los metales preciosos son absolutamente indispensable para reglar los saldos del comercio exteriorLa historia económica de la Europa del siglo XVI está marcada, al mismo tiempo, por la entrada de grandes cantidades de oro y plata provenientes de el Nuevo Mundo, y por el aumento sostenido de los precios. A Jean Bodin le corresponde el mérito de haber relacionado por primera vez ambos fenómenos y, más concretamente, de haber identificado el primero como la causa del segundo. En los albores del siglo XVI, por razones obvias, los aumentos de precios se produce primero en España y con el tiempo se harán notar en Francia donde la inflación se acelera hacia 1550 y se dura hasta 1690. Todo esto coincide con otro hecho importante: en Europa circulan muchas monedas de dudoso valor. Esto servirá para complicar el diagnóstico sobre la verdaderas causas de la inflación; problema en el que se centrará una de las primeras controversias económicas. Malestroit concluye entonces que, para evitar esta inflación de unidades de cuenta, lo único que hace falta es aplicar la ortodoxia monetaria de la época manteniendo constante el contenido metálico de las monedas. Para Bodin , la causa principal es la abundancia de oro y de plata. El mayor crecimiento de la oferta de metales preciosos en relación con la oferta de los demás bienes, disminuye los precios relativos del oro y la plata con respecto a los demás bienes, o, en otros términos, aumenta los precios de los bienes en términos de oro y plata. El nivel general de precios (el inverso del valor del dinero), se relaciona entonces directamente con la cantidad de oro y plata existente en el mercado. no es más que un resultado, avanzado para su época, de la aplicación de un modelo oferta-demanda a una mercancía particular: el dinero. Bodin analiza las causas del aumento de la cantidad de dinero. El origen está en la balanza comercial; el comercio exterior de Francia con España es fuertemente superavitario y ello se traduce en la importación neta de oro y plata. Por encima de todo, para los mercantilistas la abundancia de dinero tiene una ventaja indudable: permite la disminución del tipo de interés, Cuando el tipo de interés es alto, los mercaderes más afortunados se retiran, ya que para ellos es más seguro y más rentable prestar el dinero que dedicarse directamente a los negocios. Los negociantes jóvenes y endeudados se ven conducidos a la ruina o desmotivados, ya que lo esencial de sus beneficios sólo sirve para cubrir el servicio de los préstamos. En primer lugar, el Estado debe, a través de una potente flota, garantizar la seguridad de los barcos mercantes. En segundo término, hay un largo catálogo de medidas que ayudarán a maximizar el excedente comercial. Por ejemplo, evitar exportar las materias primas (hay que transformarlas y exportar productos finales); o bienes de subsistencia (no hay que depender del extranjero para alimentarse); desestimular las importaciones de bienes de lujo (se parecen demasiado a los metales preciosos, pero carecen de utilidad); reservar el transporte internacional a los nacionales