FALTA DE PERDON

Cristianos Unidos

Por Adda Vélez

 

“Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender.”  LEVITICO 6:7

 

En los tiempos del antiguo testamento, para que los Israelitas pudiesen alcanzar el perdón después de haber pecado en contra de los mandamientos de Dios, tenían que hacer una serie de sacrificios y aún eso no les garantizaba ser libres del peso de sus pecados. Dios les perdonaba, pero el perdón requería sacrificios de sangre.

 

“Y quemará toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón”. LEVITICO 4:26

 

Para todos los creyentes del nuevo pacto, el perdón de pecados se alcanza a través del arrepentimiento, y del no volver a pecar.  Dios sacrificó a su hijo unigénito por todos nosotros, y su sangre derramada nos limpia de pecado. A partir de Jesucristo, la Gracia de Dios no exige sacrificios posteriores. Jesús murió una vez por todos nuestros pecados. Pero ¿quien necesita perdonar, y quien necesita ser perdonado? Todos, por cuanto todos hemos pecado. Si Dios nos perdona todos nuestros pecados por medio de Su Hijo Jesucristo, ¿a quien debemos nosotros perdonar? A todos los que han pecado contra nosotros.

 

“Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. MARCOS 11:26

 

El perdonar a los que nos ofenden no es una opción que Dios nos da: ES UN MANDAMIENTO.  Tenemos que perdonar a todos los que nos han ofendido, para que Dios nos perdone a nosotros todos nuestros pecados.  Si hay alguno que dice: “yo no puedo perdonarte, que te perdone Dios” esta persona esta condenándose a sí mismo por su falta de perdón, por su orgullo, por creer que sólo Dios puede perdonar, cuando el mismo Dios nos ordena que perdonemos. Porque hemos sido hechos a Su imagen y semejanza, Dios nos ha dado muchos de sus atributos, y uno de ellos es el perdón. Los que creen que uno no puede perdonar pecados, sino Dios, son los fariseos y legalistas.

 

“¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” MARCOS 2:7

 

Si tú eres cristiano(a), Jesús en tu corazón te llama a que perdones a todos tus ofensores, así como JESUS mismo perdonó a los que lo clavaron a El, el hijo de Dios,  en la cruz. Tú no eres nadie para retener el perdón a tus hermanos, o a cualquiera  que peque contra ti. Jesús te manda que perdones.

 

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;”  MATEO 6:14

 

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”  MATEO 18:21-22

 

Jesús nos mandó que perdonáramos hasta 70 veces 7, y esto nos da un total de 490 veces las que debemos perdonar a nuestro hermano que peque contra nosotros. No una, pero hasta 490 veces. Si aún después de entender que no somos nadie para retener el perdón a nuestros hermanos, insistimos en no perdonar, debemos saber que nuestro corazón se puede llenar de amargura  por causa de nuestro propio pecado al no querer perdonar, y la amargura produce enfermedad:

 

¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi juventud? JOB 13:26

Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas SALMOS 73:21

 

Jesús cargo con mis pecados en su espalda, pero si yo perdono a los que me ofenden, también carga con los pecados de ellos. ¡No hay amor más grande!

 

He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. ISAIAS 38:17

Jesús nos ordenó que perdonáramos, pero también nos dijo que como cristianos teníamos el poder de perdonar o retenerle los pecados a alguien. ¿Que significa esto? ¿Es acaso una contradicción? De ninguna manera.  El que retiene los pecados de otro está pecando contra sí mismo. En otras palabras, atrae maldición contra sí. La parábola de los dos deudores [Mateo 18: 13-35] lo explica en detalle:

Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?

Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía Mateo 18: 32-34

El rey puso el ejemplo a su siervo deudor, y le perdonó una deuda gigantesca. Cuando el deudor salió de ahí y se topó con alguien que a su vez le debía, en lugar de seguir el ejemplo del rey, retuvo la deuda y exigió el pago. Esto le trajo a sí mismo maldición.

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Mateo 16:19

Esto incluye todo lo que atáramos y desatáramos en contra de nosotros mismos. La falta de perdón atrae a Satanás y le da derecho legal de zarandearnos, pues escrito está:

El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia PROVERBIOS 28:13

Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. HECHOS 26:18

Dios en verdad nos quiere libres, y quiere que seamos como El, manso y humilde, y que perdonemos a todos –repito, TODOS- los que nos han ofendido en la vida. Esto incluye a padres, hermanos, amigos, maestros, gente extraña y desconocida, etc. Solo siendo como Jesús, podemos alcanzar la victoria en todas las áreas de nuestra vida, ya que JESUS perdonó a todos los que lo ofendieron: perdonó a Pedro, cuando le negó 3 veces,  a los apóstoles que se quedaron dormidos mientras el les suplicaba que oraran,  a los apóstoles que huyeron por temor de ser capturados,  perdonó a los fariseos que le acusaban, a los judíos que lo mandaron crucificar, perdonó a los soldados romanos que lo clavaron, tanto como perdonó al ladrón que junto a él crucificaron. También le perdonó sus pecados a muchísima gente, y les sanó y hasta resucitó de entre los muertos ¡Cuán grande Amor!

Después de todo, nosotros no somos nadie para retenerle el perdón a nadie, y de hecho debemos arrepentirnos por nuestro orgullo, ignorancia y falta de perdón. Debemos perdonar a todos los que nos ofenden –aun si éstos no nos piden perdón- y darle gracias a Dios por habernos perdonado a nosotros nuestros propios pecados y maldad.

 

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1JUAN 1:9

 

Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. MARCOS 11:25

 

 

“Padre Celestial, en esta hora reconozco que he sido muy orgullosa(o) y he pecado contra ti al no querer perdonar a los que me han ofendido. En esta hora reconozco que la falta de perdón en mi corazón ha traído amargura y enfermedad a mis huesos. Reconozco que si no perdono me estoy atando a mi misma(o) con lazos espirituales y que esto va en contra de lo que Jesús enfáticamente nos enseño: que perdonemos a los que nos han ofendido antes de orar. En esta hora, yo decido perdonar a todas las personas que me han ofendido en mi vida. Desde que estaba en el vientre de mi madre, hasta el día de hoy, decido perdonar a todos y cada uno de los que me han resentido. Padre Celestial, te suplico que rompas el lazo espiritual con el que mi falta de perdón me tenía atada(o), y que tu mismo perdones todas mis ofensas, así como yo he perdonado a los que me ofendieron. Te pido y suplico que borres de mi memoria todo mal recuerdo que yo tenga de esas personas, y que los bendigas y los lleves a los pies de tu Hijo Jesucristo, mi Señor y Salvador, y en Su nombre poderoso yo oro, amen.”

 

¡Alabado sea Dios!

 

 

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; MATEO 11:29

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