Reclusorio Regional de Matías Romero, Juchitan,

Oaxaca, lunes 2 de agosto de 1999.

Los verdugos se empequeñecen hasta recuperar su condición de cucarachas.

Mario Benedetti.

A LA SOCIEDAD EN GENERAL:

Si la presente corre con suerte, cuando se encuentre con los lectores habré cumplido un año de haber ingresado a este reclusorio, después de 25 días que fueron un infierno.

Haciendo caso omiso de las amenazas que pesaban sobre mí inicié la denuncia ante toda persona de buena voluntad que hiciera el favor de escucharme, aquí fue el Dr. Del reclusorio quien supo de mi tragedia, mientras constataba mi estado de salud. Después el aislamiento y la espera. Hasta que llegó mi esposa, 9 días después, el 18 de agosto. Antes tenía negada la comunicación con cualquier otro interno y no se me permitía hacer llamadas telefónicas o mandar correspondencia.

Los escasos minutos que le permitieron estar encerrada y vigilada conmigo en aquel cuartucho, fueron suficientes para darme la certeza de que ya no estaría solo.

Continuaría para ella el trabajo incesante de denunciar y además exigir que cesaran las violaciones a mis derechos de que estaba siendo víctima, con la seguridad de la inocencia y ateniéndonos a la imparcialidad de la justicia y respeto al tan multicitado Estado de Derecho. Era y sigue siendo primordial para nosotros que me devolvieran a la ciudad de Oaxaca para facilitar la aportación de pruebas y evitar los gastos de transporte para mis familiares. Estaba consciente que resultaba incómodo para la administración Diodorista tenerme en la cuidad, pero su periodo de gobierno ya se terminaba y había un nuevo gobernador electo del que esperábamos tuviera mayor madurez política y respeto por la dignidad de las personas. Luego vinieron las promesas de toma de posesión y posteriores que auguraban un mejor destino para los más de 100 presos acusados de pertenecer al E.P.R., la herencia que la dejaba, entre otras cosas, el actual Secretario de Gobernación. Después vino la impudicia y todo aquel palabrerío solamente había sido y es demagogia.

La incógnita en estos momentos es cuáles son los planes del gobierno respecto a todos los acusados de pertenecer al E.P.R. porque no creo que haya un solo ciudadano en pleno uso de razón que crea todas estas historias fabricados para hacer aparecer a humildes indígenas monolingües como terribles y aguerridos guerrilleros expertos en el manejo de las armas. Por cierto, hasta donde tengo conocimiento, en ninguna detención los cuerpos policiales han sufrido bajas. Creo que su único pecado es pertenecer a la etnia Zapoteca y ser pobres. Por lo que son víctimas de la más cruel persecución y la oligarquía, no conforme con ello, extiende su desprecio a niños y mujeres que a mas de dos años de plantón en el Palacio de Gobierno sus demandas no son escuchadas y atendidas.

Mil gracias a todos y reciban un fraterno abrazo:

Juan Sosa Maldonado.