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NAFIN: EN BUSCA DE LA CLAVE
14 de marzo de 2005
Actualmente Nafin representa 40.5 por ciento de los activos totales de la banca de desarrollo. En 2004 proveyó apoyos por 126 mil millones de pesos, 53 por ciento más que en 2003, pero gran parte lo ha hecho mediante su programa de cadenas productivas, es decir, otorga líneas de crédito para que las empresas puedan pagar a sus proveedores.

Ana María Rosas Peña

La Ley orgánica de Nacional Financiera (Nafin) establece claramente que el principal de sus objetivos es fomentar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). La forma de hacerlo es mediante recursos financieros, pero en los últimos dos años el principal apoyo hacia éstas ha sido mediante su programa de cadenas productivas, que no es otra cosa que factoraje ­servicio de cobranza de créditos­ financiero.

P2carteraEs decir, una Pyme debe acudir con su proveedor ­grandes empresas como Wal-Mart, Cemex o la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE)­ y solicitar el pago de sus facturas mediante un acuerdo establecido con Nafin. Esa es la única forma que tienen las Pymes para hacerse de recursos de este banco. De ahí la pregunta: ¿dónde quedaron los apoyos para nuevos proyectos?

La Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) señala, por medio de Alfonso Sandoval, consejero suplente en el Comité Financiero de Nafin, que existe una mala interpretación sobre el papel que debe tener el banco.

"Nosotros, como industriales siempre andamos innovando y buscamos capital de riesgo y capital semilla para echar a andar nuestros proyectos, pero Nafin provee capital financiero, es decir, para ampliación o sobre proyectos que ya existen", aclara el industrial.

Los créditos más bajos que otorga Nafin ­agrega­ son de 200 mil pesos y, en muchas ocasiones, las empresas requieren no más de 50 mil pesos.

Para el representante de la Canacintra, único organismo del sector privado con asiento en el Comité Financiero de Nafin, la institución sí está trabajando, y con los acuerdos y apoyos que brinda a las grandes cadenas como Wal-Mart y Liverpool se ayuda a miles de micro, pequeñas y medianas empresas que, de lo contrario, no tendrían acceso a crédito.

Francisco Suárez Dávila, diputado del PRI y ex funcionario de Nafin, reconoce que la institución ha desarrollado un "proyecto innovador de factoraje", vinculado a las pequeñas y medianas empresas que a fin de cuentas funcionan como proveedoras para grandes empresas. No obstante, en su opinión, queda por dilucidar quién es el verdadero beneficiario de este financiamiento, ¿las grandes empresas o las Pymes?

Para Suárez Dávila, el peso del factoraje en la actividad de Nafin puede considerarse una distorsión de sus funciones. El legislador va más allá: "en lugar de llamarse Nacional Financiera debería ser Nacional Factoraje".

Nafin responde que por conducto del programa de cadenas productivas se brinda a los proveedores de las empresas un esquema de factoraje financiero que les da liquidez en línea con un esquema de tasa de interés con un tope máximo en que participan diversos intermediarios financieros.

Destaca que la gran ventaja es que no se requiere una garantía adicional a la factura ni consulta al buró de crédito, porque el riesgo lo absorbe la empresa de primer orden de la cadena, llámese Wal-Mart, Liverpool, Cemex, o cualquier otra.

Por este esquema, a poco menos de dos años de su puesta en marcha, se han otorgado un millón 700 mil créditos por casi 150 mil millones de pesos, cantidad nada despreciable.

Lucha de cifras

Nafin asegura que el año pasado alcanzó una cantidad récord de un millón de operaciones crediticias. Para algunos, el número es demasiado elevado. Suárez Dávila ha insistido en que lo que hacen es "darle vuelta al factoraje". Sin embargo, Nafin afirma que la cifra se refiere a operaciones de crédito y, precisamente, la mayoría corresponde a factoraje electrónico (cadenas productivas), pero también incluyen descuento tradicional, garantías, micronegocios y un porcentaje mucho menor de banca de primer piso.

Algunas de estas operaciones están relacionadas con programas especiales con garantía de entidades públicas. Por ejemplo, existe un programa con la CFE para ahorro de energía y otro con el Fondo de Fomento y Garantía para el Consumo de los Trabajadores (Fonacot) para apoyo a desastres naturales.

En 2004 Nafin canalizó recursos por casi 126 mil millones de pesos al sector privado, 80 por ciento correspondió a Pymes. Aclara que el financiamiento es una de las áreas de atención del banco. Otras son la capacitación y asistencia técnica, así como servicios de información, entre los que se cuentan un sistema de ventas al gobierno con el cual las empresas inscritas reciben automáticamente las licitaciones a escala nacional relacionadas con los productos que fabrican. Mediante estos programas Nafin atendió a 522 mil empresas en 2004, esto es, 47 por ciento más que en 2003.

Fondos de riesgo

Los fondos de riesgo son un segmento del mercado financiero en el que la financiera ha incursionado. Directivos de la institución aclaran que "en el mundo, América Latina representa sólo 1 por ciento del capital de riesgo y de esta porción México significa sólo 6 por ciento, detrás de Argentina o Brasil".

Aseguran que hay mucho por hacer en este sentido y precisamente éste será uno de los programas que más impulsarán en 2005. Nafin es el inversionista institucional más grande de México, con 19 fondos y un capital objetivo de mil 580 millones de dólares.

DRACULA Actualmente se apoya a 107 empresas con estos fondos. Cuarenta y siete por ciento de los recursos comprometidos se destinan a los sectores prioritarios que cuentan con Programas Sectoriales. En este momento 11.8 por ciento de estos fondos se canalizan a la industria de la construcción, 9 a turismo y 8.3 a maquiladoras.

Los tropiezos

Nafin ha tenido serios tropiezos. En la administración de Oscar Espinosa Villarreal, él mismo se otorgó una jubilación prematura. Fue el principal protagonista del ilícito de enormes cantidades del patrimonio público que se destinaron a empresas fantasmas que enriquecieron a unos cuantos, cuando operaron como uniones de crédito. Estas acciones ­que incluyeron préstamos nunca pagados a familiares del ex presidente Carlos Salinas­ casi pusieron en bancarrota a la financiera.

En junio de 2001, a escasos seis meses de asumir el cargo, el actual director de Nafin, Mario Laborín, denunció casos de corrupción en el principal banco de desarrollo nacional. Se calcula que entre 1980 y 1990 la entidad perdió 10 veces su capital contable, por delitos que van desde la defraudación, administración fraudulenta, deudas impagadas, hasta las jubilaciones prematuras y estructuras burocráticas deficientes. Hasta ahora, los responsables de ese quebranto están impunes.

Así, a partir de 1994 y casi durante el sexenio de Ernesto Zedillo, Nafin se dedicó a restructurar sus pasivos, lo que redundó en una caída de 90 por ciento en sus créditos al sector privado.

En la intervención citada, Laborín advirtió: "nada quedará impune", por lo cual se interpusieron 25 denuncias por los delitos señalados.

Uno de los casos más sonados fue el de la empresa Triturados Basálticos y Derivados (Tribasa), cuyos directivos causaron a Nafin un quebranto por 30 millones de dólares. La actual administración siguió un proceso judicial para tratar de recuperar parte del dinero. En diciembre de 2001 se libró la orden de aprehensión solicitada contra David Peñaloza Sandoval y Enrique Garza Valdés, ex directivos de la constructora.

Tras un proceso judicial largo y complicado, y de la extradición de Peñaloza desde España, se logró la recuperación del crédito por lo que Nafin recibió en pago las acciones representativas de 25.5 por ciento del capital social de Inversiones Técnicas Aeroportuarias, controlador del Grupo Aeroportuario del Sureste.

Jubilación a los 40

Denunciados por el entonces diputado Marcelo Ebrard en diciembre de 1999, la Cámara de Diputados formó una comisión investigadora de los privilegios del sistema de pensiones de los directores de Nafin. Se examinaron los expedientes de los ex directores José Angel Gurría Treviño, Oscar Espinosa Villarreal y Arturo Ortiz Hidalgo.

Gurría obtuvo una pensión vitalicia por retiro el 16 de abril de 1994, cuando tenía 43 años y 11 meses de edad y una antigüedad "reconocida" por Nafin de 19 años siete meses: 14 años siete meses en la Secretaría de Hacienda y tres años con 10 meses en la financiera.

Por su parte, Espinosa recibió pensión vitalicia por retiro el 16 de diciembre de 1993, a la edad de 40 años, con una antigüedad de seis años. En el caso de Arturo Ortiz Hidalgo se jubiló a los 45 años 10 meses con una antigüedad de 22 años seis meses.

La comisión concluyó que las pensiones a Gurría y Espinosa, por 43 mil y 13 mil pesos mensuales, respectivamente, eran ilegales y la única que cumplía con las disposiciones legales aplicables era la de Ortiz Hidalgo. No obstante, el punto clave fue que se demostró la forma abusiva en que los directivos extraían el patrimonio de la institución.

La fusión con Bancomext

La reforma de la banca de fomento se ha abordado en México después de que fue impulsada por los organismos financieros internacionales. Así, se ha empezado a hablar de fusiones y liquidaciones.

El año pasado el presidente Vicente Fox anunció la intención de fusionar Nacional Financiera con el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). La noticia sonó algunas semanas, pues se dijo que formaría parte del paquete económico que presentaría en septiembre al Congreso para su aprobación. Ello no ocurrió ­aunque se asegura que sí existe la iniciativa­ y las aguas volvieron a calmarse.

Extraoficialmente se sabe que Nafin absorbería el Bancomext, pero Mario Laborín señala: "no hemos recibido ningún mandato al respecto. El mandato sigue siendo hacernos más eficientes, bajar costos de operación y canalizar recursos al fomento". Añade que hay varios estudios en el mundo de que la tendencia es a la consolidación de las instituciones de fomento.

En lo que coinciden tirios y troyanos es en que la banca de desarrollo requiere estar bien capitalizada, pues cada vez que ha tenido éxito le han quitado capital (como a los Fideicomisos Instituidos en Relación a la Agricultura, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos y Bancomext). Para Suárez Dávila, la banca requiere fuentes de fondeo competitivas y que se le otorguen recursos fiscales para realizar mandatos públicos, dar asistencia técnica y que se le asignen programas que actualmente tienen algunas secretarías de Estado, con lo que descuidan sus funciones fundamentales.

Por lo pronto en la Cámara de Diputados existe un punto de acuerdo para no aprobar esta fusión.

Para 2005 Nafin anunció que impulsará nuevos programas sectoriales para apoyar áreas productivas que no han tenido acceso al financiamiento formal.

También ampliará su red de canales de atención a Pymes en todo el país, además de impulsar un programa para apoyar a emprendedores y buscar "capital semilla" de proyectos. Esto se logrará mediante una alianza que ya opera con varias universidades del país y la participación de más de 2 mil empresarios que serán los "inversionistas ángeles".

Mario Laborín admite que falta mucho por hacer, pero se han dado avances significativos. Sentencia: "muchas veces el problema del crédito no es sólo de oferta, sino de demanda, para lo que hay que ir de la mano con empresarios para que vuelvan a tener confianza en solicitar financiamiento"  §

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