"Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. En este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él saco sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las digo. Escribir es una piedra lanzada en lo hondo del pozo”.[1]

Desde sus inicios la literatura ha girado alrededor de un punto nodal, en apariencia inexistente, inefable.[2] El escritor, sostiene Serge André, “despanzurra, pulveriza el significante, que es un semblante”.[3] La escritura y el psicoanálisis no toman al significante por el mismo costado pues el psicoanálisis es una experiencia de palabra mientras que la escritura va contra la palabra, contra lo que Blanchot en Le livre à venir denomina “esa inmensidad hablante que se dirige a nosotros apartándonos de nosotros”. La escritura quiere romper con el lenguaje, "desmesura de la escritura" que aspira a romper con el lenguaje incluso si es con la ayuda del lenguaje y con los medios de la lengua . Marguerite Duras confiesa que estar sola “con el libro aún no escrito es estar aún en el primer sueño de la humanidad. Eso es. También es estar sola en la escritura aún yerma. Es intentar no morir por su causa. Es estar sola en un refugio durante la guerra. Pero sin rezos, sin Dios, sin pensamiento alguno salvo ese deseo loco de matar a la nación alemana hasta el último nazi”. [4]

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[1] Clarice Lispector: Un soplo de vida, Ed. Siruela, Madrid, 1999, pág. 15.

[2] “Un punto que oficia de invisible sol al sostener y generar el conjunto de planetas que son las palabras, las frases, los párrafos organizados en forma de narrativa, ese universo dentro del cual nos movemos nosotros, los bípedos implumes esclavos del logos” (Luisa Valenzuela: Escritura y secreto, Ed. Ariel, México, 2002, pág. 13).

[3]Serge André: “La escritura comienza donde el psicoanálisis termina”, en Flac, Siglo Veintiuno editores, México, 2000.

[4] Marguerite Duras: Escribir, Ed. Tusquets, Barcelona, 1994, pág 33.

Jueves 1/4/04 16:30 hs.

Conferencia Magistral "El lugar del marqués de Sade en la historia del pensamiento"