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ALCANZANDO A
LOS INALCANZABLES Cristianos Unidos Por: Adda Velez La
Palabra de Dios nos habla de que en los últimos tiempos habrá una “Gran Cosecha
de Almas”. Está en el corazón de todo cristiano nacido de nuevo, alcanzar a los
inconversos. Muchas de las veces, el alcance requiere mucho mas
que un testimonio, o argumentos convincentes.
Algunas veces, para alcanzar a las naciones necesitamos hacer guerra
espiritual. “Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de estar en pié delante del Hijo del Hombre.” Lucas
21:36 Nosotros
los Cristianos, necesitamos ponernos a orar en serio.
Esto es responsabilidad de cada quien como individuo, y de cada una de las
iglesias Cristianas en su conjunto. Como hemos dicho, hay una falta de fe muy
destructiva dentro de la iglesia del Señor. Simplemente los cristianos están
dejando de creer en un Dios amoroso, salvador.
Un Dios que dio a su unigénito para que muchos fueran salvos. Un Dios que
produce milagros a diestra y siniestra, para liberación, salvación, y sanidad.
En verdad, vivimos en una guerra constante, pues al pertenecer al Reino de
Dios, estamos en lucha, lo creamos o no, contra el reino de las tinieblas. Es solo a través de la oración en que podemos
aspirar alcanzar por lo menos una alma para Cristo. Si
cada Cristiano alcanzara un alma para Cristo, habría
una multiplicación exponencial de Cristianos en todo el mundo. “Orando
en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos. Efesios 6:18 En el
mismo libro de Efesios, en el capítulo 6:12, vemos que nuestra lucha no es
carnal, sino espiritual. Son fuerzas
espirituales de maldad en las regiones celestes a las que debemos atar, primero
que nada, si queremos ver el alcance de almas.
La única manera de atar estas fuerzas que operan en contra de todo ser
humano, es orando sin cesar en intercesión y súplica. Tenemos
que poner un énfasis en nuestras oraciones cada día, todos los días, pidiéndole
a Dios que, de manera sobrenatural, abra la puerta para el evangelio de la
Salvación. Debemos orar pidiéndole a Dios que su poder se manifieste de manera
impactante con señales, prodigios y
milagros. No olvides orar por todo misionero, en todo país en el que el
Evangelio de Jesús esté prohibido, para que Dios les de gracia y los haga
invisibles ante las persecuciones y ataques. También
debemos pedirle a Dios que envíe al Espíritu Santo para que convenza a la gente
de sus pecados. Jesús nos libertó a
nosotros. Jesús puede libertar a los que creemos inalcanzables inconversos si
nosotros simplemente creemos que el lo hará, si tenemos fe. “Para
destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es,
el diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante
toda la vida sujetos a servidumbre.” Hebreos 2:14b-15 Precisamente
porque Jesús terminó su trabajo, es porque nosotros ahora tenemos poder y
autoridad sobre todos los poderes del enemigo, tenemos autoridad para ARREBATARLE
ALMAS AL DIABLO. “He
aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza
del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19 Nosotros
no podemos venir a arrebatarle a Satanás las almas para Cristo, si le
tenemos miedo. Con esto no estoy diciendo que no tengas temor de el, pues
sabemos que tiene poder para llevar almas al infierno. Pero también sabemos que Dios nos dio la
fórmula para vencer el temor a Satanás: EL AMOR. El perfecto amor echa fuera el
temor. [1 Juan 4:18] Antes
de intentar arrebatarle almas al diablo, necesitamos tener el amor de Dios por
los perdidos. Sin amor, no vamos a hacer suficiente guerra espiritual por
ellos. Sin amor, no vamos a “arriesgarnos”, arriesgar nuestras familias,
nuestro trabajo, etc. Satanás nos ha hecho creer que si HABLAMOS el evangelio
de Salvación, seremos vituperados, corridos, encarcelados, asesinados, o
simplemente tachados de locos, fanáticos, etc.
Pero eso no cambia en nada el PODER QUE TENEMOS de arrebatar almas para
Cristo. Tenemos
que hacer un lado el amor “religioso” que nos hace ir los domingos a la
iglesia, dar limosnas, ayudar a alguien si, y solo si te lo pide, ¡Eso
no es amor! Debemos comenzar a amar sin
medida a los inconversos. Por temor no
oramos por las estrellas de rock, los artistas, los políticos, los satanistas, los musulmanes, los fanáticos religiosos, los
drogadictos, los adúlteros, los mentirosos, y todos aquellos que por “default” no heredarán el reino de Dios. Le tenemos un temor irracional a la
“revancha” del diablo, cuando sabemos, y debemos creer a ciegas, que DIOS tiene
el control de nuestra vida, y que es Su voluntad que oremos por los
inconversos, los inalcanzables. Para el
Espíritu santo, es “pan comido” convencer a un satanista
de sus pecados. Para el Espíritu Santo ningún caso es un caso difícil. El
problema no es la dureza del corazón de los inconversos, el problema es la
dureza de nuestro propio corazón, quien no le cree a Dios cuando dice que Nada
hay imposible par a El. “Pues
no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba Padre! Romanos 8:15 La
gente necesita alguien que les diga que en verdad no hay razón de temer, que
son libres en el nombre de Jesús, que Dios es amor. Existe mucho miedo en el mundo, porque no
saben que Dios es un Padre amoroso.
¿Cómo sabrán, si nadie les predica? ¿cómo
sentirán el amor de Dios, si no somos capaces de manifestarlo? El gran
llamado de la iglesia es proclamar libertad a los cautivos. Jesús nos dijo que
así como el Padre le había enviado, así mismo nos enviaba él a nosotros. (Juan
20:21) “Creedme
que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las
mismas obras. De cierto, de cierto os
digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún
mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidieres al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres
en mi nombre, yo lo haré.” Juan 14:11-14 Jesús
mismo sabía que nuestro principal problema era, y es, la incredulidad.
Simplemente no creemos que El en nosotros, hará las obras que El hizo cuando se
paseaba por la tierra, hace 2000 años aproximadamente. Por nuestra
incredulidad, no podemos hacer las obras que Jesús hizo: Libertar a los
cautivos, sanar a los enfermos, devolver la vista a los ciegos, el habla a los
mudos, la vida a los muertos. La
iglesia, el cuerpo de Cristo, necesita arrepentirse de su incredulidad, de no
seguir a la cabeza, sino a la
carne. La iglesia del Señor necesita
pedir perdón por no hacer lo que se nos encomendó, por creer que habrá
consecuencias que lamentar si cumplimos la gran comisión. Necesitamos pedirle
perdón a Dios por habernos dejado engañar por el diablo que nos quiere hacer
creer que el es mayor, cuando JESÚS es mayor.
[Lucas 11:21-22] “Mas
ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anuncien las virtudes de aquél que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9 Necesitamos
declarar a los cuatro vientos, libertad para los cautivos en el nombre de
Jesús. Necesitamos orar pidiendo perdón, y luego tomar nuestro lugar dentro del
cuerpo de Cristo. Necesitamos un mover sobrenatural del Espíritu Santo en todo
el mundo, y sabemos que si nosotros nos humillásemos y buscásemos a Dios, El
abriría las puertas de los cielos para nosotros, el iría delante de nosotros
peleando nuestras batallas, [2 Crónicas 20:15] “Yo
Jehová te he llamado a Justicia, y te sostendré por la mano; y te guiaré y te
pondré por pacto al pueblo, por luz a las naciones. Para que abras los ojos de
los ciegos, para que saques de la cárcel
los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.” Isaías
42:6-7 Hermano(a),
en esta hora te pido que te pongas de acuerdo conmigo y oremos juntos así: “Padre
Celestial, en esta hora yo te pido perdón por todos los pecados de tu iglesia.
Te pido perdón si no hemos sido capaces de llevar almas a los pies de Cristo.
Te pido perdón si no hemos sabido cómo predicar las buenas nuevas de libertad a
los cautivos. Te pido perdón si hemos sido insensibles a tu voz, al urgente llamado que tu Espíritu está
haciendo en todas las naciones para que nos pongamos de rodillas, que
inclinemos nuestro rostro a ti. Te pido
perdón si nosotros como Cristianos nos hemos declarado en derrota, hemos tenido
temor de represalias, no hemos sabido representarte aquí en la tierra.
Perdónanos Padre Celestial, pues nos hemos dejado engañar por el diablo.
Perdona todas y cada una de las ofensas que como Cuerpo de Cristo te hemos
hecho, por no obedecer a la Cabeza, Jesucristo.
Te pido perdón por la dureza de mi propio corazón. Padre
amado, en esta hora yo te pido que renueves mi primer amor, dentro de mi
corazón. Te pido que me llenes de un amor sobrenatural por la gente que no te
conoce. Que el amor eche afuera el temor, y que por el amor de Dios en mí, se
cubran multitud de pecados en las personas que tu
pongas delante de mí. Te pido padre Santo, que ates toda potestad en el aire
que se oponga a que la gente venga al conocimiento del Dios vivo, y que mandes
un Mover de tu Espíritu para que les convenza de sus pecados, y se arrepientan
y vengan a ti. Padre amado, yo me pongo de acuerdo con toda la gente que ore
conmigo, y declaramos que todo esto te lo hemos pedido en el nombre de Jesús, y
creemos que Jesús hará algo grande en nosotros.
Padre Celestial, auméntanos la fe. Danos una fe inquebrantable, un
denuedo para hablar, y un amor que se
duela de las almas perdidas, que interceda de rodillas. Padre en esta hora te
pido que me uses grandemente para la cosecha de almas, y que sea yo capaz de
llevar almas a los pies de Cristo, en Su nombre, Jesucristo, amen. Gracias
Padre Celestial, porque yo estoy
segura(o) que tu nos has escuchado, y perdonado, y lavado con la Sangre de
Jesús, y nos has equipado para hacer tu obra en la tierra. Alabo tu grandeza y
majestad. A Jesús
nuestro Señor sea la Gloria por los siglos de los siglos, amen. üýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþüýþ ¿Tienes
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