|
Carrito de Compras
"Bienvenidos todos"
Esta sección de nuestro sitio, "La Tienda del Cielo", está basada en la muy conocida anécdota del mismo nombre, pero si usted no la conoce entre aquí y disfrútela antes de seguir. A continuación, le presentamos las formas de pago que recibimos, elija alguna y listo, a comprar. ¿Cuáles son nuestras formas de pago?
Visitas al Santísimo Días de ayuno Rezos del Santo Rosario Misas diarias (de lunes a sábado) Obras de Caridad (Al estilo Madre Teresa; de las que duelen) Cualquier otra en la que usted se ponga de acuerdo con nuestro Proveedor.
Antes de que hacer su pedido, le sugerimos no comprar sólo por comprar, más abajo, pasando su carrito de compras, encontrará información que le será de gran utilidad para hacer una compra óptima.
ESTE ES SU CARRITO DE COMPRAS Aquí puede sumar, listar y enviar su pedido.
|
No compre por comprar Conozca los productos
DONES DEL ESPIRITU SANTO (No.1830 del Catecismo) La vida moral de los cristianos esta sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes las reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas. Sabiduría Es el más perfecto de todos los Dones. El nos hace preferir los bienes celestiales a los terrenales y que encontremos así nuestras delicias en las cosas de Dios. Inteligencia (Entendimiento) Nos hace comprender mejor las verdades de la Religión. Consejo Nos da a conocer con toda prontitud y seguridad, lo que conviene para nuestra salvación y la del prójimo. Fortaleza Nos da la energía que necesitamos para resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra santificación –para resistir las tentaciones y no caer en pecado- para despreciar el respeto humano- para perseverar durante toda la vida en el cumplimiento del deber, en la vida cristiana. Ciencia No se trata de la ciencia del mundo, sino de la ciencia de Dios, nos da a conocer el camino que debemos llegar para llegar al cielo. Este don nos hace ver todas las cosas en Dios, como creaturas suyas, como manifestaciones de su Poder, Sabiduría y Bondad infinita. Piedad Despierta un afecto filial hacia Dios a quien podemos dirigirnos con toda confianza y una tierna devoción y prontitud para cumplir con nuestros deberes religiosos. Temor de Dios Inclina nuestra voluntad a un respeto filial hacia El; nos aleja del pecado porque le desagrada y nos hace esperar en su poderoso auxilio. Para entenderse bien, este Don nada tiene de común con el temor al castigo de Dios por nuestros pecados, el temor a las penas de esta vida, a las del Purgatorio y del Infierno. Nos es el temor del esclavo que sirve al amo porque no lo cartigue, sino el temor del buen hijo que teme disgustar al mejor de los padres.
LOS FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO Son perfecciones que forman en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.
Los frutos del Espíritu Santo son doce:
Paciencia
y Mansedumbre
Longanimidad La longanimidad o perseverancia impide el aburrimiento y la pena que provienen precisamente del deseo del bien que se espera, o de la lentitud y duración del bien que se hace, o del mal que se sufre y no de la grandeza de la cosa misma o de las demás circunstancias. Bondad y Benignidad Estos dos frutos miran al bien del prójimo. La bondad y la inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene. No tenemos en nuestro idioma la palabra que exprese propiamente el significado de benígnitas: y la palabra benignidad, se usa únicamente para, significar dulzura; y esta clase de dulzura consiste en, manejar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría, sin sentir la dificultad que siente los que tienen la benignidad sólo en calidad de virtud y no como fruto del Espíritu Santo. Modestia La modestia es bastante conocida como virtud. Regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente; y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios. Continencia (Templanza) y Castidad Las
virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo,
reprimiendo los ilícitos y moderando los permitidos : aquélla refrena la
desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que
pudieran cometerse; ésta regula o cercena el uso de los placeres de la
carne.
VIRTUDES TEOLOGALES (No.1840 del Catecismo) Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto, a Dios conocido por la fe. Las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y la caridad (amor). Informan y vivifican todas las virtudes morales. Fe Es la virtud por la que creemos en Dios y en todo lo que El nos ha dicho y revelado. Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios. Esperanza Es por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en el auxilio de la gracia del Espítitu Santo. Caridad (Amor) Por esta virtud amamos a Dios sobre todas las cosas por El mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad.
VIRTUDES CARDINALES (No.1834 del Catecismo) Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Prudencia Dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo. Justicia Consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. Fortaleza Asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la práctica del bien. Templanza Modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados.
LOS CARISMAS (No.799 del Catecismo) Los carismas, extraordinarios o sencillos y humildes, son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. Los carismas constituyen una maravillosa riqueza de gracia siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, verdadera medida de los carismas. Por esta razón aparece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia. “A ellos compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno”, a fin de que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al “bien común”. El Espíritu Santo da a algunos un carisma especial de sanación. (No.1508) Son además las gracias especiales, llamadas también “carismas”, según el término griego empleado por S. Pablo, y que significa favor, don gratuito, beneficio. Cualquiera que sea su carácter, a veces extraordinario, como el don de milagros o de lenguas, los carismas están ordenados a la gracia santificante y tienen por fin el bien común de la Iglesia. Entre las gracias especiales (carismas) conviene mencionar las gracias de estado, que acompañan el ejercicio de las responsabilidades de la vida cristiana y de los ministerios en el seno de la Iglesia. Teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio; la enseñanza, enseñando; la exhortación, exhortando. El que da, con sencillez; el que preside (liderazgo), con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovialidad. Rm. 12,6-8. (2004)
Las siete formas de Pecado y su don contrario:
Soberbia Humildad Avaricia Generosidad Lujuria Pureza Ira Paciencia Gula Templanza Envidia Caridad Pereza Diligencia
|
|
Si este recurso le ha divertido por favor entre aquí y
|
|