Identidad e individuo
Pienso que la identidad no es lo mismo que el individuo.
La identidad esta en el plano simbólico, del discurso social.
Discurso social que se construye a través de la cultura y el lenguaje, aunque hay cierta libertad en la medida en el este discurso social se puede construir, reconstruir, deconstruir.
La identidad es algo distinto al yo.
Si recurrimos a la psicología, al psicoanálisis, nos encontramos con que tenemos tres instancias, los impulsos (el ello), las demandas de la cultura (el super yo) y la instancia que internaliza el principio de realidad (el yo, el mediador).
La identidad no está en ninguno de estos planos por completo y aparentemente estaría en la totalidad o en la suma de ellos. Sin embargo la identidad es una especie de escleotorización, un endurcimiento del flujo vital. Alejándonos de instancias estructurales que determinen nuestra conducta, ya sea el freudiano psicoanálisis o cualquier otro nuevo constructivismo, lo que tenemos en términos fenomenológicamente puros es la vida.
En la vida se juega el vivir. La identidad es sólo una invención de la cultura e incluso diría del control para cuantificarnos mejor.
La identidad aparece cuando es necesario hacer la diferencia, cuando el control construye sujetos.
Se vuelve necesario transparentar la instancia de la identidad ejerciendo la vida, el vivirse desde el individuo (en referencia, posiblemente) pero no sobre la base de una nueva identidad (colectiva).
La identidad aparece cuando es necesario definir un perfil de consumidor, ¿tienen los pueblos "primitivos" la noción de identidad? Yo creo que esta surge cuando se hace la detención en relación con la vida.
Con lo que tenemos que acabar es con el aislamiento y para eso bienvenidas las equidistantes referencias.
Hablo desde la herida al individuo, hablo desde mi visceral defensa de la soledad como una instancia que permite crear y no disolverse. No defiendo la identidad individual que está sólo en el plano simbólico, que es en el fondo una detención innecesaria que se vuelve moneda de cambio.
Hablo de diferenciación, del límite, de la constitución de sujetos creativos a partir del cuerpo, anclados en la radical distancia con el otro, aun cuando abierto al otro y en referencia, sin duda.
Pero la inconmensurabilidad de la distancia que nos separa del otro no sólo tiene una carga negativa, el aislamiento, también tiene una faceta positiva que es la distancia, el no control, la no promiscuidad del alma.
A la hora de los saltos, a la hora de las referencias, están las palabras y el cariño como dos polos que perfilan la relación, la entrega. Y eso es todo.