España acaba de adoptar la medida de requerir a los ciudadanos colombianos la visa para ingresar al país. La decisión fuertemente repudiada por intelectuales colombianos, como Garcia Márquez, Mutis y Abad, es el resultado de la presión de la Comunidad Económica Europea sobre España para tratar de frenar el consumo y distribución, cada vez más alto, de sustancias tóxicas provenientes de Colombia.
Esta terrible medida,  una herida en las entrañas de la cultura hispanoamericana,  no franará la  nefasta obsesión , solo pisoteará lo  que queda del amor.
Al parecer el final de nuestro eclipse todavia está lejos.
Y es que nadie en Europa o Estados Unidos puede imaginar la tragedia que se vive en nuestra tierra, no solo la guerra y su estela de sangre y dolor, sino el siniestro estigma psicológico y cultural, el desamparo,  la impotencia y el descarnamiento moral que carcome el alma de cada colombiano.
Lamentablemente nosotros no escogimos este infame destino, nos lo dieron nuestras propias ventajas y circunstancias geográficas, climáticas y humanas; porque para ser recolector de coca hay que ser muy fuerte, porque para ser narcotraficante hay que ser muy tenaz y muy arriesgado y porque para ser sicario hay que tener mucho valor.
Fortaleza, tenacidad, arrojo y valor que tuvieron los abuelos del recolector de coca, del narco y del sicario para abrirse camino entre las faldas de las cordilleras a fuerza de machete y sudor para domeñar una tierra salvaje que a la postre solo les dió una dignidad pírrica y una pobreza insostenible.
Fortaleza, tenacidad, arrojo y valor que tuvieron sus antepasados españoles, portugueses y alemanes para remontar en una saga épica las más hostiles y feroces tierras, para lograr a la postre, solo la destrucción y el aniquilamiento de  una cultura despojada de su único valor tangible: el oro.

Esta gente(Los españoles) está enferma y su enfermedad solo tiene una cura y es el oro.

Fray Bartolomé de las casas