Relaciones Comerciales México Japón

Políticas Proteccionistas

No cabe duda de que Japón es un país diferente. Durante varios siglos su relación con el mundo ha sido a través de poco países (China, Corea,...) e incluso desde principios de siglo XVII a mediados del siglo XIX, se preconizó el aislamiento del país con respecto al mundo. Aquella política proteccionista fue implementada después de la Segunda Guerra Mundial y Japón salió adelante. El país del sol naciente no tiene tratados de libre comercio con ningún país, es renuente a abrirse y aunque es miembro activo de la OMC, APEC y foros de cooperación asiática implementa políticas hacia otros países y conservadoras al interior. Como ejemplo están las afirmaciones de el canciller chino "la parte japonesa sólo acata las normas de la OMC que le son favorables, pero evade las obligaciones de las normas que le son desfavorables".

Japón también toma medidas y acciones unilaterales e incluso discriminatorias. Los actos de Japón son una grave violación al principio de objetividad, justicia e imparcialidad", dijo Gao, quien agregó que la decisión de Japón viola seriamente las normas de la OMC, y ningún país puede aceptar eso. Esas acciones se reflejan en la balanza comercial: Durante muchos años, el comercio de Japón con el mundo se ha caracterizado por superávit comerciales y una fuerte concentración en las importaciones de materias primas. La composición de las exportaciones japonesas ha cambiado poco durante la década de los 90, con una fuerte concentración en unos cuantos productos. La maquinaria en general, eléctrica/electrónica y de transporte, representó el 69% de las exportaciones japonesas.

Parece extraño que los niveles arancelarios japoneses son de los más bajos del mundo. En 1997 más del 35% de las fracciones arancelarias japonesas tenían una tarifa de 0%, y un 25% adicional tenía tarifas inferiores al 5%. El arancel promedio en ese año fue de 9.4%, con un arancel promedio para manufacturas (4.9) considerablemente inferior al arancel promedio para productos agrícolas (26%) (OMC: 37-38). Además de los niveles promedio de aranceles, los picos arancelarios se pueden observar en las importaciones agrícolas japonesas, como son los productos lácteos, huevos de aves, miel natural, y productos comestibles de origen animal (con una tasa de casi 70%); diversos comestibles preparados (arriba del 60%); vegetales comestibles y algunas raíces y tubérculos (un arancel de 50% aproximadamente); productos de molienda, malta, almidones, gluten de trigo, preparaciones de cereales, harina, almidón o leche y productos pasteleros (todos con un arancel superior al 40%); y azucares y artículos de confitería (superior al 30%) (OMC, 1998: 39). La tarifa para todos estos productos es superior a la tarifa promedio de 26% para productos agrícolas. De entre los productos industriales, la escalada arancelaria muestra un claro sesgo a favor de productos no procesados. Los incrementos arancelarios a partir del ejercicio fiscal de 1997 son muy notorios en productos alimenticios manufacturados.

Las cuotas arancelarias también han sido significativas en las importaciones de materias primas. La mayoría de las cuotas arancelarias utilizadas por Japón durante los ejercicios

fiscales 1996 y 1997, mencionadas en la Revisión de la Política Comercial de la OMC, son para piel y materias primas para la producción de alimentos (queso, maíz, melaza, etc.) (OMC, 1998: 182-83). Es más, los compromisos de Japón respecto a la Ronda de Uruguay darán mayor relevancia al papel de las cuotas arancelarias en el comercio de productos agrícolas. En 1995, Japón acordó substituir restricciones cuantitativas por cuotas arancelarias en el caso de 20 grupos de productos agrícolas, entre los cuales están leche en polvo, suero, café, cebada, etc. La tarificación de restricciones cuantitativas, sin embargo, frecuentemente ha generado altos niveles arancelarios. Los equivalentes Ad-valorem de las tarifas aplicadas se incrementaron especialmente para tubérculos konnyaku (923%) y cacahuates (782%) (OMC, 1998: 90). Lo mismo sucede en el caso del arroz. Inicialmente el arroz estaba exento de aranceles, y a cambio, los niveles mínimos de acceso se incrementaron del 4% al 8% del consumo doméstico que debería obtenerse en 6 años (de 379 a 758 miles de toneladas) (OMC, 1998: 177-181). En 1999, por primera vez se aplicó un arancel a la importación de arroz , pero a un nivel muy alto: 402 Yens por kilo.

Como una muestra más de la alta protección a la agricultura, en 1995 y 1996 Japón estableció salvaguardas especiales para una serie de productos gravados: leche en polvo, suero, inulina, frijol azuki, seda cruda, etc., dando señales adicionales de una fuerte protección a la agricultura. Tal como comenta el secretariado de la OMC: "Dichas acciones de salvaguarda especial (SSG) indican que algunos productos sujetos a ser gravados continúan siendo extremadamente sensibles desde el punto de vista político, a pesar de la presencia típica de altas tasas arancelarias para importaciones que rebasan las cuotas" (OMC, 1998: 91). Al evaluar el acceso potencial al mercado japonés, se debe tomar en consideración el impacto de las barreras no arancelarias, como son las cuotas, prácticas aduaneras, normas, procedimientos de certificación, compras gubernamentales, medidas sanitarias y fitosanitarias, entre otras.

Como se comentó anteriormente, Japón ha usado restricciones cuantitativas básicamente en el sector agrícola , pero siguen existiendo algunas cuotas (desde 1997) también en pesca. Arenques, calamar, bacalao y algas marinas son algunas de las importaciones marítimas cuyo volumen está sujeto a restricciones. (OMC: 50).

El papel que juegan otras barreras no arancelarias para impedir el acceso al mercado japonés es más difícil de evaluar. A pesar de los tiempos reducidos para el despacho de mercancías, los procedimientos aduaneros en Japón aún son considerados lentos para un país industrializado (en 1996 el tiempo promedio para el despacho de carga marítima era de 4 días y para carga aérea de 46.3 horas) (OMC, 1998: 46). En relación con las normas industriales, Japón ha tratado de armonizar sus normas con las internacionales, y en 1995 se fijó la meta de alinear 1,000 normas en tres años. Sin embargo, persiste el desacuerdo entre Japón y sus principales socios comerciales sobre si realmente se han logrado mejoras substanciales (OMC, 1998: 53). En cierta medida se han incrementado las pruebas en el extranjero, pero en un reporte de 1996, la Oficina del Ombudsman de Comercio señaló que: "El sistema utilizado para aceptar información de inspecciones realizadas en el exterior, aún cuando existiera, rara vez se utiliza en la práctica, dado que sólo unas cuantas instituciones extranjeras de inspección están autorizadas y/o existen diferencias en los métodos de prueba utilizados". (Citado en OMC, 1998: 54).

Las regulaciones técnicas obligatorias son frecuentes para productos farmacéuticos, fertilizantes, alimentos y productos eléctricos. En el área de regulaciones sanitarias y fitosanitarias, la Ley de Salubridad Alimenticia fue modificada en 1996 para establecer, entre otras medidas, los límites máximos de residuos químicos en productos alimenticios

(OMC, 1998: 57). Se han eliminado las prohibiciones a los jitomates de Estados Unidos y Canadá y recientemente, se han liberalizado las regulaciones sobre importaciones de manzanas de Estados Unidos (Eftalck, 1998: 57). Tal como nos sugieren estos ejemplos, se requiere un estudio mas detallado sobre el impacto de regulaciones sanitarias y fitosanitarias en el comercio japonés de productos agrícolas. Japón también ha progresado en la apertura de las compras gubernamentales a proveedores extranjeros, en la medida en que las licitaciones abiertas han sustituido de manera gradual las licitaciones selectivas. Japón es signatar o del Acuerdo de la OMC sobre Compras Gubernamentales de 1996, y los umbrales para las compras de bienes y servicios son similares o inferiores a los de los otros signatarios, excepto en el área de la construcción donde son substancialmente más altos.

Además de las barreras antes mencionadas, frecuentemente se culpa a los grupos empresariales japoneses por participar en prácticas comerciales cerradas. Por lo tanto, el objetivo de esta sección es múltiple: explicar el razonamiento que sustenta la formación de grupos empresariales y el impacto que podrían tener las operaciones comerciales preferentes sobre el acceso de otros países al mercado japonés, e identificar los actores corporativos japoneses (y sus estrategias de mercado) que pueden influenciar en la posibilidad de que las exportaciones mexicanas tengan acceso al mercado japonés.

La importancia de Japón en Asia es fundamental, su economía supone casi un 70% de la de todo el Asia del Este. Sin embargo, el proteccionismo comercial de este país frente a sus socios occidentales y su tradicional política de mala vecindad con los países asiáticos, le convierten en un país sin profundos lazos de amistad en el ámbito global; lo cual, puede perjudicar su aspiración de liderazgo en Asia.

Japón insiste en que EE UU utiliza normas contra la competencia desleal para disfrazar medidas proteccionistas, como en el caso del acero. Estos conflictos son sólo un botón de muestra del abanico de cuestiones que enfrenta a los bloques. La OMC, como organismo, insta a los países a limar sus diferencias y lanzar la ronda porque cree que es imprescindible una mayor liberalización del comercio para dar un impulso a la recuperación económica mundial, en crisis en este momento. Como se puede apreciar, los tres bloques buscan economías cada vez más abiertas, aunque ellas mismas sean cerradas.

La política de México fue siempre cerrada y a últimas fechas una de las más abiertas del Mundo. Nuestro país no adopta políticas proteccionistas porque el sistema lo hace imposible; ante una política de importaciones temporales, de maquiladoras y de falta de tecnología, no pueden ser usadas. El caso de los países desarrollados es diferente porque sus importaciones son extremadamente selectivas.

 

 

Conclusiones

Analizando los indicadores de competitividad observamos que el costo de la mano es más barato que hace 7 años, cayendo dramáticamente. En Japón sucede lo mismo, pero no en una cifra tan notable. Esto significa que es más fácil producir aquí, por lo tanto nuestro país tendría que especializarse en los bienes intensivos en mano de obra. Japón, por su parte, tendría que especializarse en bienes de lato contenido tecnológico, como se explicó en el cuadro de términos de intercambio.

La producción industrial de nuestro país es más alta, aumentando apenas 0.48% después de haber caído de manera drástica. Japón ha vivido una cruda década y la planta industrial no se ha recuperado.

Las tasas de interés reflejan la disparidad de las dos economías. Aquél país tiene altas tasas de ahorro y se refleja en el nivel de crédito. Nuestro país tiene que recurrir al ahorro externo incurriendo en demanda baja de créditos por lo que las empresas no son tan fuertes como pudieran ser. La competitividad es más alta en las empresas niponas, por que además cuentan con estructuras organizacionales muy eficientes.

El último cuadro se refiere a la productividad y simplemente es medido por número de horas. La mano de obra mexicana es más barata y más extensiva.

Estos indicadores no reflejan competitividad mexicana, simplemente reflejan el bajo costo de producir aquí, pero no es una estrategia que deba usarse a largo plazo. El flujo de inversión extranjera es altamente influido por estas características.