Chistes, chistes y más chistes
Uno de rubios
Un hombre rubio llegó al trabajo con un ojo morado. Cuando sus compañeros lo vieron le preguntaron que le había pasado. El les dijo que le había sucedido en la iglesia. Ellos no le creyeron y quisieron saber que había pasado en realidad.
Así que les contó:
-Fui a la iglesia, me arrodillé y recé. Cuando me levanté a cantar los coros, enfrente de mí estaba la mujer más grande que haya visto. Su vestido se le había atorado entre las nalgas, así que como caballero que soy agarré el vestido, lo jalé y se lo saqué. Eso no le agradó a ella y me golpeó.
Sus compañeros se rieron y se burlaron de él todo el día.
El lunes de la siguiente semana llegó nuevamente al trabajo y llevaba la cara todavía más golpeada. De nuevo sus compañeros le preguntaron que le había pasado, él les dijo que le había sucedido en la iglesia y ellos no le creyeron, de modo que él les explicó...
-Como todos los domingos fui a la iglesia, me arrodillé y recé. Cuando me paré a cantar los himnos, enfrente de mí estaba la misma mujer con su vestido metido entre las nalgas.
En esto lo interrumpe uno de sus amigos y le dice:
-ˇNo nos vayas a decir que le volviste a sacar el vestido de entre las nalgas!.
-No- dice el güero, se lo sacó el tipo que estaba detrás de ella, pero como yo ya sabía que eso no le gusta a ella, se lo volví a meter.