Cuenta la leyenda que el Cañón del Sumidero fue escenario de batallas históricas entre chiapanecos y españoles, en el siglo XVI, y tabla de salvación para los indígenas que se arrojaban desde su cumbre para evitar ser esclavizados, constituyéndose en un símbolo cultural y de identidad para el estado. Con sus 25 kilómetros de longitud y más de 800 metros de altura, este tesoro natural tiene 12 millones de años, hablando de su edad geológica, y encierra leyendas e historias verdaderas que desatan gran parte de la historia de Chiapas. Son los chiapanecos quienes se enfrentan a los conquistadores españoles, primero en 1524, encabezados por Luis Marín y luego en 1528, cuando Diego de Mazariegos cree haberlos vencidos. La batalla del sumidero tiene gran significado para la identidad chiapaneca. De ahí surgió la leyenda del sacrificio de los indígenas, que se aventaban desde la cumbre del Cañón ante la posibilidad de la esclavitud; asimismo, marca el comienzo de las rebeliones indígenas, que serán recurrentes en la historia chiapaneca. En esa época, el Cañón no presentaba las aguas tranquilas y transitables que son ahora, ya que era un paraíso que contaba con una gran corriente de agua, donde el calor llegaba a los 50°C por el día y a los 10°C por la noche, lo que volvía muy difícil el acceso. A su interior, sin dejar de ser peligroso, se encontraban cascadas de 5 o 6 metros de altura, y ni que decir de su riqueza en fauna y vegetación: serpientes, iguanas, gatos montés, monos, venados, zorrillos, osos hormigueros, pumas y todo tipo de aves. El misticismo que encierran sus enormes paredes, que llegan a alcanzar hasta los mil metros de altura sobre el nivel del agua, hizo que los habitantes de Tuxtla comenzaran a contar algunas leyendas, como que había vegetales gigantes, así como animales de algunas especies raras. Aunque muchos de los relatos se quedaban en el nivel de la ficción, sí se llegaron a encontrar iguanas de hasta tres metros de longitud, que con la industrialización desaparecieron, sobre todo con la construcción de la presa Chicoasén, en 1980, que impedía el paso brusco de las aguas del río Grijalva. Así, los lugareños pudieron admirar la belleza que se encierra en esas tres paredes que inspiraron a las autoridades para que una imagen del Cañón fuera parte del escudo del estado de Chiapas. utilidad cultural, natural y deportiva. Por mucho tiempo la riqueza del río Grijalva, que cruzaba el Cañón, serpenteando a través de las rocas, formó rápidos caudales y cascadas que lo hacían intransitable, y fue hasta 1960, que un grupo de 8 chiapanecos, auto llamado Pañuelo Rojo, logró cruzar a pesar de las carencias técnicas y de equipo. |
El grupo estaba formado por Jorge Narváez, Maximiano Hernández, Eneas Cano, Salvador Hernández, Ramón Alvarado, Nabor Vázquez y Rodolfo Castillejos. Sin embargo, sus paredes llenas de árboles, que guardan con recelo los secretos del Cañón, no han sido exploradas en su totalidad, y se sabe que aún alberga a algunos cocodrilos, miles de especies de insectos, algunos venados y monos araña.
En 1962, otro grupo formado por la compañía Western River Expeditions, de Estados Unidos, realizó la segunda y última travesía por el Cañón, ya que el nivel del río Grijalva se elevó hasta alcanzar los 200 metros, al construirse la central hidroeléctrica en Chicoasén. Y siguiendo el ejemplo de aquellos 8 chiapanecos que lograron atravesar el Cañón, hace unos días cinco jóvenes escalaron las paredes de esta belleza natural, tratando de llegar a la cima. Calvin Andrew Smit, Alejandro y José Manuel Gómez, y Carlos Miguel Herrera, lograron lo que parecía increíble después de 15 días de expedición. “Al principio lo creímos imposible, sobre todo con los fuertes vientos de la noche y el intenso calor del día, pero parece que ya falta poco, esperamos que así sea”, dijo Calvin por radio, horas antes de llegar a la cima. Esto representa un logro para estos tres chiapanecos y el estadunidense naturalizado mexicano, ya que están imponiendo una ruta mundial nunca antes explorada, con la que impulsarán el turismo de aventura en Chiapas, para que la gente también se anime a escalar y pueda observar el regalo que dio la naturaleza a los chiapanecos. |