Sí, amigo mío, retírate unos días
a Ejercicios. Porque de seguro te harán falta y mucha falta. ¿O
es que te figuras que los Ejercicios sólo son para personas religiosas?
Sí que son para ellas, pero también y más necesarios
para ti. Retírate.
Tírale por la ventana.- Estaba un caballero haciendo Ejercicios y le vino, al final de ellos, a visitar un amigo. Y no acertando a entender en qué habría pasado tanto tiempo sin hacer nada, le preguntó: -¿Y qué ha hecho usted durante estos días? -¿Que qué he hecho? Amigo mío, nosotros éramos dos, he cogido al uno de nosotros, le he echado por la ventana y me he quedado solo.
Pues bien, amigo querido; tú también eres dos, uno enemigo
del otro. Vete al retiro, lucha con uno de esos, vence al peor de ellos,
échalo sin compasión por la ventana y quédate solo.
Vete a pensar un poco.- Porque en realidad, no piensas nada, vives sin pensar en nada. Piensas, sí, mucho en negocios, en riquezas, en pasatiempos, en cosas de este mundo. Pero ya sabes que las cosas de este mundo son vanidad, son nada. Piensas, pues, en nada. Y no piensas nunca en ti, en lo que hay después... ¿Has pensado en que tienes que morir? ¿Has pensado en que tienes que ser juzgado? ¿Has pensado en que tienes que vivir después una eternidad? ¿Has pensado en que te puedes condenar, y entonces desgraciado de ti, y en que te tienes que salvar, y si no desventurado de ti? Pues si no has pensado en estas cosas, haz cuenta que no has pensado nada. Retírate, pues, a pensar un poco en el retiro de unos Ejercicios.
Y te queda más que pensar. Porque ¿Has pensado acaso que
eres cristiano? ¿Has pensado que Cristo dios su vida por ti, y que
tú estás obligado a servirle y amarle y sacrificarte por
El? ¿Has pensado jamás en la vida de Cristo, tu modelo, tu
señor, tu amo? Retírate a pensar en ello un poco.
Vete a titularte y examinarte.- Vete a titularte, no de bachillerato,
ni de licenciado, ni de doctor. Vete a titularte de cristiano, a ver si
obtienes siquiera un aprobado. Porque no te examinas nada. Examinas tu
caja, examinas tus libros de negocios, examinas tus ahorros y tus gastos.
Pero, ¿examinas tu alma? ¿Examinas tu corazón? ¿Te
has puesto a ver tu carácter? ¿Te has dado cuenta de tu soberbia,
de tu ira, de tu carácter? ¿Te has dado cuenta de tu soberbia,
de tu ira, de tu avaricia, de tu concupiscencia, de tu regalo, de tus desórdenes,
de tus pecados, de tus vicios, de tus defectos? De los defectos y vicios
de los demás, sí ya te das cuenta. Pero ¿de los tuyos?...
Siempre los tendrás echados atrás, como el alma a la espalda.
Retírate a examinarte un poco en la soledad, a la luz de unos Ejercicios,
que alumbran mucho. Retírate, retírate.
Vete a aprender el camino.- A aprender el camino para el cielo,
que es lo que te importa. Porque ya habrás notado que vas muy equivocado
en el camino que sigues. El camino que sigues, regularmente, dará
en el infierno, o en lo más bajo y apartado del Purgatorio, si te
descuidas. Y eso es cosa muy de pensarse. ¡Oh, si tú meditaras
un poco enlas verdades eternas, no irías por donde vas! Darías,
seguramente, media vuelta a la derecha. Tomarías otra vereda mucho
más segura para el Cielo. Emprenderías el camino del deber.
¿Lo sigues?... ¿Acaso no lo conoces?... ¿Qué
ocupación tienes?... ¿Qué estado? ¿Qué
autoridad? Y ¿cumples tus obligaciones y tus deberes? ¿Eres
buen hijo? ¿Eres fiel esposo? ¿Educas bien a tus hijos? ¿Administras
bien tu casa? ¿Respetas bien a tus superiores? ¿Cumples bien
con tu cargo?... En una palabra, ¿caminas por el único camino
recto, que es el deber? Y si no has elegido carrera o estado, ¿has
pensado cuál carrera y qué estado debes elegir? ¿Te
has fijado bien que tu único fin y el destino de tu viaje es servir
a Dios y salvarte? Y ¿has escogido el camino que allá te
conduce? Pues vete al retiro, que en el retiro enseñan eso.
¡Vete a orar!- sí, sí, vete a orar, a rezar,
a pedir, a suplicar a Dios. ¿No sabes que los teólogos dicen
que para salvarse hay que orar y pedir la salvación? ¿No
sabes que aseguran que el que ora se salva y que la oración es medio
seguro de salvarse?... Y tú todo el año te pasas sin rezar,
sin levantar el corazón a Dios, sin pedirle que te salve. Pides
todo, pides favores a tus amigos, pides mil limosnas a los pudientes. Y
no pides a Dios tu salvación, no oras, no rezas ni pides a Dios
nada. No tienes tiempo para rezar en el mundo. Pues vete a la soledad,
vete al retiro, vete a pedir a Dios tu salvación, tu remedio, su
gracia para cumplir tu deber. ¡Cuántas veces se te oye decir
que cuesta ser cristiano, que no puedes resistir las tentaciones, que querrías
ser bueno, pero que eres débil! Mas ¿acaso pides a Dios tu
salvación? ¿Acaso le pides su gracia para cumplir tus deberes
y no caer en la tentación? Pues bien; vete, vete al retiro, y allí
sacarás tiempo para ir ante un sagrario, para rezar y para pedir
a Dios su gracia y no caer en las tentaciones. Retírate a rezar,
cinco días, y en ellos pídele a Dios los bienes del Cielo.
Adaptación del libro “Puntos de Meditación”
Remigio Vilariño, S.I.
Bilbao 1964.