Matías
Romero, Juchitan, Oaxaca; Lunes 2 de Noviembre de 1998.
C. Licenciado Roberto López Sánchez,
Visitador general de la Comisión Estatal de
Derechos Humanos.
El sábado 31 de octubre del presente año recibí el oficio VG/0000 90438 EL EXPEDIENTE CFDH/550/(10)/OAX/98. Conteniendo el informe del Proc8urador General de Justicia el Estado, respecto del cual respetuosamente manifiesto o siguiente:
Ratifico una vez más, que fui detenido –
desaparecido el miércoles 15 de julio del presente año las 11:30 hrs. Del día en Sn. Felipe de
Agua, Oaxaca por elementos policiacos que no se identificaron, pero que sí uno
de esos portaba el uniforme negro e ea corporación y viajaban en un automóvil
Tsuru rojo marca Nissan.
Sin mostrar ninguna orden judicial fui violentamente
sometido y conducido, después de cambiarme a otro carro, a una cárcel
clandestina y sometido durante 25 días a torturas física y psicológica para
obligarme a declarar culpable de participar en hechos relacionados con el
E.P.R. a los que soy totalmente ajeno.
Se me tomaron distintas fotografías poco
después de ser detenido—de—saparecido y días antes de ser aparecido, éstas
últimas son las que se proporcionó a los medios de comunicación para dar a
conocer la información el 15 de agosto.
Manifiesto también que se me obligó a firmar y
poner mis huellas digitales en cientos de hojas de igual forma en que se firma
cuando se rinde una declaración ministerial, si de algo sirve, informa que mi
pulgar derecho tenía una cicatriz reciente que seguramente debe aparecer.
Me ordenaron bañar y rasurar barba y bigote el
día 7 de agosto y el domingo 9 en lo madrugada se me trasladó a este lugar,
donde fui entregado a 4 judiciales que me subieron en una camioneta pick-up,
blanca, siendo ellos quienes me quitaron la “Capucha” y fueron los primeros
cuatro rostros que vi después de 25 días, por lo tanto los recuerdo
perfectamente.
Ellos me condujeron a la cárcel municipal,
pasando antes a la clínica del IMSS donde una doctora certificó mi estado de
salud. Después de varios minutos en la cárcel municipal, se me llevó a la que
supongo, porque aquí nadie si identificó, es la comandancia de la judicial.
Aquí can persona del sexo masculino me informó de la denuncia presentada el 21
de julio respecto a mi desaparición por parte de mi esposa, narré ante él todo
lo que me había sucedido, escribió sin mostrar gran interés en unas hojas que
después firme y puse mis huellas igual que en las anteriores hojas en blanco.
Aún permanecía esposado y al decirle que quería
saber los motivos por los que permanecía en esta situación me informó que más
tarde lo subía. Fue la misma persona que después de decirle que no había comido
desde el día anterior amablemente me compró 4 sandwiches y una coco-cola no
retornable en envase de vidrio de 500 ml. De este lugar se me condujo al
reclusorio donde injustamente me encuentro y fue precisamente en la aduana
donde se me informó los motivos de mi reclusión.
El lunes 10 de agosto en la tarde vivieron a
tomarme mi declaración preparatoria y aunque manifesté lo que me había sucedido
no se me atendió. Visto es que quienes tratan conmigo y provienen de alguna
institución gubernamental ya están debidamente instruidos.
El martes 11 por la mañana fui llevado a la
dirección donde varios judiciales entre ellos uno de los que me recibieron de
manos de quienes me habían triado desde Oaxaca. Se concretaron a preguntarme
respecto al E.P.R., de igual forma lo hicieron 2 sujetos que sin identificarse
me interrogaron el miércoles 12 de agosto.
Al Agente del Ministerio Público, Lic. Wilfredo
Bernardino Garcia Olivera no tengo el gusto de conocerlo y hasta la fecha estoy
esperando que se me tome declaración m ministerial respecto a mi denuncia de
sewestro y violación mis derechos
humanos y constitucionales.
Respecto a la solicitud de conclusión y archivo
de mi expediente de queja por parte del Procurador General de Justicia el
Estado, no me extraña la desfachatez de dicho servidor público, puesto que no
soy el primer ni único caso de desaparición y tortura; visto está que ésta ha
sido su muy particular metodología de trabajo ante su incapacidad para trabajar
efectiva y legalmente.
Sin más por el momento me despido con una frase
del Benemérito de las Américas, Licenciado Benito Juárez García:
“Malditos aquellos que con sus palabras
defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.”