AFORISMOS
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32º.-Si te diriges a Nosotros
iremos a tu encuentro para recibirte.


Es Ley no escrita por el hombre, y por ello Ley
Universal, que todo movimiento en una dirección,
produce una aproximación en ambos sentidos.
Así, cuando el hombre da un primer paso hacia su
centro, en ese espacio interior todo se mueve
con mayor velocidad hacia el punto de atención,
focalizado en su corazón.
Con la voluntad y la fé en armoniosa proporción,
puestas con alegría en esa labor, sucede el divino
encuentro con otra dimensión más etérea, donde el
hombre sutiliza sus cuerpos y adquiere el brillo
dorado de la Sabiduría.

33º.- Entréganos cuanto tienes
y nosotros te daremos lo que poseemos.

¿Quién dará lo que posee, sin exigir antes la
seguridad de una devolución con ganancias?
Necesitamos urgentemente el don de la confianza, para entregarnos sin condiciones, sin esperar
beneficios materiales, intelectuales o de poderes
mágicos. Cuando esto sea realizado en su
totalidad, sólo entonces y no antes, recibiremos cien por uno. Esta es la promesa que nunca ha
dejado de cumplirse.
Pero queremos poner las condiciones, los dones a
recibir y, sobre todo, tenemos prisa. Lo deseamos todo ¡ya!.
Y esperamos en vano, porque no estamos a la altura requerida para administrar debidamente tanta
riqueza.


34º.- Proyectamos nuestra imagen en el hombre.
La perfeccionamos en la mujer.

La creación divina comienza con la luz y termina con el hombre que, finalmente, es dividido en
macho y hembra.
Me atrevo a decir que, en la Creación, la perfección se va haciendo más compleja en cada período,
hasta que concluye en el lado femenino humano.
Aplicamos al varón virtudes consideradas masculinas, como: fe, coraje, valor, obediencia, voluntad; la mujer es valorada por su abnegación, amor, dulzura, entrega y confianza, entre otras.
Sabio es quien se adorna con las virtudes de ambos y en ellas encuentra su plenitud. Esa es la
virtud, la unión de los polos, el justo equilibrio en
la balanza de la existencia.


35º.- Haz de Dios una realidad
y Él hará de ti una Verdad.

Dios ES. Pensar y sentir con la mente de Dios, el
camino a seguir. Se llega por muchas vías. Los
Maestros han dicho que hay una senda perfecta: el
silencio interior.
Cuando dentro de nosotros reina el Silencio, todo se
transforma en un espejo reflejando la Realidad,
sin tomar partido por nada ni nadie. Somos como
montañas mirando al valle mientras las nubes pasan por las cimas o como lagos límpidos reflejando
nubes y pájaros, que no detienen su paso ni dejan memoria en las aguas azules.
Y así tocamos la Verdad con nuestra consciencia,
sintiendo la Vida latiendo dentro y fuera de
nosotros, el pulso de Dios. Y la canción brotará
espontáneamente del corazón, con el gozo de lo
Infinito cantando su melodía eterna en el sagrado
Templo del Hombre.


36º.- Dios hizo al hombre.
El hombre hizo el bien y el mal.

Las leyes humanas son una pequeña copia de las Leyes Divinas. Posiblemente, la que más se acerque sea la del perdón incondicional.
El bien y el mal fue creado por el hombre obedeciendo a sus conveniencias, fijándose límites de conducta, concediendo a sus dioses el don de premiar o castigar en una vida más allá de la muerte.
Con algunas variantes, los legisladores redactaron sus códigos morales en nombre de Dios.
Cuando llegaron los Maestros para poner orden en ese caos de creencias y conductas, fueron
despreciados primero e interpretados después, a
conveniencia de la doctrina cívico-religiosa dominante en aquel momento.
Cuando el individuo se desembaraza de los conceptos, las reglas, los ritos, y acepta la Verdad en
su corazón, vuela tan alto que ninguna Escritura le
alcanza, porque la Sabiduría libera de las cadenas
ficticias forjadas por la Sociedad por y para sus
servidores, esclavos fieles de las obras muertas.


37º.-Da todo lo que poseas
y acepta cuanto te den.


Vivimos apegados a las personas y cosas que nos
rodean. La propiedad es parte fundamental de
nuestra propia estima. Dar y ser más pobre parecen
equivalentes.
Entregar lo que poseemos es desprendernos del
orgullo, la agresividad, la manipulación del poder y
muchas cargas pesadas que soportamos, a veces
dolorosamente, sin hacer el menor gesto para
desembarazarnos de ellas.
Aceptar lo que la vida nos da, es abandonar la
protesta por lo que nos sucede, la indignación por lo
que nos hacen los demás, decir no a las propuestas
manipuladoras que se nos presentan.
Dice el Evangelio: "Da todo cuanto tienes y sígueme".
Vamos a desprendernos de nuestros egos y
aceptemos en su totalidad el mensaje de alegría y
optimismo que la vida nos ofrece cada día.


38º.- Sea cual sea el camino que escojas,
recuerda que hay tras de ti
algo poderoso que te ayuda a seguirlo.


A veces nos preguntamos donde estamos y qué nos ha llevado hasta este punto del espacio.
Nos ayudaría saberlo, pensar en una mano poderosa que maneja los complicados hilos del tejido de
nuestras vidas y que, en su sabiduría, nos sitúa en el
sitio correcto y en el momento correcto.
Tengamos presente en nuestro pensamiento que, donde quiera estemos y cualquier cosa que
hagamos, estaremos dando nuestra contribución especial a la Obra Universal, a la Fraternidad, que
labora para llevar a todos los hombres hacia el Amor, la Tolerancia y la Voluntad, para proseguir
camino de la Eternidad, oscura y perpetua ambición
humana.

39º.- El pacificador,
antes de predicar la paz por el mundo,
comienza por conseguirla en sí mismo.

Van por el mundo los pacificadores de la tierra,
dejando gérmenes de violencia en sus actos, con
enfrentamientos, oposiciones y otros movimientos de persuasión como el de la resistencia pasiva.
Olvidamos que el verdadero pacificador comienza por desterrar la violencia de sus actos, después
de abandonarla en sus sentimientos y pensamientos y se transforma en un ser inofensivo a través de
su voluntad percibiendo que las cosas de este mundo se inclinan ante él para obedecerlo.
Este es uno de los secretos mejor guardado de la
Doctrina Secreta. Cuando iniciamos el seguimiento de este Regla de Oro, la vida entera se transforma en una plenitud de paz.



40º.- La luz nació fuera del espacio,
y por esa luz,
el espacio se iluminó.


La Luz viene desde un punto que está fuera del
espacio y del tiempo. Y por esa Luz las tinieblas se
iluminaron.
El Capítulo 1º del Evangelio de Juan, dice de una luz
no conocida, incognoscible, que viene para iluminar nuestro mundo de apariencias.
Esa es la luz que todos buscamos en el Amor, la
Alegría, la Iniciación, la Renuncia, la Paz, la
Espiritualidad y en tantas otras virtudes cuyos
arquetipos están siempre Más Allá.
No por ello pienses son inalcanzables. Cierra los
ojos, imagínalo, y tendrás una pequeña centella de
toda la dicha que te espera desde que el tiempo
comenzó. Sé tú la persona elegida para disfrutarla,
porque en tus manos está.


41º.- Deposita tu confianza en Dios
para que Él te ampare,
y ve su mano oculta
actuando a través de todo.


La existencia es una cuestión de confianza. Nos
aseguramos nuestra salud, los bienes que
poseemos y muchas otras cosas pertenecientes a este mundo de ilusiones y olvidamos lo perecedero de esta vida, donde todo pasa y nada es
para siempre.
Cuando una chispa de sabiduría pone nuestro destino en las manos de Dios, las cosas se mueven
con un designio inescrutable pero inexorable, hacia
una vía más justa, más pura y más limpia.
Confiar es un don que puede llevarnos a las estrellas.



42º.- Sé sincero o falso,
es imposible ser ambas cosas.


Los Maestros de todos los tiempos han condenado la tibieza. En la ambigüedad no hay posibilidades para Ser o No-Ser. El santo tiene todas las posibilidades de un malvado y el hombre diabólico encierra en sí la santidad; pero ninguno de los dos tienen el riesgo de la mediocridad.
Y éste es el auténtico enemigo: la ausencia de color,
la vulgaridad.
Se puede estar en uno de los extremos, pero nunca
simpatizar con ambos. Es del todo imposible la
media verdad o la media mentira. Intentamos,
vanamente, conciliar los dos polos y el resultado es
la mediocridad, el fracaso como vida, la inercia y la
falsedad como negación personal.


43º.- ¡Vanidad!
Eres en este mundo la fuente del vino,
donde el rey celestial viene a beber.


El hombre que se refugia en un mundo de drogas que le facilita la ocasión de olvidarse de sí mismo,
tiene la vanidad en lugar preferente, por ser uno de
los estupefacientes más sutiles conocidos.
No en vano las Escrituras Sagradas dice: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad...".
Venimos a beber de este vino durante nuestra
existencia. Humildad, piedad, compasión, filantropía,
se visten de vanidad en la vida del hombre, cegándole y cerrando en falso la herida causada por la ignorancia.
Seamos conscientes, atentos, despiertos, para que la
vanidad no se instale en nosotros bajo el
disfraz de virtud y la mostremos con satisfacción
irresponsable.



44º.- El dinero es, al mismo tiempo, bendición y
maldición.
Transforma amigos en enemigos y enemigos en
amigos.
Quita y da ansiedad a la vida.


El color dorado de la Sabiduría es, como el oro,
metal noble codiciado por los hombres, que todos
deseamos poseer.
Noble es el afán de atesorar todo cuanto brilla y
tenga ese color, aunque su apariencia no parezca
ser así. El problema está en la posesión equivocada,
porque la tendencia material tiende a estancar
lo que debería fluir. Entonces, la posesión es maldita
en sí misma, corrompiendo al poseedor y a sus
supuestos beneficiarios, que ven así frustradas sus
esperanzas.
La riqueza estancada no es poseída, sino que nos
posee, actuando como un corrosivo que destruye
el entendimiento y apaga la consciencia del pretendido dueño.
La verdadera riqueza consiste en el dominio del
cuerpo, sentimientos y pensamientos, dando al
hombre las 7 llaves de la puerta del Reino Interno.
Ante ese hombre se inclinan los reyes de los cuatro
puntos cardinales y les ofrecen sus tesoros más
preciados.



45º.- ¡Mi querido ideal!
¿Cuando te busqué en la tierra,
no te reías de mi en el cielo?


Los ideales humanos son como la leyenda del pájaro de la felicidad, inalcanzable, al volar desde un
árbol a otro sin permitir su prisión.
Ponemos el ideal en la hermosura física, en la salud,
dinero, en cualquier clase de posesión. No es malo tener cosas, pero no es suficiente; en sí mismo
es pobreza.
Un ideal es una ilusión que parece inalcanzable, pero
que seguimos con fé, creyendo poder tomarlo,
pero él no estará nunca en nuestras manos. Si alguien
dice que realizó su ideal, pensemos que si lo alcanzó no es en absoluto un ideal. Los ideales pertenecen al mundo astral y están en otra dimensión.
Tened ideales y seguidlos, porque ayudan a darle
sentido y valor a la vida, nos perfecciona y aportan convicción en un mundo más justo.


46º.- El placer es dificultad, sueño;
el dolor, prepara el camino a la
inspiración.

La felicidad actúa como el sueño, adormece y
debilita. El dolor funciona como un despertador. A
veces, parece un látigo que nos obliga a seguir
andando; otras, por medio de lágrimas, nos recuerda
lo efímero de las cosas.
La felicidad es positiva cuando viene de un estado
interior de consciencia, cuando es un resultado,
una consecuencia de una suma de virtudes que actúan en conjunto. La felicidad que llega por otros
caminos, nos lleva al sueño cuyo despertar,
inevitable, puede ser terrorífico.
El dolor es positivo si añade experiencia a nuestro
conocimiento. Caso contrario, embrutece y acumula odio y rencor por todo lo que parece nos niega.


47º.- El hombre razona de acuerdo con sus propias
conveniencias.

Verdad y mentira, justicia e injusticia, todo es
circunstancial y depende de los hombres que legislan, de los usos y costumbres y otros condicionantes que varían geográficamente.
Monogamia y poligamia, monoteísmo y politeísmo,
xenofobia, limpieza étnica y tantos misterios de
la conducta humana, escapan de la razón para formar
parte del alma de los pueblos .
¿Entendemos la Ley de Lynch? ¿Comprenderemos la
cremación de las viudas? ¿Bastan dos testigos para acusar de un delito? ¿Es lícito el aborto?
El hombre actúa desde su particular razón y
conveniencia, bien sea en su nombre o en el de la
comunidad, cuya representación dice ostentar.

48º.- Aquellos que intentan ver virtudes en sus faltas
son los que tantean cada vez más en las
tinieblas.


Dicen que las costumbres hacen leyes.
No hay duda de que la legislación de los pueblos
obedece al poder que de él emana. Y de acuerdo
con su evolución y medios de subsistencia se
confeccionan las leyes que los rigen.
Así se constituyó la moral, que emana del fondo
popular y marca la idiosincrasia de los hombres que
integran la sociedad.
Pero, quienes hacen de todo una virtud, cerrando las
puertas a cualquier cambio, inmovilizando
pretenciosamente la ley divina del movimiento eterno,
pecan de ignorancia y sus nombres son borrados de la memoria del pueblo.


49º.- Desear la venganza es desear el veneno-


Desde la antigüedad la venganza, como veneno de la
mente y la sangre, fue conocida por los iniciados.
Efectivamente, las personas vengativas viven como
bajo los efectos de un tóxico que corroe la
sangre y predispone la mente a algún tipo de demencia que nos hace actuar sin medir las
consecuencias.
No hay mejor venganza que el perdón incondicional,
pues nos da acceso a la paz y la serenidad
necesarias para vivir una vida armoniosa.


50º.- La verdadera fe es independiente de la razón.


Razón y fé son vías paralelas, destinadas a la
separación. ¿Por qué? Porque la fé que está en una
dimensión diferente de la razón, camina en soledad y
no tiene argumentos, ni filosofías ni eruditos
que la justifique.
La razón necesita pilares donde sostenerse, como son los argumentos y las tesis.
La fé avanza en soledad, sin caminos, bajo sus
propias leyes.
Bueno es tener razón y, si tras ella actúa una fé,
mil veces mejor para el hombre que guarda en sí
estos dos tesoros.


51º.- La sabiduría es como el horizonte,
cuanto más a él te aproximas, tanto más él
retrocede.


Esta es una verdad que necesita ampliarse. Si quien
busca sabiduría se aproxima a ella y nota que ésta se aleja, ha de darse cuenta de que está ante un
espejismo. Cierto es que el horizonte se amplía, dando nuevos límites, que una vez alcanzados
se transforma en otros nuevos, pero estamos
ganando en profundidad.
El hombre camina y profundiza, empequeñeciéndose, para renacer en un nivel más alto y más grande.
Este es el secreto sagrado que aguarda para revelarse, si tenemos la osadía y el coraje de dar los
primeros pasos hacia el Oriente, hacia donde nace la
Luz.


52º.- El ideal es el medio, pero liberarse de él es la
finalidad.

Los ideales son instrumentos inapreciables para quien
busca la Verdad donde quiera ella esté.
Pero quien depende de ellos para su camino, es
semejante al hombre que llevaba una guía para
conocer la ciudad, y el día que la extravió, se perdió
sin que fuera hallado.
Cuando se puede prescindir de los ideales, surge la
madurez espiritual, capaz de seguir su camino
en la más absoluta oscuridad, sin guía ni luz alguna.
"Padre, ¿por qué me has abandonado?
Y a continuación:
"En tus manos encomiendo mi espíritu".
Y la confianza vuelve al Maestro, que marcha
solitario hacia su propia gloria.


53º.- El valor del sacrificio está en la
espontaneidad.

Nos fascina la niñez porque ella es todo espontaneidad. Con la llegada de la inteligencia y el
raciocinio, la mente se hace calculadora y el encanto
de la inocencia desaparece.
Volver de nuevo a la espontaneidad es lo que hacemos después de sacrificar nuestros egos más
apreciados y valiosos. Cuando son transformados en paz y armonía, llega la espontaneidad, la inocencia, que no conoce el bien ni el mal, porque alcanza el estado de pureza.


54º.- Cuando el avaro practica cualquier generosidad, la propaga a los cuatro vientos. 

El espíritu de ganancia está en todas partes con
poder dominador. Hasta lo que conocemos como
generosidad, se pregona en la plaza pública en honor
de los filántropos.
Damos una limosna, hacemos una acción benéfica, y
pretendemos extraer beneficios por estas
acciones.
El fariseísmo es un mal endémico en nuestra sociedad.
El altruísmo se anuncia en todas partes para
reconocimiento popular y, por tanto, nos preparamos para recoger los intereses que producen.
Dice la Doctrina Secreta que hagamos la limosna en
secreto. Prudente y sabio es quien sigue el precepto fielmente.



55º.- Oculta tu bondad, para que ella no alcance
los límites de tu vanidad.


La bondad exteriorizada concluye en vanidad interior.
La simplicidad consiste en una bondad natural, no
manipulada. Es un estado de gracia no provocado por nada.
Las virtudes lo son por ser ocultas, formando parte
del carácter y se manifiestan espontáneamente.
Si cualquiera de estas cualidades se expresara,
eclipsando a las demás, la vanidad no tardaría en
hacer su aparición anulando la positividad.
Callar es condición que oculta un gran poder para
aquél que sabe.



56º.- Las almas grandes se transforman en corrientes
de amor.


Fluir es condición básica para que las almas puedan
ser pescadas en las redes que lanzan los
Maestros desde las orillas de la Eternidad.
Como el agua que no puede dejar de correr para no
contaminarse, el hombre ha de fluir en un
eterno movimiento ascendente que llamamos aprendizaje, para no caer en la muerte del inmovilismo.
"A nadie llames Maestro", dice Jesús a un oyente que le da este título. En verdad, la maestría en la
tierra no es más que un grado superior del aprendiz.
Seamos canales limpios y las mil vías del amor
fluirán sin contaminarse y podamos darlo en su
estado más puro.


57º.- Cuando el alma está en armonía con dios,
cualquier acto se transforma en música.


No se concibe el ritmo sin música, ni ésta sin
armonía. El alma divina en estado de meditación o de
inspiración, escribe la música del silencio sobre el
tejido nervioso, produciendo vibraciones
acompasadas, a las que llamamos melodía interior.
La mano que bendice, la voz que consuela, la sonrisa
que anima, la mirada que afirma, tienen su
propia música y el hombre la hace sonar desde la caja sonora de su corazón.


58º.- El éxito se reserva al creyente
porque lo avala la fé.


La llave del éxito se fabrica con materiales llamados
fé, convicción, seguridad.
El primer paso ha de ser dado depositando fé en la
propia persona. El segundo, por la convicción
en nuestra propia valía y el tercero, viene con la
seguridad de que hemos corrido el velo y visto la
sabiduría que poseíamos sin saberlo.
Yo cambiaría la palabra creyente por sapiente, pues a la creencia o acaso, la puede sustituir, con
ventaja, el saber consciente.


59º.- Antes de buscar conocer la justicia de dios,
debemos ser justos con nosotros mismos.


Lo transferimos todo hacia el futuro. Hablamos de la
justicia de Dios y la colocamos en el mañana.
Nos juzgamos con indulgencia y complacencia y todo cuanto hacemos tiene justificación.
Dice la Doctrina Secreta que si nos miramos
imparcialmente, impersonalmente, sin juzgar, sin
opinar, como simples testigos, la venda caería de
nuestros ojos ciegos y veríamos, sin pensamiento
de culpabilidad, lo que hay de imperfecto en nuestra
superficie.
Y, al vernos con ojos limpios, encontraríamos la
justicia divina.


60º.- Cuando la llamada del alumno
alcanza un determinado diapasón,
llega el maestro para responder.


Tenemos la insólita creencia de que si un día
estuviésemos suficientemente preparados, vendría un
Maestro a completar nuestra formación espiritual.
El auténtico Maestro se conoce cuando nos habla desde el corazón con voz suave, a través de la
intuición, de la meditación, de la contemplación, de
la consciencia.
Esa voz responde siempre y guía nuestros pasos para poder extraer lecciones desde cualquier
punto de la existencia.


61º.- Todas las circunstancias en la vida es destinar
a hacer sobresalir,
lo que es verdadero de lo que es falso.


Pasamos por la vida con los ojos cerrados, como en un sueño, alterado a veces por golpes que
quieren despertarnos, pero no lo consiguen.
Todas las ocasiones que depara cada día de nuestra
vida, son para que aprendamos y analicemos
la lección que contiene.
Para ello, hemos de estudiar y aprender la enseñanza
que nos da la flor, el árbol, la nube, el río, el
mar, la montaña, el viento, un rayo de sol y todo ser
viviente, desde el más insignificante al más
complejo. Y entenderemos que la sabiduría nos rodea por todas partes y el Maestro nos habla en
todo momento.

Salvador Navarro

Bernat Coll, 9 - tfno.971-522411

07430 - Llubí (Mallorca)



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