Diamanda Galás

La estadounidense de origen griego y cabello negro, Diamanda Galás, es la más extremista entre las cantantes que se ocupan de lo que se llama "extended vocal techniques". Diamanda Galás (ése es su verdadero nombre) nació en 1952 en San Diego, California, y creció en una familia que, según sus propias palabras, "honraba los valores griegos convencionales de manera más fanática de lo que se hace en la propia Grecia".

A pesar de su inclinación por la voz, su padre la encauzó hacia una carrera pianística. A los catorce años,  debutó como solista con la Orquesta Sinfónica de San Diego. Posteriormente, se entregó al jazz de Albert Ayler, Ornette Coleman y Cecil Taylor. Debido a su profundo interés en la improvisación, desarrolló una fascinación por las posibilidades expresivas de la voz. Estudió canto e interpretó obras de compositores como Arnold Shönberg, Iannis Xennakis y Vinko Blobokar. Trabajó con orquestas como la Filarmónica de Brooklyn bajo la dirección de Lukas Foss, y con la Filarmónica de Nueva York, de fama mundial.

Maestra de la oscuridad

Galás no tenía la intención de dedicarse hasta el fin de sus días a las composiciones de otros, así que en un momento dado empezó a componer su propia música. Inspirada por "maestros de la oscuridad" como Antonin Artaud y Charles Baudelaire, creó su propio teatro de la brutalidad humana. Con su presencia estremecedora y demoniaca, una masa hirviente de poderío vocal (gritos, alaridos, jadeos, gemidos, suspiros, silbidos, gruñidos, rugidos y susurros), acompañamiento electrónico y luz, Galás tiene éxito dondequiera se presenta.

En 1989, su trilogía Plague Mass sacó al SIDA del clóset al escenario musical internacional, con un rugido visceral. Vena Cava examinó el terror de la cuarentena obligada. Schrei X (Mute, 1997), otro extraordinario álbum, trazó a su vez un recorrido igualmente angustioso al explorar los efectos de la tortura física y psíquica, así como las "manipulaciones químicas de cerebro". Malediction and Prayer (1998)es el nombre de un sorprendente álbum en vivo.

El aullido penetrante y los ruidos guturales bajos que lanza este viaje difícil y extrañamente bello a través del dolor auditivo son más que la firma sonora de Galás: constituyen su huella digital inimitable. Desde hace una década, Galás ha utilizado su alcance vocal extraordinario de tres octavas y media para dar voz a poblaciones silenciosas y estados mentales existenciales, iluminando los peores mundos internos y externos posibles.

Alaridos de ménade

Basado en su obra radiofónica Schrei 27, de 1994, el CD suena como una extensa aria de aflicción dividida en múltiples movimientos. Galás alterna aullidos, alaridos de ménade, monótonos cantos bíblicos y las risas inquietantes de una Medusa triunfal, al explorar los rincones impronunciables (pero infinitamente gritables) de la condición humana. Más vale creerle al cuadernillo cuando advierte: "Esto no es ambient".

Cuando se le pregunta si lo que busca es provocar en el público la impresión de ser atacado, Diamanda contesta: "Siempre estoy renuente a hablar de lo que quiero hacer sentir al público. Opino que mi tarea principal es expresar en el escenario todo lo que sé sobre la vida a través del medio de que dispongo, que es la voz, de la manera más perfecta e intensa posible para el punto en que me encuentro en cada momento dado. El público ha estado esperándome -señala-, nos hemos estado esperando mutuamente desde hace años". (Por Sergio Monsalvo C.)

 

Página Oficial

http://www.diamandagalas.com/

 

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