¿ESTAMOS SIENDO
NEGLIGENTES CON DIOS?
CRISTIANOS UNIDOS
Por Adda Vélez
La casa y las riquezas
herencia son de los padres: Más de Jehová la mujer prudente. La
pereza hace caer en sueño; Y el alma negligente hambreará.
Proverbios 19:14-15
Hace unos días, mi familia y
yo tuvimos el privilegio de cambiarnos a nuestra casita propia. Después
de casi 7 años viviendo en Canadá, rentando, por fin pudimos
llamar a una casa, nuestro hogar. Durante los siete años, Dios ha
probado nuestra fe como familia de maneras multiformes. Muchas veces yo he
compartido estas experiencias con ustedes mis hermanos cristianos. En ese
tiempo en el que rentábamos, sabíamos que la manera en que
vivíamos de alguna manera se oponía a nuestra espiritualidad. Por
ejemplo: al vivir en casas rentadas, o apartamentos, estábamos sujetos
al espacio y distribución de los mismos para acomodar nuestras
pertenencias. Por lo general, la televisión estaba en la sala, y era el
centro de reunión. No hay nada mas sencillo que prender una tele
cuando esta en medio de tu camino diario. Buscar tiempo para la oración
y nuestro servicio al Señor era una lucha constante. La maquina intrusa
nos atraía hormigas a la miel, distrayéndonos muchas veces de las
cosas que en realidad nos alimentan: la oración y la Palabra de Dios.
Empero Marta se
distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor,
¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me
ayude. Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada, y con
las muchas cosas estás turbada: Empero una cosa es necesaria; y
María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.
Lucas 10:40-42
Cuando nos cambiamos de casa,
uno de los anhelos de nuestro corazón era tener un lugar donde la
televisión fuera mucho menos importante en nuestra vida. Estoy segura
que muchos cristianos entienden perfectamente porque estoy diciendo lo que
estoy diciendo. Quizá tú también estés en esa lucha
mientras lees este mensaje. No me malinterpreten, yo no digo que la
televisión es satánica ni nada por el estilo. De hecho yo la veo
mas como un termómetro del mundo, y la uso como
herramienta para saber que orar o para ministrar a mis hijos en lo que como
cristianos no debemos de hacer. Solo digo que es una gran distracción que
nos roba del tiempo que tenemos cada día para nuestra
comunión con Dios, la cual es un millón de veces mas importante
para mi. Sin una relación diaria con Dios, mi alma hambrea, me marchito
y siento como si me estuviera muriendo. Simplemente, no puedo vivir sin
Jesucristo y una relación personal con El, diaria. Por todo lo anterior,
decidimos que la televisión se iba al sótano, fuera del camino.
La sala seria un lugar de reunión, donde la Biblia tiene el lugar
preponderante, y las alabanzas y la música van ganando otra vez el
terreno que habían perdido en nuestra vida diaria, cuando nos
afanábamos con las cosas que el mundo –en este caso, la
televisión,- nos ofrecía.
Mas ¿es verdad que
Dios ha de habitar con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los
cielos de los cielos no pueden contenerte: ¿cuánto menos esta
casa que he edificado? Más tú mirarás á la
oración de tu siervo, y á su ruego, oh Jehová Dios
mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora
delante de ti. 2 de Crónicas 6:18-19
Diariamente nos enfrentamos a
una decisión: ¿Este día que comienza, seré afanada
como Marta, o sensible a los pies de Jesús como Maria, su hermana?
¿Podemos distinguir cuales cosas hemos puesto entre nosotros y la
oración, o entre nosotros y la Palabra de Dios? Algunas personas no
tienen problema con la tele, pero tienen problemas con invertir
muchísimo tiempo en leer otros libros que no son la Biblia, con las
cosas de la iglesia, o en hablar por teléfono, o en el Internet o cualquier
otra cosa que hemos puesto en el lugar que, si en verdad somos cristianos, solo
le corresponde a Dios. La comunicación con Dios es comparable a
comunicación por celulares. Una persona marca el número, y otra
recibe la llamada. Si la persona que recibe la llamada no esta, puedes dejar un
mensaje. Esa persona te contestara, si no estas, te dejara un mensaje:
1)
COMUNICACIÓN
DEL HOMBRE HACIA DIOS:
La herramienta más poderosa con la que Jesucristo contaba para
comunicarse con Su padre celestial, era la oración. Si Jesús, que
es Dios, necesitaba orar diariamente, y se iba a lugares solitarios, al monte,
a la playa, y ahí volcaba su corazón a Su Padre Celestial,
¿Cuánto mas nosotros, personas de barro, le necesitamos? Todos
los siervos de Dios, en la Biblia, se comunicaban con El orando. El Rey David
es un claro ejemplo: no podía vivir sin comunicarse con su Hacedor: “OYE, oh Jehová, justicia; está atento
á mi clamor; Escucha mi oración hecha sin labios de
engaño. De delante de tu rostro salga mi juicio; Vean tus ojos la
rectitud. Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me
has apurado, y nada inicuo hallaste: Heme propuesto que mi boca no ha de
propasarse. Para las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado
de las vías del destructor” Salmos 17:1-4
2)
COMUNICACIÓN
DE DIOS HACIA EL HOMBRE: Jesús dijo: ORAD SIN CESAR. Para escuchar a Dios, es necesario
que después de orar, estemos dispuestos a esperar, y mientras esperamos,
estar atentos a la voz de Dios. ¿Cómo podemos estar atentos a la
voz de Dios si estamos distraídos y afanados con las cosas que el mundo
nos envuelve? La gran mayoría de las veces, Dios nos responde con su
Palabra. Jamás su palabra falla, ni vuelve a El vacía. La palabra
es lo que venció a Satanás cuando tentaba al Hijo de Dios, y la
oración es lo que fortalecía al hijo de Dios antes y
después de cada prueba. Invariablemente, cuando Dios responde, nos da la
salida. Dios no es indeciso, no es de doble ánimo, no miente y no se
amilana o achicopala ante nada. Dios es Santo y Perfecto y sus tiempos son
inigualables. No hay nada comparable a la intervención de Dios en
nuestra vida, a tiempo. Así, El se comunica con nosotros,
respondiéndonos siempre a tiempo en nuestras suplicas y
oraciones. Escucha, Job, y óyeme; Calla, y yo
hablaré. Que si tuvieres razones, respóndeme; Habla, porque yo te
quiero justificar. Y si no, óyeme tú á mí; Calla, y
enseñarte he sabiduría. Job 33:31-33
3)
INTERRUPCION DE
LA COMUNICACIÓN: La comunicación nunca es interrumpida por Dios. El siempre nos
responde, porque su palabra dice que El siempre esta atento a nuestras
oraciones. El problema es que no sabemos orar: muchos cristianos que conozco
oran las mismas oraciones siempre. Vanas repeticiones. Si la palabra dice
que cada día trae su propia tribulación, ¿porque los
cristianos oran lo mismo hoy que ayer y anteayer? La maravilla de la vida, de
no saber que nos depara el día hoy, nos hace vivir a los pies de
Jesucristo. Si se que mi día hoy traerá una tribulación
diferente a la de ayer, entonces mi oración de hoy debe de ser diferente
a la de ayer. Jesús dijo: Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se
abrirá. Mateo 7:7-8
La comunicación con Dios la interrumpimos nosotros
cuando oramos y nos olvidamos que oramos. No estamos atentos a Su voz, ni
buscamos su palabra. Terminamos de orar como que tenemos mucha prisa, para de
inmediato ir a afanarnos con las cosas del mundo. Por eso muchos cristianos no
son capaces de escuchar las respuestas constantes de Dios. No solo apagan el
celular después de haber hablado, sino que aun desconectan la maquina contestadora. Y después, ¡prenden la
televisión!. Tenemos que tener las
comunicaciones abiertas con Dios 24 horas 7 días a la semana. Algunas
veces, Dios nos levanta en la madrugada. Algunas veces decimos: Heme
aquí Señor. Pero las más de las veces decimos: apenas son
las 4 de la madrugada, todavía tengo tres horas de sueño. Nos
tapamos la cabeza con las cobijas y volvemos a nuestra comodidad.
Después, sin empacho alguno, decimos: Dios no me contesta, cuando en
realidad debemos decir: Dios me habló a las 4 de la madrugada, y le
colgué el teléfono. Luego lo desconecte para que nada ni nadie
interrumpieran mi sueño. Quizá me perdí la
bendición, pero eso si: ¡dormí a pierna suelta! Otros se
conforman con escuchar de Dios una vez a la semana, por una hora. El resto de
la semana, simplemente se sumergen en los afanes del mundo, olvidándose
que hay un Dios dispuesto a ayudarles en todo.
Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni
nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus
malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus
pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos, y
atentos mis oídos, á la oración en este lugar: Pues que
ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí
para siempre. 2 de Crónicas 7:14-16
Te exhorto a tomar la decisión de dejar
que Dios elija tu casa para santificarla, para que Su nombre sea invocado
ahí, para bendición de propios y extraños. Te exhorto a
proponerte que así como nunca te olvidas de comer, o de lavarte los
dientes, o de bañarte, así te propongas a no olvidarte de tu Dios
cuando abres los ojos en la mañana, y descubres que El te ha regalado
otro día de vida. Proponte a mantener la comunicación con Dios
abierta y recíproca. Toma la decisión de remover de tu vida las
cosas que te hacen afanarte, y como Maria, escoge vivir con lo que en realidad
es necesario: Jesús dijo que Maria había escogido a Jesús,
la mejor parte, lo que no le seria quitada jamás. Hoy yo escojo lo mismo
y confieso con mi boca que “Yo y mi casa serviremos a Jehová”
Josué 24:15 y que a “Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz
obedeceremos” Josué 24:24
Alabado sea Dios por las grandes cosas que
hará en tu vida. Hoy es el día que Dios escogió para
reafirmar su pacto contigo. Tú haz tu parte, diaria y
constantemente y Dios hará la suya con gran poder, milagros y
señales, como solo El sabe hacerlo. A Jesucristo nuestro
Señor servimos y solo a El adoramos. Amen y Amen
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