1.INTRODUCCIÓN
Anarquismo, doctrina
política que se opone a cualquier clase de jerarquía, tanto
si se ha consolidado por la tradición o el consenso como si se ha
impuesto de forma coactiva. Los anarquistas creen que el mayor logro de
la humanidad es la libertad del individuo para poder expresarse y actuar
sin que se lo impida ninguna forma de poder, sea terrena o sobrenatural,
por lo que es básico abatir todo tipo de gobierno, luchar contra
toda religión o secta organizada, en cuanto que éstas representan
el desprecio por la autonomía de los hombres y la esclavitud económica.
Combatir al Estado como entidad que reprime la auténtica libertad
económica y personal de todos los ciudadanos se convierte en una
necesidad inmediata y la desaparición del Estado se considera un
objetivo revolucionario a corto plazo. La doctrina anarquista impone para
su acción una sola limitación: la prohibición de causar
perjuicio a otros seres humanos, y de esta limitación nace otro
presupuesto ideológico básico: si cualquier humano intenta
hacer daño a otros, todos los individuos bienintencionados tienen
derecho a organizarse contra él.
Pierre Joseph Proudhon,
escritor francés del siglo XIX, ha sido considerado desde una perspectiva
histórica el padre del sistema denominado anarquismo filosófico.
Según Proudhon y sus partidarios, el anarquismo excluiría
la autoridad como criterio rector de la sociedad, estableciendo el individualismo
en su grado máximo. Los anarquistas filosóficos, sin embargo,
repudian los métodos violentos y esperaban que la sociedad evolucionara
hacia una organización anárquica. Los anarquistas que rechazan
las teorías de Proudhon mantienen que el desarrollo humano progresa
mediante la cooperación social, y que ésta no puede ser nunca
voluntaria por entero.
Otra escuela del anarquismo,
basada en la acción organizada e incluso en actos de terrorismo
para conseguir sus propósitos, se escindió del movimiento
socialista y apareció hacia finales del siglo XIX.
La tendencia anarquista
que propugnaba la acción directa fue la más conocida. Por
otro lado, las ideas colectivistas de Bakunin fraguaron el desarrollo del
anarcosindicalismo, en especial en Italia. Las actividades de dirigentes
como Enrico Malatesta o Giuseppe Fanelli, permitieron la formación
de sindicatos, en especial en las ciudades más industrializadas,
y la difusión de sus ideas en América o en España.
En el primero de los
casos, la llegada de inmigrantes de origen italiano estimuló la
formación de organizaciones anarcosindicalistas reprimidas con gran
dureza en Estados Unidos, donde fueron ejecutados anarquistas de origen
italiano (como Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti) de forma arbitraria,
ante las protestas internacionales.
En Latinoamérica
emigrantes anarquistas de origen italiano y español contribuyeron
a la formación de centrales sindicales como la Federación
Obrera Regional Argentina (FORA) fundada en 1901. En México la labor
de Ricardo Flores Majón y de sus hermanos Jesús y Enrique
contribuyó a la expansión de las ideas anarcosindicalistas
que coincidieron en algunos puntos con el movimiento revolucionario campesino
de Emiliano Zapata.
2.EL ANARQUISMO EN
EL SIGLO XX
Es probable que el
anarquismo no hubiera pasado de ser una simple especulación teórica
de no haber existido una serie de activistas que lo impulsaran creando
organizaciones vinculadas al movimiento obrero con la pretensión
de destruir la sociedad capitalista y el Estado, y cuya fuerza se manifestó
desde la segunda mitad del siglo XIX.
Durante el periodo
de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional
las posturas anarquistas estuvieron representadas por los seguidores del
revolucionario ruso Mijaíl Bakunin. Sin embargo, sus posturas chocaron
con las expuestas por los socialistas seguidores de Karl Marx y, tras sucesivas
derrotas en varios congresos, en el V Congreso de la AIT celebrado en La
Haya en 1872 los anarquistas fueron expulsados de la Internacional. Desde
entonces el socialismo y el anarquismo han divergido de un modo frontal,
aunque ambas ideologías partan de su radical negación del
capitalismo. Los anarquistas filosóficos continúan en desacuerdo
con los socialistas por la importancia que le conceden a la libertad del
individuo por encima de cualquier limitación, sobre todo, por parte
del Estado.
Esta situación
y la muerte de Bakunin en 1876 provocaron una dispersión de los
grupos anarquistas y una radicalización de sus posturas, que pasaron
a defender la "propaganda por la acción", también llamada
"propaganda por el hecho". Ello provocó una oleada de atentados
terroristas de carácter individual que pretendían movilizar
una sociedad aletargada. Magnicidios como los de Humberto I, rey de Italia,
William McKinley, presidente de Estados Unidos, Jorge I, rey de Grecia
y del presidente de Francia Marie François Sadi Carnot, así
como otros atentados indiscriminados como en el teatro del Liceo de Barcelona
(1893) o en la calle Cambios Nuevos de la misma ciudad, cuando una bomba
lanzada en plena procesión del Corpus ocasionó seis muertos
en 1896 -todos cometidos por anarquistas- fueron expresión de esta
orientación estratégica y generaron entre la opinión
pública la identificación entre anarquismo y terrorismo.
España fue uno
de los países donde esos magnicidios fueron más relevantes.
Tres presidentes de Gobierno fueron asesinados: Antonio Cánovas
del Castillo en 1897 por el italiano Michele Angiolillo; José Canalejas,
en 1912, por Manuel Pardiñas y Eduardo Dato que en 1921 fue asesinado
por tres anarcosindicalistas. El propio rey Alfonso XIII sufrió
varios atentados; el más importante se produjo el día de
su boda con Victoria Eugenia de Battenberg, en mayo de 1906, cuando una
bomba lanzada por Mateo Morral, en plena calle Mayor de Madrid no alcanzó
su objetivo, pero provocó varios muertos entre el público
asistente (un monolito recuerda en la actualidad dicho atentado). En 1923
Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso dieron muerte al cardenal Soldevila,
arzobispo de Zaragoza, y al parecer un año después trataron
de matar en París a Alfonso XIII.
Desde una perspectiva
histórica España fue el otro punto donde el anarquismo -en
sus distintas vertientes- arraigó con más fuerza e intensidad.
La llegada en 1868 del italiano Fanelli permitió la creación
en Madrid de un núcleo provincial de la AIT. En 1870 quedó
constituida inicialmente la Federación Regional Española
(FRE) de la AIT, y la prensa obrera empezó a difundirse a través
de La Federación de Barcelona o La Solidaridad de Madrid, aunque
aún eran organizaciones clandestinas. El triunfo de los anarcosindicalistas
frente a los partidarios de "la propaganda por la acción" se manifestó
en la creación, en 1881, de la Federación de Trabajadores
de la Región Española (FTRE) que acabó disolviéndose
tras la dura represión que sufrió después de las actividades
de grupos como Los Desheredados o la llamada Mano Negra, descalificados
incluso por la propia FTRE.
A comienzos de siglo
en Cataluña se crea Solidaridad Obrera, de carácter anarcosindicalista,
que sería el núcleo de la creación, en 1910, de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), fundada por 114 sociedades
obreras de toda España. Su actividad vino marcada por los intentos
de los anarquistas partidarios de la lucha armada por controlar sus actividades
(en 1927 crearon la Federación Anarquista Ibérica), como
respuesta a los atentados que sufrieron por parte de pistoleros de la patronal
catalana en la década de 1920, dirigidos por el general Martínez
Anido y la fuerte represión durante la dictadura de Miguel Primo
de Rivera (1923-1930), lo que no impidió el fuerte crecimiento del
sindicato, en especial en Aragón y Cataluña.
En 1927 y en una reunión
secreta celebrada en Valencia se constituyó la Federación
Anarquista Ibérica (FAI) como vanguardia revolucionaria del movimiento
anarquista. Pero nunca fue una organización centralizada en el seno
de la CNT sino una serie de grupos que actuaban sin cohesión.
Un destacado anarquista
español, Juan García Oliver, declaró al comienzo de
la década de 1930 que pretendía "eliminar a la bestia que
hay en el hombre".
Por aquella época,
y según la opinión del historiador Hugh Thomas, casi millón
y medio de trabajadores españoles eran anarquistas pero los afiliados
a las organizaciones no pasaban de 200.000. Durante la Guerra Civil española
(1936-1939) los anarquistas participaron en los gobiernos central y catalán
(en este último caso junto a Lluís Companys y Francesc Macià.
Sus experiencias colectivistas agrarias, sobre todo en Aragón, sucumbieron
ante la oposición de otras fuerzas políticas de la II República,
como el Partido Comunista, partidario de un gobierno fuerte y centralizado
que permitiera ganar la guerra.
3.EVOLUCIÓN
TEÓRICA
Entre los autores que
pretendieron crear una concepción científica del mundo y
de la evolución social desde una perspectiva anarquista destacan
Piotr Alexéievich Kropotkin, que se autodefinía como un comunista
anarquista, y la estadounidense Emma Goldman.
A partir de la década
de 1940 los anarquistas sufrieron una dura persecución por parte
de los grupos políticos de izquierda internacionalista radical vinculados
a los partidarios de Stalin y sus aliados. No obstante, y más en
un plano de lucha y militancia activa que en el ámbito teórico,
los anarquistas lograron adeptos y una admiración general por su
coraje y sentido de fraternidad en todos los combates abiertos y librados
en los frentes de Europa y del resto del mundo frente a toda manifestación
de autoritarismo y tiranía. Un autor como Manuel Leguineche, estudioso
de los avatares de la Resistencia francesa, ha estimado en El precio del
paraíso, después de recabar multitud de informaciones y testimonios
directos, que tras la derrota de la II República española,
los defensores de la Francia Libre capitaneada por el general De Gaulle
eran anarquistas españoles, hasta conformar casi el 60% de la organización
que luchó contra los invasores nazis. Un carro de combate tripulado
por anarquistas españoles (el 'Guadalajara') fue el primero en entrar
en 1945 en el París liberado de la Ocupación alemana, como
Ernest Hemingway atestiguó en sus crónicas.
Es sin embargo en el
plano doctrinal donde se registra un renacimiento del anarquismo, acaso
algo abstracto o en exceso teórico en contraste con su trayectoria
histórica, muy nutrida de acontecimientos épicos, a finales
de la década de 1960, con motivo de los levantamientos estudiantiles
y obreros que se produjeron en París, Berlín, México
D. F. y Berkeley (California). Una síntesis de 'socialismo real',
como se denominaba a la política mantenida entonces por la Unión
Soviética, y de sincretismo utópico que integraba las posturas
ideológicas más radicales, originaba el llamado 'sesentayochismo'
(1968), de marcado cuño libertario anarquista. De este modo, líderes
estudiantiles como los hermanos Cohn-Bendit, jóvenes sindicalistas
procedentes del marxismo-leninismo como Rudi Dutschke, filósofos
de la Escuela de Frankfurt que lograron huir del nazismo (Herbert Marcuse,
Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, entre otros), existencialistas como
Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Simone de Beauvoir y heterodoxos en la
órbita del comunismo como Louis Althusser, Nicos Poulantzas y los
trotskistas Alain Krivine y Ernest Mandel, además de intelectuales
críticos como Noam Chomsky, Angela Carter, Norman O. Brown o Kurt
Vonnegut configuraron un espacio ideológico amplio que revitalizó
el ansia irrenunciable de los defensores de la anarquía, entendida
ésta como sinónimo del 'orden más perfecto posible'
para la humanidad.
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Emma Goldman
La lituana Emma Goldman
abandonó Rusia para emigrar a Estados Unidos en 1885, donde pasó
a ser una de las líderes del movimiento anarquista. Pronunció
conferencias en Europa y Estados Unidos. Publicó y dirigió
la revista anarquista Mother Earth (Madre Tierra) desde 1906 hasta 1917.
Fue deportada a Rusia tras ser condenada por violar las leyes de reclutamiento
de Estados Unidos.
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Nicola Sacco y Bartolomeo
Vanzetti
Los inmigrantes italianos
Nicola Sacco (a la derecha) y Bartolomeo Vanzetti (en el centro) fueron
arrestados por el asesinato de dos empleados de una fábrica de calzado
de Massachusetts en 1920. Las pruebas que les vinculaban con el doble crimen,
presentadas en un proceso rodeado de polémica, eran circunstanciales,
pero el hecho de que ambos fueran anarquistas influyó en su posterior
condena. Fueron ejecutados en 1927, después de que se agotaran los
recursos de apelación. En 1977, el gobernador de Massachusetts,
Michael Dukakis, firmó una declaración en la que reconoció
la injusticia cometida en el juicio y rehabilitó el nombre de estos
inmigrantes.
Archive Photos
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Pierre Joseph Proudhon
Uno de los pensadores
políticos más destacados del siglo XIX, Proudhon influyó
tanto en el socialismo como en el anarquismo. Hijo de campesinos, concibió
una sociedad de relaciones fraternales, una vez abolidos los más
altos organismos de gobierno. Famoso por considerar la propiedad como robo,
fue un pensador pacifista con muy poca inclinación a la violencia.
Fue amigo del pintor francés Gustave Courbet, que le hizo este retrato.
Erich Lessing/Art Resource,
NY
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Mijaíl Alexándrovich Bakunin
El pensamiento anarquista
del aristócrata ruso del siglo XIX Mijaíl Alexándrovich
Bakunin fue una verdadera filosofía de la naturaleza y del hombre
que él mismo se encargó de difundir por toda Europa.
Harlingue/Roger-Viollet
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Cartel de la CNT
La imagen que aquí
podemos ver reproduce uno de los numerosos carteles impresos por la organización
anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) durante la Guerra
Civil española (1936-1939), con el objeto de servir de instrumento
de propaganda y ayudar a los fines de las fuerzas leales al gobierno republicano.
El
cartelismo bélico ha servido también, como es el caso que
contemplamos, para difundir las manifestaciones artísticas.
Archivo Fotográfico
Oronoz.
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