Una humana virtud de deudas

"Cuando la virtud disminuye, se apela a la humanidad.

Cuando la humanidad declina, se apela a la justicia.

Cuando la justicia se corrompe, se apela a la costumbre"

Tao Te Ching, Lao Tse

En esta casa de paredes permeables, que no logran encerrar del todo el dolor que fluye de mi vida y me conecta con el dolor, con el tiempo, con la virtud, de otros que corroen el tiempo lentamente, o tal vez enajenadamente, como yo; en esta casa me guardo y le doy la bienvenida a mi ávida soledad, a mi terca resistencia sola para mantenerme escribiendo, como agonizaba Arlt.

Sin referencias demasiado conocidas, nada más que una planta renacentista, por lo renacida de sus raíces vulneradas, con los embates del destino, sin exponerse, solamente al arbitrio de lo que le tocó en vida.

¿Se elige el sufrimiento? ¿Nos merecemos lo que sufrimos? Tal vez nos descuidamos, y sea sólo eso. Tal vez desatendamos al Tao.

¿Cómo no perderse del Tao? ¿Cómo no naufragar en este mar de soledad de una ciudad atropelada que no guarda caricias para mí? ¿Cómo salir a buscar caricias? ¿Cómo mendigar amor? ¿Dignidad, compañera, Dignidad?

¿Cómo evitar desear? El deseo es el que nos causa el sufrimiento, dice Lao Tse, también los budistas. Pero ¿cómo no desear que se aplaque el sonido a hueco de una casa vacía? ¿Cómo implorar para que se pueble este espacio de calor, ese que me falta a manos llenas?

Siento que de pronto la tierra puede ceder ante mis pies, siento que de pronto se puede abrir un hueco por el que me escurriría, perdida hacia el magma terrestre. Y no hay lazos que me sostengan, que me evadan de ese vértigo, de ese temor a caer, a quedar tendida como en un desmayo, como en un pérdida de conciencia de esas de borrachera.

Dicen que si acumulamos el sufrimiento lo que nos labramos por dentro es el cáncer, dicen que si le negamos la ley al amor nos asalta la enfermedad... sólo sé que esta escritura es el atisbo de mi soledad, que esta soledad es la señal de mi lúcida locura, que mi lúcida locura es la expresión de mi vida desarraigada, que mi vida desarraigada es la explicación de fuerzas sociales que me arrojaron abiertamente al dolor. Y no hay quien salde esa deuda.

Y no es cosa de más o menos dinero, no es cosa de más o menos letras... es cosa de anhelar esa humanidad a la que se apela cuando la virtud cede.